Buscar este blog

viernes, 16 de diciembre de 2022

FOTOGRAFIAS LA PRENSA PLACENTINA EN EL SIGLO XIX

BUSCAR FOTOGRAFIAS DE LOS DIFERENTES PERIODICOS

LA PRENSA PLACENTINA EN EL SIGLO XIX.

No se disponía de ninguna información de que se publicara algún periódico anterior al año 1855, fue fruto de la casualidad el Sr. Paredes Guillen encontró sirviendo de tapas de un libro encuadernado en pergamino, un numero de La AURORA periódico doceañista en que nuestros antepasados defendían la constitución de 1812 y la labor de las celebres cortes de Cádiz, su portada data del domingo 6 de diciembre de 1821, numero 6 de Aurora Patriótica de la Alta Extremadura. En el texto se aprecia la parte activa que tomaron los placentinos de principios del siglo XIX en la defensa y propaganda de las entonces ideas constitucionales y también el amor de Plasencia y su tierra, que sentían aquellos ilustrados Poco después de mediado del siglo XIX durante el reinado de Isabel II y al frente de los negocios públicos el general Espartero, nuestra ciudad natal comienza a dar sus primeros pasos en la edad moderna en lo que se refiere a la prensa periódica. Aparece el un periódico semanal titulado el Valle y Vera, defensor de los intereses materiales de toda esta región.
El director y fundador de este semanario que inauguró la prensa placentina fue don Juan González Hernández perito agrimensor y director de caninos vecinales, escritor que se distinguió por sus campañas en defensa de Plasencia y su comarca.
Vivió el Valle y Vera hasta 1857 y desde esta fecha hasta 1860, o sea en tres años no se publico en Plasencia ningún otro periódico.
En el año 1860 comenzó la publicación del Boletín Estadístico del Obispado de Plasencia, periódico oficial que sale a la luz cuando disponía el Prelado.
En 1867, el citado Don Juan González comenzó a publicar la Gazeta Agrícola, periódico quincenal dedicado al fomento de la Agricultura, Industria y Comercio; al finalizar el primer año de esta revista, la completó con la aparición del Boletín de Noticias de la Gazeta Agrícola, también quincenal, alternando con la Gazeta.
En 1868 apareció El Demócrata, dirigido por el mismo Juan González; este periódico se llamo después el Cantón Extremeño y desde el año 1869 fue su director y propietario don Evaristo Pinto Sánchez; fue más tarde El Extremeño y volvió a cambiar de nombre, para volverse a llamarse el Cantón Extremeño hasta 1896 en que deja de publicarse.
En 1869 se publicaron en Plasencia varios periódicos; el Mosquito periódico satírico que dirigía el conocido historiador placentino Alejandro Matías Gil, autor de las siete Centurias de la ciudad de Alfonso VIII; El Tío Lilailas salía a la luz cuando quería y podía, en uso de sus individuales derechos; así decía el cabeza de este periódico, que hizo las delicias de los placentinos de su época, y cuyo único redactor conservó el inédito de modo riguroso, dando con ello mayor interés a la festiva publicación; era este redactor el ilustrado profesor de instrucción primaria D. José María Diez Olivares, cultísimo e ingenioso escritor, que vertía sus agudezas en las cuatro paginas del Tío Lilailas, y con ellas se regocijaban los placentinos de la época; La opinión era otro periódico de la misma época, periódico político que publicaba D Eusebio Carvajal.
En 1870 apareció otro periódico satírico, que tenía la redacción en Villanueva de la Vera, titulabase Los Neo sin Careta y era el director y propietario, el ilustrado sacerdote D. José García Mora.
En 1880 apareció el Eco Lusitano, revista semanal científico literaria que dirigía don Manuel de la Rosa.
En 1881, en Julio vio la luz pública el número primero del Norte de Extremadura, periódico político liberal, que administraba don Antonio Elvira, y en el que se ve la firma de D. Juan Moreno.
La Voz de Plasencia, semanario político, apareció en Marzo de 1883, siendo el propietario fundador D. Ramón Delgado Vera, el director D. Pompeyo Beltrán y el administrador D. Eduardo Monge.
En 1885, comenzó a publicarse un semanario político titulado El Látigo, su propietario fundador fue D. Mariano San José Herrero.
Llegamos al año 1888, año que fue accidentado para la vida de nuestra ciudad; en este año apareció El Noticiero, periódico defensor del llamado partido campista, o sea, los partidarios del muerto resucitado; este semanario lo redactaba el sacerdote la S.I. Catedral D. Benigni Carral. Apareció también a finales del mismo año El Centinela, semanario no político del que era director y propietario, el conocido librero y tipógrafo placentino D. José Hontiveros.
Estos dos seminarios, así como El Cantón Extremeño en los años 1888 y 1889, llenaron sus columnas con los relatos del juicio oral celebrado en Plasencia para juzgar al llamado muerto resucitado, a quien algunos calificaban de impostor y otros defendían por creerle el verdadero Eustaquio Campo.
Las conmociones populares de esta cuestión, dieron a los periódicos locales materia suficiente para llenar sus columnas con sensacionales artículos, que los placentinos leían con avidez.
Muerto El Noticiero, apareció en 1890, La Defensa de la Verdad, que defendía la causa del muerto resucitado, asegurando que era el autentico Eustaquio Campo Barrado.
En 1891 apareció El Escudo de la Fe, semanario católico que redactaba varios ilustrados sacerdotes y se publicaba con licencia eclesiástica.
En 1894 comienza a publicarse y no pasó del año, pues murió en el, una revista decenal ilustrada que dirigía don Julio Valls y se titulaba La Derecha del Tajo.
En 1895, apareció el Eco de Plasencia, periódico decenal que sostenían varios placentinos que defendían la política del Marqués de Mirabel. En el mismo año comenzó la publicación de El Lío, periódico semanal que redactaba D. Eduardo García Monge. En el mismo año coincidiendo con la aparición del Eco de Plasencia, se despidió de sus suscriptores el Cantón Extremeño, después de veintisiete años de publicación.
En 1896 comenzó a publicar el farmacéutico de Plasencia D. Joaquín Rosado, una revista mensual titulada Boletín Médico Farmacéutico Extremeño, dando nacimiento al órgano oficial en la provincia de Colegio de Farmacéuticos. Plasencia Ilustrada fue un semanario relámpago del que solo se publicaron cuatro números en el verano de 1897. La Bandera Regional periódico republicano federal, se publicó por primera vez en 1897, cesó cuando la guerra con América y vo1vió a publicarse en 1899.
En 1898 comenzó a publicarse La Crónica de Plasencia que murió, en 1899. En Agosto de 1899 comenzó publicarse El Nieto de Mayorga, que murió en Enero de 1900.
En 1899 apareció. El Dardo periódico semanal independiente.
A principios de Septiembre de 1901 vio la luz pública El Correo Placentino, semanario independiente que murió en fin del mismo año. En Mayo de 1902 vio la luz pública el primer número de Plasencia Artística, revista decenal ilustrada, la dirigida por D. Pedro Muñoz y D. Manuel Diez: esta revista dejo de editarse el mismo año. En 1903 comenzó á publicarse La Aurora, revista quincenal, científica y literaria, dirigida por D. Felipe Lafuente, director del Colegio de San Francisco, dé segunda enseñanza esta revista solo vivió el año escolar.
En Julio de 1903 apareció El Cruzado Extremeño, semanario que se publicaba con la aprobación de la censura eclesiastica.
En este mismo año el partido republicano placentino, determino publicar un semanario y, por indicación de de uno de los individuos más ilustrados de ese partido, se le puso el titulo de El Buscapié: pero no estando conforme con este título todos los interesados en su publicación cambiaronle por el de La Unión, con el cual nombre se publicó. En enero de 1904 apareó El Liberal. Semanario político, órgano del partido liberal democrático de Plasencia; este semanario murió en Mayo del mismo año.
En 25 de Abril se publicó el número, 301 de El Dardo, y, por disposición de su propietario el joven abogado. D Fernando S. Ocaña, cesó la publicación de este semanario qué fundaron en Julio 4e 1899 varios jóvenes entusiastas do Plasencia.
Hubo otros periódicos de los que tenemos poca información, pero al menos los mencionamos, por si algunos de los lectores disponiese de alguna información nos las facilitara.Ellos fueron El Diluvio, El Ateneo Placentino, El Relampago, La Situación... Estáis en un blogs abierto, por si queréis participar añadiendo alguna información para estos apuntes que publicamos.
            

Jose Antonio Pajuelo Jimenez - Pedro Luna Reina

                                                      "CREANDO CULTURA"






domingo, 11 de diciembre de 2022

CRISTO DE LA VICTORIA

LA IMAGEN
Talla de madera, tamaño casi natural, abrazando la cruz con la mano izquierda, con la derecha se toca el corazón.
El pie izquierdo pisa una calavera, y la base de la cruz aplasta a una serpiente.
En el centro de la cruz se ve una corona, es un recuerdo de cuando estuvo en la Capilla Real de Madrid, en tiempos de Felipe IV.

FRANCISCA DE OVIEDO Y PALACIOS.
Nace en Plasencia, el año 1583, se bautiza en la iglesia de san Pedro. Al quedar huérfana se traslada a Trujillo. A los 20 años se va a vivir con unos parientes a Serradilla. Era miembro de la Orden Tercera de san Francisco, por lo cual se la denomina con el título de Beata.
Muere en el año 1659, a los 76 años de edad.
En Serradilla se dedicó a hacer obras de caridad. Le impactó mucho la muerte de una vida que solo tenía una estera como cama, y que al ir a levantar el cadáver este estaba pegado a la estera y se quedó la piel de la espada en ella. Ante este hecho decide fundar un hospital en el pueblo, para lo cual se marcha en 1630 a Madrid para pedir limosna en la Corte.
Al visitar la iglesia de Atocha se quedó maravillada de un Cristo que en ella había, y tomó la determinación de hacer una copia del mismo para llevarlo al hospital que quería fundar en Serradilla.
Se puso en contacto con el escultor Domingo de Rioja, el cual no la hizo mucho caso, pues no veía a Francisca con el dinero suficiente para pagar la talla.
La beata le pidió que le señalase el madero del cual saldría la Imagen, y una vez que lo vio, no se separaba de el. El escultor viendo tanta ansiedad, se decidió a tallar la imagen, y cuando la terminó, el mismo se quedó asombrado de su perfección, hasta el extremo de llega a decir: “ Esta no es obra mía, sino de Dios”.
Para recaudar fondos y que fuese adorada la Imagen, la puso al culto en la iglesia de san Ginés, donde creció tanto la fama de la talla que, llegó a oídos del rey, el cual quiso verla. Se trasladó el Cristo a la Capilla Real, donde fue durante algún tiempo visitada por el rey Felipe IV, y toda la Corte.
Cuando la beata, quiso recuperar la Imagen, se vio con muchas dificultades, teniendo que acudir a don Diego de Castrejón, el cual era Presidente del Real Consejo de Castilla, y que conocía a Francisca porque había sido Gobernador del Obispado de Plasencia, el cual consiguió recuperar el Cristo, llevándoselo a su casa hasta que fuera llevado a Serradilla.
El Cristo llegó a Plasencia en julio del año 1639 y, previo permiso del obispo don Plácido Pacheco, se instaló en la iglesia de san Martín. Fue mucha la devoción que inspiró en Plasencia la talla del Cristo, hasta el extremo de no querer permitir su traslado a Serradilla a pesar de los requerimientos de Francisca al Provisor de la Diócesis y al Consejo Supremo de Castilla.
El Oidor del Consejo se llamaba don Diego de Arce y Reinoso, el cual la dio largas alegando que no tenía poder para que la devolviesen la Imagen puesto que eso correspondía al obispo de la diócesis, puesto que estaba bacante en ese momento, pues el obispo don Plácido Pacheco había muerto el día 7 de octubre de 1639. Ante esto la beata le dice al Oidor: “Deme su Señoría su palabra de que si Dios le nombrase obispo de Plasencia me devolvería la Imagen”. Don Diego la tildó de loca y para que le dejase en paz se lo prometió. El día 8 de octubre del año 1640, don Diego fue promovido para obispo de Plasencia, al cual acudió al instante la beata para recordarle la promesa que le había hecho en Madrid
En el año 1641, mandó un auto bajo pena de excomunión, al cura de la iglesia de san Martín, por el cual le ordenaba la entrega de la Imagen a la beata Francisca. Ante esto el cura entregó la Imagen, la cual fue trasladada al Hospital de Santa María, estando en el mismo dos noches y un día.
Este tiempo fue aprovechado por los serradillanos para juntar ocho hombres, los cuales vinieron a la ciudad el día 13 de abril de 1641, a la una de la madrugada y cargando la talla, salieron por la puerta de Trujillo, con el mayor sigilo, camino de Serradilla.
Sin descanso, caminaron hasta llegar a la dehesa de la “Jerrera” en la cual les esperaban otros ocho hombres para relevarlos, así como gran número de vecinos de Serradilla.
A la entrada del pueblo se formó una procesión, que llevó al Cristo a la Plaza y desde allí a la iglesia.
Se le colocó en medio de la capilla mayor y allí estuvo durante 8 días, hasta que se arregló un altar donde debía estar.
Como era costumbre se celebraron diversos festejos, entre ellos se corrieron 2 toros, asistiendo mucha gente de los diversos pueblos de los alrededores e incluso de Plasencia.
El domingo siguiente se celebró la misa mayor presidida por el párroco de la iglesia del Salvador de Plasencia, a la cual pertenecía en esa época el pueblo de Serradilla. El sermón corrió a cargo de un fraile lector de Teología del convento de san Francisco de Plasencia. Terminado el acto, se representó una comedia en la puerta de la iglesia, y a continuación se trasladó el Cristo a la capilla de San Miguel, la cual había sido preparada para el.
El pueblo de Serradilla hizo votos de construir una ermita o iglesia para que la presidiera la Sagrada Imagen del Cristo de la Victoria. Pero surgieron dificultades, pues unos opinaban que sería mejor construir una nueva capilla en la iglesia y que se quedase la Imagen en ella, pero Francisca de Oviedo se oponía a ello, ya que su idea era fundar un hospital y que el Cristo presidiera el mismo. Al final se aceptó la idea de la beata, aunque minoritariamente, y se volvió a discutir el sitio donde se levantaría el hospital.
Francisca quería hacerlo en una casa que según la tradición había sido una mezquita, pero a eso se oponía casi todo el pueblo. En esos días visitó el pueblo el obispo don Diego, el cual enterado del problema, apoyó a Francisca e incluso se ofreció a contribuir a su construcción.
Ante esta imposición, los vecinos se retiraron y dejaron sola a la beata, bien por no estar de acuerdo, o bien por lo costoso que iba a ser la edificación del hospital e iglesia.
Francisca contaba en ese momento solamente con 200 reales para empezar las obras. Sin amilanarse, compró un farderillo, y se lanzó a pedir de pueblo en pueblo, recorriendo todo Extremadura y Portugal.
De esta manera se fue extendiendo la fama del Señor de la Victoria, y empezaron las primeras peregrinaciones, con lo cual las limosnas iban en aumento.
Por fin el día 14 de febrero de 1645, se llega a un acuerdo con el Concejo y se decide que se hará la iglesia en el plazo de un año, con la condición de que la propiedad de la Imagen pase a la Cofradía de la Vera Cruz y la Santa Misericordia y al Concejo y vecinos de la villa. Este plazo de un año no se pudo cumplir, y se tardaron 3 años en ver terminada la iglesia del Cristo
El día 14 de septiembre de 1648, se trasladó la Imagen a su nueva iglesia, siendo trasladado en medio de grades júbilos y festejos.
El Cristo de la Victoria es Patrón de la Villa de Serradilla desde el día 14 de septiembre del año 1662.
Este Patronazgo, dio pie a un pleito entre la Cofradía de la Pasión, la cual estaba establecida en la iglesia parroquial, y las monjas. El motivo era que la Cofradía alegaba que en las procesiones su estandarte debía de ir delante, pues era mucho más antigua que la del Cristo.
El pleito duró varios años, y termino resolviéndose a favor del Cristo por ser el Patrón de la Villa.
El fallo de la sentencia se realizó el año 1803.

PROCESIONES DEL CRISTO
Muy popular es la tradición de los milagros del Cristo para hacer que llueva, además de otros milagros.
La primera rogativa y procesión de la Imagen se realizó en el año 1685. Y llovió abundantemente.
El permiso lo concedió el obispo don José Jiménez Samaniego, el día 28 de abril de 1685.
El ritual de las rogativas es el siguiente:
Cuando la sequía es muy pertinaz y amenaza con destruir las cosechas, el pueblo pide al Alcalde que solicite un novenario al Cristo.
El alcalde convoca una junta a la que asisten los concejales, capellán del convento, el párroco del pueblo y demás sacerdotes que residan en el pueblo.
Si es aceptada la idea del novenario se nombra una comisión del Ayuntamiento para pedir permiso a las monjas.
Aceptado por las monjas, salen a pedir por el pueblo dos comisiones, una con el capellán y la otra con el párroco.
El novenario consiste en misa diaria, exposición del Santísimo, rogatorias, cantos penitenciales, etc..
Si cumplido el novenario no se ha conseguido el agua esperada, la madre priora se dirige al obispo pidiendo permiso para bajar al cristo de su camarín y sacarlo en procesión.
Obtenido el permiso se procede a bajar la Imagen por medio de un aparato especial que se conserva en el convento. El capellán y otros sacerdotes suben a camarín y le retiran la Cruz al Cristo, la cual es depositada en el altar del Sagrado Corazón de Jesús.
Al Cristo se le ponen dos túnicas, una blanca y la otra morada, y se le coloca en el aparato el cual mediante manivelas baja la imagen hasta depositarla encima del Altar Mayor.
Este acto está cargado de emotividad, pues mientras las monjas cantan el “Miserere”, el pueblo prorrumpe en gritos y sollozos pidiendo misericordia y perdón.
La imagen queda bajo dosel, y rodeada de velas, las cuales custodian dos hombres con las varas en la mano.
Al Cristo se le coloca para la procesión una cruz de madera de muy poco peso, la cual esta depositada en la clausura durante todo el tiempo que no hay procesión.
El Cristo permanece durante tres días en el Altar Mayor, recibiendo la visita de los pueblos de las cercanías.
El cuarto día se baja la Imagen del Altar y se la coloca sobre las andas, y por la tarde se realiza la procesión. Durante esta se realizan cuatro sermones; uno antes de salir, otro en la iglesia parroquial, otro en la plaza, y el último en el atrio de entrada del convento.
El Cristo procesiona bajo palio y con el estandarte de su advocación y con la cruz que tiene todo el año, la cual tiene el privilegio de portarla el párroco del pueblo de Torrejón.
Una vez terminada la procesión se vuelve a subir la Imagen con el mecanismo hasta su hornacina, con lo cual se da por terminada la procesión.

En señal de agradecimiento el pueblo de Serradilla hizo un “Voto de Villa”, es decir, se comprometió a celebrar una fiesta de acción de gracias en el domingo más próximo al de la festividad de la Exaltación de la Santa Cruz, (mes de mayo).
Vuelven a surgir los problemas entre el párroco y el capellán del Cristo, sobre la presidencia de los actos, teniendo que dictar la Curia eclesiástica de Plasencia a favor del capellán. Esto sucedió en el día 16 de marzo del año 1709. En el año 1879, otra vez surge el problema, esta vez estaba de obispo don Pedro Casas y Souto, el cual confirma la presidencia al capellán, y ratificando que las religiosas están exentas de la jurisdicción parroquial en las funciones de su iglesia, estando solamente sujetas al obispo de la diócesis.

LA IGLESIA
La primera iglesia del Cristo de la Victoria data del año 1648, era una iglesia pequeña, por lo cual, se plantearon derribarla y hacer otra con más capacidad. El permiso se consiguió el día 16 de mayo de 1672.
La planta de la iglesia es de cruz latina, de estilo renacentista, de una sola nave, rematada con una cúpula de media naranja. La fachada es de sillares, con tres hornacinas donde se alojan las imágenes del Cristo de la Victoria, san Agustín y santa Mónica. Remata la fachada el escudo de la Orden Agustina.
El encargado de la administración del dinero de las obras fue don Diego Sánchez, el cual era el capellán de la iglesia del Cristo, desde el año 1668 hasta el año 1695 en que murió.
La mayor parte del dinero la puso don Diego de Vargas, conde del Puerto y su esposa.
La edificación de la iglesia costó 20.000 ducados, cifra bastante elevada para la época.
En el año 1675 ya estaba terminada la nueva iglesia.

RETABLOS
Una vez terminada la iglesia se empezó con los retablos de la misma en el año 1699, y se terminaron en el mes de octubre del año 1701, valiendo más de 80.000 reales.
La iglesia tiene tres retablos, el mayor, el cual está dedicado al Cristo, y otros dos laterales, los cuales están dedicados al Sagrado Corazón y a la Virgen del Carmén.
El retablo central es obra del escultor madrileño Francisco de la Torre, el cual cobró 50.000 reales por su ejecución. La madera valió 10.694 reales.
Este altar está compuesto de tres cuerpos, base, medio y cuerpo superior. Cada cuerpo tiene varias hornacinas, separadas por columnas salomónicas.
En el centro del retablo está el camarín del Cristo, el cual tiene forma de urna cerrada con grandes cristales por los cuatro costados. En la base del camarín se encuentra una peana de plata, obra del platero Juan Domínguez, de Talavera de la Reina, la cual realizó en el año 1.705 y valió 6.600 reales.
Al lado del camarín del Cristo están las imágenes de san Agustín a la derecha y santa Mónica a la izquierda.
En la parte inferior del retablo, están colocadas las imágenes de Santo Tomás de Villanueva y de san Juan de Sahagún, santos de la orden agustiniana. Este Santo Tomás fue el que maltrataron los franceses.
Rematando el retablo está la imagen del Arcángel san Miguel
Los laterales fueron hechos por José de Pomar y Juan de la Rosa, los cuales cobraron 15.000 reales por su trabajo, y la madera importó 4.010 reales. Estos dos entalladores promovieron un pleito alegando que a ellos se les había ofrecido la construcción del retablo central. El convento, aunque ganó, tuvo que pagar la cantidad de 321 reales.
En el altar de la derecha podemos ver tres hornacinas, las cuales están ocupadas por la Virgen del Carmen en el centro, a la derecha santa Clara de Montefalco, y en la izquierda san Nicolás de Tolentino, santos agustinos los dos.
El altar de la izquierda tiene también tres hornacinas, ocupadas por el Sagrado Corazón de Jesús en el centro, a la derecha san José, y a la izquierda santa Rita de Casia,
Mucha de la madera para la fabricación de los retablos fue acarreada desde las riberas del río Tajo, llegando a pesar algunos troncos más de 80 arrobas. En esta labor participó todo el pueblo, tanto con sus trabajos como con sus animales.
Terminados los retablos se empezó a dorarlos, cosa mucho más cara que su construcción. Fue el dorador don Francisco Baliño, de Madrid, el cual cobró por el dorado 64.000 reales de vellón. Además de esto cobró en octubre de 1705, otros 10.000 reales por obras de dorado, pintado y estofado en el presbiterio de la Imagen del Cristo.
Así mismo se compraron en Madrid las imágenes de san Miguel, que valió 2.500 reales, santo Tomas de Villanueva y santa Rita de Casia, las cuales importaron 1.400 reales cada una.
Todo este dinero, en su gran mayoría provenía de las dotes y testamentos de las monjas del convento. Así como benefactores de familias nobles y acomodadas, las cuales hacían mandas y capellanías.

LA REJA Y EL PÚLPITO
Cerrando el crucero del cuerpo de la iglesia se encuentra una gran reja de hierro fundido, la cual se realizó en el año 1713. Para su fabricación se pensó en unos talleres de Vizcaya, pero otros opinaban que se realizara en Serradilla y se abarataría el coste. Al final se realizó en Talavera de la Reina. La reja está adornada con ángeles, floreros, cipreses, águilas y el escudo de la Orden. Una corona con una cruz remata el centro de la reja.
En esta reja se solían colgar los exvotos por los favores conseguidos.
El púlpito esta construido de hierro forjado y es contemporáneo de la reja. Lleva una inscripción que dice:
“Este púlpito dieron de limosnas los devotos de la santa imagen para el Convento de las Madres Recoletas de la Serradilla


José Antonio Pajuelo Jimenez.