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martes, 12 de septiembre de 2017

PLASENCIA 1808-1809.(II)



Al siguiente día 9, volvieron a reunirse los grupos, y a las once de la mañana se dirigieron a la prisión, de la que se apoderaron y entraron en la habitación de Baena y le forzaron a que les siguiera, le apalearon y a los pocos golpes cayo al suelo moribundo y le abandonaron para que acabara de morir. A la media hora se incorporo; la autoridad estaba a la mira con intención de ayudarle, pero no se atrevían temerosos de ser victimas como el, al que veían bañado de sangre. Atemorizados esperaban se retiraran a comer los muchos bárbaros que estaban en la plaza gozándose en la contemplación del angustioso estado de la victima. Cuando creían las autoridades próximo el momento de auxiliar a Baena, salio de los portales Manuela Rangel, mujer de Vicente Egido, con dirección a la ensangrentada victima de la multitud, le clavo dos veces un puñal diciéndole “ dos puñaladas te doy por dos hijos que tengo, si más hijos tuviera, mas puñaladas te diera” viva Manuela, grito la multitud y el desgraciado Baena expiro.

Pasados algunos años, Manuela Rangel perdió el juicio, también lo tenia perdido en aquel acto por contagio de la multitud enloquecida; su hijo mayor murió apaleado en Portugal en 1824.

Creían los placentinos, al ver que se había pacificado la ciudad, por mediación de religiosos y eclesiásticos y las personas mas prestigiosas, que no se repetirían las sangrientas escenas, pero se engañaron; el día 13 del mismo mes, algunos malos sujetos de Navaconcejo, al grito de que mueran los afrancesados, indujeron o contagiaron a la multitud que se les unió; corrieron a la cárcel y penetraron en la celda de D. Antonio Moreno, le empujaron hacia las escaleras, le dieron dos bayonetazos al bajarle, y chorreando sangre de su cuerpo, le llevaron a la Plaza Mayor, y allí, como lobos rabiosos, mordiéndole, apaleándole y cosiéndole a puñaladas le quitaron la vida.

No satisfecha su ferocidad, un voluntario del pueblo de Abadia corto al cadáver la cabeza, la tiró a lo alto, la recibió al caer, la corto las orejas, la volvió a tirar por lo alto y tirándola y recibiéndola y danzando a la vez, atravesó la plaza, salio seguido de la multitud por la cale Talavera, y al final de ella, cerca de la fuente, la tiro y la hizo pedazos.

Fray Manuel Redondo, religioso del convento de San Francisco, obispo después de Santa Marta, que subía de su convento para entrar en la ciudad a fin de pacificar los ánimos, recogió los pedazos y los enterró en la iglesia de su monasterio.

Otro grupo arrastro el cuerpo la calle abajo de Trujillo con intención de colgarle de unos de sus balcones de su casa, y al empezar a ejecutarlo, uno de la turbulenta masa, en gruesas voces les arengo diciendo: “ ciudadanos su mujer es muy buena, no es francesada, esta llorando dentro, no aumentemos su dolor”, cambio la involuntaria solidaridad de los irracionales voluntades de la multitud y siguieron arrastrando el cuerpo muerto, hasta un muladar, en donde le arrojaron y en él permaneció mas de una hora, antes que la autoridad le recogiese para darle sepultura.


Después sacaron de la cárcel a Isidro Clemente, alias el Ignorato, de oficio jornalero, atribuyéndole el que era recadero ó mandadero de los afrancesados; le llevaron a la Plaza y en tal apuro suplico a la multitud que no le mataran y a cambio de su vida les diría quienes eran los afrancesados. Entonces, subiéndole sobre una mesa para mejor oírle, desde lo alto empezó a nombrar correlativamente a los afrancesados a los sujetos mas acaudalados y mejor nota de la población, y al nombrar a Sr. Bencono, chantre de la catedral, preceptor que había sido del idolatrado Príncipe Fernando, una voz de la multitud gritó: “Mientes grandísimo pícaro”, y la tumultuaria muchedumbre abestializada le tiró la mesa al suelo y le asesinó cruelmente.
Bencono era el español más adicto a su discípulo Fernando, el cual, luego que volvió del secuestro en que le tenía Napoleón, le honró mucho, le propuso para Obispo de varias diócesis y aceptó solamente el Arcedianato de Carmona en la Catedral de Sevilla, y al poco tiempo le nombró Arce obispo de Eraclea impartibus, con cuya dignidades murió.
En este mismo día la multitud se apoderó de la correspondencia que traía el correo, procedieron a su pública lectura y llegaron a la de una carta dirigida a Henao desde Salamanca escrita por su hijo canónigo de aquella catedral, en la que decía: “Padre estoy decidido a tomar las armas en contra de los Franceses hasta su total exterminio”. Otra a Barbina de Madrid, diciendo lo mismo, cuyos contenidos fueron prueba suficiente para los amotinados de que estos dos presos, que estaban en la cárcel destinados a la muerte como los otros eran adictos al rey Fernando, y corrieron a sacarlos de la cárcel y aclamarlos como patriotas.
De la Junta de Armamento y defensa extremeña de Badajoz con fecha 18 de Octubre de 1808, recibieron un oficio el Obispo-presidente y vocales de la primera Junta local de Plasencia, en el que les decía: “La junta suprema de esta provincia quiere que se comunique al público para satisfacción de V. S. la generosidad con que los vecinos de ese pueblo y su partido se han distinguido en los donativos de toda especie que voluntariamente han hecho. Es necesario que V. S. se sirva, a la brevedad posible, remitirme una relación exacta y circunstanciada, que los comprenda para que ninguno carezca del honor que debe resultarse. Dios guarde a V. S muchos años. Badajoz 18 de Octubre de 1808. Antonio Fernández del Castillo, Seño presidente y vocales de la Junta de Gobierno de Plasencia.

Llego la noticia, que desde Madrid bajaba un ejercito francés de 15.000 hombres mandados por Lefevre y Sebastián. La Junta ordeno que todos los escopeteros de la ciudad, los del lugar de Malpartida con otos de varios pueblos en unión del resguardo de infantería y caballería y diez hombres que estaban en la ciudad pertenecientes ak Regimiento Provincial de Plasencia y una compañía de soldados catalanes, todos los mencionados sumaban 500 hombres, marchasen al río Tietar, tomasen las barcas de la Bazagona y fortificaran la ribera de dicho rio como mejor les pareciera. No habian terminado la fortificación, cuando recibieron la noticia que los franceses estaban en Navalmoral. A las seis de la mañana del 23 de diciembre de 1808, nuestras avanzadillas se encontraron mas halla del rio con los franceses,, retrocedieron nuestras avanzadillas al río trayéndose las barcas. A las diez de la mañana se dejaron verse otra vez y se aproximaron a reconocer la orilla del rio Tietar, y mientras la compañía de catalanes les hizo una descarga causándoles dos muertos y siete heridos y una precipitada retirada.

A las doce de la mañana se presento una columna de 3000 franceses decididos a pasar el rio, pero al no tener barca y fortificada la otra orilla, se vieron en la necesidad de permanecer a poca distancia, formados en batalla, pero observando que la mayor parte de los que se oponían eran paisanos, hicieron una descarga para asustarlos, lo cual en lugar de intimidar a los nuestros, enardeció los ánimos y con muy certeros disparos, obligaron a los franceses a retirarse con treinta muertos y mas de ochenta heridos.
Al dia siguiente los generales Lefevre y Sebastián,: estos dieron principio haciendo fuego con tre piezas de artillería, las cuales en un breve tiempo destruyeron nuestros parapetos, y cuando mas obstinados estaban nuestros valientes paisanos en resistirles el paso, de improviso se vieron acometidos por la espalda, por setecientos hombre de la caballería francesa, que habían pasado el río por el vado llamado de la Gallina, lo que obligo a retirarse en dispersión a los montes y como conocedores de ellos se evadieron de los sables franceses, excepto onces que fueron alcanzados y degollados.

Los enemigos furiosos por las bajas que habian tenido, ansiando la venganza, llegaron todos presuroso al lugar de Malpartida, abandonado por sus moradores para librarse de sus iras, rompieron las puertas de sus edificios, los saquearon y quemaron mas de ciento veinte casas.

(CONTINUARA)

de Vicente Paredes.1909, Rev. de Extremadura.



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