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martes, 18 de diciembre de 2018

CINES Y TEATROS DE PLASENCIA. DATOS PARA LA HISTORIA.




En el siglo XVI hay en la ciudad tres teatros o corralas estables, uno estaba enfrente de la iglesia de San Esteban, otro en la calle de Cartas (quizás en la esquina con la calle del Borrego), y el otro en el patio del convento de San Francisco
EL CINE ROMERO

El solar donde se asentaría el cine Romero fue en sus principios el primer ayuntamiento de la ciudad estaba al lado de la iglesia de San Pedro, en el solar que fue el Teatro Romero, y en la actualidad es un centro de la Compañía Telefónica. A este Ayuntamiento se le conoció con el nombre de “Casa y Corral del Concejo”.
El día 21 de mayo de 1.893 se inaugura en Plasencia el Teatro Romero, estaba situado al lado de la iglesia de San Pedro, en el solar que hoy ocupa la Telefónica, aunque sus propietarios quisieron construirle en el solar que había delante de la iglesia de san Esteban, hoy ocupado por la plaza de abastos, pero el ayuntamiento se lo denegó.
 Era todo de madera y fue uno de los primeros teatros que tuvo luz eléctrica en España. La instalación de la luz eléctrica corrió a cargo del ingeniero don Gastón Bertier, persona muy unida a esta ciudad. Las pruebas de iluminación se hicieron el día 11 de mayo a las once de la mañana, y el teatro estaba lleno de placentinos para ver este evento, fue un éxito de funcionamiento y el propietario del teatro invitó a los presentes con bebidas y dulces.
 Este teatro se llamó así por uno de sus dueños que se llamaba José Romero, el otro propietario era el industrial placentino don Julián Serrano. Anteriormente fue conocido como Teatro Maravillas, de Madrid, aunque en la Patria Chica (periódico local) se decía que era el Teatro Tívoli.
         Al ponerlo en venta D. José Romero lo compro, y se presentó a desarmarlo con su socio Julián Serrano, el cual era carpintero, lo cual lleno de asombro  a sus anteriores propietarios pues creían que no serían capaces luego de armarlo, lo cual no fue verdad pues se montó en la ciudad sin ningún contratiempo.
El teatro tenía once metros por quince, en forma de herradura, con 276 butacas y doce plateas o palcos, seis a cada lado, en la planta baja.
En la planta alta, eran catorce los palcos, más el “paraíso” o “gallinero”
La función de inauguración fue el día 21 de mayo, con la obra titulada “La Tempestad”
         Muchísimas son las anécdotas que sucedieron en este local en el breve tiempo de existencia que tuvo, pues en 1.956 dejó de funcionar.
         Se solía rifar con el número de la entrada un regalo, al cual se le llamaba " La Dormida". Consistía el tal regalo en una prostituta contratada para la ocasión y a quien le tocaba tenía que subir al escenario a por ella y llevársela con el consiguiente cachondeo del público asistente.


   Este teatro duró muy poco tiempo, pues en el año 36 se destinó como cuartel de las tropas Regulares, y cuando terminó la guerra  fue manteniéndose malamente, hasta que el gran huracán del 41 (que devastó media España) se llevó el tejado del teatro y lo quedó arruinado. Los propietarios lo dedicaron a cine de verano y se derribó en el año 1.956.
         Por el año 1.930 se edificó otro teatro en la ciudad, este se montó en el parque de San Antón, donde hoy está la Cruz de los Caídos. Su propietario se llamaba Domenech de apellido, y el teatro también se llamó así. Duró muy poco tiempo. En el año 1.923 una familia de la ciudad, de apellido Sequeira montó en el antiguo convento de San Francisco un teatro, y como es natural se llamó Teatro Sequeira. También se hacían películas de cine mudo que era lo que había entonces, y para animar la función se contrataba un músico que se pasaba la película tocando canciones de la época. A partir del 1.954 se reforma y se convierte en cine sonoro.
Fueron muchas las obras de teatro, zarzuelas, mítines políticos (José Antonio Primo de Rivera estuvo allí), carnavales, fiestas etc. que se celebraron en este local. Durante la guerra civil, sirvió de cárcel para prisioneros de guerra.
Se cerró definitivamente por los años 70, del siglo XX.

REQUIEN POR UN TEATRO.
EL TEATRO ROMERO

El día 30 de mayo de 1892, quedó instalado en nuestra Ciudad, el teatro Romero, antiguo Tivoli de la Capital del España. Fue adquirido por Don José Romero y Don Julián Serrano Herrero, tomando el nombre del apellido del primero que conservó hasta su total demolición.

Era todo de madera, por eso se pudo trasplantar integro, tenía forma de herradura con dos pisos y capacidad de aforo muy a tono con las necesidades de nuestra Ciudad en aquel entonces. Vino provisto de extensos decorados y un riquísimo archivo impreso en tela de las famosas zarzuelas de aquellos líricos tiempos. Se inauguró el día 30 del florido mes de mayo de 1892, con la gran zarzuela “ La Tempestad”, a la que siguió dentro de la línea lírica, el “Anillo de Hierro”, “ El Rey que Rabió” etc. De los primitivos dueños, pasó a poder del Sr. Cuevas, quién a su vez, lo vendió a un triunvirato formado por Arturo Gamonal, Don Luis Díaz y D. Valeriano Mateos, pasando de estos señores, posteriormente a varios dueños más. Fue muy popular en su explotación por el propietario Sr. Domenech, que por 1930 montó un “teatro Romero” de verano en donde está ahora la Cruz de los Caídos.

Estaba enclavado en la calle de San Pedro contiguo a la iglesia que da nombre a toda esa geografía urbana placentina. Sus aledaños fueron el campo de deportes, experimentos luchas e intrigas muchacheras de muchas generaciones. En su minúsculas plazueleta abigarrada de mozalbetes, estaba la escalerilla pétrea, hoy desaparecida de la iglesia, que servía de asiento a la chiquillerías los días del carnaval, cuando entonaban el monocorde de ¡Ea!,!Ea!, con que saludaban a las máscaras que iban al teatro.

En el centro se hicieron los primeros ensayos espaciales, consistentes en elevar artefactos al cielo; en este caso eran botes de hojalata impulsados por la energía concentrada que tenía el carburo al producirse el estado de ebullición al contacto con el agua. Estos experimentos, hasta producían sus precauciones entre los asistentes y no era raro ver tumbados en el suelo a todos los Von Braum en ciernes.. También partían de aquí, las “razias” que los lunes por la noche hacían con los sacos de patatas situados en la parte sur de la Plaza Mayor. El botín al igual que los antiguos bucaneros, era depositado a los pies de los “capitanes” que ordenaban su destino. Este solía ser el asador del producto y después repartirlo, no con mucha equidad, pero si siendo todo los partícipes. El combustible se lo proporcionaba el viejo corralón de D. Ángel Lucio (Hoy correos y Telégrafos) lleno de cajones de envases de madera.
 De aquí salían las “partidas” que combatían con otras de la ciudad, en las famosas peloteas que tenían como escenario el Berrocal. En una de ellas un chiquillo llamado “Chiquino”, hizo un disparo con una vieja pistola, lo que origino el rápido abandono del campo de lucha.

Tenía también la mencionada plazoleta una fila de losas que iban por el centro y morían en la cancela de la verja del teatro. Estas losas servían para jugar a pídola y el número de ellas indicaba la capacidad del salto de cada jugador. La cancela a la que nos referíamos antes servía de entrada al teatro en tiempo bueno; cuando era desagradable, se situaba en la puerta principal. Junto a la cancela estaban las taquillas, que luego se ubicaron horadando el desnivel que había entre jardín y la calle. Lo primero que se encontraban era naturalmente a los porteros, uno de ellos era el Sr. Modesto padre de una generación bastante abultada y que heredaron de él su color moreno, por eso todos los hijos llevaban este sobrenombre, “Manolo el negro”, “Mercedes la Negra”, etc. Era menudo y magro siempre tocando la gorra y a falta de un trozo  de dedo gordo de la mano derecha, era curioso ver como repartía los anuncios.

El frontis de la fachada tenía varias ventanas en el piso primero y segundo. La puerta principal a traspasarse daba de cara a la cabina, situada al mismo nivel y que descubría en tiempos caluroso, las “misteriosas” del Sr. Teodoro, “Pichichi” personajes polifacéticos de gran importancia en la empresa. A ambos lados del edificio, había sendos pasillos; el de la derecha conducía al ambigú y mediante una escalera, se subía a las localidades del piso superior llamadas pomposamente “paraíso”. El de la izquierda, llevaba a los almacenes y a los camerinos. La sala era de forma de herradura y consistía en plateas, patio de butacas y anfiteatro, en la planta baja.

La superior constaba de palcos, bancos corridos y el “paraíso”. Esta gran variedad de localidades plasmaba la gran variedad de clases sociales de entonces; poderosos, ricos, medianeros, profesionales y obreros. Era como la gran familia que se reunía jueves y domingos, para alegrar un poco el espíritu, unas veces con espectáculos de gran sencillez y otras de fondo malsano; se lloraba, se reían y se preocupaban todos a la vez, exteriorizaban colectivamente sus sentimientos menos lo de la gran clase que guardaban siempre las formas. Lo que más proliferaba era el cine mudo con aquellas películas seriadas que tenían al espectador en vilo toda la semana y como prólogo eran precedidas por cortometrajes de risas; en ellos se vieron desfilar a “Tomasin”,”Maciste”, Buster Keaton, “Pamplinas”, Chalot, “la Pandilla” y otros muchos. En los largos desfilaron por la pantalla los nombres de Rodolfo Valentino en el Hijo del Cid, Douglas Fairbans en el Pirata Negro, Pola Negri la de los ojos profundos, Tom Mix…


Después, en las pantallas las Talkies, eran los años 30, lo de la aparición del charlestón con sus aditamentos coreográficos del inseparable sombrero de paja a lo Chevalier y el flexible bastón de bambú, época de la cabaña del Tio Tom, el exterminio de la raza de los pieles rojas por los yanquis, el Yoyó y el Diábolo.

En la proyección de los Tres Mosqueteros, se agitaba toda la población infantil de Plasencia. El Sr. Teodoro y dos más recorrían las calles de la ciudad vestidos como los personajes de la novela de Dumas, con tizona y todo, cabalgando unos jamelgos muy vistosos. La escolta chiquilleril no es para describirla y la afición a la espada duraba entre ellos bastante tiempo.
El cine sonoro se inició con el sistema de discos, proyectándose la  película de terror “La mano del muerto”.

Los prolegómenos, intermedios y finales de la función, eran amenizados, según rezaban los anuncios por una orquesta. Era el Maestro Valdés, Manolo Mateos, Espada y Doña Querubina. Estos eran los encargados de que entre la juventud de entonces conociesen a dedillo las zarzuelas de la época, e incluso piezas clásicas, como el momento musical de Schubert. Una anécdota que sucedió un día a uno de los maestros citados, fue en el “varietés” de unas de dichas funciones con la actuación de un conjunto gaucho muy típico, con sus grandes chambergos colgados a la espalda, ancha blusa, pañuelos de vivos colores, y pantalón negro rematado en bota alta, que tenía como final espuela plateada. Pues bien, terminada su actuación de pericones y tangos, hubieron de saludar al público y cuál fue la sorpresa al ver que el pianista era el Sr. Espada.

En estas actuaciones, vieron verdaderas figuras de “varietés” de la época., Lupe Rivas Cacho, la gran mejicana Irusta, Fugazoz y Demare que trajeron los aires melancólicos de la Pampa, el gran. Stela, famoso imitador de artistas de todo género, desde la “Goya” hasta la “Argentinita”, e infinidad de artistas, entre ellas una famosa cupletista placentina: La Zá Zá” Teresa Maraval Torres.

Hubo una época en que el teatro aficionado tuvo gran relieve en nuestra ciudad, e incluso acometieron la interpretación de obras tales como “Don Juan Tenorio”. En ella aconteció un caso muy gracioso. Uno de los “extras”, que hacía de estatua en el cementerio, se conoce que bebió más de la cuenta. Con el calor de la luz de los focos, sentiría revolverse en su interior, lo cierto en que en un momento crucial, hubo de decir en alta voz; “Aparta Morgao que me gomito”, a D, José Morgado que hacía de “Don Juan” y reclamaba delante de la estatua. En otro año, Morgado no fue capaz de hacer disparar la pistola de D. Juan, pero ya el Comendador se había tirado al suelo, D. José salvo la situación diciendo muy sereno. “Ha muerto del susto”. Por la segunda década de siglo actuaba una compañía de aficionados que puso en escena bastante obras de categoría y en la que destacaban D. Juan Jiménez Gamonal, D. José Diez García, D. Valentín Macias y las señoritas María Torres y Pilar Gallego; también se dedicaron al género lírico, y muchos aficionados recuerdan el dúo de la “Marcha de Cádiz” cantado por D. Godofredo Monge y la señorita Pilar Gallego. Otra compañía de aficionado más modesta estaba encabezada por D. José Morgado y Francisco Mirón.

Una Sociedad Municipal Placentina organizó por la misma época varios conciertos en lo que destacó como pianista la profesora D.ª Sagrario Dueñas, esposa del placentino D. José García Sevilla que entonces era comandante en la Caja de Reclutas de nuestra ciudad.

En Junio de 1922 sirvió el teatro de marco a los magníficos juegos florales organizados por el Ayuntamiento con motivo de las ferias de junio, en las que fue mantenedor D. José Ortega Munilla, ilustre periodista padre de D. José Ortega y Gasset, el cual vino por gestiones de su primo el farmacéutico e historiador  D. Joaquín Rosado Munilla- Gano la flor natural un poeta placentino, D. José Neria, por su poesía el “Espectro”.
En aquellos tiempos de feria la actividad del teatro adquiría su punto álgido. Aquí se daban cita los mejores conjuntos líricos de España y las compañías de comedias de mejor prestigio. La que llevo siempre la mejor admiración del público, sin duda alguna, fue la eximia actriz María Gamez. El regusto de su exquisito arte, era comentado con gran delectación aún después de la marcha por todos los aficionados.

Otras de las efemérides grandes del simpático coliseo, eran los Carnavales. Agobiantes y multitudinarios,” con humo, polvo y sofoquina” en grado superlativo y que deparaban unas estupendas “garrasperas”, que hacían necesario usar en grado masivo de “juanolas”. Había que ir necesariamente vestido de algo, lo que imponían ese rito casi ortodoxo de la juerga, y para eso estaba en la calle del Sol, la tienda de la Gumersinda- Allí por unos reales salían de frac, almirante, Pierrot, Alerquin…y ellas no digamos desde cocineras a María Antonieta, pasando por Maritornes.

El cansancio  acompañado del fingimiento  que hacía variar la voz, invadía a todos los asistentes enseguida, pero había una especie de motor absurdo que impulsaba a los seres a seguir a seguir… produciendo una alegría ficticia. Estas carnestolendas que precedían al miércoles de ceniza tenían una pausa en que la gente aprovechaba para descansar. Este respiro orgiástico, tenía muy mala fama por ser el día de los “resabiados”. Era una función de baile  de asistencia reducida a la que solo asistían las mujeres de dudosa catadura moral y los antedichos varones. Los papelitos, serpentinas y tapones, producían trabajo extra a los basureros de entonces.

También se celebraban jornadas boxísticas en las que tomaban parte los aficionados locales. Una de ellas suscitó una expectación inusitada, nada menos iban a contender en la pelea de  fondo de Sebastián “El Colombia” y Máximo “Bocanegra”. El primero venía precedido del país hermano de América de gran fama deportiva, su personalidad muy polifacética, dominaba algunos deportes entre ellos el boxeo; Máximo era el típico hombre fuerte de gran pegada pero poco iniciado en los secretos de la boxe. El final fue rápido y contundente. Un descuido de Máximo dio en la lona con él. Fue un K.o. espectacular que dio fama al Colombia.

Durante la guerra civil española, también sirvió este teatro de albergue a las fuerzas que venían a descansar u organizarse en esta bella tierra. Batallones canarios, Tabores de Regulares, Intendencia, etc. Fueron sus moradores y finalmente estuvo alojada en él mucho tiempo la recuperación del grupo de Regulares de Melilla a cargo del Capitán Rodríguez.

Después de la guerra civil fue desmantelado por el huracán que asolo nuestra ciudad en febrero de 1941, no quedando nada más que las cuatro paredes y utilizándose posteriormente como cine de verano. En una de estas funciones al aire libre hubo una anécdota curiosa. Fue en la película Hamlet, en la escena en que madre e hijo muy amorosamente en una alcoba, ambos se besaron, con tal ardor, a juicio de un asistente general, que le hizo exclamar; “no pues ese no es un beso de un hijo a una madre” …a lo que otro “chusco” respondió; “no, ese es un beso de padre y muy señor mío”.
Muchas más anécdotas se podrían contar de este Teatro, pero harían interminables estas líneas amén de herir alguna las buenas formas de sociabilidad.
Fue inmolado en aras del progreso y la velocidad. Seguro que los cincuentañeros de la época deberían haber sentido una gran nostalgia con la definitiva desaparición de este popularismo coliseo, que llenó casi setenta años, la vida alegre, cultural, deportiva, pintoresca y artística de nuestra querida Ciudad.

José Antonio Pajuelo Jiménez - Pedro Luna Reina.


Del pasado, fijémonos en la llama, no en las cenizas. Jéan Jaures.


                             "CREANDO CULTURA"



martes, 4 de diciembre de 2018

ALTAR DE LAS RELIQUIAS: CURIOSIDADES.

ALTAR DE LAS RELIQUIAS

A mano izquierda, según se entra en la catedral por la puerta de las cadenas, nos encontramos con un altar de estilo churrigueresco, aunque menos ostentoso que el de La Asunción. Este Altar de las Reliquias se construyo entre los años 1.742 y 1.747 y fue el maestro Carlos Simón el encargado de su elaboración. Esta formado por tres cuerpos y coronamiento.


 En este coronamiento se ve el escudo del obispo Fray Plácido Bayle Padilla, el cual fue el que lo costeó. En el centro del retablo hay una apoteosis de San Agustín, el cual tiene en la mano una torre que es la representación de la ciudad de Dios, y a sus pies se ven las herejías representadas por una mujer con los pechos al aire.

El primer cuerpo se destina a expositor de diversas reliquias (de ahi su nombre), de diversos santos y mártires. Entre ellas destacaremos las de “un pedacito de la Cruz de Cristo”, “dos espinas de su corona”, una de estas espinas la adquirió la catedral a los jesuitas cuando fueron expulsados de España, la otra con un dedo de San Roque fue regalo del obispo Fray Enrique Enríquez. Así mismo se guardan reliquias de San Fulgencio, de Santa Florentina, Santiago, San Hermenegildo, y otras muchas más.


Detrás de este retablo existe una puerta prácticamente desconocida, se la denomina “Puerta de San Agustín”. No se sabe que finalidad puede tener esta puerta, ya que tras ella solo esta una de las escaleras para subir al andito o balcón interior, pero para esta misma finalidad existe otra escalera en la sacristía de mejor elaboración que es la que se usa. Podría ser que esta portada y escalera de San Agustín se realizasen primero y luego se hiciese la escalera de la sacristía, con lo cual quedo la primera sin uso. Para aprovechar el hueco de la portada se realizaría el Altar y Retablo de las Reliquias, con lo cual quedó tapada para siempre la citada portada.
Santiago Apostol. Fotografia de Jesus Manuel López Martin


La portada es de estilo muy semejante a la portada de la sacristía, y se piensa que puede datar entre los años 1.513 y 1.522. Sobre su dintel campea una venera y dentro de ella se ve la figura de Santiago El Mayor, con abundante barba y cabello, cubriendo este con un sombrero de ala.


Por estar presidida esta portada por el Patrón de España, y no teniendo nada que ver el altar y retablo que posteriormente se colocaron delante de ella (1.747), tapando así su contemplación, no parece justo que se la denomine “Portada de San Agustín”, sino que debería de llamarse Portada o Puerta de Santiago El Mayor.




Jose Antonio Pajuelo Jiménez- Pedro Luna Reina.  
Fotografias: José Gutierrez Delgado.
           
                                         
                                                    "CREANDO CULTURA"

martes, 30 de octubre de 2018

PLASENCIA Y EL CAMINO DE SANTIAGO

TEORÍA ARQUITECTÓNICA.

Otra de las conexiones de esta zona con el Camino de Santiago, la tenemos en la influencia arquitectónica, que se plasma en algunos de nuestros monumentos y que evidencia la relación de los constructores con las restantes ciudades de la ruta. La prueba más palpable de esta relación se constata a través de las cúpulas gallonadas que surgen a lo largo de la Vía de la Plata y que van a enlazar con el Camino Francés.
En Plasencia aparece una de estas torres, la más meridional del camino, cubriendo la Sala Capitular de la Catedral Vieja o Capilla de San Pablo y que es conocida popularmente como la Torre del Melón. Le sigue hacia el norte la Torre del Gallo de Salamanca, más al norte la Torre del Gallo de la catedral de Zamora, y por último, la Colegiata de Toro. Aparece también en la Catedral de Évora, en lo que se supone camino jacobeo portugués. Siguiendo el camino francés encontramos la más septentrional en Santa María de Angulema, en Francia.

BASE SEMÁNTICA.

Hay lugares cuya denominación lleva el nombre del apóstol, o de algún apelativo que, directa o indirectamente, tenga aunque no sea más que una remota relación con el camino de Santiago y sus peregrinajes.
Santiago del Campo, Santiago de Alcántara, Santiago de Carvajo, Santiago de Aravalle, figuran con cierta frecuencia en nuestra geografía, habría que indagar en los orígenes de estas denominaciones.
Aldeanueva del camino, al denominar a esta aldea nueva, conlleva a pensar que hubo otra más antigua, como lo demuestran los vestigios romanos allí existentes, y el pueblo que aparece a mediados del siglo XV, se le añade el calificativo del Camino, son muchos los pueblos de España que a su denominación principal unen el determinante "del Camino" por ser puntos que jalonaban la ruta de Compostela, el calificativo así, sin determinar de que camino se trata, hace suponer que se refiera al “ CAMINO” por antonomasia que en aquella época conducía a la tumba del Apóstol.
La tradición dice que había una bifurcación de caminos, unos continuaban por la Vía de la Plata mientras otros viraban hacia el noroeste, por la Vía Dalmacia, en dirección hacia Ciudad Rodrigo, a unirse a las peregrinaciones de Portugal

POBRES PASAJEROS.

Los caminos de Santiago eran una comunicación de la mayoría de los peregrinos, era una ruta internacional, donde la lengua latina debía de ser el vehículo de comunicación oral común entre los individuos de las distintas nacionalidades. De ahí la adopción del término latino “peregrinus” para designar a los viajeros. Pero en las vías subsidiarias, aún empleándose esta denominación latina, era frecuente el uso de otra denominación castellana, derivadas de la palabra “paisaje”; así vemos con frecuencia la denominación de “paisajero”, después pasajeros. Para designar a estos peregrinos.

FUENTE DE LOS ALAMITOS.

En el año 1754 hubo una gran sequía, y a consecuencia de ella la fuente dejó de manar, una vez terminada la sequía la fuente siguió sin agua, ante este hecho el obispo Don José González Laso (1.766 – 1.803), mandó repararla, así como el camino viejo del Puerto.
Como curiosidad diremos que el encargado de las obras fue D. Mariano Ceferino del Pozo, alias Boquique, el cual fue capitán de los ejércitos Carlistas, y terminó siendo “bandolero” y dando nombre a una cueva y a un tipo de cerámica.


La fuente está ubicada en el antiguo camino de Castilla, punto de salida de los peregrinos que realizaban la ruta jacobea, que desde los hospitales de las Llagas o de la Merced, y el de Dña. Engracia de Monroy, una vez recuperados de sus lesiones, continuaban dicha ruta a través de este camino opcional que desde la Vía de la Plata, a la altura de Carcaboso se desviaban a Plasencia, para el descanso y recuperación de sus heridas.
Cuando sanaban de estas, se dirigían hacia la ermita de Santiago, y desde allí a la fuente, continuando por el camino de Castilla.
Ubicada en el antiguo camino de Castilla, punto de encuentro de salida de los peregrinos que continuaban la ruta jacobea, que desde el hospital de las Llagas también conocido por Hospital de la Merced y desde hospital de Dña. Engracia de Monroy, una vez recuperados de su lesiones, continuaban dicha ruta a través de este camino opcional. Desde la Vía de la Plata, a la altura de Carcaboso se desviaban a Plasencia, para el descanso y recuperación de sus heridas en los mencionados hospitales.. Cuando sanaban de estas se dirigían hacia la ermita de Santiago, y desde aquí, comenzaban su camino hasta la fuente, y desde esta a Castilla.
Esta fuente se puede considerar como “Fuente de Peregrinos” pues lleva las “veneras” o conchas de Santiago características de las rutas jacobeas.


Jose Antonio Pajuelo Jiménez - Pedro Luna Reina

"CREANDO CULTURA"

jueves, 25 de octubre de 2018

ECLIPSE SOLAR


ECLIPSE SOLAR

El día 28 de mayo de 1.900 se reúnen en Plasencia astrónomos de toda España para presenciar el eclipse de sol que sucedería ese día, y que se calculó que esta zona sería de las mejores para observarlo. El Observatorio de Madrid mandó una comisión presidida por su director Don F. Íñiguez, para elegir el sitio más apropiado para su observación. En un principio se eligió el cerro de Santa Bárbara, pero debido a su difícil acceso y lo delicado de los aparatos astronómicos, se eligió la finca de Berrocalillo por considerarla la más idónea para ello. De Inglaterra llego una comisión del "Nautical Almanack", de Dublín llego el señor Grubb, celebre constructor de aparatos científicos, el catedrático de Cosmografía de la Universidad de Barcelona, señor Ignacio Tarrazona, también estuvo presente.

Las fotografias que mostramos fueron realizadas por los cientificos del observatorio de Madrid en Plasencia.


domingo, 14 de octubre de 2018

EDIFICIOS JACOBEOS : HOSPITAL DE SANTA MARIA


EDIFICIOS JACOBEOS.
HOSPITAL DE SANTA MARÍA o DE DOÑA ENGRACIA DE MONROY

Este hospital se fundó en el año 1.300 por el placentino Don Nuño Pérez de Monroy, el cual fue abad de Santander y fue el maestro cantero Diego Díaz.
El motivo de llamarse de doña Engracia de Monroy, es porque esta señora era prima de don Nuño y propietaria del solar donde se construyó el hospital. Esta mujer vio como morían sus dos hijos en un duelo en el Puente de Nieblas,  debido a unos amoríos que se traían los hermanos.
De la antigua construcción del Hospital,  solo se conserva el arco ojival de entrada a la iglesia. En el año 1.500 se construye la capilla, y en 1.524-1.559 sufre el hospital grandes reformas. Siempre tuvo este hospital grandes mecenas que lo mantuvieron en activo hasta nuestros días.
Se puede decir que es uno de los hospitales que más tiempo ha estado en activo, pues le faltaban muy pocos años para hacer los 700 ininterrumpidos como hospital. Hoy está destinado a varias funciones sociales, como museo, conservatorio de música etc.
Su fachada principal (Plaza de la Catedral), es renacentista, sobre la portada se ve una imagen de la Virgen, sobre ella una cruz floronada de la Orden de Santiago cantonada con cuatro veneras (conchas), por lo cual se le considera un hospital de peregrinos, y a los lados de la hornacina de la Virgen sendos escudos del linaje de los Monroy. El escudo de esta estirpe está cuartelado en cruz, en el primero y cuarto se ve un castillo de oro, y en el segundo y tercero, ondas de veros.
Además de estos escudos se pueden ver muchos más por todas las paredes interiores y exteriores de este gran edificio.

De obispos vemos los de Vargas-Carvajal, Ponce de León, Lorenzo Igual y Soria, José Gonzalez Laso de San Pedro, Fray Enrique Enríquez Manrique, Pedro Gonzalez de Acevedo.
Escudos de nobles se pueden ver los de las familias Trejo, Vargas Monroy, Carvajal, Loaysa, Paniagua etc. Tambien se ven los escudos de Plasencia y de la provincia de Cáceres.

En el año 1.802 el obispo Laso compro unas casa que estaban en la calle del Trujillo las cuales eran del Marqués de la Puebla y que habian servido de cuartel al Regimiento Provincial, adosó dichas casas al hospital dandole mucha más capacidad. En la portada de entrada al hospital por la calle de Trujillo se ve el escudo de este obispo Laso y debajo se lee una inscripción que dice así:
“A los enfermos desvalidos el ilustrísimo señor obispo don José González laso Santos de San Pedro erigió este amparo. Año de 1.802”.
Fue posiblemente albergue de peregrinos, suposición que hacemos al observar las conchas y la cruz del primitivo escudo de su puerta principal.
La suposición que se hace, es por la referencia que hace la guía Everest titulada “EL CAMINO DE SANTIAGO”, cuyo autor D. Eusebio Goicochea Arrondo dice que “acogía desde el siglo XIII a los peregrinos por una noche”
Cuarto de los faroles.Ermita de la Salud-

En la ermita de Nuetra Señora de la salud, en los manuscritos de los Collazos, padre e hijo, que fueron sacristanes de esta ermita de la Salud en el siglo XVIII,  tuvieron admirable curiosidad de llevar un diario de cuanto acontecía en la ciudad, dicen que en el cuarto de los faroles de la ermita, estaba autorizado para que pudieran comer y dormir los peregrinos. Lo que se desconoce, es que si se trataba de peregrinos que fueran de visita a dicha ermita, cuya devoción data de tiempos de Alfonso VIII, o si se refería a toda clase de peregrino.


Jose Antonio Pajuelo Jiménez - Pedro Luna Reina

lunes, 1 de octubre de 2018

EDIFICIOS JACOBEOS DE PLASENCIA : LA IGLESIA DE SANTIAGO


EDIFICIOS JACOBEOS DE PLASENCIA

LA IGLESIA DE SANTIAGO : Hoy del Cristo de las Batallas

Conociéndose esta iglesia como antigua parroquia de Santiago, situada a extramuros y en el camino de ronda de la ciudad que enlaza con la calzada de la Mesta, o camino de Castilla, que atraviesa Traslasierra, hacia el norte, por el puerto donde se halla ubicado el Santuario del Puerto, sea podido comprobar que esta iglesia fue construida exprofeso para uso del peregrinaje jacobeo.
Los clásicos signos del peregrino invaden toda ornamentación y en sus piedras encontramos labradas, conchas, calabazas, bordones y otros detalles significativos, de tal forma que esta sola iglesia nos bastaría para asegurar la importancia en estas peregrinaciones a Compostela.
Fray Alonso, en su obra, ”HISTORIA Y ANALES DE LA CIUDAD Y OBISPADO DE PLASENCIA”, editada en 1626, cita entre las parroquias la de Santiago, extramuros, hoy conocida como Santuario del Cristo de las Batallas, por darse culto a él a esta venerable imagen que, según parece, estuvo antes en la Iglesia de Santa Elena. Ante esta imagen hacían su juramento los caballeros. En esta parroquia existía la cofradía de San Gil, que pudo tener su origen en la pequeña ermita que este santo que Benavides Checa sitúa junto a la carretera del valle.
La planta de la iglesia es rectangular, con un ábside de románico muy pronunciado cubierto con una bóveda de ladrillo. Es de tres naves, que fueron edificadas en el siglo XVI por el obispo D. Gutierre de Vargas y Carvajal, cuyo escudo se ve como elemento decorativo en los entre dos de los arcos que separan las naves, alternando con otros que tienen las cruces de la Ordenes Militares, especialmente de Santiago.
Escudo del obispo D.Gutierrez de Vargas y Carvajal

ESCUDOS DE LA IGLESIA DEL CRISTO DE LAS BATALLAS
Estos escudos representan unas peculiares e interesantísima rareza, a no ser expertos en heráldica nos dejan confuso en cuando a su interpretación; si bien resultan inconfundibles los atributos de peregrinos en ellos labrados.
Los escudos del obispo D. Gutierre de Vargas y Carvajal no presenta ninguna dificultad, al ser de sobra conocido por la profusión con que se encuentra en toda la ciudad y aún en toda la diócesis, dadas la gran cantidad de obras que realizo este dinámico prelado llamado también el “obispo empresario” por las empresas que acometió durante su episcopado, entre las que se incluyen las de armador de naves para el comercio de las Indias. Se aprecia claramente en estos escudos las aguas de los Vargas en un lado y la banda de los Carvajales en el otro.
De los restantes escudo los más curiosos son unos que se encuentran grabados sobre dos bordones cruzados en forma de aspa; en su centro figuran las cinco conchas de peregrino, cada una también sobre bordones cruzados; a un lado del escudo están esculpidas unas calabazas, y al lado opuesto lo que parece ser una limosnera.
Otro de estos lleva en su centro la cruz de Alcántara o Calatrava, con la flor de Lis en todos sus extremos y cuatro conchas de peregrinos en sus esquinas, estando la quinta concha fuera del escudo, en la parte superior del mismo; a un lado y a otro figuran también las calabazas colgadas de sendos bordones en forma de aspa.
Otro que presenta una gran singularidad, tiene también cuatro conchas en sus esquinas y otra en la superior, igual que en anterior, pero la cruz presenta el árbol de Santiago y los brazos de los extremos flordelisados, propios de las de Calatrava o Alcántara; también están esculpido sobre dos bordones cruzados de los que cuelgan unas calabazas y una limosnera.
Tiene junto a la portada un alto relieve de Santiago peregrino, enmarcado con las llamadas “bolas de Ávila”, de tiempos de los Reyes Católicos y debajo había un limosnero.
La imagen de Santiago peregrino tallada en madera, que era titular de la iglesia, la regalo D. Juan Torrejón Barba a la parroquia de Casas del Castañar, desconociéndose su paradero actual.
En la parte exterior de los sillarejos que forman el ábside, en el atrio ajardinado y detrás de la cruz de piedra instalada en el mismo, hay dos piedras labradas en las que se encuentran esculpidas dos curiosas cabezas humanas.
Todos estos detalles habían pasado desapercibidos, se ponen al descubierto para aquellos curiosos placentinos, ya que no habían sido citados anteriormente por otros historiadores, y nos demuestran claramente que esta iglesia estaba dedicada de exprofeso al culto jacobeo y que la incidencia del peregrinaje compostelano debió de ser de extraordinaria importancia.

IGLESIA DE SANTIAGO o CRISTO DE LAS BATALLAS.
La iglesia del Cristo de las Batallas se llamó en sus orígenes, ermita de Santiago Apóstol, como lo demuestra la figura que está esculpida en la fachada principal, en la parte derecha de la puerta de entrada. Esta figura perteneció a la antigua ermita, ya que la actual surgió de una reforma casi total que se realizó en el siglo XVI.
Por la década de 1.920 se volvió a restaurar este edificio, durante las obras se llevó el Cristo a la iglesia del Salvador. El párroco que estaba en esos momentos se llamaba D. Juan Torrejón Barba, y fue un personaje muy conocido en toda la ciudad. Era este D. Juan beneficiario contralto de la catedral.
Al realizar esta reforma se quitó la imagen titular de Santiago Matamoros, y se le regaló a la iglesia de Las Casas del Castañar, a la de Medellín le regaló un Ecce Homo, y una imagen de San Juan Bautista, de buena talla, se la regaló a un amigo suyo para que la donara a su pueblo en la provincia de Alicante.
En el interior de la nave se pueden ver labrados, los escudos del obispo Vargas y Carvajal, así como la Cruz de Santiago, conchas de peregrinos, bordones, calabazas, limosneras, etc..., todos ellos relacionados con la tradición jacobea.
En una restauración que se hizo en la ermita de la Cruz (hoy Santa Elena) se sacó la imagen del Cristo, y se llevó a la ermita de Santiago Apóstol mientras durasen las obras, pero al terminarse estas, la gente de Plasencia se opuso a que se volviera a llevar el Cristo a su antiguo aposento, quizás porque la ermita de Santiago estaba mas cerca de la ciudad, o quizás porque les gustaba más verlo allí, el caso es que la imagen se quedó en la ermita de Santiago.
Debido a esto se cambiaron los nombres de la ermita de la Cruz, que al no estar el Crucifijo en ella se la puso bajo la advocación de Santa Elena.
La ermita de Santiago pasó a llamarse desde entonces ermita del Santísimo Cristo de las Batallas, y así se sigue llamando en la actualidad.
Ante esta sagrada imagen juraban los caballeros y tropas placentinas, defender la religión y la patria, cuando iban a entrar en combate contra los moros.
Las tropas placentinas entraban en combate al grito de: "PLASENCIA, POR SANTA MARIA"
Sobre esta imagen del Cristo de las Batallas hay una leyenda que dice que fue esculpida por un ángel o por el mismo Jesucristo.
También fue costumbre durante muchos años, que las mocitas de Plasencia fuesen a rezar el Credo durante treinta y tres martes delante de esta Sagrada Imagen, y así se les cumplirían sus deseos de amor.
Esta iglesia guarda una serie de santos que son muy populares entre la población, entre ellos están: Santa Rita, San Antonio, La Virgen de Fátima, Santiago,  San Judas Tadeo etc…

José Antonio Pajuelo Jimenez- Pedro Luna Reina
Fotografias. Jose Gutierrez Delgado.

lunes, 24 de septiembre de 2018

CORRALES DE COMEDIAS EN PLASENCIA



Todos los años hasta finales del siglo XIX, llegaban a Plasencia, como a tantas otras ciudades, cómicos ambulantes que durante una temporada de verano recreaban a los vecinos con representación al aire libre en los patios o corrales que, si no tan famosos  como el de ” la Pacheca” madrileño, eran suficientes para romper la monotonía de la vida provinciana.
Francisco Ricci, el pintor de los cuadros del Retablo Mayor de nuestra Catedral, había sido uno de los decoradores del teatro Regio Alcázar de Madrid para festejar el cumpleaños de la Reina D.ª Mariana de Austria a poco de celebrar su matrimonio con Felipe IV, entusiasta y decidido protector de esta clase de espectáculos que dieron tanta veces pié a las habladurías de los mentirosos de la Corte y, más de una, lugar a efectivos tropiezos del Monarca.
Pero por entonces aún no había llegado a nuestra ciudad el avance del decorado y no pudieron por ello, en ninguno de los requerimientos hechos a Ricci para la composición de los cuadros del Retablo, invitarle o lucir sus habilidades en este otro campo, a la sazón tan nuevo.
También aquí, como en tantos otro lugares, la creación de los Patios de Comedia obedeció en su principio al motivo de beneficencia pública  y durante muchos años los ingresos que tales espectáculos dejaban, deducido el beneficio de la Compañía, engrosaron los recursos del Hospital de D.ª Engracia de Monroy, ampliado después con pastoral esplendidez por el gran Obispo Laso que evoluciono al antiguo Hospital Provincial.
Uno de estos Patios o Corrales para representaciones cómicas, llevadas a cabo por profesionales “de la Lengua”, estuvo en parte de lo que es hoy la Plaza de Abasto sin que nos atrevamos asegurarlo de manera definitiva pues los documentos de la época que hemos vistos se limitan a decir que estaban enfrente de la Iglesia de San Esteban.
Era su Patrono el Ayuntamiento de la ciudad y a él se dirigían en respetuosa  instancia los autores “como entonces se llamaban” de la Compañía cómica que deseaba actuar y con el Ayuntamiento concertaban el número de representaciones, el precio de las entradas y el beneficio para el destino específico del corral o Patio de Comedias. Las representaciones comenzaban a las dos de la tarde y en las entradas se distinguían la común, la de medio Teatro, la de Teatro entero y Palcos principales.
Las frecuentes alusiones a escándalos políticos y administrativos de índole nacional y las desvergüenzas de lagunas comedias obligaron a los cuidadores de la cosa pública a exigir la previa lectura de las obras que habían de representarse y a la implacable censura de los trozos escabrosos.
Sin embargo, cómicos y cómicas se permitían improvisar chistes y ocurrencias que después degeneraron en verdaderas chocarrerías  y escandalosa obscenidades que eran replicadas con igual desenvolturas por los gamberros de la época.
A últimos del siglo XVIII la Compañía que arribó a Plasencia y que dirigía el Sr. Corcuera se encontró en la ciudad de Plasencia con un Alcalde dispuesto a que las mas recatadas damas y pudorosas doncellas pudieran asistir  a las representaciones del Patio de Comedias sin tener que ruborizarse ante los atendimientos de algún desconocido actor o alguna desvergonzada.
Concede el permiso que se solicita de treinta representaciones, pero toma enérgicas medidas para evitar los abusos.
A través del barroquismo de la literatura de aquel tiempo se deja adivinar que en más de una ocasión había burlado en sus loables previsiones al Alcalde por lo que esta vez extrema los detalles y manda fijar a la puerta del Corral, después de leído por el pregonero en las plazas de la ciudad, un Bando, del que son los párrafos siguientes:
Prohíbo seria y rigurosamente a todos los actores el que se desvíe de la letra de sus respectivos papeles usando en la expresión de caprichos arbitrarios bajo el pretexto de graciosidades mal concebidas impropias de la pieza e indecentes en un acto de tan grave circunstancias. E igualmente les prohíbo que se presenten en el foro con vestidos deshonestos”.
“Prohíbo a los espectadores la infracción del profundo silencio que debe haber en las representaciones y se prohíbe todo hecho, dicho y libertades contrarias al objeto, a la moralidad cristiana, al decoro,  modestia, decencia, gravedad y subordinación que deben reinar en las funciones públicas”.
Terminaba confirmando:”que los que quebrantasen las disposiciones “con los procedimientos correspondientes a su caso, clase y circunstancias y en general con quince días de prisión de la que saldrían  con las custodia necesaria a los trabajos públicos”
Las mismas penas se imponían a los que osaren a remover el Bando de sitio en que estaba fijado.
Posteriormente y con vida ya mas lánguida hubo otro Corral de Comedias en una Travesía de la calle Cartas y otro en el Patio del que había sido el Convento de San Francisco.
La afición al teatro, el cambio de costumbre y el deseo de poder disfrutar de espectáculos de esta índole en todas las épocas del año y en las horas de la noche llevó a la construcción en Plasencia de teatros techados como fue en su tiempo el Teatro Romero, y posterior mente el Teatro Sequeira y Alcázar.

José Antonio Pajuelo Jiménez - Pedro Luna Reina

viernes, 31 de agosto de 2018

PLASENCIA Y SAN MIGUEL.



ERMITAS DE SAN MIGUEL

Varias ermitas hubo en Plasencia con esta advocación del Arcángel San Miguel. Una de ellas estaba en el cerro de su nombre, la cual fue destruida cuando se hizo la carretera Nacional. 630. De este cerro y ermita salieron los primeros frailes que fueron a Cuacos y fundaron lo que después sería el Monasterio de Yuste.
La primitiva ermita era tan pequeña que dicen que solamente cabía en ella un hombre de rodillas. En el año 1.741 se construyó otra nueva y el día 10 de agosto se colocó el santo en el altar. Se realizó la obra con limosnas de sus devotos. Esta ermita se la llamaba San Miguel del Puente Trujillo, para diferenciarla de la de la Cruz Dorada.

Otra estaba en el antiguo barrio de San Miguel, el cual se situaría en el principio de la Avenida del Valle, saliendo desde la Puerta Talavera, esta ermita se llamó Ermita de San Miguel de la Cruz Dorada, para diferenciarla de la edificada sobre el cerro. En el año 1.810 los franceses la destruyeron. El capellán Barrio y Rufo (siglo XIX), dice que el todavía conoció al ultimo párroco de esta ermita, al que se le conocía como “señor La Serna”, aunque este capellán cuenta que en su tiempo la ermita ya no existía, y sus restos eran un establo de bueyes y en las paredes exteriores habían construido ocho o diez casas. En esta ermita estaba la cofradía de los Acernadados y limpios, la cual estaba bajo la advocación de San Miguel.
En el año 1582, el Cabildo mandó que se entregara a los religiosos de San Miguel la cruz donde fue crucificado san Dionisio. (Apuntes de B. Checa)

CONVENTO DE SAN MIGUEL

El primitivo convento de San Miguel de la Florida se fundó en el año 1.519, se emplazó en el sitio llamado de Valsoriano, a media legua de la ciudad, en la orilla izquierda del río Jerte. Se construyó con las limosnas que dieron los placentinos a los frailes franciscanos observantes. Permanecieron en este convento hasta el año 1.641.
Uno de los mecenas de este convento fue D. Fadrique de Zúñiga, nieto de D. Álvaro de Zúñiga, primer marqués de Mirabel.
Restos del antiguo convento de San Miguel de la Florida


El año 1.558 Doña Beatriz de Trejo fundó un hospital delante de la Puerta del Sol, al cual se le llamó “De la Cruz”, y se lo donó a estos frailes para su utilización. Ante la problemática de tener que ir y venir del convento al hospital y del hospital al convento, se acordó hacer un nuevo convento al lado del hospital, el cual se realizó en el año 1.641. La comunidad de frailes y donados se componía de unos 40 miembros, y el convento era casa de estudios, llegando a ser colegio para la provincia de San Gabriel (esta provincia es de los Franciscanos). De este convento solo quedan unos restos de edificaciones dentro del recinto que hoy se destina como aparcamiento privado en la plaza de San Pedro de Alcántara.
Todavía se conservan en su interior pequeños detalles de la existencia del convento.
Se representa en la religión cristiana a San Miguel en su iconografía de diferentes formas, una, con una balanza en su mano, encargado de pesar las almas de lo hombres y valorar la dimensión de sus virtudes mortales en el momento de fallecer, para ser conducidos directamente al paraíso; o bien, en su defecto, al infierno, si los pecados pesan más; la otra visión de este arcángel consiste en una estampa guerrera, con coraza y escudo con cruz florlisada y armado con lanza o espada, en combate con el Diablo al que vencerá finalmente.

En las fotos que mostramos, pertenecen a los restos del convento de San Miguel de la Cruz Dorada, y al arcángel de San Miguel que se encuentra en el lateral de la catedral Vieja.


Jose Antonio Pajuelo Jiménez - Pedro Luna Reina.


martes, 14 de agosto de 2018

Ermita de Santa Barbara.


La historia de la ciudad, debe recordar las ermitas y conventos desaparecidos, hoy, aunque muy brevemente hacemos mención a esta ermita de Santa Bárbara.

Esta ermita estaba situada en el cerro de su mismo nombre, en el monte llamado “Calzones”. Su desaparición definitiva fue en la década de 1.980, en la cual se instalaron las antenas de radio y televisión en el terreno que ocupaba la ermita. Siempre se la tuvo gran devoción a esta santa protectora de las tormentas, no solamente en la ciudad, sino que las gentes de Malpartida de Plasencia, solían subir un día en romería a la ermita. De la imagen titular de esta ermita no se sabe su paradero en estos momentos. En el retablo de la Iglesia se San Esteban, hay una imagen de Santa Barbara, pero no creemos que fuese la primitiva de la misma
Al lado de esta ermita estaba la finca de recreo del obispo de Plasencia, la cual en la década de 1.980 se destinó para residencia de toxicómanos acogidos al Proyecto Hombre. Este “Palacio del Obispo”, lo mando construir en el año 1.594, D. Pedro González de Acevedo, el cual fue titular de la seo placentina desde el año 1594 hasta el año 1609 en que falleció.

José Antonio Pajuelo Jiménez  - Pedro Luna Reina

miércoles, 1 de agosto de 2018

MEDIA VIDA EN IMÁGENES III. IGLESIA DE SAN JUAN.

                         EL AYER Y HOY EN IMÁGENES DE LA IGLESIA DE SAN JUAN.
                            DATOS PARA LA HISTORIA DE JA IGLESIA DE SAN JUAN.





IGLESIA DE SAN JUAN BAUTISTA  O   SAN JUAN DEL ARRABAL

Esta iglesia data del siglo XIII, su bóveda es de ladrillo y su estilo es de principios del gótico con muchos apuntes románicos. Fue fundada después de la batalla de las Navas de Tolosa y fue la parroquia de Malpartida hasta el año de  1550. Que paso a tener jurisdicción propia, que es cuando el obispo Vargas de Carvajal edificó la iglesias del pueblo, al edificarse esta, se decidió que la imagen del Santo se trasladase la imagen a lo cual se opusieron los placentinos. Los chinatos vinieron una noche a Plasencia, sacaron la imagen del santo y se la llevaron a Malpartida, una vez allí se celebró una misa delante de la imagen con lo cual tomaban posesión de ella.
         Los placentinos al enterarse, salieron detrás de los chinatos, pero estos se defendieron en el puertecillo que comunica las dos poblaciones, y en las peleas que se produjeron fue cuando se quedaron con el nombre de “ Chinatos” los habitantes de Malpartida, pues tiraban a los de Plasencia grandes piedras y les decían que eran “chinas”.


D. Diego Gómez de Almaraz, el cual se enterró en esta iglesia, dejo en el año 1.406 una dehesa, cinco casas una huerta y dos viñas, con la condición de que se cantase una misa de la Santísima Virgen todos los sábados y aniversarios de sus familiares allí enterrados.  Entre estos familiares estaban su abuelo, Juan Alfonso de Almaraz, Blasco Gómez su padre, Juan Alfonso su hermano y Esteban Fernández del Bote su tío. El enterramiento de D. Diego Gómez era un hermoso lucillo de mármol blanco sobre el que estaba la figura yacente de D. Diego con traje militar. Este monumento funerario de vendió en el siglo XIX por el precio de 1.250 pesetas.
Los encargados de celebrar la misa sabatina eran los miembros de la Universidad de Curas de Plasencia, los cuales una vez finalizada se reunían en la sacristía de la iglesia para celebrar su cabildo semanal.
En las revueltas de los comuneros, quemaron estos unas casas en lo que hoy es la Plaza de Ansano y como se extendió el fuego también quemaron la iglesia de Santa Isabel. A los incendiarios se les puso 120 ducados de multa, que fueron a parar al Cabildo de Curas con la condición que hiciesen un altar a esta Santa en la iglesia de San Juan, y así lo hicieron, colateral al de armas de los Reyes Católicos, al lado del Evangelio
 Cuando se expulsó a los moriscos  en el año 1.609 quedó casi sin feligreses. Durante la guerra de la Independencia fue quemada la cercana  iglesia de San Miguel, por lo que su feligresía fue añadida a esta parroquia de San Juan.
En las revueltas de los comuneros, quemaron estos unas casas en lo que hoy es la Plaza de Ansano y como se extendió el fuego también quemaron la iglesia de Santa Isabel. A los incendiarios se les puso 120 ducados de multa, que fueron a parar al Cabildo de Curas con la condición que hiciesen un altar a esta Santa en la iglesia de San Juan, y así lo hicieron, colateral al de armas de los Reyes Católicos, al lado del Evangelio.
 Por el año 1.860 se hundió el tejado, y el obispado en vez de arreglarlo, vendió  la iglesia. La parroquia se trasladó a la iglesia de la Encarnación y después a la de las Claras hasta su extinción el 30 de  junio del año 1.896.
Las losas  de los sepulcros que había en el suelo de esta iglesia las empleó el alcalde republicano Evaristo Pinto para enlosar la calle de Santa Ana, en el siglo XIX.
En esta iglesia tenía su sede la cofradía de Nuestra Señora de Roqueamador, la cual era la más antigua de la ciudad. Esta advocación se importó de Francia, donde era originaria esta Virgen.


Vicente Paredes dice que por 1.900 era esta iglesia un cebadero de cerdos y después fue una fábrica de cerillas. En la segunda mitad del siglo XX el Ayuntamiento permutó el terreno de esta iglesia a sus propietarios por otro terreno municipal. Después de una controvertida restauración se ha recuperado de la ruina este emblemático edificio.
         El campanario, o espadaña de esta iglesia estaba al lado izquierdo de la entrada, tenía dos campanas llamadas San Protasio y San Gervasio. Estas campanas se realizaron en el año 1.409.Estas campanas  fueron donadas al santuario del Puerto y sus nombres se cambiaron por el de Cachorra y Leona.



Jose Antonio Pajuelo Jimenez - Pedro Luna Reina.

jueves, 26 de julio de 2018

MEDIA VIDA EN IMÁGENES. II

Escalera del Convento de Santo Domingo.Hoy Parador de Plasencia.


Puerta de Coria


Puerta Berrozana


Jose Antonio Pajuelo Jimenez - Pedro Luna Reina.




domingo, 15 de julio de 2018

MEDIA VIDA EN IMAGENES. PUENTE NUEVO



EL PUENTE NUEVO: FOTOS DE AYER Y DE HOY.












José Antonio Pajuelo Jiménez- Pedro Luna Reina