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viernes, 5 de diciembre de 2008

ARMAS Y UNIFORMES DE LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA




EL BATALLON DE VOLUNTARIOS DE LA CIUDAD DE PLASENCIA.

La Guerra de la Independencia tiene una gran particularidad en lo que se refiere al desarrollo militar de la misma. Por un lado nos encontramos por primera vez con la “Nación en Armas” en referencia a los ejércitos napoleónicos, a la “Grandee Arme” hecha con levas de ciudadanos que no luchan por un Rey, sino por la nación, por Francia. El enfrentamiento con los soldados de línea españoles fue desigual por el arcaico armamento con el que contaba el ejército español así como por las tácticas antiquísimas que se usaban en nuestro ejército. Las levas arbitrarias, la nula capacidad de mando de los nobles (ya que no se puede hablar de oficiales propiamente dichos) hicieron que el ejército español no pudiera hacer nada en lo referente a las novedades de la guerra de penetración napoleónica basada en columnas y no en la guerra de contacto a la que tan acostumbrados estaban los generales españoles. En lo referente a las armas y a la uniformidad de las tropas españolas esta era variada y en muchos casos respondía a la tradición de las diferentes armas: Verde para lanceros, Azul para Infantería de Línea, Rojo para cazadores, Blanco para los Batallones provinciales.., y ¿Qué ocurre con los batallones de voluntarios como por ejemplo el de Plasencia? Ocurre que en ningún caso pudo dotarse de la uniformidad que estableció la real ordenanza de 1789, al igual que le paso al provincial y que según narran las crónicas de la Batalla de Bailén, así como lo han comunicado la Asociación De Recreación Histórica de La Batalla de Bailen, las tropas placentinas entraron en combate con uniformes “pardos” según esta asociación seguramente sería tela de arpillera conseguida a toda prisa, porque no quedaba tela blanca para dotar a los batallones provinciales de la misma. Al igual que a Plasencia le fueron arrebatados miles de zapatos por los dos bandos, hay que decir que las tropas españolas no consiguieron en ningún momento el lograr una uniformidad que permitiera distinguir a los aliados de los enemigos, e incluso la Real Ordenanza de 1811 no hace más que confundir a los soldados, ya que la uniformidad que establece, de claro carácter inglés, hace que se pudieran confundir las unidades y las divisiones a las que estas pertenecían. Sin duda la realidad de la Guerra de la Independencia en lo referente a uniformidad fue mucho menos “elegante” que lo que hoy los medios audiovisuales nos quieren mostrar.

José Luís Hernández de Arribas de la A.C.P."PEDRO DE TREJO"
SEMBRANDO INQUIETUDES