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jueves, 13 de enero de 2011

LAS CARANTOÑAS

Las Carantoñas –Acehuche – San Sebastian

DESARROLLO DE LAS FIESTAS
LA VÍSPERA

La fiesta comienza el día 19 de enero por la mañana, cuando el mayordomo y sus familiares van a recoger el romero a una finca próxima al Municipio, el cual es transportado en un camión, tractor o vehículo similar, seguido por una gran caravana de coches con los acompañantes. La llegada a la localidad es anunciada con masivo lanzamiento de cohetes y repique de las campanas de la iglesia.
Al caer la tarde del mismo día, gran cantidad de acehucheños, principalmente jóvenes y niños, realizan un peregrinaje al lugar denominado "Gorrón Blanco", situado junto a la carretera de acceso al pueblo, aproximadamente a un kilómetro, donde recibirán al tamborilero.

EL TAMBORILERO
Este personaje es pieza imprescindible, ya que con su música, al son de flauta y tamboril, ameniza todos los actos de la fiesta. Sus melodías se repiten una y otra vez durante los días que dura el festejo.
EL MAYORDOMO
La Mayordomía es la institución central de las fiestas. Cada día tiene un mayordomo distinto. Los mayordomos son los encargados de sufragar los gastos de la fiesta, como popularmente se denomina "servir al Santo". Generalmente tal circunstancia se debe a alguna promesa hecha a San Sebastián por un favor concedido. Los más viejos del lugar recuerdan que en tiempos de guerra los padres se ofrecían a ser mayordomos pidiendo a San Sebastián que sus hijos regresasen pronto. Ahora, normalmente, se encomienda al Santo como consecuencia de alguna enfermedad grave o la aparición de alguna desgracia de ese tipo en la familia.
EL DÍA 20, DÍA GRANDE DE LAS FIESTAS
En el amanecer del día 20 tiene lugar "la alborá". El tamborilero y el mayordomo se encargan de ir despertando a todos aquellos que se vestirán de carantoña, animados siempre por la música del tamboril y la flauta y el estruendo de cohetes y petardos que tienen la misión de ir anunciando a todo el pueblo la llegada del gran día. Una vez hecho el recorrido por todo el pueblo, se encaminará toda la comitiva a casa del mayordomo, donde se degustarán unas riquísimas migas con café y alguna que otra copilla.
Una vez satisfechos los estómagos, se procede a "regar el romero" -repartir- recogido el día anterior. Esta aromática planta cubrirá el suelo de las inmediaciones de la vivienda del mayordomo, así como la Plazuela de la Iglesia, y también su interior. A continuación los que se vestirán de carantoña van a vestirse. Este hecho es todo un ritual.
La carantoña es ayudada a vestirse por dos o tres personas, ya que debido a la peculiaridad de la vestimenta no podrá hacerlo sola. Generalmente ésta consiste en seis pieles.
Se empiezan a vestir por las piernas, donde se colocan dos pieles bien sujetas por cuerdas, siguen los brazos, donde van otras dos pieles sujetas igualmente por cuerdas o gomas bien ajustadas. Después se pone el "zamarrón" que son dos pieles de mayor tamaño, una se pone por delante y otra por detrás y se ajustan al cuerpo con una cincha.
Finalmente se coloca la careta, que consiste en un cartón forrado con pieles en la que se pueden ver pimientos, orejas de animales, colmillos, pero nunca cuernos. Por último cogen en la mano una rama seca de olivo silvestre que recibe el nombre de "tárama".
Las pieles, generalmente, son de oveja, cabra o zorra, pero pueden verse también algunas de otros animales. El término carantoña es un derivado de carátula, que significa máscara. Carantoña lo encontramos también como sinónimo de careta o disfraz. Según el Diccionario de la Real Academia significa "careta de cartón de aspecto horrible y feo".
LAS REGAORAS
Otros personajes importantes en la fiesta son las "regaoras", que son un numeroso grupo de chicas del pueblo, ataviadas con el traje típico local, denominado de "bayeta", dando un alegre colorido a la fiesta con sus cánticos y bailes.
LOS TIRAORES
Los "tiraores", grupo de chicos de la localidad que con sus escopetas dispararán al aire salvas durante la procesión.
PROCESIÓN Y ACTOS RELIGIOSOS
Todos, carantoñas, "regaoras", "tiraores", el tamborilero y toda la gente en general, lugareños y visitantes, se reunirán en las proximidades del domicilio del mayordomo, aproximadamente a partir de las 10,30 de la mañana, desde donde se encaminarán hacia la iglesia para sacar al Santo en procesión.
Tras una serie de cánticos y alabanzas a San Sebastián en el interior de la iglesia, se hace un pasillo a la salida de la misma, junto a la puerta los "tiraores" y a continuación las "regaoras", produciéndose de inmediato la aparición del Santo, a hombros del mayordomo y de algunos familiares o amigos, momento en el que al unísono los "tiraores" hacen sonar sus salvas, las "regaoras" lanzan una lluvia de confeti y confites, al tiempo en que los acehucheños ante la imagen de San Sebastián dejan oír sus vivas.

Comienza la procesión, la cual irá presidida por San Sebastián, escoltado en medio del pasillo formado por las "regaoras" que no cesan de cantar durante el recorrido. Los "tiraores" esperarán en grupos en cada una de las esquinas por donde pase la procesión y ante la llegada del Santo harán sonar nuevamente sus escopetas con salvas lanzadas al aire. La imagen de San Sebastián aparece atada al tronco de un árbol al que se ha colocado una rama de naranjo. Antiguamente en vez de naranjo se le ponía laurel, pero se sustituyó desde que un hombre que visitaba Acehuche para vender sus naranjas le cogió en medio del campo una enorme tormenta y le ofreció a San Sebastián un naranjo si no le ocurría nada. Como pasó la tormenta sin incidencia alguna trajo a San Sebastián un naranjo, desde entonces, no se ha vuelto a poner laurel. Esto ocurrió hace unos 50 ó 60 años.
Volviendo a la procesión, las carantoñas, cuyo número es variable (los últimos años se han incrementado hasta tal punto de haber sobrepasado las treinta) van delante de San Sebastián y de dos en dos se colocan a una cierta distancia de él, dan tres pasos coordinadamente y le hacen una reverencia, arrastrando su "tárama", al tiempo que pronuncian un misterioso sonido "gu", grito selvático y peculiar que únicamente suelen pronunciar.
LA LOA
Cuando la procesión llega a casa de los mayordomos, cuya fachada está engalanada con colgaduras y adornos, se coloca la imagen de San Sebastián en una mesa revestida para el caso. Entonces, desde el balcón de la casa se "echa la loa". La loa es una alabanza a San Sebastián que suele constar de dos elementos:
- Referencia a la vida y martirio de San Sebastián.
- El favor concedido.
Pero no tiene porque ceñirse a estos elementos, sino que variará en función del echador de la loa. Normalmente la echa el mayordomo o alguien de su familia.
Después de la loa las escopetas de los "tiraores" (a cuyos sonidos en tiempos lejanos las carantoñas como heridas y asustadas se revolcaban en el suelo, pero esto ya no tiene lugar), se disparan al aire y las "regaoras" tiran el confeti a San Sebastián.
LA VACA TORA
Aparece ahora otro personaje: la "vaca tora" que es una de las carantoñas que se coloca encima unas varas de madera cubiertas por una manta y dejando asomar unos largos cuernos, también lleva colgando un enorme campanillo.
Su finalidad es asustar a las carantoñas y dar por finalizada la fiesta, arremetiendo contra éstas y contra la gente que presencia el festejo.
EL CONVITE
Por último, todos se dirigen a casa de los mayordomos "al convite", consistente en invitación a degustar riquísimos dulces y vino de la zona.
EL DÍA 21
El día 21 es San Sebastián "el chico" o "San sebastianino". La fiesta transcurre exactamente igual que la del día 20, pero como variante es otro mayordomo el que se encarga de servir al Santo. Hasta hace poco, los años en que por alguna circunstancia no había mayordomo era el Ayuntamiento quien se encargaba de sufragar los gastos, así como de correr con la organización de la fiesta. También en alguna ocasión fue la juventud u otras asociaciones o agrupaciones quien realizaba esta tarea. Tras la constitución de la Cofradía de San Sebastián, hace un par de años, es esta quien organiza y sufraga los gastos, siendo sorteado entre los cofrades la persona que figure al frente de las fiestas en calidad de mayordomo.

Antiguamente tenía lugar, además de todos los anteriores, otro acto: "el galán y la madama". La madama era un hombre vestido de mujer, con faldas, un pañuelo en la cintura y un gorro de montehermoseña, y que salía a bailar con ''las carantoñas'' en presencia de todos los hombres del pueblo. Luego aparecía el galán, jugueteando con una naranja. El galán era otro hombre vestido con un frac y un pantalón blanco ceñido, así como un pañuelo de colores atado en forma de gorro. Además llevaba una espada pendiente de un tahalí. Se acercaba a la madama haciéndole arrumacos e insinuaciones y tras ser desdeñado por unos momentos acababa desapareciendo por la calleja del Río, seguido de la madama. No tardaba en seguir a la pareja una recova de mozos del lugar. Al rato aparecía entre las carantoñas el niño. Que era la más baja de ellas, andaba, porque no cabía dentro, con una panera de corcho en las manos cómo símbolo del papel de recién nacido que representaba en el festejo. Las carantoñas adultas se apresuraban con el cazo de las papas para alimentarlo. Cuando el niño estaba repleto, las demás carantoñas y el público daban fin de las sobras de las papas.
También se cuenta que la madama llevaba una manzana en las manos; ella y el galán seguían el mismo camino que antes había recorrido la procesión, acompañados por las carantoñas con quien coqueteaba la madama ofreciéndoles la manzana que retiraba cuando iba a cogerla. Las carantoñas se acercaban a levantarle las faldas, entonces el galán las ahuyentaba con su espada y junto con la madama se retiraban... a comerse la manzana. A continuación aparecía en el atrio de la iglesia un niño de ocho a diez años vestido como las carantoñas y metido hasta la cintura en un corcho de colmena. A este niño lo llamaban la "carantoñina", y, las otras carantoñas lo acogían como algo suyo y lo alimentaban con las papas.
Hoy no se sabe ciertamente como era este acto ya que no vive nadie que lo presenciara y las versiones anteriores se han trasmitido oralmente.
Fuera como fuesen, de lo que sí hay constancia es de que aquellos actos fueron prohibidos por "poco edificantes" a finales del siglo XIX por el párroco del pueblo. Estos elementos desaparecieron permaneciendo solo la "carantoñina" pero con un sentido distinto y representada por la más pequeña de las carantoñas que se revuelca por el suelo y a las que sus compañeras alimentan con las papas mientras se espera la aparición de la "vaca - Tora Esto permaneció así hasta hace unos veinte años. En los últimos años de nuevo se ha recuperado este personaje.

UNA FIESTA DE ORIGEN DESCONOCIDO.
ALGUNAS EXPLICACIONES
No se sabe con certeza el origen de esta fiesta ni el significado de sus personajes. Como otras muchas, es una mezcla de ritos paganos y cristianos.
Se cree que hace muchos años sobrevino por los pueblos vecinos a Acehuche una gran epidemia de peste y los habitantes del pueblo se encomendaron a San Sebastián para que la peste no llegara al pueblo y como así ocurrió empezaron a hacer una fiesta en honor de este Santo. La opinión popular dice que representa el Martirio de San Sebastián, cómo, cuando después de ser asaeteado, las fieras del bosque en vez de atacarlo, como era santo, lo respetaron. Las carantoñas representan las fieras y por eso van delante reverenciándole.
La "vaca - Tora" sería otro ser encargado de espantar a las carantoñas para que no molestaran al Santo.
Según la religión, ésta sería la explicación más lógica, pero también nos podemos preguntar: ¿Representan las carantoñas las tentaciones que hubo de vencer San Sebastián para alcanzar la santidad en la Corte del César?. ¿Representa la "vaca - Tora" el bravo proceder de Sebastián en su lucha contra el pecado?. ¿Defendió a San Sebastián aquella noche un toro bravo de otras fieras?.
De lo que si tenemos certeza es que hace más de trescientos años Acehuche tenía una ermita dedicada a San Sebastián; se llamaba la ermita de los Mártires. De ella solo sabemos que estaba en el Ejido de la villa y que su construcción era de piedra y cal y con el tejado a tejavana. Hoy no queda ningún resto de dicha ermita.
Aparte de la ermita, también se sabe que existía una cofradía que nombraba dos mayordomos cada año y se encargaba de cobrar una cuota a los cofrades para tener dos hachas (velas de cera grandes y gruesas) que ardían en los entierros de los difuntos de la cofradía. Tenía concedida bula y jubileo por tiempo limitado. Sin embargo de estas fechas no tenemos datos de cómo se celebraba la fiesta.
Hay teorías que identifican los símbolos de esta fiesta con los de otras fiestas paganas relacionadas con la fertilidad y la llegada de la primavera.
Sabemos que es tradición pagana común a muchos pueblos ribereños del Mediterráneo, que los hombres se transformen mediante la vestimenta de pieles de animales salvajes. En estos pueblos, los hombres de las pieles representan con sus bailes y gestos, ritos de apareamiento y celebraciones cuyo paganismo es evidente: la fertilidad, el ciclo de la vida que presagia la próxima primavera, las mieses despuntando ya en los campos...
Los símbolos más evidentes para estas hipótesis son:
- La piel del macho cabrío: símbolo en todo el mundo mediterráneo de la capacidad viril de fecundación
- La rama de olivo silvestre también es símbolo de fecundidad en el mismo marco geográfico.
- El pimiento que cuelga de las caretas tiene un significado parecido
La fiesta, en total, si se desliga de lo católico, representa con fidelidad un encuentro entre hombres y mujeres en honor de alguna divinidad pagana que propiciara la fecundidad
Hay otra explicación que es unión de las dos anteriores. Esta dice que estos ritos paganos fueron asumidos por el cristianismo y los adaptó a su simbología, en nuestro caso a la historia de San Sebastián.
A finales del siglo IV gran parte de la Europa Occidental no era cristiana todavía y la cristianización fue un proceso que duró aún muchos siglos. Se considera que los más reacios eran justamente los pobladores de los campos. Así el término "pagano" o "paganus", el hombre del pago, vino a ser sinónimo de idólatra o no cristiano. Los propagadores de la fe no renunciaron a ningún método en su tarea: las destrucciones de los templos, de imágenes de dioses, de árboles sagrados, etc... etc., fueron sistemáticos, unidos, según los hagiógrafos a milagros que abrían los ojos a muchos de los incrédulos.
Pero también se dice que la Iglesia fue más dúctil y que sustituyó los cultos y devociones cristianas por las antiguas devociones paganas.
Los autores protestantes primero, los racionalistas después, llegaron a sostener que el culto a los santos, los ritos propios de las festividades y algunas leyendas hagiográficas, eran simples adaptaciones del paganismo y que la iglesia católica era heredera más de aquel que de la enseñanza de Cristo. Pero vayamos por partes: No se han de negar algunas adaptaciones. No se ha de creer que todos los relatos hagiográficos tienen el mismo valor documental, ni se ha de negar que a los ritos de la iglesia se puede añadir o adherir algunas prácticas de sabor pagano.
Pero el problema de la tradición religiosa es mucho más complejo de lo que dan a entender autores del tipo de los indicados, sin contacto directo con los viejos cultos cristianos medievales.
La cristianización del campo europeo fue mucho más intensa de lo que supone el hacer énfasis sobre estos hechos de predicación insistente. Por muy fuertes que fueran las tradiciones paganas, la cocción, la presión que se ejerció sobre las masas desde el siglo IV hasta ya muy entrada la Edad Media, hizo, que de un lado, se desarrollaran vigorosamente todos los elementos de que constaba el cristianismos sistemáticamente organizado, con sus ritos, sus partes narrativas y sus partes dogmáticas, mientras que de otro, todo aquello que de modo ostensible podía oler a creencia o práctica pagana, se hallaba condenada de continuo por los cánones conciliares y otras leyes, no solo religiosas sino también civiles.

Si el cristianismo se convirtió así en una religión con mayúsculas, el paganismo como tal perdió fuerza y autoridad y quedó relegado a un rincón de las conciencias.
Lo que aún existe en los campos no es tanto una supervivencia de los viejos sistemas religiosos , como una serie de nociones que pueden vivir adheridas al cristianismo o enfrentadas a él sin que, por fuerza, dependan de un mundo religiosos pasado correspondiente a una sociedad desaparecida hace siglos.
En otros términos, la capacidad del campesino para dar a sus fiestas, ritos y actividades, un aire que pueda parecer pagano a ojos de un asceta, de un severo moralista o de un místico, es más bien funcional que de orígenes históricos o mecánicos relacionados con la idea de supervivencia de cultos griegos, romanos, etc.
A primeros de año nos encontramos con que todavía en bastantes lugares de Europa salen cortejos de jóvenes enmascarados de diversas suertes: vestidos de animales, de mujeres, de soldados, celebrando funciones más o menos complicadas como las del país vasco - francés Soulé o los Perchten germánicos. La vinculación de estas mascaradas al ritual cristiano es más difícil que cualquier otra porque desde el siglo VI por lo menos han sido condenadas, anatematizadas por los padres de la iglesia griega y latina, por los concilios y los cánones, por los predicadores y prelados en sermones.
No importa el significado de estas mascaradas como expresión de un "teatro" elemental y más aún que elemental con un aspecto cómico y otro satírico que se complementan, es mucho mayor que el que puede suponer el que no ha asistido a ellas. Esto lo podemos relacionar con otras mascaradas menos complicadas, como las "vaquillas" castellanas (las "vituale" antiguas) que tienen lugar con motivo de las fiestas de San Blas o San Sebastián.
De esta forma se pueden identificar las carantoñas con esos "males" o elementos perturbadores de la vida social que es necesario eliminar o alejar, para la buena marcha de la comunidad, de lo que se encargará la "vaca-Tora", dando por finalizado el festejo.
Pero así nos encontramos con la contradicción por ejemplo en el papel que desempeñan las carantoñas, consideradas como elementos perjudiciales que debían ser alejados, por un lado, y como seres no dañinos en la interpretación cristiana., puesto que respetaron a San Sebastián en vez de atacarlo y hoy van a adorarlo con la reverencia de la procesión.
Sea cual fuere su origen vemos claramente diferenciados tres grupos de elementos:
a) Ancestrales: (Actualmente) Carantoñas / Vaca-Tora (Siglo pasado) Galán y madama. (Desaparecida hace 20 años y recuperada hoy.) Carantoñina.
b) Religiosos: Santo / Misa / Procesión / Reverencia / Loa.
b) Laicos: Mayordomo / Tamborilero / Tiraores / Regaoras.
Hay películas y reportajes en los que aparecen hombres que parecen calcos de las carantoñas de Acehuche. Estos aparecen en la película búlgara "Cuerno de cabra" y en una italiana titulada "Una questión d 'onore" y que transcurra en Córcega. También en la realidad se celebran en estos países fiestas que tienen muchas semejanzas con las carantoñas. También estas fiestas tienen lugar en Brasil.

Según otras interpretaciones, la zona de Acehúche era una zona de ganadería principalmente ganadera, ya desde la época prerromana. Esta fiesta podría estar relacionada con un momento de inactividad pastoril en el cual los pastores se reunían en las aldeas. Este sería un momento propicio para la fiesta.
En otro sentido se puede relacionar la fiesta con las Kalendae Ianuariae que tradicionalmente tenía lugar a fines y principios de año y que se unificaron con esta denominación en los últimos momentos de Imperio Romano.
Las descripciones que dan los Santos Padres de la Iglesia y los cánones eclesiásticos, principalmente hacen hincapié en que los hombres adquirían apariencia mujeril o de animales, que podrían representar los de mayor interés económico para cada zona y que, en este caso, son cabras y ovejas. La influencia que esta fiesta de las carantoñas tiene para los niños de hasta seis o siete años es negativa, porque le dan miedo las carantoñas y no se atreven a salir a la calle hasta que éstas desaparecen de las calles del pueblo.
Esta es la versión de la fiesta que más atrae al estudioso o al visitante que busca encontrar significado a tan singular celebración. Pero hay otra cuestión que podemos considerar muy importante y digna de reflejar, y es la visión y el concepto que de la fiesta tiene el ciudadano acehucheño. Los acehucheños, mayoritariamente, creen o quieren creer como cierta la historia que establece los orígenes de las carantoñas y el que San Sebastián sea el personaje central de las fiestas en algo puramente religioso, desdeñando cuantas hipótesis se barajan acerca del origen pagano o incluso una mezcla de éste y aquel. De ahí la enorme devoción de los acehucheños hacia la figura y el recuerdo de San Sebastián. A la mayoría de acehucheños no les preocupa en demasía encontrar argumentos sólidos y fiables que ayuden a descifrar el enigma que, quiérase o no, representan diversos personajes y escenas que se suceden durante la celebración de las fiestas. Para los acehucheños lo más importante es emocionarse ante la viva imagen de San Sebastián, patrón de Acehuche y protector impertérrito del transcurrir diario de sus vecinos.

SAN SEBASTIÁN
San Sebastián, según cuenta la historia, fue un soldado romano cuya vida transcurrió a finales del siglo III y principios del IV, condenado al martirio por no renegar de su fe cristiana.
Los datos críticos sobre su vida y martirio son muy escasos. La única fuente escrita de que disponemos es la Passio o Actas de San Ambrosio. Son un romance hagiográfico falsamente atribuido a San Ambrosio y que probablemente fue compuesto en la primera mitad del siglo y por un monje. Se desconoce la fecha de nacimiento de San Sebastián. Su padre debía proceder de Narbona, en la Galia, y su madre de Milán. En esta ciudad recibió una educación esmerada.
Ya desde muy joven sintió inclinación por la vida militar, logrando alcanzar el grado de Centurión o capitán de la guardia pretoriana, rango que normalmente se otorgaba a las personas de ilustre prosapia.
Tampoco se conoce el momento o el lugar en el que tuvo contactos con el Cristianismo. La persecución de Diocleciano empezó por los militares, lo que demuestra lo ampliamente difundida que se encontraba la religión cristiana entre la milicia romana.
Entre el ropaje legendario y fabuloso que envuelve su figura hay un núcleo sustancial de verdad que ha de mantenerse: Sebastián no va proclamando su condición cristiana, sino que procede con un sentido muy exacto de la discreción que le permite intervenir a favor de los mártires víctimas de la persecución. Pero cuando estos hechos terminan por levantar sospechas sobre su condición, esa misma discreción le forzó a confesar con palabras lo que con sus hechos hacía tiempo profesaba.
La réplica del emperador Maximiliano, con su decisión de condena, es mantenible en el marco de lo histórico, aunque aquí también se adorna la verdad con incidentes que, sin poderse probar con un criterio rigurosamente científico, responden a un substrato de realidad. El emperador , en principio, decide que Sebastián sea asaeteado. Para cumplir esta condena lo conducen al estadio del Monte Palatino, donde lo abandonan atado a un árbol y dándolo por muerto. Los cristianos van a recoger su cuerpo y descubren que aún está con vida. Una ilustre romana, la matrona Irene, lo oculta en su casa y cura sus heridas hasta que se restablece plenamente. Entonces Sebastián comparece voluntariamente ante el Emperador; este reacciona coléricamente ordenando su segundo martirio. Este segundo y definitivo martirio tuvo lugar en el año 304 y consistió en flagelarlo hasta que muriese. Según se dice en el pueblo, este último martirio fue en el circo.
Su cuerpo fue sepultado en un cementerio subterráneo de la Vía Apia romana que hoy lleva el nombre de Catacumbas de San Sebastián. Según el santoral, el primer martirio fue en el circo, pero como las fieras respetaron su talante glorioso, hubieron de ser las saetas lanzadas por los arqueros, las que acabaron con su vida.
PRIMER HIMNO
Gloria a ti, Sebastián
Soldado de la guerra de Dios
Tu que supiste ser capitán
Por coraje y amor
Haz militar a este pueblo
en la legión de los fuerte
Y ármalos con el yelmo
De tu fe y tu valor
Sebastián, en la historia de Acehuche
Eres guía inmemorial,
Eres luz y eres herencia
De los más puros valores
Anidados por los años
en el alma de este pueblo
Que te invoca sin cesar:
No nos dejes de la mano,
No nos dejes Sebastián.
Sebastián, en el alma de este pueblo
Siempre vives, siempre estás,
Tu presencia, sus dolores
Y conoces sus angustias,
No desoigas las plegarias
del amor este tu pueblo
que te canta sin cesar:
No nos dejes de la mano,
No nos dejes Sebastián

SEGUNDO HIMNO
Defensor sois glorioso Sebastián
De la iglesia y capitán
De este pueblo que viene a ensalzar
Los esfuerzos guerreros de vuestro valor
y el martirio dichoso que al cielo os llevó
los cristianos que vengan a imitar
al glorioso Sebastián.
Por su patria luchó con honor
El tirano sus carnes hirió
Con saetas cruel,
Más la muerte horrorizada huyó de él
Y salvo fue
La perfidia y la rabia
Vencidos están en Sebastián
por la gracia de Dios y poder
en su regio arnés
Se dejó ver por timbre real,
Viva Jesús y su escuadrón
Tropa marcial, marcial
que rendidos te aclaman sin cesar
¡Viva San Sebastián!

Jose Antonio Pajuelo Jimenez.