Por el norte antes de llegar a Caparra, la vía de la Plata cruza el río Ambroz mediante un pequeño puente romano. Se conforma este de cuatro arcos, de los cuales solo los dos centrales pueden considerarse obra plenamente romana, de todas maneras el puente entero ha sufrido modificaciones, pues se encontraba bastante deteriorado, aunque mantenía sus servicios debiendo dar paso al camino que conduce al pantano Gabriel y Galán, efectuándose en el obras de acondicionamiento.
Su plataforma tuvo que ser ensanchada y, para ello, se desplazo el paramento de aguas abajo, mientras que el de aguas arriba permaneció en su lugar. Aparte de este ensanche, el puente se ha restaurado consolidándose los sillares con monteros y completándose parte de la fábrica que faltaba. Así el pretil, la cornisa y algunos sillares de las hiladas superiores que complementan los tímpanos son obra de nuestros días.
Se trata de un puente que no presenta particulares rasgos de definición, y que fue realizado sin excesivo esmero. Los arcos son de medio punto y las bóvedas parten de una hilada en saledizo que marca esta diferenciación de elementos.
Aguas arriba, uno de los tajamares de las pilas que entran dentro del cauce regular del río es triangular, y el otro, agudo también es trapezoide, siendo plano el paramento de aguas abajo. La obra se recubre de sillería granítica, dispuesta en hiladas algo irregular, debido al recorte desigual de los sillares. Las dovelas igualmente presentan diferencias, siendo notable el entrante de algunas de ellas en el campo de los tímpanos. Sobre todo, los dos arcos extremos, que han debido ser objeto de alguna transformación previa a las últimas obras, manifiestan una peor calidad de construcción.
Este puente constituye un elemento más de conjunto de la ruinas de Caparra.
Su plataforma tuvo que ser ensanchada y, para ello, se desplazo el paramento de aguas abajo, mientras que el de aguas arriba permaneció en su lugar. Aparte de este ensanche, el puente se ha restaurado consolidándose los sillares con monteros y completándose parte de la fábrica que faltaba. Así el pretil, la cornisa y algunos sillares de las hiladas superiores que complementan los tímpanos son obra de nuestros días.
Se trata de un puente que no presenta particulares rasgos de definición, y que fue realizado sin excesivo esmero. Los arcos son de medio punto y las bóvedas parten de una hilada en saledizo que marca esta diferenciación de elementos.
Aguas arriba, uno de los tajamares de las pilas que entran dentro del cauce regular del río es triangular, y el otro, agudo también es trapezoide, siendo plano el paramento de aguas abajo. La obra se recubre de sillería granítica, dispuesta en hiladas algo irregular, debido al recorte desigual de los sillares. Las dovelas igualmente presentan diferencias, siendo notable el entrante de algunas de ellas en el campo de los tímpanos. Sobre todo, los dos arcos extremos, que han debido ser objeto de alguna transformación previa a las últimas obras, manifiestan una peor calidad de construcción.
Este puente constituye un elemento más de conjunto de la ruinas de Caparra.
Departamento de Investigación y Divulgación de la A.C.P."PEDRO DE TREJO"·
SEMBRANDO INQUIETUDES
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