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miércoles, 13 de diciembre de 2023

ANEDOCTARIO.DON PEDRO "EL CRUEL"

DON PEDRO JIMENEZ RECIO


Se llamaba don Pedro, y le apandillaban “el Cruel”, con esa crueldad propia de la gente que se aviene a poner apelativos con similares históricos a personas que por su carisma pudieran tener alguna relación comparable, pero que luego, en este caso, difiere notablemente del modelo.

Don Pedro Jiménez Recio fue un personaje muy señalado en nuestra ciudad. Era conocido, por aquellos que decía de los apodos injustos, como don Pedro “el Cruel”. Se cree que se le colgó este sambenito en su época de juez militar, en las que sus actuaciones se Caracterizaron por aplicar la ley sin apelativo alguno,, con estricto rigor , cuando se acostumbraba, como siempre sucede, ha sucedido y sucederá, a que por presiones políticas, sociales o económicas, muchos delincuentes se liberan de la justicia con un pirueta descarada.

Habitaba en una casa de la Plaza, señalada con el número 33, donde en su planta baja tenía la droguería Emilio Ovejero desde el año 1935, anteriormente y que sirva para el recuerdo de las tiendas placentinas, estaba la sombrerería Carrillo. Ocupaba toda la casa pero hacia su vida en el segundo piso. Vivía solo, atendido por una vieja sirvienta que realizaba las labores del hogar.

Manolo Muñoz Palomino y Teodoro Vallinoto a quien debemos este articulo, iban muchas noches a visitarle, entre los tres recopilaban verbalmente la historia de la Ciudad. La conversación de don Pedro era fluida y amena, su memoria prodigiosa. Se sentaban alrededor de una pequeña camilla con suave falda de terciopelo, alumbrados por una hermosa lámpara que les rozaba las cabezas. Don Pedro presumía de enorme bigote que se escapaba protuberante en su cara enjuta y pálida. Apenas salía a la calle, había nacido en 1880, y conservaba la mirada fría, dura, como el acero. Sus movimientos habían perdido elasticidad, había perdido mucho aquel vigor que le fuera característico. Se trasladaba por los aposentos del piso con acusada lentitud y su voz profunda, que fuera atronante en otros tiempos, era suave y hondo murmullo con tonalidades bastante agradables. A veces se le disparaba y retumbaban las paredes con sus maldiciones, pero ello no era frecuente, solo cuando relataba alguna injusticia o algún atropello.

Desde su balcón se veía la plaza desierta, barrida por un viento que hacía remolinos con las hojas secas de los arboles. Contaba muchas cosas, algunas no publicables entonces otras la que formaron parte de la entrevista publicada en la revista de Navidad del año 1955, de la Asociación Cultural Placentina “Pedro de Trejo”.

Don Pedro Jiménez Recio, nació en Plasencia y a los diecisiete años era oficial de caballería, dio muchas vueltas por esos mundos de Dios, hasta que por los años veinte del siglo pasado, se estableció definitivamente en Plasencia. Fue Alcalde de esta ciudad y a los ochenta días le echaron por diversidad de criterios; su honradez y rectitud de ideas era incompatible con los “galipucheos” habituales de la administración. Aparece como presidente de la Comisión Gestora del 9 de septiembre de 1936, aunque ya había sido nombrado anteriormente por la autoridad militar. Después fue juez militar durante cinco años, con ello se creó infinidad de enemistades, pues no se doblegaba a recomendaciones ni a favoritismos. Era una consecuencia inevitable.

Se veía solo y viejo…, nunca pensó seriamente en casarse; sin más amistad que unas pocas personas, que eran la que constituían su mundo, y de la espiritual de la Asociación Cultural Placentina “Pedro de Trejo”, que por obrar en pro de Plasencia, ya les unía algo en común.

Recordaba el hecho de más resonancia que tuvo Plasencia fue la vuelta del “muerto resucitado”, suceso que ya hemos relatado anteriormente en otro artículo. Decía: Se hizo hasta un suceso político. Los liberales estaban de una parte, defendiendo al muerto resucitado “Eustaquio Campos”, mientras los conservadores negaban su autenticidad. Había verdaderas peleas familiares. En la Plaza donde entonces había una fuente en el centro, se formaban tales discusiones que no era extraño personas que caían de cabeza en la fuente, tiradas por los de la opinión contraria- Incluso se cerraban las puertas de la ciudad.” Me parece estar viendo la de la Puerta Talavera”, a fin de controlar quien entraba y salía. Y hasta hubo un muerto victima de la exaltación. Lo que nos hace pensar que por aquel tiempo, habría algún postigo que permitiera cerrarse, pues la puerta junto con la muralla había sido derrumbada años atrás.

Manolo y Teodoro, seguían día tras día recopilando anécdotas, en una de las preguntas que le formularon a don Pedro, le indagaron sobre la diferencia de aquellos años a los de los años cincuenta, y contesto que en lo que respecta a la densidad, a la parte material de su conjunto, ha habido un crecimiento considerable. Pero ni la moral, ni la vergüenza, ni la dignidad humana han corrido a la par. ¿Que diría hoy día don Pedro?

Recordaba con nostalgia que Plasencia hubiera perdido el Cuerpo de Bomberos, la Audiencia, la Banda de Música, lamentándose también de la agonía del Colegio de san Calixto,” que tuvo 114 alumnos de donde salieron hombre de la talla de don Idelfonso Prieto, Auditor de la Rota, amén de sacerdotes, maestros e instruidos artesanos, como se habían sumado desatinos desapareciendo monumentos e instituciones, por desidia, incompetencia, abulia, intereses, desinterés, expoliación… Hoy hubiese acabado reventado.

Con desaliento recordaba aquellos versos de Francisco Gregorio de Salas dirigidos al pueblo extremeño.”Bien pudiera cogerlos y lanzarlos sobre Plasencia”:

Espíritu desunido
domina a los extremeños;
jamás entran en empeño
ni quieren tomar partido.
Cada cual en sí metido
y contento en su rincón
huyen de toda instrucción;
y aunque es mucha su viveza
vienen a ser, por pereza
los “indios” de la nación”

Luego se le perdió la vista atravesando los cristales de su balcón y permaneció largo tiempo en silencio. Amaba a Plasencia y le dolía la indolencia tradicional en que se mantenía.

No se sentía viejo, ya que los viejos según dicen, se mueren de una de estas cuatro “C”; catarro, caída, casamiento, o cagalera. En estos tiempos tendríamos que incluir alguna “C” mas, cáncer, corazón, carencias, confusión, crisis etc-

Lo que no se sabe de don Pedro, era su afición a la fotografía. Tenía una cámara estereoscópica con dos objetivos que impresionaban fotos dobles en cada negativo, entonces de cristal, con distinta distancia focal. Una vez positivados, también en cristal, se contemplaban a través de un visor de especial, parecido a los prismáticos, que mezclaba las dos imágenes y producía un efecto tridimensional tan real que las figuras se veían con una impresionante separación vestido con el traje típico de cada lugar de planos- Su relieve era perfecto; apetecía pasar la mano por detrás del artilugio para tocar las imágenes.

En Plasencia según mis conocimientos después del estudio de los fotógrafos de la ciudad, había cuatro cámaras de tales características, una de Don Pedro, la de José Diez, la de Pedro Sánchez, y la de José Cepeda sacerdote que vivía por los años cuarenta en la calle las Morera. Sabemos que don Pedro tenía un gran número de fotos con variados motivos del tradicional mercado de los martes placentinos. Entonces venían de los pueblos los “marteros” y en aquellas fotografías se observan con perfecta nitidez todas las vestimentas, desde la de Montehermoso, que son la más destacadas por la original gorra con la que se tocan las mujeres, hasta la de los pueblos del Valle y de la Vera. Este gran archivo documental, parece que lo regalo aún amigo, no sabemos a quién, pero seguimos indagando y en un mañana tal vez no muy lejano lo encontremos abandonado en una caja de cartón en un rincón de un desván olvidado esperando ser resucitado para la historia.
            Agradecimiento a Manuel Muñoz Palomino (+) y a Teodoro Vallinoto (+)
    
                Jose Antonio Pajuelo Jiménez  - Pedro Luna Reina- José Gutiérrez Delgado

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lunes, 27 de noviembre de 2023

LOS ARTIFICES DE LA CATEDRAL DE PLASENCIA.

 

LOS ARTIFICES DE LA CATEDRAL DE PLASENCIA

En su construcción trabajaron los más acreditados arquitectos del siglo XVI. No resulta fácil determinar el tiempo que trabajó cada uno, ni señalar con exactitud las obras que realizaron, por lo que daremos los datos de los que tengamos con mayor certeza.

Enrique de Egas, que trabajó en las catedrales de Toledo, Sevilla y Salamanca, entre otras, hace los primeros planos en el año 1497, se le cita en los archivos de la catedral como maestro mayor haciéndose cargo de la obra de la catedral nueva, también hizo un informe sobre la sillería que para el coro proyectaba Rodrigo Alemán y en la que consta entregó unos planos al obispo Álvarez de Toledo.[i] Fue sustituido por Francisco Colonia.

En 1513, aparecen como arquitectos Juan de Álava y Francisco de Colonia. No fueron muy cordiales la relación de ambos arquitectos por lo que en 1522 queda Juan de Álava, hay que hay que atribuir el trazado de la Capilla Mayor y la portada principal de la sacristía.

Juan de Álava su nombre era Juan de Ybarra, nacido en Larrinoa (Álava) 1480 y fallecido en Salamanca 1537, Maestro de Cantería. En 1517 aparece su nombre vinculado por primera vez a las obras de la catedral, que se había iniciado en 1498; sin embargo, es posible que ya estuviera en ella desde 1513, en que se retoman las obras. A ella estaría ligado el resto de sus días, visitándola anualmente; por lo tanto, no solo es la obra que más tiempo ocupó al artista, son también donde mejor pudo plasmar sus ideas y preferencias en materia artística, convirtiéndola partir de 1522 en una iglesia de salón, con naves a igual altura, aunque nunca llegaría a ser concluida.[ii]

En 1523, acude a la cita anual a Plasencia, momento en que el ayuntamiento le solicita su intervención en la polémica sobre las casas consistoriales; se discutía sobre si la fachada había de ser ras, que era la opción de Álava, o con soportales, como quería el pueblo.

En 1537 el Cabildo de Plasencia decidió reemprender las obras que había interrumpido en 1534, por lo que termina en llamar a Juan de Álava. Esta fue su última salida de Salamanca, ya muy enfermo, lo cual no le impidió demostrar su fidelidad con la obra que más le ocupó.


Francisco de Colonia: Burgos (1470-1542). En 1516, interviene en la catedral nueva de Plasencia, de la que, en opinión de Mélida, pudo hacer el proyecto y comenzó la obra, pero se le retiró de la misma por no desarrollarse satisfactoriamente, siendo sustituido por Juan de Álava.[iii]

En 1537 figura al frente de las obras Alonso de Covarrubias, que trabajó en las obras del Alcázar de Toledo. En ese mismo año tras la muerte de Juan de Álava se hace cargo de la prosecución de las obras que en ella se estaban realizando. Presentó su proyecto, que fue aprobado, y se le nombró maestro mayor de las obras de la catedral, con el mismo salario de su antecesor.[iv]


En este mismo año se habla de Pedro de Ibarra (Hijo de Juan de Álava), aunque fue muy poco el tiempo que estuvo al frente de las obras. Su presencia en la diócesis fue más bien tardía, probablemente en 1560 fue contratado por el obispo Ponce de León para dar trazas y condiciones a la iglesia de Santiago de Miajadas y plateando la solución de crucero y cabecera que no llegó a ejecutar. En 1562 dio las condiciones para la iglesia parroquial de Logrosán, construyendo la capilla mayor y la sacristía. También intervino en la construcción de una capilla y cuatro arcos en la iglesia del Monasterio de San Francisco de Trujillo.


En 1538 durante el pontificado de Gutierre de Vargas Carvajal la obra ozo de un gran avance si bien paralizada durante varios años en los trabajos. La muerte de Juan de Álava obliga al cabildo a buscar un nuevo arquitecto siendo elegido en el año citado a Diego de Siloé (1495 -1563), aceptadas sus trazas  en 1539, tras una intervención de Rodrigo Gil de Hontañón y quizás la contratación no culminada de Alonso de Covarrubias (1488-1570).Sin embargo, las frecuentes ausencias de este maestro obligan al Cabildo a dejar la dirección de las obras a Juan Correa y Martin Rieta, hombres de confianza de los capitulares, aunque debían seguir el diseño de Siloé. A él se le debe la portada sur del enlosado de un naciente estilo clasicista.

Finalmente en el año 1544, vuelve hacerse cargo de la obra Rodrigo Gil de Hontañón quien en 1555 presentó los planos del último cuerpo de la fachada principal y de las cresterías. Gil de Hontañón permaneció en su cargo hasta 1558, año que fue inaugurada la parte construida de la catedral nueva, en su etapa de madurez más próxima al estilo herreriano pertenece esta notable creación.

Toda una relación de insignes maestros. A su pericia y competencia debemos este legado de arte.

 

            José Antonio Pajuelo Jiménez – Pedro Luna Reina- José Gutiérrez Delgado

 

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[i] Real Academia de la Historia. Enrique Egas. Castilla1455. Granada 1534. Biografía.

[ii] Real Academia de la Historia, Juan de Álava, Biografía

[iii]Real Academia de la Historia, Francisco de Colonia., Biografía

iv Real Academia de la Historia, Alonso de Covarrubias. Toledo (1486-1570) Biografía

 

 

 

 

martes, 14 de noviembre de 2023

EULOGIO GONZALEZ

UNA VIDA EJEMPLAR
Sabéis que fue en Plasencia Maestro de varias generaciones de párvulos, habiendo dejado en su labor un surco imborrable. Aunque hombre de rectas costumbres y de buen corazón, fue Maestro de mano dura, en consonancia con la época, pues todavía no se había indultado al niño del delito de nacer, que dijo el clásico, ni se había descubierto que siendo la Escuela una continuación del hogar, que es amor, el amor debe ser el eje de la enseñanza. Eran los tiempos en que se sostenía la teses brutal de que “la  letra con sangre entra”, y en que los padres, mal orientados en el asunto, cuando presentaban un hijo al Maestro le decían sentenciosamente, como si entregaran una res al matadero: -Con las orejas me responde usted.

Y para obedecer cumplidamente tan cariñosas indicaciones, en las cuales no sabemos que parte tendría el corazón, D. Eulogio tenía, aparte de su correspondiente cuarto de los ratones, un punterito de encina terminado en punta, de un negro charolado, que al rebotar sobre las uñas de los pobres infantes les hacía retorcerse en horribles convulsiones y enroscarse al brazo severo, trastornados por el dolor, y cerrados sus ojitos anegados en llanto. Y cuando el puntero era sustituido por las manos, sacudía con tal fuerza en las tiernas posaderas, (era hombre de complexión robusta) que en no pocos casos se hacía necesaria la presencia de la criada y el estropajo.
Muy duro, ¿verdad? En honor de la misma, hay que confesarlo. Pero volvemos a decir que el hombre es hijo de su época. Un monarca justiciero que lega a su sucesor prole bastarda y nobleza insumisa, puede muy bien hacerle desembocar en cruel.
Primero estuvo la Escuela en el lugar que hoy es plaza de mercado, aneja a la entonces Audiencia. Había para el recreo una ancha explanada, entre paseo y jardín, donde los niños jugábamos al toro utilizando como cuernos las retorcidas hojas de unos eucaliptos que allí crecían, mientras que D. Eulogio, sentado junto a un pozo con bomba, tomaba el sol y su tabaco en polvo, pues vivíamos en las postrimerías del rape, la canoa y el polisón. Al acordarse la construcción de la plaza de abastos, la Escuela fue trasladada a la calle Pedro Isidro, y últimamente, a la Plazuela de Leal.
Don Eulogio vestía de negro, y durante las clases se cubría la cabeza con un birrete del mismo color; y para dar compás a nuestras marchas escolares, tocaba un tambor que oprimía habilidosamente sobre el dorso de una mano con los dedos anular y meñique no obstante manejar con los pulgar e índice de la misma mano uno de los palillos. En la diaria labor le ayudaba su esposa Dª. Rufina, señora bajita de cierto aire monjil, que nunca pegaba, y también una muchacha blanca, guapa y saludable, llamada Tomasa, y otra, Lucía, alta y delgadita, de muy simpático aspecto, que nos acariciaba con los ojos porque no podía llegar a más.
Tenía D. Eulogio entre sus novedades pedagógicas, un alfabeto mímico con el que nos entendíamos a las mil maravillas sin mover los labios, aunque para nada nos haya servido después. Había compuesto una lección de Geografía local que nos hacía recitar con frecuencia y que decía así:

Niño, serás un bobalicón
Si no tratas con porfía
De aprender esta lección
Sencilla de Geografía.
Al norte está el Berrocal;
Al saliente, San Antón;
La Isla se halla al Mediodía,
Y al poniente la estación
De nuestra próxima vía.

Esto de próxima no sabemos si haría alusión a distancia o a que el ferrocarril estaba ya en vísperas de su inauguración.
También nos enseñaba de viva voz otra lección sobre urbanidad, que muy pudiera titularse “El suplicio de Pepín”, y que era la siguiente:

Lávate muy bien la cara,
Las manos, ojos y oídos:
Guarda los demás sentidos
Si es que están limpios y sanos.
La cabeza peinarás
Que es cosa muy buena y sana,
Y una vez a la semana
Las uñas te cortarás.

Por la escuela de este hombre activo y ejemplar desfilaron durante muchos años párvulos de todas clases sociales de la población, y su labor de derramó a todos por igual, pues a pesar de la enorme asistencia que pesaba sobre el, éramos muchos los niños de clase humilde que al cumplir los seis años salíamos de su Escuela leyendo y escribiendo con regular perfección.



Ya viejo, solo y achacoso, fue jubilado con una asignación irrisoria, por lo que vivía en extrema necesidad. En el barrio que lleva su nombre fue recogido por un discípulo agradecido en cuyo hogar vivió, para después ser trasladado a un asilo de Madrid, donde acabó sus días en total soledad y aislamiento, lejos del lugar donde había dejado diluida su alma.
En la casa donde vivió, se le dedica una lapida en recuerdo de este Maestro de Párvulos que reza así:

EN ESTA CASA VIVIÓ, D. EULOGIO GONZALEZ, MAESTRO DE PÁRVULOS, QUE EJERCIÓ SU PROFESIÓN EN ESTA CIUDAD CON ENTUSIASMO FERVOR Y BRILLANTE RESULTADO.
                                 PLASENCIA AGRADECIDA, HONRA SU MEMORIA.


                Jose Antonio Pajuelo Jiménez - Pedro Luna Reina -José Gutiérrez Delgado.

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lunes, 30 de octubre de 2023

D.ALFONSO FERNAN PANIAGUA

 

Fernán-Paniagua (D. Alfonso).

 

 Uno de los personajes históricos más notables que se conocen en la historia de Plasencia. Nació en esta ciudad en 1264, del linaje de los de su apellido, que vinieron a Extremadura con D. Alfonso VIII, y cuyo escudo de familia, incrustado en la muralla de Plasencia, a la salida de la Puerta del Sol, a mano izquierda, denuncia claramente que su mejor nombre nace en Extremadura con el de la ciudad placentina.

Era nieto segundo, el D. Alfonso, de aquel famoso Sr. D. Nuno Fernán Paniagua, que en últimos del siglo XII acudió desde el antiguo reino de León, a favorecer las guerras del Rey D. Alfonso VIII, y asistió a la toma y fundación de Plasencia, como cuenta Matías Gil en su libro Las siete centurias, a la pág. 27, donde dice hablando de las primitivas murallas placentinas:

...Su cerca o muralla suponemos que sería construida por los árabes cautivos o prisioneros en Cuenca; los hornos de cal, para la mucha que se empleó en los muros, es opinión aceptable que estaban en las dehesas de la Berzocana y las Casillas, pues Cáceres entonces estaba en poder de los moros, no siendo posible surtir de sus caleras, únicas hoy de donde la ciudad se provee, y las que se encuentran a 14 o 15 leguas de distancia; nombres de celebridades en este periodo de verdadera elaboración, no podemos citar sino solo uno y un solo monumento histórico, a más de la gran cerca, como ya hemos dicho, construida en este tiempo.

 Ese nombre es el de Paniagua, apellido ilustre que tres hermanos, naturales del reino de León, llevaban, siendo de cerca de Astorga, señores del valle de Cimanes y de la villa de Villonarte, que fueron los primeros pobladores que vinieron a esta ciudad, llamado uno de ellos Nuño Fernández Paniagua, de donde procede por varonía el marquesado de Santa Cruz.



 El monumento es el escudo de armas de estos caballeros, puesto en la muralla, en el cuerpo de ella, de piedra finísima, indicando que estas armas se colocaron allí cuando se construyó la muralla y los muros se fabricaron en los anos de 1198 y 1199, inmediatamente después que la reconquista de los moros, cuando la tomo Aben-Jucef, a los diez y siete años de su fundación, en el de 1196.

 De aqui se deduce e infiere haber sido los Paniaguas de los primeros vecinos de esta ciudad, y que tenían mucha mano en el gobierno de ella, porque ningunas otras armas o escudos se hallan puestas en el muro hasta 300 años después, cuando pusieron las de los Carvajales en la Puerta de Trujillo, por la gran parte que tuvieron en la reducción de la ciudad a la corona Real; y porque entro por allí la gente que los Carvajales trajeron para acometer tan grave empresa, como a su tiempo diremos.

 Las armas que hemos indicado de los Paniagua están en el primer lienzo del muro a la Puerta del Sol... Todavía recuerdan a los Paniagua la dehesa llamada Torre de Paniagua, que en el repartimiento de estas tierras les toco, y el apellido que se conserva en familias de esta ciudad.

Tal es la familia de donde procede D. Alfonso, que en sus tiempos fue uno de los caballeros más famosos por sus hazañas en las guerras y su influencia en la política y gobernación de la ciudad placentina. Parece que falleció en 1327.

En un sepulcro que estuvo en la capilla de los Paniagua de la parroquia de San Juan en Plasencia, estaba esta sepulcral que lo declara así:

                 

                   A qui yaze el muy noble e muy magnifico

                   Caballero A Alonso Fernández Paniagua.

                    Fino era de 1365, que fue año de 1327.

Heraldica: De oro, con una encina de sinople, y un jabalí de sable al pie del tronco. Brochante sobre el todo, una banda de gules y en el cantón superior siniestro una flor de Lis azur.

 

                           José Antonio Pajuelo Jiménez – Pedro Luna Reina- José Gutiérrez Delgado

 

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lunes, 16 de octubre de 2023

SAN FULGENCIO Y SANTA FLORENTINA. 800 AÑOS

 

SAN FULGENCIO Y SANTA FLORENTINA. 800 AÑOS.

                            Urna de los restos cadavéricos San Fulgencio y Santa Florentina



Cuenta la tradición que en la invasión árabe los clérigos de Sevilla, huyendo hacia el norte, transportaban las reliquias de los Santos Fulgencio y Florentina y la imagen de la Virgen que el Papa San Gregorio regaló a San Leandro y que estaban en el panteón familiar en la iglesia de San Juan Bautista de la Palma.


Iglesia de San Juan Bautista. Foto extraída de internet.


Al pasar por Berzocana y en la fragosidad de esta tierra, dejaron enterrada el arca de alabastro en que estaban las reliquias de los Santos. Siendo tradición que fueron depositadas detrás de un "brezo cano". Por otro lado, en Guadalupe se depositó la imagen de Santa María.


Transcurrido el tiempo, aparecieron del siguiente modo: en el año 1223, el día 23 de octubre, se encontraba arando su finca en las inmediaciones del pueblo un labrador, al pasar el arado por un sitio, se arrodillaron los bueyes que llevaba, porque la reja enganchó con algo que les impidió seguir; tuvo entonces que descubrir el motivo, viendo que se había introducido en una argolla de hierro que estaba sujeta al arcón de piedra.

Dio cuenta a las autoridades y éstas descubrieron las referidas reliquias, que con toda solemnidad, fueron trasladadas a la iglesia y colocadas tras una verja de hierro en presbiterio, al lado del Evangelio.


En el interior del arca se encontraron las dos calaveras y bastantes huesos grandes, un velo y un peine de Santa Florentina, tierra y granos de trigo; también se cree que había papeles escritos, pero no se conservan en la actualidad. No se sabe con certeza el año que tuvo lugar, pero se cree fue:, en el siglo XIII.

En la Iglesia de San Juan Bautista, depositaria de los restos de los santos, en el frontal de la nave izquierda, hay un doble altar baldaquinado. En el superior de hermosas columnas estriadas, esta las urnas con los cuerpos de los mencionados, traídos a las tierras la Berzocana desde Sevilla en el siglo VIII, para salvaguardarlos de la invasión árabe.

A ambos lado del pétreo ataúd, que guarda el arca de plata regalo de Felipe II, en el que están depositados los restos sagrados.


Fue restaurado el templo en el siglo XVI por los obispos Vargas Carvajal y Ponce de León principalmente.

En 1610 se inaugura la capilla de los Santos, relicario de las Españas donde sus restos no han dejado de ser pretendidos por los fieles de Cartagena al haber estado allí de obispo San Fulgencio que se convierte en patrón de la diócesis de Plasencia.

La iglesia es una maravilla del gótico final renacentista, hermana menor de Santa María la Mayor de Trujillo donde igualmente trabajara el famoso cantero arquitecto Sancho de Cabrera. La bóveda del coro es una osadía al equilibrio y su órgano Dieciochesco una joya de excelente sonoridad y calidad.

Se organiza en tres naves de igual altura y separadas por seis esbeltos pilares fasciculados sobre las que se levantan bóvedas de crucería estrelladas. La Torre es mudéjar del s. XIV recuerdo de la primitiva iglesia de ladrillo y mampostería.

Su coro se configura como una gran tribuna al fondo del templo, de estilo gótico-tardío, construido durante el pontificado del prelado D. Pedro Ponce de León (1570-1573) cuyo escudo adorna la zona media de la balaustrada.


La capilla de los Santos data de 1610. La parte baja con retablo barroco sobre columnas toscanas con esculturas. La parte alta de construcción jónica cerrada por una bóveda. En el siglo XVII se antepone un retablo salomónico coronado por un monumental pelícano. El Sepulcro es de alabastro, en el se encuentran las reliquias de San Fulgencio y Santa Florentina, patronos de esta villa y de la diócesis de Plasencia.

 Al encontrarse sus restos dentro de la diócesis placentina, fueron nombrados patronos de la ciudad.


Declarada Monumento Histórico-Artístico de carácter nacional por decreto de 28-10-1977

 SAN FULGENCIO

Del latín fulgentem, significa "resplandeciente” Hermano de los santos Leandro, Isidoro y Florentina, fue obispo teólogo de gran elocuencia-Sabia hablar griego, hebreo, siriaco, itálico, gótico y latín. Nació en Cartagena en el año 564, de su educación de encargo su hermano Leandro, Arzobispo de Sevilla. Después de prestar su servicio de obispo de Cartagena, paso a Ecija (Sevilla), como obispo de esa grey no escamotea en sacrificios y penitencias que le llevan a las puertas de la muerte. Para reponerse retorna a Cartagena, durante seis años que pastorea aquella diócesis, de las que es patrono, escribirá sus Comentarios de los Libros Sagrados. San Fulgencio había vivido rodeado de santos, y al igual que sus hermanos es Doctor de la Iglesia, murió asistido por San Braulio Obispo de Zaragoza, un 16 de Enero del año 630.

Reliquias de San Fulgencio y Santa Florentina. Catedral de Plasencia.

                                                                SANTA FLORENTINA


Nació hacia el 540. Fue discípula de San Leandro y después maestra del menor de ellos. San Isidoro, que ya huérfanos, vieron en ella una segunda madre, de la que aprendieron a ser santos y sabios. Así que el hogar formado por Severiano y Túrtula fue templo y escuela de la que saldrán tres grandes Doctores de la Iglesia. Los tres hermanos en medio de la persecución arriana no dejan de velar por su hermana, por entonces Abadesa del Monasterio Benedictino Nuestra Señora del Valle de Écija, Falleció en el Año 633.


Retablo del convento de Santa Florentina en Écija.

 

                  José Antonio Pajuelo Jiménez – Pedro Luna Reina- José Gutiérrez Delgado

 

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jueves, 5 de octubre de 2023

LOS CINCO COTOS DE LA CIUDAD DE PLASENCIA.

 

LOS CINCO COTOS DE LA CIUDAD DE PLASENCIA.

 

Las cañadas, abrevaderos, rescalvados[i] y cotos que contaba la comarca placentina hasta muy entrado el siglo XVII, eran en número y calidad bastante a satisfacer las necesidades del pueblo pechero y aun de los hombres de la clase media que no siendo labradores ni ganaderos, necesitaban de las hiervas y pastos de montes para las cabezas de ganado que sostenían para su recreo o alimentación. Detentadas en su mayoría estas propiedades comunales, no queda de ellas sino su recuerdo en el libro del Concejo, aunque todos los vecinos sabían al dedillo los linderos de los cinco cotos de la ciudad, como conocían las cañadas, abrevaderos y rescalvados que en su tiempo tuvo el Concejo para uso común.

El palacio del Concejo, las plazas, fuentes públicas y paseos, mejoraron el aspecto de la ciudad en las dos últimas centurias siglo XVIII y siglo XIX.

He aquí los cotos que tenía el concejo para el bien común:



EL COTO DE SAN ANTÓN: 

Este coto lindaba con todas las viñas de los Barriales hasta dar al molino de la pared bien hecha ( que ya existía con este nombre) y de allí con el coto que dicen de la Navalonguilla, todo el arroyo que va por el molino de Francisco Cordero (se ven hoy las ruinas del molino) a dar derecho al santuario de la Virgen del Puerto, y por otra parte de arriba con toda la raya de la dehesa de Valcochero, a dar al Palomar del Maese Cristóbal, y de allí al osario de los judíos que es el Berrocal, según esta amojonado.


COTO DE LA FUENTE DE LA ZARZA: 

Este coto comenzaba desde San Lázaro todo el rio abajo a dar a la raya de la dehesa del Berrocal, y de allí a dar al Carrascal de la Franca, y de allí a los mojones de la dehesa de la casa de campo, a dar con los mojones de entre la dehesa de la Pardala a los dichos cotos, y de allí vuelve a los aceitunos que eran de Ahumada, y todo el camino a raíz de las viñas, que es el camino que va a Palacios hasta volver a San Lázaro.

COTO DE CALZONCILLOS: 

Comienza desde los Tejares y va lindando con todas las viñas que dicen de Calzoncillos arriba, hasta deslindar con la dehesa del Hoyo y toda la cimbre derecha a dar al camino de Malpartida, y vuelve todo el camino de Malpartida abajo, deslindando con la dehesa de Hosada, a dar al Ejido y a los Tejares donde comenzó.




COTO DE LA TINAQUERA: 

Deslindaba por la parte de arriba de la dehesa de Cuadrilleros, y con el baldío que decían Herruza, y con las viñas que decían Valdesoriano y de la Tinaquera y con el camino de Jaraíz por una parte.

COTO DE MATASANOS: 

Lindaba con una parte con la dehesa de Hosada y con la dehesa de San Esteban y con el Haza del Pozo y por un lado con la dehesa del Tizuelo, más tarde llamada Terzuelo.
Estos dos cotos de Matasanos y la Tinaquera quedaron después Baldíos, para que en cualquier tiempo pudieran aprovecharse por los vecinos de la ciudad.
Las Viñas, las Huertas y la Isla, merecieron también preferente atención por estas ordenanzas, que sentimos no poder dar a conocer en toda su extensión.

           José Antonio Pajuelo Jiménez – Pedro Luna Reina- José Gutiérrez Delgado

 

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[i] Ensanchamiento de las cañadas, de donde descansan los ganados que pasan por ellas.

2.- Extremadura. Monumentos-Arte Historia.Nicolas Diaz y Perez. Volumen 12. Pag.924-925.1887

 














domingo, 24 de septiembre de 2023

UN DIA DE HISTORIA EN LA CIUDAD DE PLASENCIA


El articulo que presentamos tiene la finalidad de guardar los diversos actos que tendrán a cabo en la celebración de la salida de la ermita de la imagen de la Virgen de la Salud.

La Virgen salió de su ermita por sesta vez en 300 años con  motivo del Año Jubilar Mariano


Plasencia ha vivido un momento histórico en lo que a tradición y devoción se refiere, pues con motivo del Año Jubilar Mariano, los placentinos podrán ver a la Virgen de la Salud fuera de su ermita por sesta vez en los 300 años de su construcción, efeméride que se celebra.


La Ermita de la Salud, situada en el arco de Trujillo, tomaba el testigo a una antigua devoción a la Virgen de los Remedios. Fue con la cura de numerosos enfermos a través del ‘Milagro de la lámpara’ cuando se cambió la devoción a la Virgen de la Salud.

En 1721 se empieza a construir su ermita, que finaliza en 1723. Desde aquellas fechas hasta hoy, la imagen de la Virgen sólo ha salido en cinco ocasiones.
3/6/1721 con motivo del comienzo de las obras de la ermita.
Noviembre de 1855 (por la desaparición del cólera).
29/9/1883 a 14/10/1883 (contra la viruela).
27/4/1913 a 18/8/1913 (por obras de restauración).
7/12/1954 como clausura Año Mariano en Plasencia con motivo del dogma de la Inmaculada.



Será por tanto, la sexta vez en la historia que sale de la Ermita, en esta ocasión, por el Año Jubilar y con este motivo se ha elaborado un rico programa cuyos actos conmemorativos del tercera centenario de la construcción del edificio se han dado a conocer este martes por don Juan Luis García Díaz, párroco in solidum de la Unidad Pastoral Plasencia Intramuros (parroquias de El Salvador, San Nicolás, San Esteban y San Pedro), y por don Rafael Herrera Iglesias, Mayordomo de la Devoción de Nuestra Señora Virgen de la Soledad.


Ambos han insistido en la importancia del marcado carácter popular, sobre todo de la procesión, para recuperar y mantener una devoción que ha estado unida a la ciudad de Plasencia y a la Diócesis durante siglos y que supone un acontecimiento histórico para ciudad. Este sentimiento se observará también en el acompañamiento, con tamborilero y grupos de baile. Además, han señalado que, durante la procesión (cuyo recorrido se detalle en el programa), habrá dos paradas, en la Plaza de San Nicolás, y en la entrada de la SI Catedral.

Ubicada en la Puerta de Trujillo, encima del Arco, se encuentra la Ermita de la Salud, una pequeña construcción barroca que se termina de construir en 1723, por lo que este año se conmemora su 300 aniversario, siendo una de las efemérides del Año Jubilar Mariano concedido a la Diócesis por la Santa Sede (las otras dos son el 300 aniversario de la construcción del Santuario de la Virgen del Puerto y los 800 años del hallazgo de las reliquias de San Fulgencio y Santa Florentina en Berzocana).


La ermita tiene una decoración de estilo barroco y fue restaurada por última vez en 1999, aunque conserva numerosos elementos centenarios y originales en un espacio relativamente pequeño. Acoge la imagen de la Virgen de la Salud, que ha salido de la construcción en contadas ocasiones. De hecho, la última vez que procesión fue en 1954, con motivo de otro Año Mariano, por lo que hablamos de todo un acontecimiento histórico.



ACTOS DE CELEBRACIÓN DE LOS 300 AÑOS DE LA ERMITA DE LA SALUD, RAMO Y NOVENARIO DE LA VIRGEN DE LA SALUD



SÁBADO 23 DE SEPTIEMBRE
Rosario de la Luz a las 21 horas, con la Virgen en el balcón de la calle Trujillo.
Mercado de artesanos de 19 a 24 horas.

DOMINGO 24 DE SEPTIEMBRE – DÍA DEL RAMO DE LA SALUD
10:30 horas. Procesión. Recorrido: Salida de la ermita, calle Ancha, calle Coria, San Nicolás, calle Blanca y SI Catedral.
12 horas. Misa del Ramo en la Catedral, oficiada por el Sr. Obispo, Monseñor don Ernesto Jesús Brotóns Tena.
A continuación de la misa, regreso de la Virgen a su ermita

DOMINGO 1 DE OCTUBRE
12 horas. Misa en la ermita.

MARTES 3 DE OCTUBRE
Sorteo del tradicional cerdo de 15 arrobas.

TODOS LOS DÍAS. DESDE EL 24 DE SEPTIEMBRE HASTA EL 2 DE OCTUBRE, EN LA ERMITA
De 10 a 14 horas y de 17 a 21 horas, mesa petitoria en la ermita, venta de papeletas para el sorteo del cerdo y de obsequios de los devotos.
17,30 horas. Rezo del Rosario.
Desde las 18 hasta las 21 horas. Novena leída por lectores
19 horas. Misa.

 

           José Antonio Pajuelo Jiménez – Pedro Luna Reina- José Gutiérrez Delgado

 

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