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domingo, 24 de septiembre de 2017

COLORES HERALDICOS




CURIOSAS NOTICIAS HISTÓRICAS SOBRE EL PENDÓN DEL CONCEJO DE LA CIUDAD DE PLASENCIA Y SUS COLORES HERÁLDICOSPeriódico “El Regional” - martes 14 de diciembre de 1965

Existen datos históricos, que no ofrecen lugar a dudas, por estar tomados del Archivo Catedralicio por don José Benavides Checa, Chantre que fue de la S.I.C. de Plasencia, y expresados en su libro inédito, referente a la historia de nuestra Catedral, Obispos y Cabildos que se sucedieron.
Las noticias sobre el Pendón del Concejo placentino, acaso las únicas que se conocen, se encuentran en el primer capítulo de la parte titulada “Señorío de Jaraicejo”, página 59 del Apéndice.
De una manera sucinta tomo algunos datos sobre el asunto que nos interesa, que literalmente dicen así:
“Entre las poblaciones que más se distinguieron en el agitado periodo de la Reconquista, fue la ínclita e invicta ciudad de Plasencia.
Su fundador, el justo y noble rey D. Alfonso VIII, la concedió FUERO particular, la señaló extensos límites, y la hizo señora de considerable número de villas y lugares.
Plasencia aumentó en inoperancia, con el extraordinario número de héroes y guerreros que en ella fijaron su residencia, y aun no contando cuatro lustros de existencia, supo en más de una vez, infundir pavor en las filas enemigas con el PURPÚREO Y SINOPLE PENDÓN DE SU CONCEJO.
Es decir, que como el “sinople” se le denomina en heráldica al color verde, nuestro antiguo Pendón ostentaba los colores heráldicos de púrpura y verde, partidos en dos bandas.
Claro es, que si se tratara de reconstruir en la actualidad el antiguo Pendón placentino, debería llevar dos caras iguales en colores, con el escudo de la ciudad y su lema o leyenda por el anverso, y el sello rodado de Alfonso VIII en el reverso, cuyo sello se halla reproducido en unos de los reposteros del balcón del Excelentísimo Ayuntamiento.
Siguen los datos:
Creció la estimación a Plasencia, con las victorias que obtenía, y se multiplicaban los privilegios y exenciones, para el Clero y Pueblo, que en las gloriosas lídes rivalizaban con justicia el UT PLACEAT DEO ET HOMINIBUS, escrito por su fundador con caracteres indelebles de oro.
¿Quién ignora que el Obispo D. Domino con su Clero, y el Concejo de Plasencia, ambos con sus gentes de armas, prestaron importantes servicios en la frontera con la conquista de Trujillo y Medellín en 1232 ?
¿Desconoce alguno la parte muy activa que tomaron los placentinos en las conquistas de Baeza, Jaén, Córdoba, Murcia y Sevilla, lo mismo que otras muchas villas, lugares y castillos?.
Dice también una nota en apartado:
En septiembre de 1218 era Alcaide o Regidor de Plasencia D. Gil Pérez, el que al momento acudió con sus huestes al llamamiento que hiciera el Rey san Fernando para la conquista de Sevilla, a la que acudieron los más distinguidos capitanes y guerreros placentinos: Rodrigo Villalva, Alvar, Pedro Gonzalo, Nuño Núñez, Martín y Diego Gómez, Ruy González, D. Gonzalo González, padre de Dñª Sol, Sancho Sánchez, Rodrigo Rodrigo, D. Gonzalo Pérez de Plasencia, Lope de Ayala, Diego García, Diego Pelaez, sobrino del Deán, Gonzalo Gil, Polo Martínez, Diego Polo, Pedro Amador, Sancho Polo, y los ballesteros de a caballo, Juan Gil, Sancho Martín, Diego Mateo, Juan Pérez de Plasencia y D. Benito Pérez el Ballestero a quien más tarde el rey D. Alfonso otorgó el poblado y la dehesa de Ferruz, para poblarla y defenderla contra los “Golfines”que desbastaban Extremadura.
El rey D. Sancho IV en 1285 otorga la villa de Jaraicejo, que a la sazón era ya una fortaleza importantísima, al denodado guerrero, Capitán D. Gonzalo Godinez, cuya villa constituyó en señorío, pero este continuó en la Casa del Rey siendo muy estimado y más tarde en 1288, estando D. Sancho en Vitoria hace merced de Jaraicejo y sus términos, derechos y pertenencias a Pedro Sánchez de la Cámara, y ordena al Concejo placentino no contradiga la orden de posesión.
En 1294 Pedro Sánchez de la Cámara hizo donación del Señorío de Jaraicejo al Obispo D. Domingo, al Deán y Cabildo placentino, con el molino y dehesas que le correspondían.
Se hizo la donación ante el escribano público de Burgos D. Gonzalo Pérez y signado por D. Alfonso Martínez, Escribano Real.
Pasan cinco siglos y el Señorío de Jaraicejo, deja de ser del Obispado y Cabildo placentinos por el decreto de desamortización promulgado en el siglo XVIII por el rey Carlos III.
Entre estos curiosos datos históricos, subrayo con mayúsculas el nombre de Sancho Polo, uno de los capitanes que se distinguieron en la Reconquista, cuyo nombre se ostenta todavía en una calle de la ciudad.

FRANCISCO MIRON.
La Voz de Plasencia.





martes, 19 de septiembre de 2017

PLASENCIA 1808-1809. III

En la tarde del día 28 de diciembre de 1808, el ejército de tropas francesas al mando del General Lefebre, había pasado el río Tietar y se dirigía esta ciudad, el Sr. Corregidor, los señores de la primera Junta de Gobierno y la mayor parte de los vecinos de ella despojaron y dejaron abandonadas y cerradas sus casas por el temor que tenían a sus enemigos: El corto numero de vecinos que por no tener miedos para ausentarse o por otras causas, se vieron en el desconsuelo de no tener Juez, ni otra autoridad que diese disposiciones para que el enemigo, no destruyese la Ciudad, por lo que empezaron a aclamar en la Plaza Mayor que se nombrase Corregidor, Ayuntamiento y Junta que atendiese a las necesidades del pueblo, á suministrar en modo de lo posible a las tropas francesas lo que pudiesen, para evitar que de algún modo el que incendiasen la Ciudad y pasaran a cuchillo a los pocos habitantes que en ella permanecían; cerca del anochecer, se juntaron en la Casa Consistorial y según dictamen del licenciado D. Francisco Baltasar Cilla, abogado de los Reales Concejos que se hallaba presente y de acuerdo con el numero de vecinos que asistieron, recayó el nombramiento de Corregidor en el anciano D. Francisco Serrano notario eclesiástico, que por sus achaques no había podido salir de la Ciudad, acompañando a su mujer y familia que había mandado a otro pueblo, así como a los otros Regidores, Diputados y Personeros y vocales de esta segunda Junta que se nombrase.

Apenas había concluido dicho nombramiento, empezaron a clamar que estaba en la Plaza Mayor la avanzada de la caballería de las tropas francesas, la Junta acompañada de algunos vecinos bajaron con luz a saber las ordenes que traían, luego que vieron la luz, se dirigió a ellos el Comandante con algunos Dragones y su interprete, y por él los requirió, con las amenazas acostumbrada del degüello , saqueo e incendio, de parte y con mandato expreso del General Lefebre, que habían de entrar en la Ciudad con su gran ejercito de 25.000 hombres, tuviesen prevenidas y prontas, la justicia y pueblo, cien mil raciones de pan y cien mil de carne y cien mil de vino; paja y cebada suficiente par cuatro mil caballos y las demás bestias empleada en las gruesa artillería y crecido equipaje para cuatro dias que había de ocupar el ejercito francés la Ciudad.

Era imposible en tener echas la provisiones que pedían para el día siguiente, lo que oído y entendido por el comandante, no dio otra respuesta, “ que todo lo que se pedía debía estar dispuesto”, y que no tenia orden de admitir excusa, y si para amenazar con el degüello, saqueo e incendio, si amenazaron al Corregidor Serrano con quererle llevar preso, que con desenvoltura y valor le dijo: “que si le llevan preso, ninguna provisión encontrarían”, y así el parlamento fue dejado y la avanzada volvió por donde habían entrado a reunirse con el grueso del ejercito, en una noche lluviosa y oscura.

Era notorio que los molineros y horneros habían huidos dejando los molinos y hornos cerrados; las panaderías estaban cerradas sus puertas y a cuanto pan amasado solo había como unas tres mil raciones, que estaban prevenidas para nuestras tropas; que las carnes solo el obligado de ellas podía en algún modo favorecer al pueblo y así de los demás artículos que pedían y por ello acordaron pedir la ayuda de todos los vecinos existente en la Ciudad y con efecto así se ofrecieron.

El día 29, estando todos calados de pies a cabeza, y apenas había amanecido, cuando les dieron la noticia que iba bajando a la Ciudad por el camino de Malpartida el ejercito francés, saliéndoles a recibirlos el Corregidor y Junta en unión de algunos vecinos, como ya estaba resuelto al General Lefebre, se le alojase en el Palacio Episcopal, y que después se trataría de los demás de alojamientos, cuarteles y demás que fuese ocurriendo, se alojo inmediatamente al General según lo acordado. El Comandante de la Plaza Sevastiany, los comisarios ordenadores, con su guardia de prevención, se dirigieron a la Plaza Mayor con el Corregidor, señores de la Junta y algunos vecinos de los mas útiles; subieron a la Casa Consistorial y dieron orden al Corregidor que no salieran del consistorio, sin tener en cuenta su edad y que chorreaba agua de su vestido.

De lo que primero se empezó a tratar, fue del alojamiento de los Oficiales, según su graduación, de los cuarteles para la tropa de caballería e infantería y de las demás ordenes que dieran a la Junta, siempre acompañadas de amenazas y fiereza al paciente anciano Corregidor. Los comisarios y ordenadores procuraron enterarse de los auxilios de pan, carnes y demás que estaban prevenidos y habían pedido, y entendidos del estado de la Ciudad, de no haber molineros, panaderos, ni mas que un solo cortador, desde luego empezaron a obrar independientes: recibieron el pan que estaba masado y harina, las carnes que tenia preparada el cortador Elvira y las que tenia suyas y de Juan de la Ines, en el corral del matadero.

Pusieron en los mataderos cortadores de su mismo ejército y soldados que les ayudaran y pidieron paisanos que fuesen con ellos al campo por más ganado vacuno, cabrio y lanar. Se apoderaron de los hornos y pusieron en ellos panaderos de sus militares y mandaron para cada horno se nombrase un comisionado del pueblo con paisanos que solo entendiesen en suministrarles la leña y demás utensilios necesarios para el amasijo del pan que hacían por si mismo aceleradamente sin ceñir, sin levadura y sin sal. También pidieron comisarios y gente para los molinos y apoderándose y allanando la Cilla y panera de los Sres. Deán y Cabildo, de allí tomaron a su discreción el trigo que necesitaron para el pan y la cebada para los caballos, además de la que encontraron en los mesones, cuya provisión consumieron con parte de la paja que había en ellos. Además exigieron la suela, corcovan y demás artículos de calzado que repartieron por las compañías del ejercito francés.
Tomaron los paños pardos que había en las fabricas del Hospicio y algunas piezas de paños fino en las casas de los mercaderes, y para dárselos, ó por mejor decir acompañar a los capitanes y tropas, que siempre destinaban a coger cuanto podían, iban vecinos honrados de aquellos que se habían ofrecido a auxiliar y asistir de continuo á la disposición de la Junta.

En la mañana que llegaron los franceses muchos entraron en el Hospital de Santa Maria, y entre ellos algunos con el solo objeto de robar, como tambien las cosas de los enfermos. Los primeros comieron y bebieron cuanto había, así como el buen vino de la cosecha del establecimiento, y se llevaron todas las ropas que pudieron y el metálico, quina y otros medicamentos de farmacia y los daños que causaron ascendió a 10.000 reales.

Los sufrimientos del Sr. Corregidor fueron atroces, pues además de su prisión y de las continuas amenazas, cuando llegaba la noche el triste hombre se acostaba sobre una estera envuelto en su capa y con las ropas mojadas desde el primer día, poniendo el sobrero de cabecera. Le daban una hora de termino al medio día, para ir a su casa, pero con guardias, y como no hubiere ninguna persona que le asistiera, el tenia que encender el fuego y prepararse una sopa que era lo que comía durante todo el día. El resto de la Junta podía ir libremente a sus casas, dormir y alimentarse; pero a él le tuvieron preso y custodiado como inestimable talismán, para que le obedeciese la Junta y el pueblo en aquello que necesitaban los franceses., hasta el día primero de enero de 1809, en el que salieron con dirección a Castilla, y no obstante el resto del día sin cesar lloviendo lo empleo conforme estaba y acompañado de los señores de la Junta en recorrer y reconocer las iglesias que hallaron cerrada y sin lesión; en poner vecinos honrados que guardasen la Cilla de los Sr. Deán y CabiLdo, mientras se componían las puertas principales que habían destrozado; en cerrar las de las casas de los vecinos que se habían ausentado; en recoger colchones y otros efectos que estaban en la Plaza, calles y cuarteles y depositarlo todo para devolvérselos a sus dueños bajo aquellas precauciones que dispuso la Junta, con otras cosas de buen gobierno, hasta que por la noche a instancia de los Alcaldes de barrio y de otras personas que se ofrecieron a velar a la población, se recogió a su casa a quitarse la ropa mojada desde el día 28 de Diciembre.
D.Francisco Serrano Alvarez Rodriguez, fué el Notario del Tribunal Eclesiastico de la Ciudad y Obispado de Plasencia.
Aquí concluye la primera entrada de los franceses en Plasencia.

EN MEMORIA DE AQUELLOS PLACENTINOS Y PERSONAS HONRADAS QUE SUPIERON SALVAGUARDAR NUESTRA MUY NOBLE Y LEAL CIUDAD DE PLASENCIA. 1808-2008
Jose Antonio Pajuelo Jimenez - Pedro Luna Reina

martes, 12 de septiembre de 2017

PLASENCIA 1808-1809.(II)



Al siguiente día 9, volvieron a reunirse los grupos, y a las once de la mañana se dirigieron a la prisión, de la que se apoderaron y entraron en la habitación de Baena y le forzaron a que les siguiera, le apalearon y a los pocos golpes cayo al suelo moribundo y le abandonaron para que acabara de morir. A la media hora se incorporo; la autoridad estaba a la mira con intención de ayudarle, pero no se atrevían temerosos de ser victimas como el, al que veían bañado de sangre. Atemorizados esperaban se retiraran a comer los muchos bárbaros que estaban en la plaza gozándose en la contemplación del angustioso estado de la victima. Cuando creían las autoridades próximo el momento de auxiliar a Baena, salio de los portales Manuela Rangel, mujer de Vicente Egido, con dirección a la ensangrentada victima de la multitud, le clavo dos veces un puñal diciéndole “ dos puñaladas te doy por dos hijos que tengo, si más hijos tuviera, mas puñaladas te diera” viva Manuela, grito la multitud y el desgraciado Baena expiro.

Pasados algunos años, Manuela Rangel perdió el juicio, también lo tenia perdido en aquel acto por contagio de la multitud enloquecida; su hijo mayor murió apaleado en Portugal en 1824.

Creían los placentinos, al ver que se había pacificado la ciudad, por mediación de religiosos y eclesiásticos y las personas mas prestigiosas, que no se repetirían las sangrientas escenas, pero se engañaron; el día 13 del mismo mes, algunos malos sujetos de Navaconcejo, al grito de que mueran los afrancesados, indujeron o contagiaron a la multitud que se les unió; corrieron a la cárcel y penetraron en la celda de D. Antonio Moreno, le empujaron hacia las escaleras, le dieron dos bayonetazos al bajarle, y chorreando sangre de su cuerpo, le llevaron a la Plaza Mayor, y allí, como lobos rabiosos, mordiéndole, apaleándole y cosiéndole a puñaladas le quitaron la vida.

No satisfecha su ferocidad, un voluntario del pueblo de Abadia corto al cadáver la cabeza, la tiró a lo alto, la recibió al caer, la corto las orejas, la volvió a tirar por lo alto y tirándola y recibiéndola y danzando a la vez, atravesó la plaza, salio seguido de la multitud por la cale Talavera, y al final de ella, cerca de la fuente, la tiro y la hizo pedazos.

Fray Manuel Redondo, religioso del convento de San Francisco, obispo después de Santa Marta, que subía de su convento para entrar en la ciudad a fin de pacificar los ánimos, recogió los pedazos y los enterró en la iglesia de su monasterio.

Otro grupo arrastro el cuerpo la calle abajo de Trujillo con intención de colgarle de unos de sus balcones de su casa, y al empezar a ejecutarlo, uno de la turbulenta masa, en gruesas voces les arengo diciendo: “ ciudadanos su mujer es muy buena, no es francesada, esta llorando dentro, no aumentemos su dolor”, cambio la involuntaria solidaridad de los irracionales voluntades de la multitud y siguieron arrastrando el cuerpo muerto, hasta un muladar, en donde le arrojaron y en él permaneció mas de una hora, antes que la autoridad le recogiese para darle sepultura.


Después sacaron de la cárcel a Isidro Clemente, alias el Ignorato, de oficio jornalero, atribuyéndole el que era recadero ó mandadero de los afrancesados; le llevaron a la Plaza y en tal apuro suplico a la multitud que no le mataran y a cambio de su vida les diría quienes eran los afrancesados. Entonces, subiéndole sobre una mesa para mejor oírle, desde lo alto empezó a nombrar correlativamente a los afrancesados a los sujetos mas acaudalados y mejor nota de la población, y al nombrar a Sr. Bencono, chantre de la catedral, preceptor que había sido del idolatrado Príncipe Fernando, una voz de la multitud gritó: “Mientes grandísimo pícaro”, y la tumultuaria muchedumbre abestializada le tiró la mesa al suelo y le asesinó cruelmente.
Bencono era el español más adicto a su discípulo Fernando, el cual, luego que volvió del secuestro en que le tenía Napoleón, le honró mucho, le propuso para Obispo de varias diócesis y aceptó solamente el Arcedianato de Carmona en la Catedral de Sevilla, y al poco tiempo le nombró Arce obispo de Eraclea impartibus, con cuya dignidades murió.
En este mismo día la multitud se apoderó de la correspondencia que traía el correo, procedieron a su pública lectura y llegaron a la de una carta dirigida a Henao desde Salamanca escrita por su hijo canónigo de aquella catedral, en la que decía: “Padre estoy decidido a tomar las armas en contra de los Franceses hasta su total exterminio”. Otra a Barbina de Madrid, diciendo lo mismo, cuyos contenidos fueron prueba suficiente para los amotinados de que estos dos presos, que estaban en la cárcel destinados a la muerte como los otros eran adictos al rey Fernando, y corrieron a sacarlos de la cárcel y aclamarlos como patriotas.
De la Junta de Armamento y defensa extremeña de Badajoz con fecha 18 de Octubre de 1808, recibieron un oficio el Obispo-presidente y vocales de la primera Junta local de Plasencia, en el que les decía: “La junta suprema de esta provincia quiere que se comunique al público para satisfacción de V. S. la generosidad con que los vecinos de ese pueblo y su partido se han distinguido en los donativos de toda especie que voluntariamente han hecho. Es necesario que V. S. se sirva, a la brevedad posible, remitirme una relación exacta y circunstanciada, que los comprenda para que ninguno carezca del honor que debe resultarse. Dios guarde a V. S muchos años. Badajoz 18 de Octubre de 1808. Antonio Fernández del Castillo, Seño presidente y vocales de la Junta de Gobierno de Plasencia.

Llego la noticia, que desde Madrid bajaba un ejercito francés de 15.000 hombres mandados por Lefevre y Sebastián. La Junta ordeno que todos los escopeteros de la ciudad, los del lugar de Malpartida con otos de varios pueblos en unión del resguardo de infantería y caballería y diez hombres que estaban en la ciudad pertenecientes ak Regimiento Provincial de Plasencia y una compañía de soldados catalanes, todos los mencionados sumaban 500 hombres, marchasen al río Tietar, tomasen las barcas de la Bazagona y fortificaran la ribera de dicho rio como mejor les pareciera. No habian terminado la fortificación, cuando recibieron la noticia que los franceses estaban en Navalmoral. A las seis de la mañana del 23 de diciembre de 1808, nuestras avanzadillas se encontraron mas halla del rio con los franceses,, retrocedieron nuestras avanzadillas al río trayéndose las barcas. A las diez de la mañana se dejaron verse otra vez y se aproximaron a reconocer la orilla del rio Tietar, y mientras la compañía de catalanes les hizo una descarga causándoles dos muertos y siete heridos y una precipitada retirada.

A las doce de la mañana se presento una columna de 3000 franceses decididos a pasar el rio, pero al no tener barca y fortificada la otra orilla, se vieron en la necesidad de permanecer a poca distancia, formados en batalla, pero observando que la mayor parte de los que se oponían eran paisanos, hicieron una descarga para asustarlos, lo cual en lugar de intimidar a los nuestros, enardeció los ánimos y con muy certeros disparos, obligaron a los franceses a retirarse con treinta muertos y mas de ochenta heridos.
Al dia siguiente los generales Lefevre y Sebastián,: estos dieron principio haciendo fuego con tre piezas de artillería, las cuales en un breve tiempo destruyeron nuestros parapetos, y cuando mas obstinados estaban nuestros valientes paisanos en resistirles el paso, de improviso se vieron acometidos por la espalda, por setecientos hombre de la caballería francesa, que habían pasado el río por el vado llamado de la Gallina, lo que obligo a retirarse en dispersión a los montes y como conocedores de ellos se evadieron de los sables franceses, excepto onces que fueron alcanzados y degollados.

Los enemigos furiosos por las bajas que habian tenido, ansiando la venganza, llegaron todos presuroso al lugar de Malpartida, abandonado por sus moradores para librarse de sus iras, rompieron las puertas de sus edificios, los saquearon y quemaron mas de ciento veinte casas.

(CONTINUARA)

de Vicente Paredes.1909, Rev. de Extremadura.



martes, 5 de septiembre de 2017

PLASENCIA 1808-1809.( I )

En 1793 era Corregidor de Plasencia el Marques de la Paz, y se suscribieron para oponerse a la revolución francesa los Regidores perpetuos D. Francisco Nieto de la Cepeda, José Barrado, Tomas del Barco, José del Campo, Marques de la Santa Cruz de Aguirre, D. Pedro Amador, D. Tomas Varona, D. José Varona, D. Vicente Vargas y Laguna, D. Antonio Zancudo y Barrado y otros tres mas que no se suscribieron. No pudieron conseguir nada contra la invasión de las ideas de la revolución que engendraron en esta localidad y las inmediatas, como en todas las de la península, dos partidos políticos: el de los partidarios de las nuevas ideas sociales, políticas y económicas y el de los que no admitían innovaciones en el régimen político y social y religioso. Al primero pertenecían todos o la mayor parte de los intelectuales quienes llamaban afrancesados, que seguían a los viejos partidarios del progreso del tiempo de Carlos III, como Jovellanos, Moñinos y otros opuestos a los malos gobiernos de Carlos IV. De estos dos partidos aún palpitan sus luchas intelectuales, en los cuales se distinguían en 1851 dos grandes filósofos de nuestra región extremeña, D. Nicomedes Martín Mateos, combatiendo al otro filosofo, el Ilustre Marques de Valdegamos, a instancia del insigne jurisconsulto Muñoz Bueno, en 26 cartas impresas en Valladolid dirigidas a dicho amigo D. Joaquín, las cuales bien merecen ser mucho mas leídas por los extremeños. Al decir región , me refiero a la tópica llamada extremeña en la que están Bejar y Candelario; no á la política que nunca existió, pues Extremadura jamás fue reino ni republica, ni tubo fuero regional.

Luego que llego a Plasencia la proclama del patriota Alcalde mostolense, los placentinos como la mayor parte de los pueblos, hicieron su Junta local de armamentos y defensa compuesta del obispo D. Lorenzo Igual de Soria, presidente; Sr. Antonio Vicente de Arce vicepresidente, y los vocales D. Francisco de Sales Andrés, canónigo; el Prior del Convento de San Vicente; el padre guardián de San Francisco; D. Vicente Vargas y Laguna, regidor perpetuo y brigadier de los ejércitos: D. Antonio del Barco Villalobos, también regidor, y D. Juan Rodríguez del Castillo, secretario.

El primer acuerdo de esta Junta fue el de mandar tomar las armas a toda la juventud de la derecha del Tajo sin excepción de clases, la cual corrió presurosa al llamamiento; de los reunidos formo cuatro batallones y para que con mas comodidad fueran regimentados y armados, determino que el punto e reunión del primero, fuera esta ciudad, del segundo Jaraiz, del tercero Navalmoral y del cuarto Coria. Acordó invitar al Cabildo catedral, al de curas y á las comunidades de uno y otro sexos, con el fin de que la auxiliasen con lo que fuesen sus voluntades. Todos los cuales se apresuraron poniendo a su disposición grandes cantidades, con las que dieron principio a la manutención de los batallones que hablan creado. El que se organizo en esta tomo el nombre de voluntarios de Plasencia, y fue el primero que vistió uniforme, armo perfectamente, recibió oficialidad para instruirse en el manejo de las armas y se dio por coronel al joven Marques de Camarena, hijo del Ecmo. Sr. D. Antonio Arce, que se había criado en esta ciudad en compañía de su padre, a quien todos, por sus bellas prendas, tenían gran estimación y cariño.

Todos los placentinos rivalizaban en ofrecer sus personas y su dinero a la Junta nombrada y á la Patria, prescindiendo de las ideas políticas de cada uno, como claramente lo demuestra la forma en que hacían sus ofrecimientos los vecinos de uno y otro estado para ayudar a la manutención de las tropas, que con motivo de aquellas urgencias se alistaron en defensa de la Nación, suscripción que empezó el 5 de Junio, la cual, ,hasta el 7 de Agosto de 1808 habían hecho de buena voluntad en beneficio de la ciudad y de la patria para defenderla de la dominación de Francia el cuantioso donativo en metálico de 293.160 reales, que le correspondían pagar de los ocho millones repartidos a Extremadura. La junta local presidida por el obispo Igual y Soria, comunicaba a la Junta de la provincia, residente en Badajoz, que había entregado la parte que le correspondía de lo ocho millones pedidos a Extremadura para los gastos de la guerra, y en vista de haber sido la primera Junta local que lo hizo, la de Badajoz, acordó hacerlo constar así y dar las mas respetuosa gracias al Sr, Obispo presidenta de la Junta de Plasencia, firmándola en Badajoz en 9 de Agosto de 1808,D. José Gallazo y D. Martín de Garay

Los manejos de los franceses, para dividir a los buenos patriotas españoles, partidarios de las ideas de la revolución francesa, de los también amantes de su patria, enemigos de ella, dio por resultado, que la multitud, inconscientemente movida de la solidaridad de las voluntades, que se produce en ellas, cuando hay quien sabe convocarlas, originara el que el 8 de Junio de 1808, a las seis de la mañana se oyesen varias voces de “mueran los traidores afrancesados”, las cuales fueron tomando tanto incremento, que a las diez de la misma, unos cuando jóvenes voluntarios, que estaban en esta población acompañados de muchos paisanos de los pueblos inmediatos, se reunieron en la Plaza Mayor, salieron de ella en pelotón a las casas de D. Jerónimo Baena, D. Antonio Moreno, Isidro Clemente alias el Ignorato, D. Manuel Henao, tesorero de la Administración de Rentas Reales y a la de D. Antonio Barbina, se apoderaron de su personas y en seguida les condujeron a la carcel.
( CONTINUARA)


Mes de Abril del año 1909. de Vicente Paredes.

Jose Antonio Pajuelo Jimenez- Pedro Luna Reina


martes, 29 de agosto de 2017

"BANDO DE LOS ALCALDES" 2 De Mayo 1808



El texto completo del 'Bando de los Alcaldes'

Entre los documentos del archivo de la parroquia de Cumbres de San Bartolomé, de la provincia de Huelva, apareció en 1908 una copia de este bando histórico, hoy día custodiado en el archivo municipal de esta localidad con el número 27 del 'Inventario adicional'.
Consta de cuatro hojas, caligrafiado la primera hoja con las siguientes notas marginales:


"A estas horas, que son las cuatro y cuarto de la tarde, se nos acaba de entregar un oficio del Sr. Alcalde Mayor de la villa de Fregenal que viene a toda diligencia, referente al que ha recibido del Sr. Alcalde Mayor de la villa de la Fuente del Maestro, que le dirigió el Sr. Alcalde Mayor interino de la ciudad de Mérida, al que un postillón que viene a toda diligencia se le ha comunicado otro de la villa de Móstoles, con fecha dos del corriente, que dice lo siguiente:"

"Señores Justicias de los pueblos a quienes se presentase este oficio, de mí el Alcalde de Móstoles:

Es notorio que los franceses apostados en las cercanías de Madrid y dentro de la Corte, han tomado la defensa, sobre este pueblo capital y las tropas españolas; de manera que en Madrid está corriendo a esta hora mucha sangre; como españoles es necesario que muramos por el Rey y por la Patria, armándonos contra unos pérfidos que so color de amistad y alianza nos quieren imponer un pesado yugo, después de haberse apoderado de la augusta persona del Rey; procedamos, pues, a tomar las activas providencias para escarmentar tanta perfidia, acudiendo al socorro de Madrid y demás pueblos y alentándonos, pues no hay fuerzas que prevalezcan contra quien es leal y valiente, como los españoles lo son.



Dios guarde a Vuestras Mercedes muchos años.
Móstoles dos de Mayo de mil ochocientos y ocho.
Andrés Torrejón. Simón Hernández


Jose Antonio Pajuelo Jimenez - Pedro Luna Reina

martes, 23 de mayo de 2017

HISTORIA DEL REGIMIENTO (II)

SEGUNDA EPOCA (1920 1931)
REORGANIZACION. El Capítulo de las Ordenes Militares, al tener conocimiento sobre la reorganización del antiguo Regimiento de Ordenes Militares, se ofrece a regalar la insignia de la Patria a su Regimiento, acto que se realiza el día 9 de Octubre de 1920, en plena plaza de ESTELLA, con asistencia de S.M. el rey Alfonso XIII, que entregó la Insignia, y representación de los Caballeros de la Ordenes Militares el Excmo. Sr. Duque del Infantado, por la Orden de Santiago y Excmo. Sr. Marqués de Hacha, por la Orden Calatrava. La bandera fue entregada por el Excmo. Duque del Infantado a S.M. el rey, quien a su vez, la entrega el Regimiento por mediación de su Coronel D. Angel Morales Reynosa. Conservando el privilegio concedido al Presidente del Consejo de las Ordenes Militares, a la sazón el Excmo. Sr. Duque del Infantado, SM. el Rey Alfonso XIII, tiene a bien otorgarle y confirmarle la investidura de Coronel honorario del Regimiento sin fueros ni ejercicios de Autoridad Militar
DISTINTIVOS. Por R. O. C. de 23 de Enero de 1921, se dispone use el Regimiento el lugar del núm. 77 como distintivo, un Rombo en el que irán encerradas las cruces de las Ordenes Militares.
HECHOS DE ARMAS MAS IMPORTANTES.
Batallones expedicionarios de este Regimiento, toman parte en la Campaña de nuestra zona del Protectorado, Sectores de Ceuta- Tetuán y Tetuán-Xauen, en los años 1921-1922 y 1924-1925-1926, destacándose en los combates retirada de XAUEN, DAR-AKOBA-XERUTA, KAMARA, ZOCO EL ARBAA DE BENI ASAN, FONDADILLO, TARANIS, KERIKKRA Y KARRICH.
CORONELES QUE MANDARON EL REGIMIENTO.
D. Angel Morales Reynosa.
D. Jesús María Echevarría.
D. Antonio Morales.
D. Lino Cordal.


TERCERA EPOCA (1944-...ORGANIZACION. Finalizada la Guerra Civil (1936-1939) y en virtud de una Orden Ministerial, se organiza en el año 1940, el Regimiento de Infantería n°41, al que sirven de base los Batallones y Banderas de la F. E. T. y de las J. O. N. 5. siguientes: 3ª.de Argel; 6ª y 12ª de CASTILLA; 5ªde PAVÍA; 10º de GRANADA; Bandera de Ntra. Sra. de la CABEZA. Dicho Regimiento n.º 41 forma parte de la División de Infantería núm. 12. cuya cabeza radica en BADAJOZ. En él se refundió el Batallón de Ametralladoras n.° 7 que antes guarneció Plasencia, recogiendo su historial. Por decreto del 21-12-43 (B.0. nº1, de 1944) pasó el Regimiento nº 41 a denominarse Regimiento de Infantería Ordenes Militares núm.37.
En virtud de la Instrucción General ( I.G.) núm. 158-107 del E.M.C., de fecha 1.3.59, pasa a denominarse Agrupación de Infanterías Ordenes Militares núm. 37, pasando a formar parte de la División núm. 11 que tiene su cabecera en Madrid. Nuevamente, en virtud de la I.G. núm. 163-2, de fecha 20.3.63 derivada de la I.G. núm. 163-132 del E.M.C., toma denominación de Regimiento de Infantería Ordenes Militares núm. 37, a partir del 1 de Abril de 1963, pasando a formar parte de la D. O. T. núm.1 (Fuerzas de Defensas Operativas del Territorio), que tiene su cabeza en Madrid.
HECHOS DE ARMAS DEL BATALLON DE AMETRALLADORAS Nº 37, CUYO HISTORIAL RECOGIO EL REGIMIENTO.
Al iniciarse la Guerra Civil, este Batallón aseguró el triunfo en la ciudad de Plasencia y todo el Norte de la Provincia de Cáceres. Por ser la única Unidad de Ametralladoras existente en Zona Nacional, dio origen a varios Batallones de esta especialidad y de otros de fusileros granaderos (Batallones 1°, 17°, 27º, 37.°, 161°, 162º, 179ºº., y 508. distinguiéndose brillantemente en las siguientes acciones: Ocupación y defensa del ALTO DE LOS LEONES; Operación de ruptura en el cinturón de BILBAO; Batalla de BRUNETE y paso del JARAMA; Operaciones de SANTANDER y ASTURIAS; Combates de MULETOS y CELADAS; Operaciones para la liberación del Cerco de TERUEL; Ocupación de la fortificación de VILLASTRE; Operaciones del MAESTRAZGO y LEVANTE: Rotura de las líneas enemigas frente a la Cabeza del PUENTE DE SEROS; Defensa del VILLAR DEL PEDROSO, CARRASCALEJO (Cáceres) y de la posiciones de ALCA ZAR, SOSET, AYTONA y BENIZAMET (Lérida); Operaciones sobre CATALUÑA, con la ocupación del MACIZO DE MONT MENEU y de la S.° DE MONT SANT; maniobra del VALLS DE TARRAGONA; Ocupación de REUS, BARCELONA, FIGUERAS Y COLL DE PERTRUS. Por su destacado y heroico comportamiento, les fueron otorgadas la Medalla Militar a las siguientes unidades: A la Cía. 1.ª del 1.Bón., por Orden de 24.4.37 (B.O. núm. 190); al Bón. núm. 161, por Orden de 1.844 (B.O. núm. 178).

Del Servicio Histórico del Ejercito

Jose Antonio Pajuelo Jimenez -Pedro Luna Reina

martes, 16 de mayo de 2017

HISTORIA DEL REGIMIENTO

HISTORIA DEL REGIMIENTO ORDENES MILTARES (I)

PRIMERA EPOCA (AÑOS 1793-1823)
NOMBRE: RPegimiento Ordenes Militares. Con el numero 40 en el año 1793 y con el numero 25 en el año 1812.
SOBRENOMBRE: Defensor de la Fe y de la Ley.
ESCUDO DE ARMAS: Ostentaba por Armas en Cuarteles de Oro y Plata las cuatros Veneras o Cruces de las Ordenes Militares.
PATRONA: Veneraba por su Augusta Patrona a la Inmaculada Concepción de Mª Santísima.
VESTUARIO: Los colores que uso en su vestuario, durante la dinastía en la Casa de Borbón, fueron los siguientes:
1793. ………..CASACA BLANCA ………DIVISA ENCARNADA Y VERDE
1802………..CASACA CELESTE………..DIVISA ENCARNADA Y NEGRA
1805………..CASACA BLANCA…………DIVISA AZUL
1815………..CASACA CELESTE…………DIVISA ENCARNADA
1821………..CASACA AZUL…………….DIVISA CARMESI
FUNDADOR: El Duque de Arión.
ORIGEN: S.M. El Rey Carlos IV, deseoso de aumentar las tropas destinadas a combatir la Revolución francesa, se dirigió a las Corporaciones del Reino, Grandeza de España y a las grandes ciudades y villas, solicitando su ayuda para esta empresa: El Consejo de las Ordenes Militares, se ofreció al Monarca en 15 de Mayo de 1793, para formar in Regimiento costeado por las rentas de sus encomiendas. Aprobado este plan por el Rey, tuvo lugar la organización del Primer Batallón de LEGANES, constituyendo su base piquetes de los Regimientos ZAMORA, GUADALAJARA y TOLEDO: el segundo Batallón se organiza en OCAÑA con reclutas andaluces, aragoneses y valencianos, enganchados por disposición del mismo Consejo de las Ordenes Militares y sirviendo de cuatro destacamentos de los Regimientos de LEON Y SORIA. El tercer Batallón se organizo merced de una oferta que hizo al Rey el Duque de Arión de reclutar a sus expensas 900 hombres, eligiéndole al mismo tiempo por Coronel de este Regimiento. Destinado el Regimiento a ultramar en 1815, se organizo, en su defecto, el “gemelo” peninsular de CASTILLA LA VIEJA, entrando en él, como elementos, constituyentes, los Regimientos de SANTIAGO, MONDOÑEDO Y CANSADOS DE GALICIA. El “viejo” de este nombre, regreso a la Península el 4 de noviembre de 1822, uniéndose al “gemelo”. El 18 de Septiembre de 1823, quedo disuelto el Regimiento, sin que conste razón para ello, aunque , tal vez, lo fue por reorganización del Ejercito.

HECHOS DE ARMAS MAS IMPORTANTES
GUERRA DE FRANCIA (1794-1795)

GUERRA DE LA INDEPENDENCIA (1808-1809-1810-1812-1813)
Defensa de “BAILEN”, ocupación de la “ERMITA DE SAN CRISTOBAL”, batalla de “CASCANTE” y sorpresa de “ORDAGO” (1808),batalla de “UCLES” y retirada de ”RORTOLA”(1809); batalla de “BORNOS” (1812); reconquista del “ CASTILLO DE PANDORBO”, bloqueo de “PAMPLONA” y batalla de “SORAUREN”(1813).


GUERRA DE AMERICA (1815-1821)


GUERRA CONSTITUCIONAL (1821-1823). Tuvieron sus acciones en los diferentes lugares VILLARUERO,”LEORZ”,”ESPINOSA”,”CARCASTILLO”,”NAVACUES”,”RONCAL”,”BENAVENTE”, (1821), y bloqueo de “PAMPLONA” (1823).
CORONELES QUE MANDARON EL REGIMIENTO.
Duque de Arión. D. José Fernández de Abascal, D. Antonio Deza. D. Carlos de Areizaga.
D. Francisco de Paula Soler. D. Alejandro Ujeda. Y D. Francisco Javier de Llamas.


(CONTINUARA)

Jose Antonio Pajuelo Jimenez -Pedro Luna Reina 

martes, 9 de mayo de 2017

BATALLON DE VOLUNTARIOS


Servicios dados a S.M. por el Batallón de Voluntarios de Plasencia y su disolución, pasados algunos días del 13 de junio en fin de diciembre de 1808.1808.- Ya esta dicho que nuestro batallón de voluntarios de Plasencia paso a Navalmoral de la Mata, puesto que permaneció durante dos meses y de donde salio con dirección a las inmediaciones de Madrid, pero habiendo recibido contraorden en Santa Cruz de Retamar, bajo a guarnecer la Plaza de Badajoz,, dejándola a los pocos días, para dirigirse a tomar el puente de Almaraz, en cuya custodia permaneció durante bastante tiempo, y desde donde hizo movimientos hacia el valle de Zalamea, , al que desamparo para volver al referido puente de Almaraz ( 11 de enero de 1809), y aquí se estaciono hasta que el ejercito francés, comandado por el General Victor se presento a las orillas derecha del Tajo, con el objeto de pasar el río. A su aproximación nuestras tropas tomaron su ribera izquierda a la que con antelación habían construido varios parapetos, con el fin de no permitir que el enemigo la pasase.

El General Victor, luego que tomo noticias de los españoles, se decidió a pasarlo, para efectuarlo, dio principio haciendo fuego, el que fue contestado con el mejor orden de nuestros valientes por tres días consecutivos; pero costándole a nuestro General don José Gallazo que comandaba nuestra tropa, que de un momento a otro se iba a reunir con el cuerpo de Victor, otro que bajaba de Madrid, y viendo que el enemigo sin podérselo impedir, había colocado dos baterías, las que no cesaban de hacer fuego contra los insignificantes parapetos, tomo la decisión por consejos de sus ingenieros, de cortar su magnifico puente, con el objeto que los enemigos no pudieran pasar a la orilla izquierda. Solo hombres inexpertos, por no llamarlos ignorantes, pudieron sugerir tal idea, la que llevaron a efecto, dando principio con echarles una porción de barrenos a pesar de que varios de los que trabajaban, llamaron la atención del ingeniero principal, diciéndole, que por lo determinado, la mejor parte del puente iba a ser arruinado, contestándole que no era lo que el había designado. El resultado fue el que los trabajadores indicaron, pero no tan solo cayo el arco, sino que también lo acompaño el sabio ingeniero, la desgracia toco a doscientos hombres mas.

El puente quedo cortado, pero no impidió que a los dos días, pasase el ejercito enemigo, y el nuestro se retirase a los campos de Trujillo, y desde aquí al mencionado valle de Zalamea y demás pueblos limítrofes, ya reunidos el batallón de voluntarios y demás tropas que habían defendido el puente, con el General don Gregorio de la Cuesta ,se verifica el ataque a Medellín, el que dio principio el 28 de Marzo de 1809, y al las tres de la tarde, solo se veía en su campos miles de hombres muertos y heridos, de suerte que el francés se sacio de degollar a hombres y lo que mas llamo la atención fue que nuestra infantería le había tomado sus baterías y les hizo ponerse en precipitada fuga con el mayor desorden y tanto que agrupados y sin formación se les veía correr, llegando al extremo que unos y otros se impedían el paso del río de Guadiana. Cuando nuestra infantería creía segura la victoria, vio no sin admiración que los que debían coronarla era la caballería, en vez de entra a descuello con lo que habían resistido sin orden del General. El Jefe francés que lo advierte manda acometer a la suya y lo verifico con éxito tan feliz que con su entrada desordeno nuestros batallones, así que en un momento la batalla se perdió, saciándose los franceses en matar hombres.

Jose Antonio Pajuelo Jimenez - Pedro Luna Reina

martes, 25 de abril de 2017

Don Amadeo Rodriguez Magro


Don Amadeo Rodríguez Magro nombrado Hijo Adoptivo de Plasencia

Una Plaza lleva, desde hoy, el nombre del "Obispo Amadeo"
Hacía cinco años que Plasencia no nombraba un hijo adoptivo -el último fue el banquero Jesús Medina Ocaña-, y el centro cultural Las Claras se vistió de gala para la ocasión. Amadeo Rodríguez Magro, obispo de Plasencia desde 2003 hasta 2016 y actual prelado de Jaén, recibió ayer este reconocimiento, uno de los más altos que concede el municipio, y lo hizo tirando en su discurso de agradecimiento de la ironía que es uno de los rasgos distintivos de su carácter: «En los tiempos que corren hay que ser muy valientes para darle a un obispo una distinción como esta», afirmó.
Amadeo Rodríguez es consciente de que no todo el mundo en Plasencia ha aplaudido su nombramiento como hijo predilecto. En el pleno en el que se hizo oficial el pasado mes de septiembre votaron a favor el PP, Ciudadanos y Extremeños, mientras que el PSOE, grupo mayoritario de la oposición, se abstuvo, y el concejal de Plasencia en Común se ausentó durante la votación para evitar tener que pronunciarse. El propio obispo habló en su intervención de estas discrepancias: «Sé que para hacerme hijo adoptivo habéis recogido el sentir favorable de muchos cotejándolo, como es natural, con la indiferencia de algunos y el desacuerdo de otros», afirmó, y añadió: «Todas las opciones las respeto y agradezco. Los contrario sería poco evangélico. Recordad lo que dice Jesucristo, como una fuerte advertencia: ¡Ay si todo el mundo habla bien de vosotros'».
Amadeo Rodríguez tuvo palabras de agradecimiento para quienes han sido sus colaboradores en la Diócesis durante estos 13 años, y también para quienes le encaminaron en su carrera eclesiástica. Dijo tener presente que entre los motivos que le han valido este reconocimiento se encuentra su trabajo en favor del patrimonio cultural de Plasencia. Lamentó en ese sentido algunos proyectos iniciados por él que no se han visto aún materializados, sobre todo la exposición Las Edades del Hombre y la llegada de un centro adscrito de la Universidad Católica de Ávila (UCAV). Hizo gala de su condición de placentino de honor, distintivo que se comprometió a lucir dondequiera que vaya.
El acto comenzó con un breve repaso por parte de la cronista oficial de Plasencia, Esther Sánchez, de la historia de la Diócesis yde algunos de sus obispos más destacados. También intervino Francisco Rico Bayo, que sigue siendo el administrador diocesano hasta que el obispo electo, José Luis Retana, sea ordenado el próximo 24 de junio. Después el secretario del Ayuntamiento, Antonio Santibáñez, leyó el acuerdo de pleno sobre el nombramiento de hijo adoptivo, que califica al homenajeado de «gran gestor» y destaca su «preocupación por la herencia histórica artística de una de las Diócesis más antiguas del mundo».
Ha sido capaz de abrir centros religiosos al mundo de la cultura con presentaciones de libros y música sacra, ha conseguido mantener viva instituciones religiosas a pesar de las dificultades, como el Monasterio de Yuste, donde tras las dificultades de los Jerónimos por falta de vocaciones don Amadeo  consigue que los Paulinos de Polonia habiten de nuevo el convento, al igual que con la Escuela Hogar de Trujillo, gestinonada hoy gracias a la gestión de don Amadeo por el Lumwn Dei, dice el acuerdo,

Cerró el acto el alcalde, Fernando Pizarro, quien en su día decidió concederle a Amadeo Rodríguez este el reconocimiento como hijo adoptivo que, según dijo ayer, «es también un agradecimiento a la Iglesia».El evento contó con interpretaciones musicales a cargo del violonchelista Pablo Sánchez, el pianista José María Villegas y el tenor Daniel García, que cantó el himno de Plasencia como broche.

Tras el acto , Amadeo Rodríguez Magro, sus acompañantes y las autoridades se dirigieron a las inmediaciones de la Puerta del Sol, donde procedieron a inaugurar oficialmente la plaza Obispo Amadeo, situada junto al colegio Alfonso VIII.


Discurso de proclamación como Hijo Adoptivo de la Ciudad de Plasencia.

Por el querer de Dios y del afecto humano, no es la primera vez que me veo en una situación como esta. Ya en una ocasión me vi en la obligación de comparecer en un acto como el que en este momento nos ha reunido. Es por eso que, al empezar mis palabras quiero mencionar que, al ser declarado hijo predilecto de Olivenza (San Jorge de Alor), en el discurso de agradecimiento que pronuncié, al menos en mi opinión, no estuve a la altura de lo que yo mismo esperaba. Aún lo recuerdo muy bien, y me produce cierto rubor, que cuando comparecí en aquel acto y me di cuenta de que era el protagonista, me sentí tan aturdido y falto de reflejos que no encontré las palabras certeras que se merecían aquellos personas tan cualificadas, que tuvieron la deferencia de considerarme una persona digna de especial predilección en la memoria de aquella bella ciudad luso-española. Confié entonces en mi capacidad de improvisación, y os confieso que me equivoqué.



Cuando tuve noticias de que de nuevo tenía que comparecer en un acto institucional semejante, en el que se me declararía hijo adoptivo de mi querida Plasencia, por la experiencia pasada, tuve la intuición de lo que ahora mismo me está sucediendo: que la carga emocional que siento en estos momentos es aún más fuerte que la de la primera vez. Por eso hoy sí vengo pertrechado con un discurso que, si no os importa, os pido la delicadeza de escuchar. Por cierto, os hablo de tú porque sois mis queridos paisanos.
Para empezar, quiero que sepáis que me gustaría pasar casi de puntillas por este trance. Y la razón de este deseo de discreción no es otra que no estorbar lo más mínimo en un momento tan especial en la vida de esta ciudad, que un vez más prepara con ilusión la llegada de su nuevo Obispo. Entiendo que, desde que se supo que el Santo Padre Francisco había nombrado a mi sucesor en la Sede de Plasencia, al sacerdote abulense, Don José Luis Retana, todo ha de estar centrado en él. Por eso, por mi parte, lo último que yo quisiera es restarle algo al afecto eclesial que ya merece el que viene a vosotros en el nombre del Señor. Os ruego, pues, que me situéis en el segundo plano que ya me corresponde.
Hechas estas reflexiones, paso a expresaros el calor de mi agradecimiento. Y lo primero que quiero compartir con vosotros es cómo me he sentido siendo placentino. Siento que os debo ofrecer el rostro más común, el que más se parezca a lo que sois cada uno de vosotros. Sé, no obstante, que, para presentarme de ese modo, he de desprenderme de añadiduras, de honores o títulos; porque el mayor de todos ellos va a ser siempre, a partir de ahora, el tener como madre a esta querida ciudad. Desde hoy, cuando me pregunten de dónde soy, además de mencionar a mi Olivenza-San Jorge natal, añadiré: y de Plasencia, que me ha adoptado como a uno más de sus hijos.
A veces pienso, con cierta pena, que seguramente muchos me habéis visto sólo como un personaje que pasó por Plasencia, uno más en la lista de los obispos que me precedieron, pero al que nunca conocieron como persona. Sé que, por más que lo intenté, no siempre olí a oveja. Esto del perfume es tan subjetivo que, donde uno sólo quiere poner el olor esencial de un pastor, a veces otros sólo perciben unos sofisticados tarros de esencias que, os aseguro, nunca fueron utilizados por mí. Aunque siempre cumplí con las responsabilidades que tenía mi oficio, os confieso que nunca me adapté a ciertas “fatuas” apariencias de ese “rol” que se me adjudicaba, y os puedo asegurar que siempre sentí un cosquilleo de indignidad cuando escuchaba, por vuestra generosidad, palabras que se referían a mí y que me situaban en un peldaño más alto del que me gustaba ocupar. Siempre me sentí un ser humano como cualquiera de vosotros, un cristiano con todos vosotros, un enviado del Señor a todos vosotros, y procuré ser consciente de que sólo podía cumplir con mi misión con fraternidad y servicio.

Hoy quiero deciros que, sin dejar de ser fiel a mis deberes institucionales, siempre quise mostrarme a mí mismo tal y como Dios quiso hacerme. Siempre quise reflejar mi origen y la sencilla historia de un aldeano que luego fue vuestro Obispo. Por eso siempre he sentido que el mejor retrato de mí es el que conservo en mi corazón desde mi infancia. El ser humano que ha vivido entre vosotros, siempre ha querido parecerse al niño sencillo y humilde, nacido en una aldea de nuestra Extremadura, y que tuvo la fortuna de poder aprovechar las oportunidades que le dio la vida: la del mucho amor de unos padres sencillos y dignísimos; la de unas hermanas, Estrella y Jacinta, que desde que nací me han querido como a su “niño”, como siempre me han reconocido. Por cierto, con mi hermana Jacinta, siempre a mi lado como ángel custodio y como una amiga, quiero compartir este honor que me hacéis, porque, os puedo asegurar, es más placentina que yo, y ya es decir. Con Estrella, el Señor me ha hecho el regalo de cuatro sobrinos, más una sobrina más, que me han enriquecido con su afecto y con la calidad excepcional que cada uno posee.

Una oportunidad especial en mi infancia fue también unos maestros que me enseñaron a apreciar el estudio y el saber, cuando aún no se cotizaba al alza esa aspiración; entonces era sólo privilegio de muy pocos. Y, por supuesto, soy el fruto agradecido de la oportunidad preciosa que me ofreció un sacerdote que, con una excepcional generosidad, ocultada a veces tras su rudo carácter zamorano, se empeñó en que yo tenía derecho a, por lo menos, intentar ser como él. Soy el fruto de la complicidad generosa de cuantos hicieron de mí, ya desde mi infancia, un ser humano que asimilaba los valores que siempre he procurado que me acompañaran. Cuando pienso en mi vida, creo que he sido siempre tal y como era de niño: el hijo, el hermano y el amigo de cuantos me quisieron mucho, y a los que yo también quise. Madurar, sin perder el niño que se lleva dentro, es el camino de la plenitud humana, como también lo es de la plenitud divina. De Jesús he aprendido que hay que hacerse como niño. Esa es la clave de todas las virtudes.
Además de esa gracia bendita que siempre fueron los míos, en la historia de mi infancia siempre anduvo, con una naturalidad asombrosa, el amor y la gracia de Dios; la fe era el fermento más sólido de mi vida. Era el mismo Dios quien me iba llevando de su mano; Él me llamó y eligió a ser para los demás con una vocación que se consolidó en mi juventud. En contacto con Jesús, mi confidente habitual y mi amigo entrañable, se orientó mi libertad de elegir el camino de mi vida y di los pasos que, cada día con más ilusión, me llevaban al sacerdocio. Como sabéis muy bien, sin Jesucristo, sin su gracia y su amor, una vida como la mía sería imposible, sería infeliz y, además, sería una farsa.
Ya como sacerdote serví a Dios y a mis hermanos en una sencilla parroquia de Mérida. Quienes orientaron mi sacerdocio eligieron muy bien mis primeros pasos: me enviaron entre gente noble, sencilla y buena en unas barriadas en las que se concentraba casi toda la pobreza, marginalidad y exclusión que entonces había en aquella ciudad. Luego, tras unos paréntesis, uno de ellos para formarme mejor en Roma, mi querido Arzobispo Antonio Montero me encomendó muchas e importantes tareas, en las que pude servir, pueblo a pueblo, problema a problema, institución a institución, a la Extremadura cristiana.
Y cuando llegó el tiempo oportuno, el Señor me envío a Plasencia, a través del Papa San Juan Pablo II, un tórrido 31 de agosto del año 2003, para ser Obispo de ésta ya para siempre mi querida primera sede. Mientras he sido vuestro Obispo, mi vida fue absolutamente placentina. Siempre viví lo que vivíais vosotros y siempre sentí lo que sentíais vosotros: con vosotros sufrí, con vosotros lloré, con vosotros fui feliz, y con vosotros tuve inmensas alegrías y momentos de una calidez humana y espiritual excepcionales. Con todos los asuntos de la ciudad me sentí un placentino más. Me dolían los problemas humanos y sociales; los que han estado más cerca de mí saben cómo me ha dolido el paro, la pobreza, la droga, la marginalidad, la incultura, la exclusión social de algunos o la invisibilidad de otros. Ante todo eso, siempre sentí dolor e impotencia y, como sabía que Dios os quiere más que yo, siempre recé intensamente por todos. Con nuestras instituciones eclesiales hacíamos cuanto podíamos, que realmente era mucho, pero siempre nos parecía insuficiente.
Pero no sería justo, si no dijera que siempre gocé de lo que es un orgullo para todos los que somos ciudadanos de la Perla del Jerte: de su historia, de su patrimonio, de sus paisajes, de su vitalidad en iniciativas sociales, culturales, lúdicas, deportivas y de sus manifestaciones festivas; sobre todo de las que se convocan en torno a la Virgen del Puerto. Disfruté siempre de los valores que definen a esta histórica y hermosa ciudad: de su generosidad, de su acogida, de su respeto a la dignidad de la persona, de su creatividad, y de tantos otros matices y colores como la enriquecen. Me hizo ser feliz todo lo que pudiera contribuir al desarrollo de esta mi querida Plasencia. Perdonadme la inmodestia, pero tengo que deciros también que, por donde quiera que fui, y no fueron cortos mis caminos, en mi boca y en mi corazón llevé siempre el orgullo placentino. Y os digo que nunca exageré y nunca mentí, porque es evidente que nunca pueden llegar nuestras palabras a mostrar toda la grandeza y la belleza de Plasencia.
Permitidme que os diga también que quise a todos sin distinción alguna; que nunca he discriminado a nadie ni en mi corazón ni en mis gestos. Siempre respeté las diferencias y aprecié a los que demandaban respeto a su persona. Siempre he procurado mirar a los demás desde la mirada de Dios, que es el único que no clasifica. Y si alguno o alguna tuvo otra lectura de mi vida entre vosotros, si algo hubiera de cierto en lo que piensa, con toda sinceridad y dolor de corazón le digo que lo siento. No obstante quiero que sepan que siempre quise hacer el bien; también cuando a alguien no lo pude complacer en lo que me pedía.
Hecha esta efusiva y sincera declaración de afecto y orgullo placentino, que requería hablar en primera persona, cambio ahora el tono y hablo en plural. Cuando estáis a la espera de un nuevo pastor, quiero deciros que el Obispo, en su misión, no puede nada por sí sólo. Sin las comunidades cristianas, sin la participación activa y responsable del pueblo de Dios, nadie puede ejercer bien este ministerio. De ahí que os invite a que fijéis vuestra mirada en cuantos me han acompañado en mi labor pastoral entre vosotros, en la multitud de cuantos han colaborado conmigo como Obispo de esta Iglesia de Plasencia. A todos, sacerdotes, consagrados y laicos, quiero darles las gracias de corazón. Los he sentido siempre a mi lado en mi labor pastoral, espiritual, social y cultural; y sin ellos no hubiera sido posible mi ministerio. No quiero hacer excepciones, pero es justo que reconozca que los que estaban más cerca siempre fueron fieles y creativos ejecutores de las líneas de trabajo ministerial que marcaron los grandes proyectos, como el sínodo, la misión diocesana y, sobre todo el desarrollo de nuestros planes pastorales.
Me consta que, entre los merecimientos que habéis sumado para concederme este honor, ha prevalecido lo que haya podido hacer en favor del patrimonio cultural de la ciudad. Pues bien, he de confesar que, al llegar a Plasencia, me vi envuelto en proyectos, unos inacabados, otros ya incoados y otros pidiendo ser tenidos en cuenta en el futuro. A todos, poco a poco, o al menos a los más urgentes e importantes, les hemos ido dando su tiempo con ilusión y, espero que, a vuestro juicio, también con competencia. Soy consciente de que algunos se han quedado por el camino, como por ejemplo “Las Edades del Hombre” o la universidad; pero no ha sido ni por mi falta de ilusión o de trabajo ni por mi inconstancia, que no se han podido realizar. En lo que se refiere a “Las Edades del Hombre”, empecé con este empeño en el año 2004, entonces le escribí al Obispo de Palencia, Rafael Palmero, a la sazón Presidente de la Fundación; e hice la última gestión, de las 10 que hice y de las que hay constancia documental, el 8 de abril de 2016; es decir, la víspera de hacerse público mi nombramiento como Obispo de Jaén, que, por cierto, tuvo que retrasarse un día justamente por esa razón. Y siempre pedí y luché la exposición con el mismo interés para las dos ciudades: Plasencia y Béjar. Espero que tanto empeño tenga algún día la recompensa de que me invitéis a la inauguración de tan gran evento cultural.
También en estos temas quiero hablar en plural; en lo referente al cuidado y restauración del patrimonio necesité de un modo especial de unos colaboradores idóneos. Los que estuvieron a mi lado en el gobierno de la Diócesis saben que siempre estoy al tanto y al frente; pero saben también que dejo trabajar al que trabaja. No hay mejor medida de gobierno que buscar y encontrar, entre los colaboradores, a aquellos que son los mejores en las tareas que se les encomiendan. Y tengo que decir que yo los he tenido espléndidos. Siento verdadero orgullo al afirmar que en esta ciudad y en esta tierra, Extremadura, para lo pastoral, para lo social y para la gestión del patrimonio cultural y religioso hay hombres y mujeres extraordinariamente capacitados. Hay un dicho, a mi entender machista, sobre todo porque nunca se afirma lo contrario, que “detrás de un gran hombre hay una gran mujer”. Pues bien, detrás de un Obispo, al menos regular, como yo he sido, siempre hay un gran equipo, y el mío fue espléndido en todo. Gracias muchas gracias. Si hoy soy hijo de esta ciudad, vosotros, los colaboradores, lo sois conmigo.
Para ir finalizando mi intervención, mi gratitud se dirige ahora a esta ciudad que tanto me ha dado y que ahora tiene el precioso detalle de situar mi vida en su seno materno. La maternidad es siempre un don sin condiciones; la madre sueña y pare a un hijo y lo quiere durante toda su vida, sin pedirle nada a cambio, ni siquiera que sea buen hijo. Estoy seguro de que es con este amor incondicional con el que estoy naciendo en el seno de Plasencia como su hijo adoptivo. Pero un buen hijo sabe que siempre ha de estar a la altura del amor que recibe. Pues bien, yo, Amadeo Rodríguez Magro, prometo hoy solemnemente ante todos vosotros querer siempre a la ciudad de Plasencia, sin rebajar nunca el afecto que le tuve desde el primer día que llegué como Obispo a esta histórica y amada sede placentina. Y quiero decirle a esta nueva madre que me acoge que siento un enorme orgullo de ser su hijo. Gracias Plasencia, porque un regalo como el que me haces, en esta hora ya tardía de mi vida, es para mí como un nuevo renacer en el afecto filial. Por eso te digo, buena madre, Plasencia querida, que siempre te llevaré en mi corazón.
Ahora les toca a ustedes, corporación municipal, y a usted, Señor Alcalde. Para todos, sin excepción, mi gratitud, la más auténtica, intensa y sincera que sea capaz de sentir: gracias por darle oficialidad a lo que siempre fui de todo corazón desde el día 17 de junio de 2003 (fecha en la que tuve noticias de que era el nuevo Obispo de Plasencia). Ese día regué con mis lágrimas y sellé con mi oración mi amor eterno a esta ciudad. Siempre me sentí un ciudadano, un hijo y, por supuesto, también un padre de Plasencia. Y aunque lo digo con pudor, espero haber contribuido a engrandecer el lema que Alfonso VIII le marcó: ut placeat Deo et hominibus. Siempre busqué que el “et”, la conjunción copulativa “y”, uniera bien a Dios y a los hombres, siempre trabajé por la armonía de agradar a los destinatarios de esa doble la doble dirección de la vida de esta ciudad; en todo momento procuré dirigir mis pasos al servicio de la gloria de Dios y de la dignidad de los seres humanos. En todo seguí la senda de la evangelización, por eso os digo que lo más auténtico de mí es que estuve entre vosotros para servir al Evangelio y no tuve otro objetivo en mi vida que no fuera ser un discípulo testigo de Jesús en cuantas cosas pude hacer y decir.
Junto a mi gratitud, quiero también felicitarles de corazón. Sé que para hacerme hijo adoptivo habéis recogido el sentir favorable de muchos, cotejándolo, como es natural, con la indiferencia de algunos y el desacuerdo de otros. Todas las opciones las respeto y agradezco. Lo contrario sería poco evangélico. Recordad lo que dice Jesucristo, como una fuerte advertencia: “¡Ay si todo el mundo habla bien de vosotros!” (Lc 6,26). Pues bien, una vez hecho el obligado discernimiento, algunos de ustedes, con su parecer y su voto mayoritario, han decidido libremente hacer lo que creyeron más conveniente y más justo y han decidido que soy digno de ser hijo adoptivo de Plasencia. Ustedes sabrán lo que han hecho. No seré yo el que les diga que han acertado; y menos que se han equivocado. Como yo no lo pedí, a mí sólo me toca aceptar el regalo que me hacen, y decirles que, con él, me han hecho muy feliz. Por eso, me permito manifestarles mi más sincero agradecimiento. Pero insisto en que quiero también felicitarles de corazón. Con la espontaneidad que sabéis que me caracteriza, me permito decirles que, en los tiempos que corren, hay que ser muy valientes para darle a un Obispo una distinción como ésta. Eso hace que se lo agradezca doblemente.
Termino dándole gracias a Dios por todo lo que me ha ido dando en la vida y, hoy, por este precioso e inolvidable don de ser placentino de pleno derecho. Y naturalmente le doy las gracias filialmente a la Alcaldesa Perpetua de Plasencia, la Virgen del Puerto, a la que le pido que me proteja siempre como a uno más de sus hijos placentinos.
+ Amadeo Rodríguez Magro,
Hijo adoptivo de Plasencia,
Obispo de Jaén
Plasencia, 22 de abril de 2017

Agradecimientos, a Religion Digital y a Claudio Mateos de Hoy Extremadura.