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jueves, 1 de diciembre de 2011

D.FELIPE DUQUE SANCHEZ

Me gustaría que me recordaran como sacerdote y como cabezoleño». Son las sencillas palabras con las que monseñor Felipe Duque abre un documental inédito sobre su figura elaborado por el profesor placentino José María Sachez Torreño.

Desde ayer, estas cobran su verdadero sentido. Porque monseñor Felipe Duque Sánchez, sacerdote, cabezoleño, Cruz de Alfonso X 'El Sabio', prelado honorífico del Papa y exvicepresidente del Instituto Internacional de Teología a Distancia, falleció en la madrugada del domingo 18 de septiembre en su casa de Cabezuela del Valle.

Figura destacada de la Iglesia placentina fue párroco de San Nicolás durante los años 50 y con posterioridad, canónigo de la Catedral de Plasencia hasta 2006. Para la Iglesia Española trabajó como delegado episcopal en Caritas de España.

Felipe Duque Sánchez nació en la citada localidad de la que era hijo predilecto, el primero de mayo de 1926. Lo hizo en el seno de una familia profundamente religiosa. Ingresa en el seminario diocesano de Plasencia donde cursa cinco años estudios eclesiásticos, formación que completa en Roma a donde marcha becado por la diócesis y la Diputación, en 1946.

En la Ciudad Eterna pasa ocho años y en ella es ordenado sacerdote en 1952, con SS. AA. RR. los Condes de Barcelona como padrinos, tras concluir sus estudios de Filosofía y Teología en la Universidad Gregoriana. A su vuelta a Plasencia fue coadjutor y párroco de San Nicolás, de Plasencia y profesor del Seminario.

En sus años al frente de la citada iglesia aborda la restauración integral del templo. Desde la parroquia toma contacto con la realidad placentina y forma parte activa del movimiento católico y social. Una faceta más de su labor pastoral que junto a la docente e intelectual, marcan toda su vida.

Persona de gran de valía e inquietudes, el cambio que supuso para la Iglesia el Concilio Vaticano II le permite desarrollar nuevas iniciativas en los campos de la promoción del voluntariado, la evangelización y la acción social que le llevan a significarse en una institución que cambia para adaptarse a los tiempos.

Estas cualidades personales unidas a su capacidad de trabajo y su visión de futuro hicieron de él uno de los más destacados representantes del clero extremeño de la segunda mitad del siglo XX.

En los años 70, monseñor Felipe Duque deja Plasencia y se traslada a Madrid, a petición del cardenal Tarancón, para ser nombrado delegado episcopal de Cáritas Española y director del Secretariado de Pastoral Social.

Impulsor y vicepresidente del Instituto Internacional de Teología, creado en esos años por iniciativa del cardenal García-Gasco, con el objetivo de propiciar la actualización permanente de los sacerdotes de habla española inicialmente, forma parte del claustro desde el nacimiento de esa institución.

Esta faceta le lleva a ser un profundo conocedor de la realidad internacional y de la situación de la Iglesia, especialmente de los países latinoamericanos. Su huella en ellos quedará reflejada en la labor de formación desarrollada en sacerdotes y laicos.

El Instituto Internacional de Teología a Distancia tiene hoy centros en España, Portugal, Mozambique, Chile, Argentina, Paraguay, Bolivia, Brasil, Uruguay, Ecuador, Colombia, Venezuela, Costa Rica, Guatemala, México, República Dominicana y Cuba.

Fue asimismo patrono de la Fundación para la Educación Integral a Distancia, constituida en el año 2000, para promover el desarrollo de una formación integral a través de la metodología a distancia, a partir de criterios científicos inspirados en el humanismo cristiano.

Su trabajo pastoral y compromiso social y la labor evangelizadora fieles al magisterio de la Iglesia le fueron reconocidos por el Papa al concederle la prematura honorífica como miembro adscrito a la familia pontifica, con el tratamiento de monseñor.

En su actividad seglar fue consejero de la Caja de Ahorros de Plasencia, en representación del Obispado, primer director de la Escuela Oficial de Idiomas de la ciudad, dependiente de la citada entidad, así como profesor en diferentes universidades españolas e iberoamericanas y centros placentinos.


                 
LA VOZ DE PLASENCIA.


domingo, 5 de junio de 2011

EL PARADOR DE SAN JUAN. Datos Para la Historia

Un violento incendio destruyo el Parador de San Juan
Cuatro de Julio de 1932, aquella noche, poco después de las once y media, el vecindario  se vio sorprendido por los toques de Mayorga que, lastimosa  y enérgica, llamaba para sofocar un incendio. Inmediatamente se supo que el Parador de San Juan, situado en la corredera y propiedad  de Ángel San Pedro estaba ardiendo en su totalidad. Desde distintos puntos de la ciudad se veían las llamas que, por momentos, alcanzaban  gigantescas proporciones  y a las doce dominaba por completo la techumbre del edificio y amenazaban con invadir las casas próximas al parador.
De los primeros en acudir fueron el Alcalde Sr. Durán y concejales, con la guardia municipal nocturna y el Batallón de Ametralladoras nº 2 al mando  del teniente Coronel  Sr. Pastor, Capitán de Cuartel Sr. Gándara y tenientes Sres. Navarro, Alonso y Arrabal, suboficial Mora y sargentos Redondo y Rodríguez que con el auxilio del vecindario se ocuparon de salvar cuantos efectos no habían sido pactos de las llamas.
El servicio de Incendio, tardo en actuar.
El servicio de incendios, deficiente y malísimamente dotado en una población como Plasencia, no pudo actuar hasta la una de la madrugada, pues el agua, que a causa del estiaje estaba cortada durante todo el día, no llegaba desde le deposito, que en previsión de estos casos había siempre de retén. Ello fue la causa en que las llamas continuasen su destructora labor durante más de una hora, sin que nadie pudiese poner freno a sus avances.
Las primeras noticias.
La esposa del concejal D. Cesáreo Durán fue la primera en advertir que de la parte alta del edificio salían llamas y alarmada aviso en el parador, cuyos moradores se hallaban acostados. Eran estos la esposa del dueño Tomasa Ovejero, dos niños del matrimonio, los criados y nueve traficantes en garbanzos procedentes de Badajoz. Enterados de  lo ocurrido salieron rápidamente a la calle demandando auxilio y procurando salvar cuanto había en la casa. Ayudados de soldados y vecinos salvaron unos quinientos sacos de garbanzos, unos ciento cincuenta de cebada, algunos ensere y un caballo.
La familia de Ángel San Pedro fue acogida en la casa del Sr. Concejal Durán, a donde fueron llevados los objetos que pudieron salvarse.
Según manifestó la Sra. Tomasa en los primeros momentos trato de salvar el dinero que guardaba en una cómoda y en la mesa del despacho, pero atolondrada con el susto propio del caso, no encontró dos  mil pesetas que se dieron por desaparecidas.
Las pérdidas.
Quedó totalmente destruido el edificio, así como gran cantidad de cebada, ropas y muebles calculándose leas pérdidas en 175.000 pesetas. El edificio y los muebles estaban asegurados en 195.000 pesetas.
Se  pensó que le fuego había sido originado por un cortocircuito en el pajar donde había almacenada gran cantidad de paja y leña.
Me quede sin hijo y sin casa.
Temblorosa y con los ojos llenos de lagrimas, la esposa de Ángel San Pedro, con muestra de gran resignación y lamentándose de la ausencia de su esposo, decía: la desgracia me persigue, hace unos meses había perdido a un hijo de 26 años, su marido se encantaba en Palacio de Becedas, al entierro de un sobrino, y ahora me quedo sin casa.
Un herido grave.
Durante los trabajos de extinción se cayó, de la techumbre el vecino Ángel colombo Moran, vecino de la calle de Santo Domingo el Viejo. Fue trasladado al hospital y atendido por el Dr. Romero  de las extensas quemaduras de brazos, piernas y manos.

Así acabo unos de los edificios más emblemáticos de la historia de la ciudad, en un lugar cercano al puente de Trujillo, conocido como el “Parador del Puente”, llegaban las diligencias y pasajeros procedentes de los diferentes pueblos de Extremadura.
En la foto que mostramos, que data del año 1928,en la fachada se puede leer Parador de San Juan.
             
Jose Antonio Pajuelo Jimenez - Pedro Luna Reina



lunes, 23 de mayo de 2011

EL TEATRO ROMERO

REQUIEN POR UN TEATRO

El día 30 de Mayo de 1892, quedó instalado en nuestra Ciudad, el teatro Romero, antiguo Tivoli de la Capital del España. Fue adquirido por Don José Romero y Don Julián Serrano Herrero, tomando el nombre del apellido del primero que conservó hasta su total demolición.
Era todo de madera,  por eso se pudo transplantar integro, tenía forma de herradura con dos pisos y capacidad de aforo muy a tono con las necesidades de nuestra Ciudad en aquel entonces. Vino provisto de extensos decorados y un riquísimo archivo impreso en tela de las famosas zarzuelas de aquellos líricos tiempos. Se inauguró  el día 30 del florido  mes de mayo de 1892, con la gran zarzuela “ La Tempestad”, a la que siguió dentro de la línea lírica, el “Anillo de Hierro”, “ El Rey que Rabió” etc. De los primitivos dueños, pasó a poder del Sr. Cuevas, quién a su vez, lo vendió a un triunvirato formado por Arturo Gamonal, Don Luis Díaz y D. Valeriano Mateos, pasando de estos señores .posteriormente a varios dueños más. Fue muy popular en su explotación por el propietario Sr. Domenech, que por 1930 montó un “teatro Romero” de varano en donde está ahora la Cruz de los Caídos.
Estaba enclavado en la calle de San Pedro contiguo a la iglesia que da nombre a toda esa geografía urbana placentina. Sus aledaños fueron el campo de deportes, experimentos luchas e intrigas muchacheras de muchas generaciones. En su minúsculas plazueleta abigarrada de mozalbetes, estaba  la escalerilla pétrea, hoy desaparecida de la iglesia, que servia de asiento a la chiquillerías  los días del carnaval, cuando entonaban el monocorde de ¡Ea!,!Ea!, con que saludaban a las mascaras que iban al teatro.
En el centro se hicieron los primeros ensayos espaciales, consistentes en elevar artefactos al cielo; en este caso eran botes de hojalata impulsados por la energía concentrada que tenía el carburo al producirse el estado de ebullición al contacto con el agua. Estos experimentos , hasta producían  sus precauciones entre los asistentes y no era raro  ver tumbados en el suelo a todos los Von Braum en ciernes.. También partían de aquí, las “razias” que los lunes por la noche hacían con los sacos de patatas  situados en la parte sur de la Plaza Mayor. El botín al igual que  los antiguos bucaneros, era depositado a los pies de los “capitanes” que ordenaban su destino. Este solía ser el asar del producto y después repartirlo, no con mucha equidad, pero si siendo todo los participes. El combustible se lo proporcionaba el viejo corralón de D. Ángel Lucio (Hoy correos y Telégrafos) lleno de cajones de envases de madera.
 De aquí salían las “partidas” que combatían con otras de  de la ciudad, en las famosas peloteas que tenían como escenario el Berrocal-. En una de ellas un chiquillo llamado “Chiquino”, hizo un disparo con una vieja pistola, lo que origino el rápido abandono del campo de lucha.
Tenía también la mencionada plazoleta una fila de losas que iban por el centro y morían en la cancela de la verja del teatro. Estas losas servían para jugar a pídola y el numero de ellas indicaba la capacidad del salto de cada jugador. La cancela a la que nos referíamos antes, servía de entrada al teatro en tiempo bueno; cuando era desagradable, se situaba en la puerta principal.. Junto a la cancela estaban  las taquillas, que luego se ubicaron horadando el desnivel que había entre jardín y la calle. Lo primero que se encontraban era naturalmente a los porteros, uno de ellos era  el Sr. Modesto padre de una generación bastante abultada y que heredaron de él su color moreno, por eso todos los hijos llevaban este sobrenombre, “Manolo el negro”,”Mercedes la Negra” etc, etc. Era menudo  y magro siempre tocando la gorra  y a falta de un trozo  de dedo gordo de la mano derecha, era curioso ver como repartía los anuncios.
El frontis de la fachada tenía varias  ventanas en el piso primero y segundo. La puerta principal a traspasarse, daba de cara a la cabina, situada al mismo nivel y que descubría en tiempos caluroso, las “misteriosas” del Sr. Teodoro, “Pichichi” personaje polifacéticos de gran importancia en la empresa. A ambos lados del edificio, había sendos pasillos; el de la derecha conducía al ambigú y  mediante una escalera, se subía a las localidades del piso superior llamadas pomposamente “paraíso”. El de la izquierda,llevaba a los almacenes y a los camerinos. La sala era de forma de herradura y consistía en plateas, patio de butacas y anfiteatro, en la planta baja.
La superior  constaba de palcos, bancos corridos y el “paraíso”.Esta gran variedad de localidades, plasmaba la gran variedad de clases sociales de entonces; poderosos, ricos , medianeros, profesionales  y obreros. Era como la gran familia que se reunía jueves y domingos , para alegrar un poco el espíritu, unas veces con espectáculos de gran sencillez y otras de fondo malsano; se lloraba, se reían y se preocupaban todos a la vez, exteriorizaban colectivamente sus sentimientos menos lo de la gran clase que gardaban siempre las formas. Lo que  más proliferaba era el cine mudo con aquellas películas seriadas que tenían al espectador en vilo toda la semana y como prologo eran precedidas por cortometrajes de risas; en ellos se vieron desfilar a “Tomasin”,”Maciste”, Buster Keaton, “Pamplinas”, Chalot, “la Pandilla” y otros muchos. En los largos desfilaron por la pantalla los nombre de Rodolfo Valentino en el Hijo del Cid, Douglas Fairbans en el Pirata Negro, Pola Negri la de los ojos profundos, Tom Mix…
Después, en las pantallas las Talkies, eran los años 30, lo de la aparición del charlestón con sus aditamentos coreográficos del inseparable sombrero de paja a lo Chevalier y el flexible bastón de bambú, época de la cabaña del Tio Tom, el exterminio de la raza de los pieles rojas por los yanquis, el Yoyó y el Diábolo.
 En la proyección de los Tres Mosqueteros, se agitaba toda la población infantil de Plasencia. El Sr. Teodoro y dos más recorrían las calles de la ciudad vestidos como los personajes de la novela de Dumas, con tizona y todo, cabalgando unos jamelgos muy vistosos. La escolta chiquilleril no es para describirla y la afición a la espada duraba entre ellos bastante tiempo.
El cine sonoro se inicio con el sistema de discos, proyectándose la  película de terror “La mano del muerto”.
Los prolegómenos, intermedios y finales de la función, eran amenizados, según rezaban los anuncios por una  orquesta. Era el Maestro Valdés, Manolo Mateos, Espada y Doña Querubina. Estos eran los encargados de que entre la juventud de entonces conociesen a dedillo las zarzuelas de  la época, e incluso piezas clásicas, como el momento musical de Schubert. Una anécdota que sucedió un día a uno de los maestros citados, fue en el “varietés” de unas de dichas funciones con la actuación  de un conjunto gaucho muy típico, con sus grandes chambergos colgados a la espalda, ancha blusa, pañuelos de vivos colores, y pantalón negro rematado en bota alta, que tenia como final espuela plateada. Pues bien, terminada su actuación de pericones y tangos, hubieron de saludar al público  y cual fue la sorpresa al ver que el pianista era el Sr. Espada.
En  estas actuaciones, vieron verdaderas figuras de “varietés” de la época., Lupe Rivas Cacho, la gran mejicana Irusta, Fugazoz y Demare que trajeron los aires melancólicos de la Pampa, el gran. Stela, famoso imitador de artistas de todo genero, desde la “Goya” hasta la “Argentinita”, e infinidad de artistas, entre ellas una famosa cupletista placentina: La Zá Zá” Teresa Maraval Torres.
Hubo una época en que el teatro aficionado tuvo gran relieve en nuestra ciudad, e incluso acometieron la interpretación de obras tales como “Don Juan Tenorio”. En ella aconteció un caso muy gracioso. Uno de los “extras”, que hacia de estatua en el cementerio, se conoce que bebió más de la cuenta. Con el calor de la luz de los focos, sentiría revolverse en su interior, lo cierto en que en un momento crucial, hubo de decir en alta voz; “Aparta Morgao que me gomito”, a D, José Morgado que hacia de “Don Juan” y reclamaba delante de la estatua. En otro año, Morgado no fue capaz de  hacer disparar la pistola de D. Juan, pero ya el Comendador se había tirado al suelo, D. José salvo la situación diciendo muy sereno. “Ha muerto del susto”. Por la segunda década de siglo actuaba una compañía de aficionados que puso en escena bastante obras de categoría y en la que destacaban D. Juan Jiménez Gamonal, D. José Diez García, D. Valentín Macias y las señoritas María Torres y Pilar Gallego; también se dedicaron al genero lírico, y muchos aficionados recuerdan el dúo de la “Marcha de Cádiz” cantado por D. Godofredo Monge y la señorita Pilar Gallego. Otra compañía de aficionado más modesta estaba encabezada por D. José Morgado y Francisco Mirón.
Una Sociedad Municipal Placentina organizó por la misma época varios conciertos en lo que destacó como pianista la profesora D.ª Sagrario Dueñas, esposa del placentino D. José García Sevilla que entonces era comandante en la Caja de Reclutas de nuestra ciudad.
En Junio de 1922 sirvió el teatro de marco a los magníficos juegos florales organizados por el Ayuntamiento con motivo de las ferias de junio, en las que fue mantenedor D. José Ortega Munilla, ilustre periodista  padre de D. José Ortega y Gasset, el cual vino por gestiones de su primo el farmacéutico e historiador  D. Joaquín Rosado Munilla- Gano la flor natural un poeta placentino, D. José Neria, por su poesía el “Espectro”.
En aquellos tiempos de feria la actividad del teatro adquiría su punto álgido. Aquí se daban cita los mejores conjuntos  líricos de España y las compañías de comedias de mejor prestigio. La que llevo siempre la mejor admiración del público, sin duda alguna, fue la eximia actriz María Gamez. El regusto de su exquisito arte, era comentado con gran delectación aún después de la marcha por todos los aficionados.
Otras de las efemérides grandes del simpático coliseo, eran los Carnavales. Agobiantes y multitudinarios,” con humo, polvo y sofoquina” en grado superlativo y que deparaban unas estupendas ”garrasperas”, que hacían necesario usar en grado masivo de “juanolas”.Había que ir necesariamente vestido de algo, lo que imponían ese rito casi ortodoxo de la juerga, y para eso estaba en la calle del Sol, la tienda de la Gumersinda- Allí por unos reales salían de frac, almirante, Pierrot, Alerquin…y ellas no digamos desde cocineras a María Antonieta, pasando por Maritornes.
El cansancio  acompañado del fingimiento  que hacia variar la voz, invadía a todos los asistentes enseguida, pero había una especie de motor absurdo que impulsaba a los seres a seguir a seguir… produciendo una alegría ficticia. Estas carnestolendas que precedían al miércoles de ceniza, tenían una pausa en que la gente aprovechaba para descansar. Este respiro orgiástico, tenía muy mala fama por ser el día de los “resabiados”. Era una función de baile  de asistencia reducida a la que solo asistían las mujeres de dudosa catadura moral y los antedichos varones. Los papelitos, serpentinas y tapones, producían trabajo extra a los basureros de entonces.
También se celebraban jornadas boxísticas en las que tomaban parte los aficionados locales. Una de ellas suscitó una expectación inusitada, nada menos iban a contender  en la pelea de  fondo de Sebastián “El Colombia” y Máximo “Bocanegra”. El primero venía precedido del país hermano de América de gran fama deportiva, su personalidad muy polifacética, dominaba algunos deportes entre ellos el boxeo; Máximo era el típico hombre fuerte de gran pegada pero poco iniciado en los secretos de la boxe. El fina fue rápido y contundente. Un descuido de Máximo dio en la lona con él. Fue un K.o. espectacular que dio fama al Colombia.
Durante la guerra civil española, también sirvió este teatro de albergue a las fuerzas que venían a descansar u organizarse en esta bella tierra. Batallones canarios, Tabores de Regulares, Intendencia, etc. Fueron sus moradores y finalmente estuvo alojada en él mucho tiempo la recuperación del grupo de Regulares de Melilla a cargo del Capitán Rodríguez.
Después de la guerra civil fue desmantelado por el huracán que asolo nuestra ciudad en febrero de 1941, no quedando nada más que las cuatro paredes y utilizándose posteriormente como cine de verano. En una de estas funciones al aire libre hubo una anécdota curiosa. Fue en la película Hamlet, en la escena en que madre e hijo muy amorosamente en una alcoba, ambos se besaron, con tal ardor, a juicio de un asistente general, que le hizo exclamar; “ no pues ese no es un beso de un hijo a una madre”…a lo que otro “chusco” respondió; “ no, ese es un beso de padre y muy señor mío”.
Muchas más anécdotas se podrían contar de este Teatro, pero harían interminables estas líneas amén de herir alguna las buenas formas de sociabilidad.
Fue inmolado en aras del progreso y la velocidad. Seguro que los cincuentañeros de la época deberían haber sentido una gran nostalgia con la definitiva desaparición de este popularismo coliseo, que llenó casi setenta años, la vida alegre, cultural, deportiva, pintoresca  y artística de nuestra querida Ciudad.
                  

Jose Antonio Pajuelo Jimenez -Pedro Luna Reina

martes, 19 de abril de 2011

EL CRISTO DE LAS BATALLAS Y LA VERA CRUZ

EL CRISTO DE LAS BATALLAS Y LA VERA-CRUZ
(Articulo publicado en la revista de la Vera Cruz). Semana Santa 2011

Uno de las imágenes más cercanas a nuestra cofradía de la Vera Cruz es sin duda, el Cristo de las Batallas. Este Cristo fue uno de los primeros en recibir culto en Plasencia, ya que la imagen original, fue mandada hacer por el obispo don Bricio, primer obispo de la ciudad entre los años 1.189–1211 y que era una copia del famoso Cristo de Burgos, de donde era natural don Bricio y gran cantidad de los primeros pobladores de Plasencia.  Para alojar esta Santa Imagen se hizo la ermita de la Cruz.
La importancia de esta imagen se demuestra en que, ante ella, se hacía el juramento de los caballeros y mesnadas placentinas cuando iban a partir a la guerra.

Hay varias leyendas referentes a este Cristo; aquí recogeremos alguna de ellas.
En el siglo XIII, un soldado de las Mesnadas Placentinas al irse a luchar contra los moros, recibió de su madre un pequeño crucifijo; pasó el tiempo y al volver el soldado, su familia notaba que estaba siempre pensativo, angustiado, y con la mirada perdida en el infinito se le oía decir con frecuencia: " ¡ Oh si yo pudiera ! ¡Si yo pudiera!"... y sacaba el crucifijo del pecho y se le quedaba mirando.
También le extrañaba a la familia los grandes leños que había traído al patio de su casa, y a los cuales se quedaba mirando y decía: " ¡Yo no puedo! ¡ Yo no puedo !.
Una mañana que estaba contemplando los maderos, vio que se abría la puerta del corral y en el dintel estaba un hombre.
Era un viejo que solía cantar por las calles los avatares de las guerras, aunque nadie sabía de dónde había salido.
El soldado se acercó a darle una limosna, pero el viejo se queda mirando los troncos y le dice: " De este leño podría salir"... "¿Qué? le pregunta el soldado con voz angustiada. " Una imagen " ¡Un crucificado!" "¡Oh si como este!" y le enseña el que lleva colgado al cuello. ", el viejo le dice: ¡Yo te lo construiré!".
El viejo se cerró en el patio con los maderos, y al día siguiente como no contestaba, rompen la puerta de entrada y se encuentran ante una imagen de grandes proporciones, "¡Es mi Cristo de las Batallas!, así es como yo lo vi siempre cuando íbamos a pelear".
Empezaron a buscar al viejo cantor de romances, pero nadie lo había visto, y nunca nadie lo volvió a ver.
Algunas personas pensaron que aquel anciano podía ser un Ángel, o incluso el mismo Jesucristo.
El caso conmovió a toda la ciudad, hasta el punto que el obispo mandó que la imagen fuera trasladada a la iglesia de la Cruz (Santa Elena).
Años más tarde se le trasladó a la ermita de Santiago, que es la que ocupa en la actualidad, al estar el crucifijo en esta ermita, dejó de llamarse de Santiago y pasó a llamarse Ermita del Santísimo Cristo de las Batallas.

La ermita de la Cruz al no tener la imagen del crucifijo, se dedicó a la advocación de Santa Elena, y así se la conoce desde entonces.
La casa donde sucedió este hecho estaba en la calle del rey, frontera a la iglesia de Santa Ana. Sobre esta casa levantaron los Trejos su morada. Y en esta misma casa estuvo San Francisco de Borja mientras se realizaban las obras del convento de la Compañía de Jesús, y allí le visitó San Pedro de Alcántara. Esta casa fue años más tarde el Colegio de San Calixto, y en la actualidad son viviendas particulares.

(Otra de las leyendas, muy similar a la anterior, coloca la milagrosa construcción de la Imagen en la calle de Caballeros, quizás en el Colegio de san Andrés, el cual se ubicaba en la dicha calle, esquina a la Plazuela de Carreteros).
La Imagen se trasladó en solemne procesión desde esta casa a la cercana iglesia de Santiago, donde sigue en la actualidad.
Como se ve hay dos versiones del traslado del Cristo
Una explicación lógica podría ser que la talla que era copia del Cristo de Burgos y que estaba en la ermita de la Cruz, se llevó a la ermita de Santiago por estar la suya en mal estado, y estando allí sucedieron estos hechos de la construcción de esta imagen del Cristo de las Batallas. Al llevarlo a la ermita de Santiago se llevaría el de Burgos a su antiguo emplazamiento, aunque la ermita no recobrase ya su antiguo nombre y se siguiese llamando de Santa Elena.
Y de la imagen de este Cristo de Burgos se halla perdido el rastro.

José Antonio Pajuelo Jiménez y Pedro Luna Reina,
Hermanos cofrades de la Santa y Vera Cruz de Plasencia -
Semana Santa de 2011.
                                                     

domingo, 27 de febrero de 2011

ANALIZANDO UN PLANO.

Probablemente haya placentinos que no sepan que en la ciudad hay una calle dedicada a la macabra profesión de verdugo. Pues bien, dicha calle tiene una nombradía especial ya que su ubicación corresponde donde antiguamente la Caja de Ahorros de la ciudad tenia el Aula de la Cultura, posteriormente el Ateneo, lo que le hacía famosa y nombrada. Pero no es esta la razón de traerla a este blogs. La causa de ello es que hubo un tiempo en el que a algunos no le caía bien de que hubiera en una vía publica dedicada a tan trágica profesión, y tuvo la ocurrencia de borrar la ultima silaba, con lo que la calle quedaba designada de Verdú. Desde luego que no es corriente que haya en muchas ciudades y pueblos una calle que lleve tan macabro nombre.

¿No habría medio de que dicha calle retornase a su antigua denominación de la calle del Carmen o de Carmen, como antiguamente se llamaba?.

Reeditada la primera guía histórica turística local de 1949, en su plano adjunto podemos ver que la calle mencionada del Verdugo en esta época no se la conocía como tal, sino como se hace mención en dicho plano, es decir, calle del Carmen.

Muy cerca de ésta hay otra calle llamada de la Pardala, llamada así según me comunicaron mis abuelos que habían oído decir a sus antecesores, que en esa calle vivía una mujer mora, apodada la parda, por su tez morena y de ahí venía el nombre de la Pardala.

Saliendo de la plazuela de Sousa, hay hoy una calle llamada “del Pollo”, su verdadero nombre hace muchos años, hablamos del año 1875, era la calle “de la Poya”; por esta calle solía procesionar la Virgen de la Salud, y a petición del obispo de la época se la cambió de nombre. En este mencionado lugar existía un horno, conocido como el horno de la calle Carta, posiblemente más antiguo del que conocimos, y la Poya era el pago en especias que se daba a los obreros del horno o a los arrendatarios del local, en esta caso serian panes.

Si continuamos estudiando este plano con meticulosidad, podemos observar, que no existe la puerta del Clavero, así como la plaza medio ajardinada que hoy existe, junto a esta la “calle del Chantre”, ¿Que Chantre? antes se la denominaba la calle de San Pedro en su totalidad, desde la esquina de Padilla a la puerta del Sol.

Y seguimos analizando el plano, llegando a la puerta del Sol, salimos a los que muchos jóvenes placentinos conocen como la Plaza del Caballo, y que su nombre es la Puerta del Sol, es la estatua ecuestre de Alfonso VIII, y a la izquierda de la salida de la Puerta del Sol, la Plaza de San Pedro de Alcántara, y para aclaración de nuestros lectores, la que debería llamarse Plaza de los Franciscanos Descalzos. Pero muchos desconocen la historia de estos religiosos en la Ciudad, así como la estatua pétrea que a mano derecha se encuentra en dicha plaza; muchos pensarán que es San Pedro de Alcántara, dato erróneo, pues debo dar a conocer que es San Francisco, y que la procedencia de la misma es el antiguo convento de San Francisco de la Puerta Talavera, hoy residencia de ancianos, y que se encontraba en una hornacina del claustro del mismo y donde debería volver.

Continuamos paseando por la ciudad, llegamos a la Avdª de José Antonio, perdón, de la Salle, el primero era político, el segundo que más da, para muchos será el nombre de un colegio de la Ciudad, la Salle era el apellido del fundador del colegio que lleva su nombre y que hace unos años celebró su 50 aniversario, cuando lo lógico hubiera sido que la avenida donde se ubica el colegio se llamase de la Salle y la antigua avenida de José Antonio haberse llamado de Juan Carlos Primero o mas lógico llamarla Avdª de La Paz, para concordia de todos.

Seguimos paseando por la Perla del Valle, y por la calle del Cristo de las Batallas, llegamos a la antigua Avdª del Ejercito, para muchos una ofensa para la ciudad, así que cambió a Avdª de Juan Carlos I, ¿Cómo se llamará el día de mañana?, ¿Cómo se llamaran las calles de Dolores Ibárruri, Matías Montero, Millán Astray, Calvo Sotelo, Pablo Iglesias? Si ya quitaron el nombre de José Antonio, deberían desaparecer la de todos los políticos sean de la ideología que fuesen, así llegaríamos a tener la Avdª de la Paz, de la Concordia, Y no quiero mencionar el Monumento a los Caídos, situado en el parque de la Cruz de los Caídos, mal llamado parque de la rana, con eso de que la memoria histórica obliga a retirar los símbolos franquista se pensó y se habló de una placa que recordara a las victimas del terrorismo, muertos en actos de guerra de cualquier ideología, esto fue en julio del 2007, y no quiero pensar en la decapitación de la Cruz, por eso de que los crucifijos que hay que quitar hasta en las escuelas, que a su vez conllevara a la retirada de los cruceros que hay en la ciudad…y porque digo esto, pues mirando el plano de tan maravillosa guía, he llegado a la Plaza de los Llanos, hoy “Plaza de la Torre de Lucía” o Plaza de la “Fuente Seca”, una fuente que casi nunca mana, así la llama la juventud placentina, le da lo mismo a quién este dedicada, a “Isabel la Cabrera” y siguiendo, la Cruz de Santa Ana, por cierto hoy calle de Santa Ana,” de Cruz nada”.

Y al fin llegamos al centro de la ciudad, el centro de las dedicatorias, por citar algunas: calle del Rey, ¿ cual de ellos?, dedicada al Marqués de la Constancia; Plazuela de los Carreteros dedicada a Manuel García Matos, en un principio, después se le dedico una calle, bien merecía un monumento, un placentino de renombre internacional; calle Pedro Isidro dedicada a Miguel de Cervantes, calle de los Quesos dedicada a Hernán Cortes, calle Toros, dedicada a Juan Mora,

En unas palabras la ciudad dedicada a… “Quien Vds. deseen”, así es mi ciudad, estas últimas nacen de la Plaza de España, perdón por llamarla así, es la Plaza Mayor, fue la Plaza de la República, la Plaza Reina Victoria, y hoy debería llamarse la Plaza de las Autonomías o Plaza de la España Vertebrada, y solo mirando los letreros indicativos vemos Barrio de los Caballeros, Barrio de los Clérigos, Barrio de los Mercaderes…. hasta clasistas: y no quiero escribir más por que me da vergüenza decapitar la historia, hemos retirado nombres de Hombres que hicieron nuestra historia, la historia de nuestra ciudad, pasaran al olvido, como fueron la calle de la Libertad, la avenida de Martín Toré, calle de los Azufaifos etc por lo que comprendo después de este corto recorrido que se mantenga el nombre de la calle del Verdugo o de los Verdugos, como Vds. quieran llamarla.

Jose Antonio Pajuelo Jimenez.
                    







jueves, 17 de febrero de 2011

DETALLES PLACENTINOS.







 Esta tronera, ventana pequeña y estrecha por donde apenas pasa luz, es una de las piezas más raras en la arquitectura, que tiene nuestra ciudad. Su ubicación es posible que pase desapercibida para muchos placentinos. Pero si les decimos que es una pieza hermosa y rara del templo de San Martín de Plasencia, caerán pronto en la cuenta de la belleza indudable que encierra. Hasta las cosas más menudas suelen ser hermosa en su humildad. En cualquier rincón de cualquier edificio puede encontrarse lo bello. Bastara con poner sentido de la hermosura y saber mirar con los ojos limpios.
               


jueves, 13 de enero de 2011

LAS CARANTOÑAS

Las Carantoñas –Acehuche – San Sebastian

DESARROLLO DE LAS FIESTAS
LA VÍSPERA

La fiesta comienza el día 19 de enero por la mañana, cuando el mayordomo y sus familiares van a recoger el romero a una finca próxima al Municipio, el cual es transportado en un camión, tractor o vehículo similar, seguido por una gran caravana de coches con los acompañantes. La llegada a la localidad es anunciada con masivo lanzamiento de cohetes y repique de las campanas de la iglesia.
Al caer la tarde del mismo día, gran cantidad de acehucheños, principalmente jóvenes y niños, realizan un peregrinaje al lugar denominado "Gorrón Blanco", situado junto a la carretera de acceso al pueblo, aproximadamente a un kilómetro, donde recibirán al tamborilero.

EL TAMBORILERO
Este personaje es pieza imprescindible, ya que con su música, al son de flauta y tamboril, ameniza todos los actos de la fiesta. Sus melodías se repiten una y otra vez durante los días que dura el festejo.
EL MAYORDOMO
La Mayordomía es la institución central de las fiestas. Cada día tiene un mayordomo distinto. Los mayordomos son los encargados de sufragar los gastos de la fiesta, como popularmente se denomina "servir al Santo". Generalmente tal circunstancia se debe a alguna promesa hecha a San Sebastián por un favor concedido. Los más viejos del lugar recuerdan que en tiempos de guerra los padres se ofrecían a ser mayordomos pidiendo a San Sebastián que sus hijos regresasen pronto. Ahora, normalmente, se encomienda al Santo como consecuencia de alguna enfermedad grave o la aparición de alguna desgracia de ese tipo en la familia.
EL DÍA 20, DÍA GRANDE DE LAS FIESTAS
En el amanecer del día 20 tiene lugar "la alborá". El tamborilero y el mayordomo se encargan de ir despertando a todos aquellos que se vestirán de carantoña, animados siempre por la música del tamboril y la flauta y el estruendo de cohetes y petardos que tienen la misión de ir anunciando a todo el pueblo la llegada del gran día. Una vez hecho el recorrido por todo el pueblo, se encaminará toda la comitiva a casa del mayordomo, donde se degustarán unas riquísimas migas con café y alguna que otra copilla.
Una vez satisfechos los estómagos, se procede a "regar el romero" -repartir- recogido el día anterior. Esta aromática planta cubrirá el suelo de las inmediaciones de la vivienda del mayordomo, así como la Plazuela de la Iglesia, y también su interior. A continuación los que se vestirán de carantoña van a vestirse. Este hecho es todo un ritual.
La carantoña es ayudada a vestirse por dos o tres personas, ya que debido a la peculiaridad de la vestimenta no podrá hacerlo sola. Generalmente ésta consiste en seis pieles.
Se empiezan a vestir por las piernas, donde se colocan dos pieles bien sujetas por cuerdas, siguen los brazos, donde van otras dos pieles sujetas igualmente por cuerdas o gomas bien ajustadas. Después se pone el "zamarrón" que son dos pieles de mayor tamaño, una se pone por delante y otra por detrás y se ajustan al cuerpo con una cincha.
Finalmente se coloca la careta, que consiste en un cartón forrado con pieles en la que se pueden ver pimientos, orejas de animales, colmillos, pero nunca cuernos. Por último cogen en la mano una rama seca de olivo silvestre que recibe el nombre de "tárama".
Las pieles, generalmente, son de oveja, cabra o zorra, pero pueden verse también algunas de otros animales. El término carantoña es un derivado de carátula, que significa máscara. Carantoña lo encontramos también como sinónimo de careta o disfraz. Según el Diccionario de la Real Academia significa "careta de cartón de aspecto horrible y feo".
LAS REGAORAS
Otros personajes importantes en la fiesta son las "regaoras", que son un numeroso grupo de chicas del pueblo, ataviadas con el traje típico local, denominado de "bayeta", dando un alegre colorido a la fiesta con sus cánticos y bailes.
LOS TIRAORES
Los "tiraores", grupo de chicos de la localidad que con sus escopetas dispararán al aire salvas durante la procesión.
PROCESIÓN Y ACTOS RELIGIOSOS
Todos, carantoñas, "regaoras", "tiraores", el tamborilero y toda la gente en general, lugareños y visitantes, se reunirán en las proximidades del domicilio del mayordomo, aproximadamente a partir de las 10,30 de la mañana, desde donde se encaminarán hacia la iglesia para sacar al Santo en procesión.
Tras una serie de cánticos y alabanzas a San Sebastián en el interior de la iglesia, se hace un pasillo a la salida de la misma, junto a la puerta los "tiraores" y a continuación las "regaoras", produciéndose de inmediato la aparición del Santo, a hombros del mayordomo y de algunos familiares o amigos, momento en el que al unísono los "tiraores" hacen sonar sus salvas, las "regaoras" lanzan una lluvia de confeti y confites, al tiempo en que los acehucheños ante la imagen de San Sebastián dejan oír sus vivas.

Comienza la procesión, la cual irá presidida por San Sebastián, escoltado en medio del pasillo formado por las "regaoras" que no cesan de cantar durante el recorrido. Los "tiraores" esperarán en grupos en cada una de las esquinas por donde pase la procesión y ante la llegada del Santo harán sonar nuevamente sus escopetas con salvas lanzadas al aire. La imagen de San Sebastián aparece atada al tronco de un árbol al que se ha colocado una rama de naranjo. Antiguamente en vez de naranjo se le ponía laurel, pero se sustituyó desde que un hombre que visitaba Acehuche para vender sus naranjas le cogió en medio del campo una enorme tormenta y le ofreció a San Sebastián un naranjo si no le ocurría nada. Como pasó la tormenta sin incidencia alguna trajo a San Sebastián un naranjo, desde entonces, no se ha vuelto a poner laurel. Esto ocurrió hace unos 50 ó 60 años.
Volviendo a la procesión, las carantoñas, cuyo número es variable (los últimos años se han incrementado hasta tal punto de haber sobrepasado las treinta) van delante de San Sebastián y de dos en dos se colocan a una cierta distancia de él, dan tres pasos coordinadamente y le hacen una reverencia, arrastrando su "tárama", al tiempo que pronuncian un misterioso sonido "gu", grito selvático y peculiar que únicamente suelen pronunciar.
LA LOA
Cuando la procesión llega a casa de los mayordomos, cuya fachada está engalanada con colgaduras y adornos, se coloca la imagen de San Sebastián en una mesa revestida para el caso. Entonces, desde el balcón de la casa se "echa la loa". La loa es una alabanza a San Sebastián que suele constar de dos elementos:
- Referencia a la vida y martirio de San Sebastián.
- El favor concedido.
Pero no tiene porque ceñirse a estos elementos, sino que variará en función del echador de la loa. Normalmente la echa el mayordomo o alguien de su familia.
Después de la loa las escopetas de los "tiraores" (a cuyos sonidos en tiempos lejanos las carantoñas como heridas y asustadas se revolcaban en el suelo, pero esto ya no tiene lugar), se disparan al aire y las "regaoras" tiran el confeti a San Sebastián.
LA VACA TORA
Aparece ahora otro personaje: la "vaca tora" que es una de las carantoñas que se coloca encima unas varas de madera cubiertas por una manta y dejando asomar unos largos cuernos, también lleva colgando un enorme campanillo.
Su finalidad es asustar a las carantoñas y dar por finalizada la fiesta, arremetiendo contra éstas y contra la gente que presencia el festejo.
EL CONVITE
Por último, todos se dirigen a casa de los mayordomos "al convite", consistente en invitación a degustar riquísimos dulces y vino de la zona.
EL DÍA 21
El día 21 es San Sebastián "el chico" o "San sebastianino". La fiesta transcurre exactamente igual que la del día 20, pero como variante es otro mayordomo el que se encarga de servir al Santo. Hasta hace poco, los años en que por alguna circunstancia no había mayordomo era el Ayuntamiento quien se encargaba de sufragar los gastos, así como de correr con la organización de la fiesta. También en alguna ocasión fue la juventud u otras asociaciones o agrupaciones quien realizaba esta tarea. Tras la constitución de la Cofradía de San Sebastián, hace un par de años, es esta quien organiza y sufraga los gastos, siendo sorteado entre los cofrades la persona que figure al frente de las fiestas en calidad de mayordomo.

Antiguamente tenía lugar, además de todos los anteriores, otro acto: "el galán y la madama". La madama era un hombre vestido de mujer, con faldas, un pañuelo en la cintura y un gorro de montehermoseña, y que salía a bailar con ''las carantoñas'' en presencia de todos los hombres del pueblo. Luego aparecía el galán, jugueteando con una naranja. El galán era otro hombre vestido con un frac y un pantalón blanco ceñido, así como un pañuelo de colores atado en forma de gorro. Además llevaba una espada pendiente de un tahalí. Se acercaba a la madama haciéndole arrumacos e insinuaciones y tras ser desdeñado por unos momentos acababa desapareciendo por la calleja del Río, seguido de la madama. No tardaba en seguir a la pareja una recova de mozos del lugar. Al rato aparecía entre las carantoñas el niño. Que era la más baja de ellas, andaba, porque no cabía dentro, con una panera de corcho en las manos cómo símbolo del papel de recién nacido que representaba en el festejo. Las carantoñas adultas se apresuraban con el cazo de las papas para alimentarlo. Cuando el niño estaba repleto, las demás carantoñas y el público daban fin de las sobras de las papas.
También se cuenta que la madama llevaba una manzana en las manos; ella y el galán seguían el mismo camino que antes había recorrido la procesión, acompañados por las carantoñas con quien coqueteaba la madama ofreciéndoles la manzana que retiraba cuando iba a cogerla. Las carantoñas se acercaban a levantarle las faldas, entonces el galán las ahuyentaba con su espada y junto con la madama se retiraban... a comerse la manzana. A continuación aparecía en el atrio de la iglesia un niño de ocho a diez años vestido como las carantoñas y metido hasta la cintura en un corcho de colmena. A este niño lo llamaban la "carantoñina", y, las otras carantoñas lo acogían como algo suyo y lo alimentaban con las papas.
Hoy no se sabe ciertamente como era este acto ya que no vive nadie que lo presenciara y las versiones anteriores se han trasmitido oralmente.
Fuera como fuesen, de lo que sí hay constancia es de que aquellos actos fueron prohibidos por "poco edificantes" a finales del siglo XIX por el párroco del pueblo. Estos elementos desaparecieron permaneciendo solo la "carantoñina" pero con un sentido distinto y representada por la más pequeña de las carantoñas que se revuelca por el suelo y a las que sus compañeras alimentan con las papas mientras se espera la aparición de la "vaca - Tora Esto permaneció así hasta hace unos veinte años. En los últimos años de nuevo se ha recuperado este personaje.

UNA FIESTA DE ORIGEN DESCONOCIDO.
ALGUNAS EXPLICACIONES
No se sabe con certeza el origen de esta fiesta ni el significado de sus personajes. Como otras muchas, es una mezcla de ritos paganos y cristianos.
Se cree que hace muchos años sobrevino por los pueblos vecinos a Acehuche una gran epidemia de peste y los habitantes del pueblo se encomendaron a San Sebastián para que la peste no llegara al pueblo y como así ocurrió empezaron a hacer una fiesta en honor de este Santo. La opinión popular dice que representa el Martirio de San Sebastián, cómo, cuando después de ser asaeteado, las fieras del bosque en vez de atacarlo, como era santo, lo respetaron. Las carantoñas representan las fieras y por eso van delante reverenciándole.
La "vaca - Tora" sería otro ser encargado de espantar a las carantoñas para que no molestaran al Santo.
Según la religión, ésta sería la explicación más lógica, pero también nos podemos preguntar: ¿Representan las carantoñas las tentaciones que hubo de vencer San Sebastián para alcanzar la santidad en la Corte del César?. ¿Representa la "vaca - Tora" el bravo proceder de Sebastián en su lucha contra el pecado?. ¿Defendió a San Sebastián aquella noche un toro bravo de otras fieras?.
De lo que si tenemos certeza es que hace más de trescientos años Acehuche tenía una ermita dedicada a San Sebastián; se llamaba la ermita de los Mártires. De ella solo sabemos que estaba en el Ejido de la villa y que su construcción era de piedra y cal y con el tejado a tejavana. Hoy no queda ningún resto de dicha ermita.
Aparte de la ermita, también se sabe que existía una cofradía que nombraba dos mayordomos cada año y se encargaba de cobrar una cuota a los cofrades para tener dos hachas (velas de cera grandes y gruesas) que ardían en los entierros de los difuntos de la cofradía. Tenía concedida bula y jubileo por tiempo limitado. Sin embargo de estas fechas no tenemos datos de cómo se celebraba la fiesta.
Hay teorías que identifican los símbolos de esta fiesta con los de otras fiestas paganas relacionadas con la fertilidad y la llegada de la primavera.
Sabemos que es tradición pagana común a muchos pueblos ribereños del Mediterráneo, que los hombres se transformen mediante la vestimenta de pieles de animales salvajes. En estos pueblos, los hombres de las pieles representan con sus bailes y gestos, ritos de apareamiento y celebraciones cuyo paganismo es evidente: la fertilidad, el ciclo de la vida que presagia la próxima primavera, las mieses despuntando ya en los campos...
Los símbolos más evidentes para estas hipótesis son:
- La piel del macho cabrío: símbolo en todo el mundo mediterráneo de la capacidad viril de fecundación
- La rama de olivo silvestre también es símbolo de fecundidad en el mismo marco geográfico.
- El pimiento que cuelga de las caretas tiene un significado parecido
La fiesta, en total, si se desliga de lo católico, representa con fidelidad un encuentro entre hombres y mujeres en honor de alguna divinidad pagana que propiciara la fecundidad
Hay otra explicación que es unión de las dos anteriores. Esta dice que estos ritos paganos fueron asumidos por el cristianismo y los adaptó a su simbología, en nuestro caso a la historia de San Sebastián.
A finales del siglo IV gran parte de la Europa Occidental no era cristiana todavía y la cristianización fue un proceso que duró aún muchos siglos. Se considera que los más reacios eran justamente los pobladores de los campos. Así el término "pagano" o "paganus", el hombre del pago, vino a ser sinónimo de idólatra o no cristiano. Los propagadores de la fe no renunciaron a ningún método en su tarea: las destrucciones de los templos, de imágenes de dioses, de árboles sagrados, etc... etc., fueron sistemáticos, unidos, según los hagiógrafos a milagros que abrían los ojos a muchos de los incrédulos.
Pero también se dice que la Iglesia fue más dúctil y que sustituyó los cultos y devociones cristianas por las antiguas devociones paganas.
Los autores protestantes primero, los racionalistas después, llegaron a sostener que el culto a los santos, los ritos propios de las festividades y algunas leyendas hagiográficas, eran simples adaptaciones del paganismo y que la iglesia católica era heredera más de aquel que de la enseñanza de Cristo. Pero vayamos por partes: No se han de negar algunas adaptaciones. No se ha de creer que todos los relatos hagiográficos tienen el mismo valor documental, ni se ha de negar que a los ritos de la iglesia se puede añadir o adherir algunas prácticas de sabor pagano.
Pero el problema de la tradición religiosa es mucho más complejo de lo que dan a entender autores del tipo de los indicados, sin contacto directo con los viejos cultos cristianos medievales.
La cristianización del campo europeo fue mucho más intensa de lo que supone el hacer énfasis sobre estos hechos de predicación insistente. Por muy fuertes que fueran las tradiciones paganas, la cocción, la presión que se ejerció sobre las masas desde el siglo IV hasta ya muy entrada la Edad Media, hizo, que de un lado, se desarrollaran vigorosamente todos los elementos de que constaba el cristianismos sistemáticamente organizado, con sus ritos, sus partes narrativas y sus partes dogmáticas, mientras que de otro, todo aquello que de modo ostensible podía oler a creencia o práctica pagana, se hallaba condenada de continuo por los cánones conciliares y otras leyes, no solo religiosas sino también civiles.

Si el cristianismo se convirtió así en una religión con mayúsculas, el paganismo como tal perdió fuerza y autoridad y quedó relegado a un rincón de las conciencias.
Lo que aún existe en los campos no es tanto una supervivencia de los viejos sistemas religiosos , como una serie de nociones que pueden vivir adheridas al cristianismo o enfrentadas a él sin que, por fuerza, dependan de un mundo religiosos pasado correspondiente a una sociedad desaparecida hace siglos.
En otros términos, la capacidad del campesino para dar a sus fiestas, ritos y actividades, un aire que pueda parecer pagano a ojos de un asceta, de un severo moralista o de un místico, es más bien funcional que de orígenes históricos o mecánicos relacionados con la idea de supervivencia de cultos griegos, romanos, etc.
A primeros de año nos encontramos con que todavía en bastantes lugares de Europa salen cortejos de jóvenes enmascarados de diversas suertes: vestidos de animales, de mujeres, de soldados, celebrando funciones más o menos complicadas como las del país vasco - francés Soulé o los Perchten germánicos. La vinculación de estas mascaradas al ritual cristiano es más difícil que cualquier otra porque desde el siglo VI por lo menos han sido condenadas, anatematizadas por los padres de la iglesia griega y latina, por los concilios y los cánones, por los predicadores y prelados en sermones.
No importa el significado de estas mascaradas como expresión de un "teatro" elemental y más aún que elemental con un aspecto cómico y otro satírico que se complementan, es mucho mayor que el que puede suponer el que no ha asistido a ellas. Esto lo podemos relacionar con otras mascaradas menos complicadas, como las "vaquillas" castellanas (las "vituale" antiguas) que tienen lugar con motivo de las fiestas de San Blas o San Sebastián.
De esta forma se pueden identificar las carantoñas con esos "males" o elementos perturbadores de la vida social que es necesario eliminar o alejar, para la buena marcha de la comunidad, de lo que se encargará la "vaca-Tora", dando por finalizado el festejo.
Pero así nos encontramos con la contradicción por ejemplo en el papel que desempeñan las carantoñas, consideradas como elementos perjudiciales que debían ser alejados, por un lado, y como seres no dañinos en la interpretación cristiana., puesto que respetaron a San Sebastián en vez de atacarlo y hoy van a adorarlo con la reverencia de la procesión.
Sea cual fuere su origen vemos claramente diferenciados tres grupos de elementos:
a) Ancestrales: (Actualmente) Carantoñas / Vaca-Tora (Siglo pasado) Galán y madama. (Desaparecida hace 20 años y recuperada hoy.) Carantoñina.
b) Religiosos: Santo / Misa / Procesión / Reverencia / Loa.
b) Laicos: Mayordomo / Tamborilero / Tiraores / Regaoras.
Hay películas y reportajes en los que aparecen hombres que parecen calcos de las carantoñas de Acehuche. Estos aparecen en la película búlgara "Cuerno de cabra" y en una italiana titulada "Una questión d 'onore" y que transcurra en Córcega. También en la realidad se celebran en estos países fiestas que tienen muchas semejanzas con las carantoñas. También estas fiestas tienen lugar en Brasil.

Según otras interpretaciones, la zona de Acehúche era una zona de ganadería principalmente ganadera, ya desde la época prerromana. Esta fiesta podría estar relacionada con un momento de inactividad pastoril en el cual los pastores se reunían en las aldeas. Este sería un momento propicio para la fiesta.
En otro sentido se puede relacionar la fiesta con las Kalendae Ianuariae que tradicionalmente tenía lugar a fines y principios de año y que se unificaron con esta denominación en los últimos momentos de Imperio Romano.
Las descripciones que dan los Santos Padres de la Iglesia y los cánones eclesiásticos, principalmente hacen hincapié en que los hombres adquirían apariencia mujeril o de animales, que podrían representar los de mayor interés económico para cada zona y que, en este caso, son cabras y ovejas. La influencia que esta fiesta de las carantoñas tiene para los niños de hasta seis o siete años es negativa, porque le dan miedo las carantoñas y no se atreven a salir a la calle hasta que éstas desaparecen de las calles del pueblo.
Esta es la versión de la fiesta que más atrae al estudioso o al visitante que busca encontrar significado a tan singular celebración. Pero hay otra cuestión que podemos considerar muy importante y digna de reflejar, y es la visión y el concepto que de la fiesta tiene el ciudadano acehucheño. Los acehucheños, mayoritariamente, creen o quieren creer como cierta la historia que establece los orígenes de las carantoñas y el que San Sebastián sea el personaje central de las fiestas en algo puramente religioso, desdeñando cuantas hipótesis se barajan acerca del origen pagano o incluso una mezcla de éste y aquel. De ahí la enorme devoción de los acehucheños hacia la figura y el recuerdo de San Sebastián. A la mayoría de acehucheños no les preocupa en demasía encontrar argumentos sólidos y fiables que ayuden a descifrar el enigma que, quiérase o no, representan diversos personajes y escenas que se suceden durante la celebración de las fiestas. Para los acehucheños lo más importante es emocionarse ante la viva imagen de San Sebastián, patrón de Acehuche y protector impertérrito del transcurrir diario de sus vecinos.

SAN SEBASTIÁN
San Sebastián, según cuenta la historia, fue un soldado romano cuya vida transcurrió a finales del siglo III y principios del IV, condenado al martirio por no renegar de su fe cristiana.
Los datos críticos sobre su vida y martirio son muy escasos. La única fuente escrita de que disponemos es la Passio o Actas de San Ambrosio. Son un romance hagiográfico falsamente atribuido a San Ambrosio y que probablemente fue compuesto en la primera mitad del siglo y por un monje. Se desconoce la fecha de nacimiento de San Sebastián. Su padre debía proceder de Narbona, en la Galia, y su madre de Milán. En esta ciudad recibió una educación esmerada.
Ya desde muy joven sintió inclinación por la vida militar, logrando alcanzar el grado de Centurión o capitán de la guardia pretoriana, rango que normalmente se otorgaba a las personas de ilustre prosapia.
Tampoco se conoce el momento o el lugar en el que tuvo contactos con el Cristianismo. La persecución de Diocleciano empezó por los militares, lo que demuestra lo ampliamente difundida que se encontraba la religión cristiana entre la milicia romana.
Entre el ropaje legendario y fabuloso que envuelve su figura hay un núcleo sustancial de verdad que ha de mantenerse: Sebastián no va proclamando su condición cristiana, sino que procede con un sentido muy exacto de la discreción que le permite intervenir a favor de los mártires víctimas de la persecución. Pero cuando estos hechos terminan por levantar sospechas sobre su condición, esa misma discreción le forzó a confesar con palabras lo que con sus hechos hacía tiempo profesaba.
La réplica del emperador Maximiliano, con su decisión de condena, es mantenible en el marco de lo histórico, aunque aquí también se adorna la verdad con incidentes que, sin poderse probar con un criterio rigurosamente científico, responden a un substrato de realidad. El emperador , en principio, decide que Sebastián sea asaeteado. Para cumplir esta condena lo conducen al estadio del Monte Palatino, donde lo abandonan atado a un árbol y dándolo por muerto. Los cristianos van a recoger su cuerpo y descubren que aún está con vida. Una ilustre romana, la matrona Irene, lo oculta en su casa y cura sus heridas hasta que se restablece plenamente. Entonces Sebastián comparece voluntariamente ante el Emperador; este reacciona coléricamente ordenando su segundo martirio. Este segundo y definitivo martirio tuvo lugar en el año 304 y consistió en flagelarlo hasta que muriese. Según se dice en el pueblo, este último martirio fue en el circo.
Su cuerpo fue sepultado en un cementerio subterráneo de la Vía Apia romana que hoy lleva el nombre de Catacumbas de San Sebastián. Según el santoral, el primer martirio fue en el circo, pero como las fieras respetaron su talante glorioso, hubieron de ser las saetas lanzadas por los arqueros, las que acabaron con su vida.
PRIMER HIMNO
Gloria a ti, Sebastián
Soldado de la guerra de Dios
Tu que supiste ser capitán
Por coraje y amor
Haz militar a este pueblo
en la legión de los fuerte
Y ármalos con el yelmo
De tu fe y tu valor
Sebastián, en la historia de Acehuche
Eres guía inmemorial,
Eres luz y eres herencia
De los más puros valores
Anidados por los años
en el alma de este pueblo
Que te invoca sin cesar:
No nos dejes de la mano,
No nos dejes Sebastián.
Sebastián, en el alma de este pueblo
Siempre vives, siempre estás,
Tu presencia, sus dolores
Y conoces sus angustias,
No desoigas las plegarias
del amor este tu pueblo
que te canta sin cesar:
No nos dejes de la mano,
No nos dejes Sebastián

SEGUNDO HIMNO
Defensor sois glorioso Sebastián
De la iglesia y capitán
De este pueblo que viene a ensalzar
Los esfuerzos guerreros de vuestro valor
y el martirio dichoso que al cielo os llevó
los cristianos que vengan a imitar
al glorioso Sebastián.
Por su patria luchó con honor
El tirano sus carnes hirió
Con saetas cruel,
Más la muerte horrorizada huyó de él
Y salvo fue
La perfidia y la rabia
Vencidos están en Sebastián
por la gracia de Dios y poder
en su regio arnés
Se dejó ver por timbre real,
Viva Jesús y su escuadrón
Tropa marcial, marcial
que rendidos te aclaman sin cesar
¡Viva San Sebastián!

Jose Antonio Pajuelo Jimenez.