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viernes, 17 de abril de 2020

VIRGEN DEL PUERTO. DATOS PARA SU HISTORIA.


Datos para la Historia de la Virgen del Puerto.

        Hace 212 años, en el mes de abril de 1808, los placentinos, bajaron a la Virgen a la Ciudad de la que es su patrona, creídos que en la población estaría más segura, y la verdad es que no se equivocaron.
   D. Nicolás Anacleto Pulido, prestigioso devoto influyó mucho para que se bajase, las causas que la asistían, eran los sucesos de Vitoria con Fernando VII y la segunda la necesidad era que los campos tenían de agua, el día que bajo, se presentó sereno y hermoso. Luego que la Virgen salió de su ermita, fue vista una nube tan pequeña que casi no se percibía, conforme la patrona se acercaba a la Ciudad, se fue nublando, y cuando llego a  Alamitos, todo estaba cubierto, por ultimo al llegar a la ermita de S. Antón empezó a lloviznar y a la llegada a la ermita del Cristo de las Batallas, caía ya a mayor abundancia, por lo que la Autoridad decidió que entrasen a la Virgen en la iglesia de los religiosos descalzos, donde permaneció cerca de una hora.

Cuando dejo de llover, se traslado a la capilla del Hospital de San Roque, que era el sitio destinado al efecto por el Ayuntamiento, este Hospital pertenecía al Patronato de la Ciudad y en el se entraba siempre a la Virgen a su llegada a Plasencia.

 Al día siguiente fue conducida a la Catedral, con la asistencia de toda la clerecía y religiosos de los tres Conventos, donde el Cabildo por tres días, celebro misas, en acción de gracias por los auxilios recibidos, al cuarto día se la volvió a trasladar a S, Roque, para que los gremios y demás gente la diesen reverentes cultos, como semejante ocasiones practicaban.
  
 Concluidos los actos de homenaje, gracias a la intervención de D. Nicolás Anacleto Pulido, el Ayuntamiento decidió que se devolviese a la Catedral, asistiendo gustoso el Cabildo, pues las circunstancias políticas se iban enmarañando en aquellos días, y se preveían grandes catástrofes en el territorio nacional pudiendo correr peligro la venerada imagen  por hallarse aislada en las montañas de Valcochero, pues de haber permanecido allí, pudiera haber sido hecha  pedazos y quemada como hicieron los franceses con las demás imágenes y altares del Santuario.

   Permaneció en la Catedral desde el mes de abril de 1808 al 20 de noviembre de 1817, el Cabildo determinó que se colocase en el altar mayor de la Catedral vieja, sobre el tabernáculo, donde permaneció durante diez años. El 19 de octubre de 1817, la trasladó el Cabildo a la Catedral Nueva, colocándola en el presbiterio al lado del Evangelio, sobre una mesa en sus andas y se le canto una misa.
  Habiéndose terminado las obras de reparación del Santuario que destrozaron los franceses, el Ayuntamiento pidió al Obispo, que bendijese la Iglesia, para proceder al traslado de la Imagen.


El día 20 de noviembre del citado año, fue subida la Virgen en procesión fue solemne, con la asistencia del obispo D. Antonio Carrillo Mayoral.
   Se tocaron las campanas la noche antes, en la misa y en todo el tiempo que duro la procesión que, desde la Catedral, calle del Rey, llego a la puerta de San Antón; fuera de la ciudad paro, estando aun en hombros de cuatro sacerdotes, volvieron la imagen hacia la ciudad y se canto el “Tota Pulchra” y después el obispo canto una oración. Fue la permanencia más larga de la Patrona en la ciudad.
El 6 de abril de 1822 los jornaleros de Plasencia instaban al Cabildo “que nuestro Padre Jesús de Nazareno de la Catedral saliese a los Alamitos a recibir a la Santísima Virgen del Puerto que bajada a la ciudad en rogativa para lograr que lloviese”; y decían, que “aunque nunca se había visto esto, tampoco hasta hora se ha conocido tanta necesidad”. Firma a instancia en nombre de los pobres; Josef Blanco”.
En 1824 el citado devoto D. Nicolás Anacleto, regalo a la Virgen un manto de Plata, bordado en oro que embellecía mucho la imagen, cuyo importe ascendió a seis mil quinientos reales.


 ROMERÍA DE LA VIRGEN DEL PUERTO

Declarada Patrona de la ciudad por el Santo Papa Pío X, su pueblo la coronó canónicamente en tiempos del Obispo don Juan Pedro Zarranz y Pueyo. Oficio el acto el Nuncio de Su Santidad en España Cardenal Cicognani. Era el día 27 de abril de 1952.
El día anterior, víspera de la Coronación, el ayuntamiento de Plasencia presidido por su alcalde D. Fernando Barona y en sesión extraordinaria nombro a la Virgen del Puerto “Alcaldesa Honoraria de Plasencia”, razón por la que delante de la Imagen encontramos el bastón municipal de mandos.
Así mismo se acordó que los escritos del Ayuntamiento de Plasencia empezasen con el encabezamiento: “ En la ciudad de Plasencia, por Santa María del Puerto…”
El domingo siguiente al de Resurrección - domingo de Cuasimodo - se celebra en Plasencia la festividad de su Patrona, la Santísima Virgen del Puerto.

CORONACIÓN DE LA VIRGEN DEL PUERTO, Y MOMENTOS ANTES DE SER CORONADA.

         Tienen la costumbre los Placentinos de subir ese día hasta la ermita de la Virgen, y pasar el día de romería por sus alrededores. Antiguamente se subía el día anterior a colocar el "campamento", en esa época se subía en carretas, caballos mulos, burros, o andando, que era lo que hacia la gran mayoría de la población, siendo un espectáculo muy bonito ver desde la ermita la "serpiente" multicolor de romeros y peregrinos subiendo por el "Camino Viejo".
         Hoy por desgracia los tiempos han cambiado, ya casi nadie sube andando, la mayoría de la gente sube en coche, o en autobús, y en vez de subir todo el día se sube antes de la procesión – 6 de la tarde-, y nada más terminarse se baja la mayoría del público.
          El domingo siguiente al de Cuasimodo se celebra el llamado de la Divina Pastora, y se hace un Rosario de la Aurora, desde el Cancho de las Tres Cruces hasta el Santuario.

En la iglesia de san Martín estaba la cofradía de la Virgen del Puerto, cuya novena se celebraba en el mes de noviembre, y también celebraba Rosarios de la Aurora. La cofradía tenía tamborilero y pedidores propios.
Fotografía de José Gomez Clemente.Virgen del Puerto de San Esteban.
En la iglesia del Salvador hay una imagen de la Virgen del Puerto en alabastro -se cree que es la que estaba en la fortaleza o en la ermita de San Antón-, que es muy visitada por las personas mayores que no pueden subir al santuario. El santuario de la Virgen del Puerto pertenece a esta parroquia del Salvador.

Así mismo se han hecho copias de la Virgen para mandarlas a Madrid, a Canarias, a Filipinas y a Buenos Aires, donde hay sacerdotes placentinos que de este modo quieren difundir su amor a la Virgen del Puerto y a Plasencia.

La imagen de la Virgen que está en Madrid se la llama cariñosamente “La Melonera” pues se celebraba su fiesta el día 8 de septiembre y en esas fechas los alrededores de la ermita estaban llenos de vendedores de estos frutos. La ermita madrileña está situada a la orilla del río Manzanares, en el barrio de la Arganzuela, fue construida por el primer Marqués de Vadillo, D. Francisco Antonio de Salcedo y Aguirre, el cual había sido corregidor de Plasencia y en esa época lo era de Madrid.


El artífice de la obra fue el arquitecto madrileño D. Pedro de Rivera, el cual lo fue también del Puente de Toledo, el Cuartel del Conde Duque, la iglesia de Montserrat y el Hospicio, todos ellos en Madrid. Esta ermita madrileña es de estilo barroco, con capiteles de pizarra, y está catalogada como Monumento Nacional.
         
El año 1.969 se celebró el 250 aniversario de la construcción de la ermita del Manzanares. Con tal motivo, la cofradía de “La Melonera” nombró hermanos mayores de dicha cofradía a los ayuntamientos de Madrid y Plasencia.
        
La copia que está en Argentina fue solicitada en el año 1.998 por el placentino D. José Vicente Conejero, obispo de Formosa, el cual se dirigió a la cofradía de la Virgen pidiendo una copia del original, para que presidiera una ermita de estilo colonial que está en el pueblo de Boca Riacho Pilagá. Este pueblo está situado en la desembocadura del río Pilagá, en la provincia de Formosa, en la frontera entre Argentina y Paraguay.  La ermita es de paredes encaladas, se halla en medio de la selva, en una planicie.

En el mes de abril de 2002, se ha colocado una imagen de la Virgen en el camino del Puerto, subiendo a la derecha, a unos cien metros antes del santuario. Esta imagen es de granito, y de tamaño aproximado al de la talla original, y ha sido donada por un particular.
Para conmemorar el cincuenta aniversario de la coronación -2002- se descubrió una estatua en bronce de la Virgen del Puerto, la cual se instaló, en el paseo principal del parque de la Coronación. La imagen está sobre una roca (cancho) la cual estaba a la orilla del río Jerte, a la altura de la presa de abastecimiento de agua
La Virgen está sentada sobre un madero que la sirve de trono, dando de mamar a su Divino Hijo. Las formas de la Virgen son opulentas y los ropajes abultados. Viste la Señora túnica plateada y manto dorado.
         La Virgen del Puerto es una Panagia Eleusa (Virgen de la Ternura) en su variante de Galactotrofusa (Virgen dando el pecho).



LAS CORONAS: Las coronas de la Virgen y el Niño son de oro purismo. Se emplearon en su ejecución 2.261 gramos de oro, más de 85 de platino, 124 brillantes, 1.377 rosas, 15 perlas, 1 perla japonesa, 39 medias perlas, 506 aljófar, 44 turquesas, 53 esmeraldas, 175 topacios, 100 olivinas, y 12 turmalinas.  En el reverso de la corona lleva cuatro esmaltes con los escudos del Papa, del Obispo don Pedro Zarránz y Pueyo, de la Catedral y de la Ciudad de Plasencia.  La corona de la Virgen está rematada por una paloma de muy fina traza. Las coronas son de estilo plateresco.

 EL MANTO: El manto de la Coronación es de terciopelo verde mar se bordó en Madrid, en el convento de las Adoratrices. En el centro está bordado el escudo de Plasencia y en cinco medallones bordados al rededor están representadas las siguientes escenas referentes a la Virgen: La Anunciación, El Nacimiento; La Presentación  de Jesús en el templo, La Huida a Egipto, y  La Aparición de la Virgen al Pastor.
Además de este manto de la coronación, la Virgen cuenta con varios mantos más, los cuales se le ponen según las celebraciones que se realicen.
 El pedestal y las andas está recubierto de una lámina de plata repujada.




Jose Antonio Pajuelo Jiménez - Pedro Luna Reina

                                            "CREANDO CULTURA"
        








                                                 

sábado, 4 de abril de 2020

LAS COFRADÍAS DE LA VERA CRUZ Y LA RELIQUIA DEL LIGNUM CRUCIS.



LA COFRADÍA DE LA VERA CRUZ Y LA RELIQUIA DEL LIGNUM CRUCIS. 

Mirad el árbol de la cruz, donde estuvo clavada la salvación del mundo.

Una reliquia cristiana es un objeto de culto que puede estar relacionado con parte del cuerpo de un santo o algún objeto que estuviese en contacto con el mismo.
Así mismo adquieren el rango de reliquias cualquier cosa que se ponga en contacto directo con las mismas.
Podemos citar la Sabana Santa que se conserva en la catedral de Plasencia, la cual está certificada que estuvo en contacto directo con la Síndone de Turín.
Entre las muchas reliquias que se atribuyen a Nuestro Señor Jesucristo quizás la más conocida y adorada, sea la del Lignum Crucis; el árbol o madero de la Cruz.
Para dar veneración a esta sagrada reliquia, se crearon las cofradías que llevan su nombre; La Cofradía de la Cruz.
Cuenta la tradición que la Verdadera Cruz fue encontrada por santa Elena en el Gólgota, o monte de la Calavera de Jerusalén, el día 3 de mayo, entre los años 325 y 327. Sigue contando la tradición que para saber cuál era la verdadera cruz, se tocó con todas las recogidas a un cadáver y, al tocar con la que estuvo en contacto con Nuestro Señor Jesucristo, el cadáver resucitó.
Ante la controversia que se creó en el renacimiento sobre la aparición de esta sagrada reliquia, las Cofradías de la Cruz, para defenderla, acordaron cambiar su nombre por el de Cofradías de la Vera Cruz.
Era tanto el deseo de poseer tan preciada reliquia, que se decidió, repartirla en pequeños fragmentos para que así pudiesen tenerla más comunidades.
Estos miles de fracciones o astillas del Lignum Crucis, en su mayoría pequeñísimas, algunas casi microscópicas, son las que dieron lugar a que se hicieran afirmaciones tan erróneas como la de Calvino, Erasmo de Róterdam, etc.., los cuales llegaron a decir que con todas se podría llenar un barco de gran tamaño.
Para refutar esta afirmación, muy extendida incluso entre los propios católicos, vamos a analizar tanto la Cruz como sus fragmentos.
En el año 1870, el arquitecto francés Charles Rohault de Fleury, que dedicó muchos años de su vida a la arqueología cristiana, en su "Mémoire sur les instruments de la Passion" llego a la conclusión de que el Stipes, el madero vertical podría haber tenido unos tres metros de alto. El Patibulum, que era el madero horizontal, (que sería el que transportó Cristo hasta
llegar al Calvario), tendría un metro ochenta de largo. El grueso de los maderos sería de unos doce por cinco centímetros.
Estas medidas se sacaron analizando el travesaño de la Cruz de Dimas, el buen ladrón, ‘pars crucis bonis latronis’ la cual se conserva en la iglesia de la Santa Cruz de Jerusalén en Roma.
Con estas medidas, si calculamos el volumen del Lignum Crucis, nos daría unos 36.000 centímetros cúbicos.
Según el profesor Baima Bollone, catedrático del Departamento de Medicina Legal de la Universidad de Turín, si se aceptara que todos los trozos de cruz que se conservan fueran auténticos, juntándolos no alcanzaría ni siquiera el 50% del palo horizontal.
Sumando el volumen de todos los fragmentos conocidos superiores a 1 cm3 se llega a duras penas a 4.000 cm3, es decir un poco más del 10% del volumen total de la cruz.
Estos cálculos han sido corroborados muy recientemente, casi en su totalidad, por Michael Hesemann, periodista y escritor que ha estudiado muy en profundidad las reliquias de la pasión de Cristo.
El trozo más grande que se conserva en la actualidad del Lignum Crucis está en el monasterio de Santo Toribio de Liébana, en el pueblo de Camaleños, Cantabria. Las medidas del mismo son de 635 mm., el palo vertical y 393 mm., el travesaño, con un grosor de 40 mm.
En un análisis que se realizó sobre esta madera, se determinó que era de la especie Cupressus Sempervivens L., es decir, ciprés común, y que su antigüedad podría alcanzar los 2.000 años.
Esta sagrada reliquia, se conserva dentro de una “estauroteca”, es decir, un relicario con forma de cruz.
En España, la devoción a la Santa Cruz, está documentada desde el 15 de marzo de 1208, en que es consagrada una iglesia bajo la advocación de la Santa Vera+Cruz en las afueras de Segovia.
El siglo XIV es cuando toma mayor auge esta devoción a la Santa Cruz, haciéndose presente su invocación en los mismos documentos oficiales. En las Cortes de Burgos de 1315 se termina jurando: "e juramos a Dios e a la Virgen Sancta María e a la Vera+Cruz e a los Sanctos Evangelios". Igualmente, en las Cortes de Carrión de 1317 la reina, doña María de Molina, jura a la Santa Vera+Cruz.
El Lignum Crucis y Plasencia.






Es de todos sabido que la orden franciscana llega a nuestra ciudad a principios del siglo XIII, y que esta orden creaba dentro de sus conventos diversas cofradías, entre ellas las de la Vera Cruz. Para estas cofradías su mayor riqueza y honor era poseer un Lignum Crucis.
Hasta nosotros han llegado noticias de alguno de ellos placentinos, como el que estaba en el Convento de Tabladilla, cerca de Navaconcejo, que fue regalado al convento por el cardenal don Bernardino de Carvajal. En la actualidad cual no tenemos noticias de su paradero, pues con la Exclaustración de 1835, se abandona el convento y se entregan los objetos de culto al Obispado de Plasencia. No tenemos relación de cuales fueron estos objetos, por lo tanto no podemos afirmar que entre ellos estuviera el Lignum Crucis.
En estos momentos estamos investigando otro posible Lignum Crucis que se encuentra en un templo de la ciudad y que está recogido y fuera de culto.
Otro es el que se guarda en la Catedral de Plasencia, el cual está insertado en un relicario de plata sobredorada, y que data de la segunda mitad del siglo XVII, y que lleva grabado el escudo del obispo don Gutiérrez Álvarez de Toledo (1496-1506), el cual inició la construcción de la catedral nueva de Plasencia, y del obispo don Rodrigo Dávila Valderrábanos (1470-1496). En el centro del Relicario se puede ver, dentro de una ampolla de cristal, el trozo de la Cruz de Cristo.
En otro relicario similar al anterior, se conserva una Espina de la Corona de Nuestro Señor Jesucristo.
Este año 2016, gracias a la buena disposición del Cabildo Catedral, con su Deán don Antonio Luis Galán al frente, la Cofradía de la Vera Cruz de Plasencia, tendrá el gran honor de procesionar estas sagradas reliquias en su Estación de Penitencia del Jueves Santo.
Para procesionar un Lignum Crucis, hay una normativa específica, pues realmente estamos llevando un objeto que pudiera tener la Sangre de Nuestro Señor Jesucristo. Por ello el Relicario del Lignum Crucis, que tiene la consideración de reliquia mayor por pertenecer a Nuestro Señor Jesucristo, frente a la de los santos que están consideradas como reliquias menores, tiene el grado de Latría Relativa, o sobre todas las cosas, y el día de Viernes Santo, tiene la de Latría Absoluta, es decir la misma que tiene el Santísimo Sacramento.
Por ello este día de Viernes Santo se hará ante Él, la doble genuflexión es decir, doblar las dos rodillas, como corresponde al Santísimo en exposición.
La persona que lo procesiona llevará guantes rojos en memoria de la Sangre del Salvador y, así mismo usará un paño humeral del mismo color para no tocar en ningún momento la Sagrada Reliquia. En la procesión ocupará el lugar más destacado de la misma, siendo escoltado con cirios de color verde, en recuerdo del Madero de la Cruz y, por varas de la Cofradía en señal de protección hacia el mismo.


El Relicario que contiene La Santa Espina procesiona en uno de los pasos de la cofradía.
Los datos de estas sagradas reliquias estaban perdidos, pero investigando sobre los mismos conseguimos encontrar en una publicación de Béjar del año 1916 noticias que nos abrieron el camino para su esclarecimiento.
No conocemos, todavía, como llegaron estas sagradas reliquias a Plasencia, pues solamente tenemos noticias de que pertenecieron a doña Ana María de Austria (1568-1629), hija de don Juan de Austria y nieta del Emperador Carlos V, la cual fue Abadesa del Monasterio de las Huelgas Reales de Burgos.
Una teoría sería que, como doña Ana empeñó todas sus joyas para apoyar al famoso “Pastelero de Madrigal”, entre ellas estuviesen estas sagradas reliquias y alguien las comprase y así llegasen a Plasencia.
Estas reliquias fueron regaladas a la Catedral de Plasencia a principios del siglo XVII por el obispo don Enrique Enríquez de Almansa, el cual gobernó la diócesis desde 1610 hasta 1622, año de su muerte. Don Enrique era miembro de la orden de los Agustinos O.S.A.


Ante la polémica que suelen causar las reliquias cristianas sobre su autenticidad, solamente pedimos a las personas que no crean en ellas el máximo respeto hacia las mismas, pues tienen un gran significado religioso para los cristianos que si creemos en estos sagrados símbolos.
                     ¡SANTA CRUZ, SÍMBOLO DE NUESTRA FÉ!!


Pedro Luna Reina. Hermano Cofrade de la Santa y Vera Cruz de Plasencia.