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lunes, 29 de marzo de 2021

EL MONASTERIO DE YUSTE.

 MONASTERIO DE SAN JERÓNIMO DE YUSTE
  
 Esta situado el monasterio a dos kilómetros de la villa de Cuacos, en un bello paraje de las estribaciones de la sierra de Gredos.

   Fueron sus fundadores dos placentinos, Andrés de Plasencia y Juan de Robledillo que anteriormente habían vivido dentro de los mismos arrabales de Plasencia, en una ermita dedicada a San Cristóbal.

El terreno fue donado por el vecino de la villa de Cuacos Sancho Martín, que era un hombre devoto y de buenas costumbres. Le otorgo escritura pública y autentica para que nadie pudiese ponerla a pleito. Por ella consta que fue en el año 1402 a 24 de Agosto. Cuacos en aquel entonces pertenecía a la jurisdicción de Plasencia.


 A estos dos ermitaños  se unieron algunos más y pensaron en la fundación de un monasterio. Se ignora la ocasión o el favor para llegar hasta el infante D. Fernando, gran protector de los monjes jerónimos. Le exponen sus planes y don Fernando obtiene del papa Benedicto XIII, en el año 1408, la correspondiente bula de fundación.


  El obispo de Plasencia Don Vicente Arias de Balboa, informado por otros religiosos, se ignora de que orden, movidos por la envidia e interés y sin pedir más explicaciones, ordena que fuesen echados de allí y les tomasen la casa, posesiones y cuanto tuvieren. Todo se ejecutó con el máximo rigor y los sencillos hombres salieron sin oponer resistencia.

  Informaron al infante don Fernando de este suceso y este les remitiría a su justicia mayor, que, a la sazón era el arzobispo de Santiago y metropolitano de Plasencia, don Lope de Mendoza, que se encontraba en Medina del Campo, y viendo la escritura de donación de Sancho Martín y la bula de fundación de Papa, se dirigió a Don Garci Álvarez de Toledo, señor de Oropesa, para que, sin demora, fuese con los ermitaños al sitio de Yuste y los restituyese en su casa, los amparase y no consintiera en que nadie los hiciese agravios. Esto sucedía durante el año 1409.

  En el año 1415, en el primer Capitulo General, con el fin de unir la Orden de los Jerónimos, para elegir su primer general y eximirse de la obediencia de los Ordinarios, y a instancia de Don Garci Álvarez de Toledo, que prometió ante el capitulo dar y proveer de todo lo necesario a los ermitaños de Yuste, para que viviesen  en la observancia de la Orden sin quebrantar la clausura y mucho menos tener  que vivir de limosna. De esta forma, y a los seis años después de fundado el monasterio, fue aceptado como uno más de la Orden de san Jerónimo en España.

 

          La arquitectura de Yuste es sencilla y austera, destaca su iglesia de estilo gótico, con una sola nave pero de gran sencillez, con bóvedas de sillería y arcos apuntados. En sus dos claustros, uno gótico y otro plateresco, donde puede apreciarse la gran serenidad en el silencio de sus arcadas. La importancia de este monasterio, le viene que,  unido a su iglesia por la parte sur, existe  el palacio mandado construir por el emperador Carlos V, reproduciendo en pequeño su palacio de Gante. Se asciende a este por una rampa, ya que se trasladaba en sus viajes en litera o en silla de mano. Constaba  de dos plantas con una misma distribución: cuatro piezas en cada una separadas por un pasillo central con el que todas se comunican, nos basta con describir una, la más alta, en principio pensada para el invierno, pero que seria prácticamente usada para todo el año. A la izquierda del pasillo está la antecámara y la cámara imperial; esta con ventana dando sobre el interior de la iglesia, para que el Emperador pudiese asistir a los oficios divinos los días en que sus achaque le tenían postrado en el lecho. Al otro lado del pasillo nos encontramos con otras dos piezas, de mayor tamaño, que eran la que servían de comedor y como sala de audiencias. Y de cara al estanque, la solana desde donde gozaba el Emperador de la vista de ese paraíso perdido, lo que sin duda era lo que había estado buscando y lo que acabo por atraerle.

Hay otras cuatro piezas, dos de ellas a un lado y a otro de la solana, una servía de retrete y otra donde posiblemente se aislase con algún visitante, para conversaciones secretas.La tercera pieza, esta muy recogida y fácil de caldear, era la estufa donde Carlos V, combatía mejor el frío, y la cuarta pieza, es la que pudo servir como dormitorio a su hijo Felipe II, cuando a visitar el lugar a la muerte de su padre, no quiso utilizar su cámara como homenaje a su memoria.

   ¿Cuáles fueron los motivos por lo que el Cesar, escogiera este lugar?, se sabe que en 1542 había ordenado a una comisión que eligiese un sitio y un convento adecuado para retirase del mundo; y examinando varios entre ellos el de Salvatierra de Barros, se decidieron por  Yuste, como más apartado y de clima menos riguroso. Y lo cierto  que en este año, estando Carlos V en las Cortes aragonesas de Monzón, tuvo la visita del conde de Gandia, aquel noble tan prendado de la Emperatriz y que había acompañado su cadáver desde Toledo hasta su primer enterramiento en Granada. Y ambos, el Cesar y el Duque se hicieron sus confesiones, de cómo cada vez les pesaban mas las cargas mundanas y deseaban cambiar de vida.

  También el Emperador prefirió Yuste, sin conocerlo por ser convento jerónimo y por las alabanzas que hizo alguien de la Vera, en quien mucho confiaba y que conocía bien la tierra; nos estamos refiriendo a  Don Luis de Ávila y Zúñiga, el compañero de armas de Carlos V en la guerra de Alemania, marques de Mirabel y vecino de Plasencia, que tenía un hermoso palacio que todavía podemos admirar.

  En este monasterio vivió el emperador hasta su muerte, acaecida el 21 de septiembre de 1558, menos los meses de noviembre de 1556 a   febrero de 1557, en  que vivió en el castillo de Jarandilla, alojamiento que le ofreció el Conde de Oropesa.

  

 Pusieron los restos mortales en una caja de plomo, que guardaron en ora de madera de nogal forrada de terciopelo negro. Durante tres días se celebraron en la iglesia del Monasterio, solemnes funerales, oficiando el Arzobispo de Toledo, a quien servían de ministros el prior de Yuste y el confesor del Emperador; cada uno de los días predicaron el Villalba y los priores de granada y Santa Engracia de Zaragoza.

   En el monasterio, fue sepultado en una pequeña cripta situada debajo del altar mayor, dando así cumplimiento a su testamento, para que los sacerdotes, al celebrar la misa, estuvieran pisando su cuerpo, por lo que hubo que hacer reformas en el altar, quedando en la extraña disposición que se aprecia en su estrecho presbiterio

  A los dos días de enterrado, se persono en Yuste el corregidor de Plasencia, acompañado del escribano y alguaciles para reclamar el cuerpo del Emperador, que había  muerto en territorio de su jurisdicción. Después de muchas consultas y acaloradas disputas, vinieron al acuerdo de que permaneciese en poder del Prior, en calidad de depósito. Pero no se pudo disuadir al Corregidor de su empeño de ver el cadáver, para identificar la personalidad del difunto, según era costumbre. Fue necesario tirar el tabique, abrir los féretros y descoser la mortaja para reconocer el rostro, quedando de todo ello constancia y testimonio.

   Aquí permanecieron sus restos, hasta febrero de 1574, en que fue trasladado al Real Monasterio de El Escorial por su hijo el rey Felipe II. Trás el fallecimiento del emperador, su hijo Felipe II, encarga el retablo mayor del templo del monasterio de Yuste para alojar la copia de Antonio Segura de la Gloria de Tiziano, unas de las obras preferidas de Carlos V.

   Después de la muerte del emperador, el Monasterio y la Orden de San Jerónimo pasaron por numerosos avatares. En la Guerra de la Independencia, sus estancias fueron incendiadas por las tropas francesas y quedaron prácticamente destruidas, los Jerónimos fueron expulsados de Yuste y posteriormente con la desamortización y en virtud del decreto del 13 de septiembre de 1813, puesto en vigor más tarde por Fernando VII, que mandaba enajenar en pública subasta de los monasterios y conventos, comenzó la ruina y destrozos de su fábrica. En 1820 una irrupción de los llamados patriotas de los lugares inmediatos, completó la obra devastadora, los papeles que aún quedaban en los archivos, fueron entregados a las llamas, robaron cuantos objetos de valor que aún quedaban y la iglesia fue convertida en retablo  y las habitaciones donde vivió y murió el Emperador, para depósito de trigo. Las obras de arte y mobiliario fueron a parar a las parroquias vecinas. por ejemplo, a Casatejada fue a parar el retablo del Altar Mayor, a Majadas un altar-relicario, que regalo el obispo de Plasencia D. Gómez de Solís, a la ermita de Belén próxima al Monasterio. A Serrejón fueron a parar dos altares dorados, a Cuacos 37 sillas del Coro, el facistol con casi tres metros de altura y un hermoso terno del siglo XVI de terciopelo negro; a Garganta de la Olla 19 sillas del Coro, un órgano con 17 registros y un relicario de alabastro etc.

   El palacio de Emperador y el Monasterio excepto la Iglesia, fueron adquiridos por un tal Bernardo de Borla y Tarrius, en 1821, por mil pesetas y unos años más tarde, en 1838, compro también la Iglesia por la cantidad irrisoria de cincuenta duros, siendo destinadas sus dependencias a la cría de gusanos de seda, el coro para secado de capullos.

   Años más tarde el propietario puso en venta el Monasterio, tratándolo de comprar algunos franceses, que pretendían regalárselo a Napoleón III, siendo denunciado por los intelectuales de la época, por lo que el Marqués de Mirabel tuvo el gesto de adquirirlo por la cantidad de 20.000 duros, dedicándose desde entonces a la protección y mantenimiento, reedificando algunas partes y evitando la destrucción de otras.

    El 3 de junio de 1931 se declaró el Monasterio “Monumento Histórico-Artístico”, comenzando la recuperación del inmueble. En julio de 1941 se constituyó la Fundación Mirabel-Patronato del Monasterio de Yuste para su reconstrucción: González Valcárcel puso un hito en la recuperación patrimonial no sólo española sino europea.

   En 1958, una vez recuperado el edificio, la Comunidad Jerónima volvió al Monasterio para mantener viva la memoria del Emperador.

   En el V Centenario del nacimiento de Carlos, se puso en pie el “Proyecto Yuste”, con un amplio programa científico y técnico para revitalizar el Monasterio y su entorno.

  En 1992, la Junta de Extremadura lo convirtió en un centro de proyección europeísta con la Academia Europea de Yuste.

  Desde la Fundación Academia Europea de Yuste (FAEY), creada en 1992, se pretende un acercamiento entre Europa y Extremadura a través de la cultura y los aspectos sociales, pues se considera que éste es el camino que asegura no sólo la participación efectiva de los extremeños en el ámbito europeo, sino, sobre todo, el que propicia un sentimiento de pertenencia a una historia y a un patrimonio amplio, diverso y solidario, el europeo.

   La Fundación nació con el deseo de revalorizar en el contexto europeo la estrecha vinculación del Monasterio de Yuste con la vida y muerte del emperador Carlos V. El valor simbólico del Monasterio y la significación histórica del último emperador de Europa otorgan a la Fundación una sólida dimensión extremeña, española y europea. Si el Emperador cerró en Yuste, el 21 de Septiembre de 1558, uno de los capítulos más relevantes del libro inacabado de la historia de Europa, la Fundación Académica Europea de Yuste, siglos después, aspira a revitalizar e irradiar desde Extremadura el europeísmo, el dinamismo y las expectativas que Carlos V atesoró en la paz de este monasterio extremeño.

  En los últimos días, los monjes han abandonado el monasterio, y recogidos en Segovia, pero no solo los monjes se han marchado, también una colonia de murciélagos que durante años han encontrado entre los viejos muros el entorno adecuado.

  Parece ser que un convenio con el obispado de Plasencia permitirá incorporar elementos originarios del monasterio algunos depositados en las iglesias de los pueblos citados anteriormente; un ejemplo sería la casulla del siglo XVI, cedida por la parroquia de Cuacos de Yuste.
¿ Cuál será el futuro del monasterio? La historia continuará su curso, pero los monjes jerónimos, no volverán.

  Tras la reciente marcha de los monjes jerónimos que vivían en el cenobio verato al Monasterio del Parral, en Segovia. Esta Orden religiosa pertenecían los religiosos que había en Yuste durante la estancia de Carlos I, que durante 451 años permanecieron en este monasterio. Fue en diciembre de 2009 para no volver jamás con fray Francisco de Andrés.

  El 15 de febrero de 2011 ya era un hecho que los cenobitas no volverían al monasterio extremeño. Quedaba para destino turístico y sede de la Fundación Academia Europea de Yuste.

La conocida Biblioteca de Yuste, patrimonio bibliográfico compuesta por libros, además de legajos y balduques estuvo en el cenobio  más de 500 años, de gran valor cultural, fue desmontada en 2002 por las obras realizadas en el monasterio verato y años después tras permanecer los libros en cajas , la orden Jerónima decidió que se quedaran definitivamente en Madrid, en la Universidad Pontificia de Comillas (Madrid), allí permanecieron los 44.000 volúmenes con lo que contaba dicha Biblioteca. Desde entonces la Junta de Extremadura gestionó y formalizo que dicha biblioteca fuera devuelta al Monasterio.


 Cabe señalar que entre los documentos de dicha biblioteca se hallan 5000 volúmenes de la Colección de Vicente Cadenas y Vicens sobre Carlos V y que fue legada por este al Monasterio donde el Emperador residió sus últimos años o los libros propiamente monásticos: cantorales y joyas bibliofilia como la Historiae Mundi de Cayo Plinio de 1587, la Gramática Griega de Pedo Simón Abril o la Crónica General de España de Ambrosio Morales de 1577.Dicha biblioteca volvió al monasterio en 2019.

 En el año 2011 el obispo de Plasencia don Amadeo invita a los hijos de San Pablo a que vengan aquí y cuiden del Monasterio. Al principio vinieron dos, esta orden de San Pablo apoya a los hijos de San Jerónimo.

  La Comunidad Paulina u Orden Paulina u Orden de San Pablo fue fundada en el siglo XIII en Hungría por el beato Eusebio de Estragonia. Esta orden es la que regenta el Monasterio hoy día.

 

 

 Jose Antonio Pajuelo Jiménez - Pedro Luna reina

                                                                 "CREANDO CULTURA"

      
 

martes, 16 de marzo de 2021

MURALLAS Y ALCAZAR DE LA CIUDAD DE PLASENCIA.


En el privilegio fundacional de la ciudad, se dice que en un lugar que se llamó Ambroz, edifiqué una ciudad a la que puse el nombre de Plasencia, en este no se alude a la torre de Ambroz, pero algunos historiadores no han tenido reparo en admitir como cierto, que dicha torre fue la que se llamo después la torre del Homenaje del alcázar placentino.
En 1196, Abu Yusuf Ibn con su gran ejército, atravesaron el Tajo y continuaron su avance hasta Plasencia, que había sido recientemente repoblada y débilmente fortificada, su guarnición renuncio a la defensa, destruyendo los muslimes la ciudad, y obligaron a los ocupantes a refugiarse en una de sus torres, donde no pudieron resistir mas de una noche, viéndose obligados a rendirse. Fueron hechos prisioneros junto con el gobernador de la plaza, 150 caballeros, que fueron enviados a trabajar en la construcción de la mezquita de Salé, junto con los prisioneros de la batalla de Alarcos.




En 1197 Alfonso VIII volvió a conquistar la ciudad y acelera su fortificación, para evitar a ser conquistada, incluye en su defensa la novedad de una fortaleza, se construyó el alcázar a principios del siglo XIII, se amuralla la ciudad con doble muro, y con 72 torres, y en la parte alta de la ciudad se construye el castillo con triple muro, profundo foso y puente levadizo. Sus altos torreones a pesar de las diferentes versiones en cuanto a su número, están adosados a sus muros, lo que indican que se construyeron después de estos.

Estaba coronado este alcázar por ocho grandes torres que le daban un aspecto invencible. Delante de esta fortaleza se extendía la Plaza de los Llanos, que era un descampado de 250 por 140 " pies de ley" de superficie.
El alcázar era de planta cuadrada y ocupaba la superficie que va desde la Torre de Lucia a las casas sindicales, por el sur desde las traseras del colegio de La Salle hasta la Avenida. En total tenia unos 6.120 metros cuadrados. Cabían dentro de él unas 1.000 personas.
La entrada al alcázar se realizaba desde la Plaza de los Llanos, esta entrada estaba flanqueada por dos torres. Por un estrecho corredor se llegaba a una segunda puerta la cual daba acceso al patio central. Este patio central estaba rodeado de una galería de dos pisos, a modo de claustro de amplias columnatas y arcadas. En la parte oriental del patio estaba el aljibe. Este aljibe servía para alimentar el ancho foso que rodeaba toda la fortaleza.
Hay una antigua tradición oral la cual dice que en este alcázar nació una de las hijas de Alfonso VIII, la cual se llamó Mafalda, nombre extraño a los reinos de León y Castilla, pero había sido introducido por la corte portuguesa. Si esta noticia fuese verdadera, esta princesa Mafalda sería la primera placentina de la que se tiene constancia de haber nacido en la nueva ciudad. Murió en Salamanca, un epitafio en la catedral vieja de Salamanca, nos da la fecha de la muerte en 1204. 

“Aquí yace la ynfanta Mafalda, hija del rey Alfonso VIII de Castilla y de la reyna doña Leonor y hermana de la reyna doña Berenguela, muger del rey don Alfonso IX de León, que finó por casar en Salamanca el año 1204”.

Hoy en día solo nos queda el recuerdo y algunas fotografías de nuestro alcázar. Cercana al alcázar estaba una torre de planta cuadrada, y presencia imponente, se la conoce con el nombre de "Torre Lucia". No se sabe ciertamente el porqué de este nombre, una de las versiones dice que como esta torre es la que mira hacia Segura de Toro, pues desde ella se hacían las señales para avisar a esa zona de cualquier peligro que se aproximara. Otra utilidad sería la de hacer grandes fuegos durante la noche para orientar a los caminantes que venían por el Camino Real del Puerto o por la Cañada Soriana-Segoviana la cual está hoy ocupada en muchos trechos por la carretera nacional 110 (Carretera del Valle).
Las señales de peligro consistían en hacer en lo alto de la torre un gran fuego, si era de día se quemaba la leña húmeda para que hiciese mucho humo, si la señal había que hacerla por la noche, se quemaba la leña seca, pues así se conseguía unas grandes llamas, las cuales serian visibles a muchas leguas de distancia, de ahí el que a esta torre se la llamase " la torre que lucía".
En las excavaciones llevadas a cabo en esta zona han aportado varios datos, entre ellos el que lo que se conocía como la huerta del convento fue un asentamiento de casas antes de crearse dicho convento de los jesuitas. Seguramente al realizar la obra derribaron las casas que quedaran entre el edificio y la muralla, logrando así un espacio libre y cerrado anexo al convento. También se ha encontrado un depósito de agua, el cual estaría relacionado con el “Arca del Agua” la cual estaba emplazada por esta zona.
Al lado de la Torre Lucia estaba otra torre gemela de esta, la cual se llamaba "Torre de la Reina".
Muchos avatares corrió la Fortaleza antes de caer derribada, fue corral de ganado, almacén, cantera para obras menores, y en 1.893 se convirtió en plaza de toros. En 1.911 el Ayuntamiento decide derribar el "murallón de arriba" para evitar su derrumbamiento y posibles daños a personas.
Pero es en 1.940 cuando se planifica la zona de San Antón, y se manda derribar totalmente los restos del glorioso alcázar Placentino.
Como curiosidad y recuerdo de algo de la Fortaleza nos queda un madroño (árbol) que se trasplantó desde esta, a la pista El Nido, y que hoy sigue allí.
Las murallas de Plasencia se construyeron -según otra versión- en el año 1.200, trabajaron en ellas constantemente 9.000 hombres y duró la obra 11 meses. La Cerca (murallas) tenía una superficie de 24 hectáreas aproximadamente, lo cual es una considerable extensión, comparable a la de Burgos, Olmedo, Ciudad Rodrigo y Morella, pero menor que la de Ávila que tiene 34 hectáreas, y la de Salamanca que tiene 110 hectáreas.

La muralla tenía doble muro, unas altas cortinas de gran grosor, nueve pies de tercio de vara (de medir paños) y una barbacana. Ambos muros están separados por un foso y reforzados por torreones salientes semicirculares, llamados "cubos". Estos cubos estaban separados a una distancia de 35 metros aproximadamente, que es la distancia que se puede alcanzar con arcos y flechas. Su número no se ha podido determinar con exactitud pero andarían entre los 68 a 80.
La misión de la barbacana o primer muro era impedir el ataque directo a la muralla principal y dificultaba la aproximación de las máquinas de guerra.
El material empleado en su construcción fue la piedra labrada para las puertas y otras partes muy concretas, y el resto de la muralla se realizó de mampostería, la cual era muy abundante en este lugar. Para aglutinante se empleó la cal, la cual se extraía de varios lugares de los alrededores como las dehesas de Fresnedoso, Las Casillas, Berrozanas, etc…
Fray Alonso en sus "Anales" dice: Desde la puerta de Trujillo a la puerta de Talavera, hay 10 cubos o torres.
De la puerta de Talavera a la puerta del Sol hay 12 cubos o torres.
De la puerta del Sol al postigo de San Antón hay 28 cubos o torres.
Del postigo de San Antón a la puerta de Berrozanas hay 8 cubos o torres.
De la puerta de Berrozanas a la puerta de Coria hay 4 cubos o torres.
De la puerta de Coria a la puerta de Trujillo hay 9 cubos o torres.
En su fundación tiene la ciudad 7 puertas, 7 calles principales, 7 plazas, 7 iglesias, 7 conventos, y 7 ermitas. Como se ve el número 7 que es el número cabalístico de los judíos es el que se empleó para su construcción.


Jose Antonio Pajuelo Jimenez - Pedro Luna Reina.

                                               "CREANDO CULTURA"