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lunes, 30 de octubre de 2023

D.ALFONSO FERNAN PANIAGUA

 

Fernán-Paniagua (D. Alfonso).

 

 Uno de los personajes históricos más notables que se conocen en la historia de Plasencia. Nació en esta ciudad en 1264, del linaje de los de su apellido, que vinieron a Extremadura con D. Alfonso VIII, y cuyo escudo de familia, incrustado en la muralla de Plasencia, a la salida de la Puerta del Sol, a mano izquierda, denuncia claramente que su mejor nombre nace en Extremadura con el de la ciudad placentina.

Era nieto segundo, el D. Alfonso, de aquel famoso Sr. D. Nuno Fernán Paniagua, que en últimos del siglo XII acudió desde el antiguo reino de León, a favorecer las guerras del Rey D. Alfonso VIII, y asistió a la toma y fundación de Plasencia, como cuenta Matías Gil en su libro Las siete centurias, a la pág. 27, donde dice hablando de las primitivas murallas placentinas:

...Su cerca o muralla suponemos que sería construida por los árabes cautivos o prisioneros en Cuenca; los hornos de cal, para la mucha que se empleó en los muros, es opinión aceptable que estaban en las dehesas de la Berzocana y las Casillas, pues Cáceres entonces estaba en poder de los moros, no siendo posible surtir de sus caleras, únicas hoy de donde la ciudad se provee, y las que se encuentran a 14 o 15 leguas de distancia; nombres de celebridades en este periodo de verdadera elaboración, no podemos citar sino solo uno y un solo monumento histórico, a más de la gran cerca, como ya hemos dicho, construida en este tiempo.

 Ese nombre es el de Paniagua, apellido ilustre que tres hermanos, naturales del reino de León, llevaban, siendo de cerca de Astorga, señores del valle de Cimanes y de la villa de Villonarte, que fueron los primeros pobladores que vinieron a esta ciudad, llamado uno de ellos Nuño Fernández Paniagua, de donde procede por varonía el marquesado de Santa Cruz.



 El monumento es el escudo de armas de estos caballeros, puesto en la muralla, en el cuerpo de ella, de piedra finísima, indicando que estas armas se colocaron allí cuando se construyó la muralla y los muros se fabricaron en los anos de 1198 y 1199, inmediatamente después que la reconquista de los moros, cuando la tomo Aben-Jucef, a los diez y siete años de su fundación, en el de 1196.

 De aqui se deduce e infiere haber sido los Paniaguas de los primeros vecinos de esta ciudad, y que tenían mucha mano en el gobierno de ella, porque ningunas otras armas o escudos se hallan puestas en el muro hasta 300 años después, cuando pusieron las de los Carvajales en la Puerta de Trujillo, por la gran parte que tuvieron en la reducción de la ciudad a la corona Real; y porque entro por allí la gente que los Carvajales trajeron para acometer tan grave empresa, como a su tiempo diremos.

 Las armas que hemos indicado de los Paniagua están en el primer lienzo del muro a la Puerta del Sol... Todavía recuerdan a los Paniagua la dehesa llamada Torre de Paniagua, que en el repartimiento de estas tierras les toco, y el apellido que se conserva en familias de esta ciudad.

Tal es la familia de donde procede D. Alfonso, que en sus tiempos fue uno de los caballeros más famosos por sus hazañas en las guerras y su influencia en la política y gobernación de la ciudad placentina. Parece que falleció en 1327.

En un sepulcro que estuvo en la capilla de los Paniagua de la parroquia de San Juan en Plasencia, estaba esta sepulcral que lo declara así:

                 

                   A qui yaze el muy noble e muy magnifico

                   Caballero A Alonso Fernández Paniagua.

                    Fino era de 1365, que fue año de 1327.

Heraldica: De oro, con una encina de sinople, y un jabalí de sable al pie del tronco. Brochante sobre el todo, una banda de gules y en el cantón superior siniestro una flor de Lis azur.

 

                           José Antonio Pajuelo Jiménez – Pedro Luna Reina- José Gutiérrez Delgado

 

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lunes, 16 de octubre de 2023

SAN FULGENCIO Y SANTA FLORENTINA. 800 AÑOS

 

SAN FULGENCIO Y SANTA FLORENTINA. 800 AÑOS.

                            Urna de los restos cadavéricos San Fulgencio y Santa Florentina



Cuenta la tradición que en la invasión árabe los clérigos de Sevilla, huyendo hacia el norte, transportaban las reliquias de los Santos Fulgencio y Florentina y la imagen de la Virgen que el Papa San Gregorio regaló a San Leandro y que estaban en el panteón familiar en la iglesia de San Juan Bautista de la Palma.


Iglesia de San Juan Bautista. Foto extraída de internet.


Al pasar por Berzocana y en la fragosidad de esta tierra, dejaron enterrada el arca de alabastro en que estaban las reliquias de los Santos. Siendo tradición que fueron depositadas detrás de un "brezo cano". Por otro lado, en Guadalupe se depositó la imagen de Santa María.


Transcurrido el tiempo, aparecieron del siguiente modo: en el año 1223, el día 23 de octubre, se encontraba arando su finca en las inmediaciones del pueblo un labrador, al pasar el arado por un sitio, se arrodillaron los bueyes que llevaba, porque la reja enganchó con algo que les impidió seguir; tuvo entonces que descubrir el motivo, viendo que se había introducido en una argolla de hierro que estaba sujeta al arcón de piedra.

Dio cuenta a las autoridades y éstas descubrieron las referidas reliquias, que con toda solemnidad, fueron trasladadas a la iglesia y colocadas tras una verja de hierro en presbiterio, al lado del Evangelio.


En el interior del arca se encontraron las dos calaveras y bastantes huesos grandes, un velo y un peine de Santa Florentina, tierra y granos de trigo; también se cree que había papeles escritos, pero no se conservan en la actualidad. No se sabe con certeza el año que tuvo lugar, pero se cree fue:, en el siglo XIII.

En la Iglesia de San Juan Bautista, depositaria de los restos de los santos, en el frontal de la nave izquierda, hay un doble altar baldaquinado. En el superior de hermosas columnas estriadas, esta las urnas con los cuerpos de los mencionados, traídos a las tierras la Berzocana desde Sevilla en el siglo VIII, para salvaguardarlos de la invasión árabe.

A ambos lado del pétreo ataúd, que guarda el arca de plata regalo de Felipe II, en el que están depositados los restos sagrados.


Fue restaurado el templo en el siglo XVI por los obispos Vargas Carvajal y Ponce de León principalmente.

En 1610 se inaugura la capilla de los Santos, relicario de las Españas donde sus restos no han dejado de ser pretendidos por los fieles de Cartagena al haber estado allí de obispo San Fulgencio que se convierte en patrón de la diócesis de Plasencia.

La iglesia es una maravilla del gótico final renacentista, hermana menor de Santa María la Mayor de Trujillo donde igualmente trabajara el famoso cantero arquitecto Sancho de Cabrera. La bóveda del coro es una osadía al equilibrio y su órgano Dieciochesco una joya de excelente sonoridad y calidad.

Se organiza en tres naves de igual altura y separadas por seis esbeltos pilares fasciculados sobre las que se levantan bóvedas de crucería estrelladas. La Torre es mudéjar del s. XIV recuerdo de la primitiva iglesia de ladrillo y mampostería.

Su coro se configura como una gran tribuna al fondo del templo, de estilo gótico-tardío, construido durante el pontificado del prelado D. Pedro Ponce de León (1570-1573) cuyo escudo adorna la zona media de la balaustrada.


La capilla de los Santos data de 1610. La parte baja con retablo barroco sobre columnas toscanas con esculturas. La parte alta de construcción jónica cerrada por una bóveda. En el siglo XVII se antepone un retablo salomónico coronado por un monumental pelícano. El Sepulcro es de alabastro, en el se encuentran las reliquias de San Fulgencio y Santa Florentina, patronos de esta villa y de la diócesis de Plasencia.

 Al encontrarse sus restos dentro de la diócesis placentina, fueron nombrados patronos de la ciudad.


Declarada Monumento Histórico-Artístico de carácter nacional por decreto de 28-10-1977

 SAN FULGENCIO

Del latín fulgentem, significa "resplandeciente” Hermano de los santos Leandro, Isidoro y Florentina, fue obispo teólogo de gran elocuencia-Sabia hablar griego, hebreo, siriaco, itálico, gótico y latín. Nació en Cartagena en el año 564, de su educación de encargo su hermano Leandro, Arzobispo de Sevilla. Después de prestar su servicio de obispo de Cartagena, paso a Ecija (Sevilla), como obispo de esa grey no escamotea en sacrificios y penitencias que le llevan a las puertas de la muerte. Para reponerse retorna a Cartagena, durante seis años que pastorea aquella diócesis, de las que es patrono, escribirá sus Comentarios de los Libros Sagrados. San Fulgencio había vivido rodeado de santos, y al igual que sus hermanos es Doctor de la Iglesia, murió asistido por San Braulio Obispo de Zaragoza, un 16 de Enero del año 630.

Reliquias de San Fulgencio y Santa Florentina. Catedral de Plasencia.

                                                                SANTA FLORENTINA


Nació hacia el 540. Fue discípula de San Leandro y después maestra del menor de ellos. San Isidoro, que ya huérfanos, vieron en ella una segunda madre, de la que aprendieron a ser santos y sabios. Así que el hogar formado por Severiano y Túrtula fue templo y escuela de la que saldrán tres grandes Doctores de la Iglesia. Los tres hermanos en medio de la persecución arriana no dejan de velar por su hermana, por entonces Abadesa del Monasterio Benedictino Nuestra Señora del Valle de Écija, Falleció en el Año 633.


Retablo del convento de Santa Florentina en Écija.

 

                  José Antonio Pajuelo Jiménez – Pedro Luna Reina- José Gutiérrez Delgado

 

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jueves, 5 de octubre de 2023

LOS CINCO COTOS DE LA CIUDAD DE PLASENCIA.

 

LOS CINCO COTOS DE LA CIUDAD DE PLASENCIA.

 

Las cañadas, abrevaderos, rescalvados[i] y cotos que contaba la comarca placentina hasta muy entrado el siglo XVII, eran en número y calidad bastante a satisfacer las necesidades del pueblo pechero y aun de los hombres de la clase media que no siendo labradores ni ganaderos, necesitaban de las hiervas y pastos de montes para las cabezas de ganado que sostenían para su recreo o alimentación. Detentadas en su mayoría estas propiedades comunales, no queda de ellas sino su recuerdo en el libro del Concejo, aunque todos los vecinos sabían al dedillo los linderos de los cinco cotos de la ciudad, como conocían las cañadas, abrevaderos y rescalvados que en su tiempo tuvo el Concejo para uso común.

El palacio del Concejo, las plazas, fuentes públicas y paseos, mejoraron el aspecto de la ciudad en las dos últimas centurias siglo XVIII y siglo XIX.

He aquí los cotos que tenía el concejo para el bien común:



EL COTO DE SAN ANTÓN: 

Este coto lindaba con todas las viñas de los Barriales hasta dar al molino de la pared bien hecha ( que ya existía con este nombre) y de allí con el coto que dicen de la Navalonguilla, todo el arroyo que va por el molino de Francisco Cordero (se ven hoy las ruinas del molino) a dar derecho al santuario de la Virgen del Puerto, y por otra parte de arriba con toda la raya de la dehesa de Valcochero, a dar al Palomar del Maese Cristóbal, y de allí al osario de los judíos que es el Berrocal, según esta amojonado.


COTO DE LA FUENTE DE LA ZARZA: 

Este coto comenzaba desde San Lázaro todo el rio abajo a dar a la raya de la dehesa del Berrocal, y de allí a dar al Carrascal de la Franca, y de allí a los mojones de la dehesa de la casa de campo, a dar con los mojones de entre la dehesa de la Pardala a los dichos cotos, y de allí vuelve a los aceitunos que eran de Ahumada, y todo el camino a raíz de las viñas, que es el camino que va a Palacios hasta volver a San Lázaro.

COTO DE CALZONCILLOS: 

Comienza desde los Tejares y va lindando con todas las viñas que dicen de Calzoncillos arriba, hasta deslindar con la dehesa del Hoyo y toda la cimbre derecha a dar al camino de Malpartida, y vuelve todo el camino de Malpartida abajo, deslindando con la dehesa de Hosada, a dar al Ejido y a los Tejares donde comenzó.




COTO DE LA TINAQUERA: 

Deslindaba por la parte de arriba de la dehesa de Cuadrilleros, y con el baldío que decían Herruza, y con las viñas que decían Valdesoriano y de la Tinaquera y con el camino de Jaraíz por una parte.

COTO DE MATASANOS: 

Lindaba con una parte con la dehesa de Hosada y con la dehesa de San Esteban y con el Haza del Pozo y por un lado con la dehesa del Tizuelo, más tarde llamada Terzuelo.
Estos dos cotos de Matasanos y la Tinaquera quedaron después Baldíos, para que en cualquier tiempo pudieran aprovecharse por los vecinos de la ciudad.
Las Viñas, las Huertas y la Isla, merecieron también preferente atención por estas ordenanzas, que sentimos no poder dar a conocer en toda su extensión.

           José Antonio Pajuelo Jiménez – Pedro Luna Reina- José Gutiérrez Delgado

 

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[i] Ensanchamiento de las cañadas, de donde descansan los ganados que pasan por ellas.

2.- Extremadura. Monumentos-Arte Historia.Nicolas Diaz y Perez. Volumen 12. Pag.924-925.1887