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domingo, 23 de junio de 2019

ERMITA DE SANTA ELENA. (ANTES DE LA CRUZ).


Esta ermita la mandó hacer el obispo de Plasencia don Brìcio (1.189-1.211)  para colocar el Smo. Cristo de las Batallas, en recuerdo del que se venera en Burgos,de donde procedían un gran número de los habitantes de la ciudad. Delante de esta imagen juraban los caballeros y soldados de Plasencia y su tierra antes de ir a la guerra, para defender sus creencias.
Esta antigua ermita está situada en el camino que salía de la Puerta del Sol al Puente Nuevo, en su primitiva advocación estaba dedicada a la Cruz, por lo tanto su titular era un gran crucifijo de tamaño casi natural.
A lo largo de su historia fue reedificada varias veces.
En una piedra que se encuentra en una de sus paredes se puede leer el siguiente texto: “Esta ermita hicieron de limosnas Antonio Ramos y Lucas de Carvajal y Francisco de Arteaga. Año de 1.623”.Otra inscripción que se conserva, dice así: “Reedificó a sus expensas esta ermita de Santa Elena, D. Blas Ximenez, Canónigo de la iglesia catedral. Año de 1.715”.
En su interior se enterró a Doña Beatriz de Trejo y Almaraz, la cual fue junto con su marido la fundadora del Hospital de la Cruz, (el cual estaba frente a la Puerta del Sol), y como al fallecimiento de esta señora no se había terminado la iglesia del dicho Hospital de la Cruz, se la enterró provisionalmente en esta ermita de Santa Elena, y pasó el tiempo y se olvidó su traslado, y hoy no queda nada de su sepultura.
 Benavides Checa al hablar del Hospital de la Cruz en su libro de Prelados Placentinos nos dice:
 " que el 2 de diciembre  de 1565, se le dio sepultura provisional en el santuario de Santa Elena, en donde se debía celebra la misa de las Capellanía que dejo fundada, durante el tiempo que estuviese allí depositada y después en su hospital a donde debía de trasladarse su cadáver y el de su esposo que ya tenía construido el sepulcro en forma de urna sepulcral".

Hace muchos años la ermita se fue deteriorando hasta el extremo que se temió que se hundiera y pudiera afectar a las imágenes que había en ella. Como no se podía reparar por falta de dinero, se pensó en sacar las imágenes y llevarlas a otras iglesias.
El crucifijo se llevó a la iglesia de Santiago y allí estuvo bastantes años, hasta que fue posible reparar su antigua ermita. Pero cuando lo quisieron trasladar las gentes de Plasencia se opusieron, pues le tenían gran devoción y en este lugar estaba más cerca de la ciudad, así que se decidió dejarlo en la iglesia de Santiago, la cual desde entonces se empezó a llamar por el nombre del Cristo de las Batallas, pues ante El juraban los caballeros placentinos defender la Fe cuando iban a la guerra.
Como la ermita estaba reparada y el Cristo no la iba a presidir, se pensó buscar otra advocación titular, y se puso a Santa Elena para ello. "Santa Elena era la madre de Constantino I, el cual es uno de los Padres de la Iglesia, y fue quien encontró en el monte Gólgota la cruz donde murió Cristo".
Por el año 1946 esta ermita estaba otra vez en ruina, el tejado estaba hundido y la pared frontal con la espadaña amenazando de caerse. Esta ermita pertenecía a la parroquia de San Esteban y, al hacerse cargo de ella D. Laureano García Pablos  se propuso volver a levantarla, después de recibir las autorizaciones del obispado, se hizo una colecta por todo el barrio y se consiguió el dinero para restaurarla. El importe de la obra fue de 110.264 pesetas.
Desde hace mucho tiempo en esta ermita estuvo hace muchos años la sede de la cofradía de la Vera Cruz,  dicha cofradía ha vuelto a su antigua sede en la, hoy parroquia, de santa Elena.
El día 2 de mayo, festividad de la invención de la Santa Cruz, sale una procesión con un crucifijo por los alrededores de la iglesia. Este acto lo organiza la cofradía de la Vera Cruz, así como en dicho día se adorna la fuente de la Cruz de Mayo la cual está delante de la iglesia de san Pedro. Esta fuente se construyó en el año 1577, y en ella se puede leer una cartela con la siguiente inscripción: “Corrió esta fuente el día de la Cruz de Mayo del año de 1.577”.





Jose Antonio Pajuelo - Pedro Luna Reina.

Exagerar la fuerza es descubrir la debilidad. Delfín Gay de Girardin



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viernes, 7 de junio de 2019

FERIAS y FIESTAS de PLASENCIA


Datos para la Historia de la Ferias y Fiestas de Plasencia.

Manuscrito sobre las Ferias y Fiesta de Plasencia.

Respecto a nuestras Ferias nos dice  José Benavides Checa, refiriéndose a los finales del siglo pasado, que en aquellas épocas existía en el Archivo del Ayuntamiento, el siguiente documento: 
‘Privilegio rodado escrito en pergamino —(muy estropeado) con sello de plomo pendiente, dado por el Rey Alfonso XI y la Reina D.ª Constanza, en la ciudad de Valladolid, el día 30 de enero de 1326, por el que se concede a Plasencia la facultad de poder celebrar, en el mes de mayo, de cada año, una Feria franca que dure 15 días". 
Estas ferias fueron trasladadas a los días 7, 8 y 9 de junio porque siempre quedaban deslucidas por temporales de agua. Tanto aquellas, como estas fechas, vienen, frecuentemente a coincidir con el día del Corpus. El Obispo a quien va dirigido este Ms. pudo certificar la verdad de Luis de Toro cuando ensalza tanto los festejos con que se adornaban estos días. El último año de su permanencia en nuestra diócesis, fray Alonso relata aquellas fiestas de la siguiente forma:" En medio de la plaza estaba un gran tablado que parecía hecho para muchos días, y en lo alto un mar, de 60 pies de longitud y 20 de latitud, con abundancia de agua, que con mucho artificio habían hecho subir allí. En el mar estaba una muy lucida nave, con sus velas y jarcias, de tanta grandeza, que estaban dentro muchos marineros y pasajeros, vestidos de librea. Aquí se representó el naufragio de Jonás, profeta, y se vio la nao ir por el agua, en la cual hubo gran conmoción y tormenta con artificio de pólvora, que debajo del tablado se encendió". Representándose también "la penitencia de los ninivitas por la predicación de este profeta", con mucha diversidad de cosas’. Al día siguiente, precisamente, abandona nuestra diócesis fray Martín de Córdoba, el Obispo para quien fue escrito esta preciosa historia de nuestra ciudad y diócesis.



 Jose Antonio Pajuelo - Pedro Luna Reina.

Si quieres un siervo fiel, sírvete a ti mismo. Anónimo


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