Matilde Téllez Robles nace en Robledillo de la Vera (Cáceres - España) el 30 de mayo de 1841, en un día de plenitud primaveral inundado por la luz de la solemnidad litúrgica de Pentecostés. Recibe las aguas bautismales en la iglesia parroquial al día siguiente de su nacimiento. Era la segunda de los cuatro hijos de Félix Téllez Gómez y de su esposa Basilea Robles Ruiz. En noviembre de 1841, el padre, por su profesión de notario, se establece con su familia en Béjar (Salamanca), ciudad notable por su industria textil.
En esta ciudad va creciendo la pequeña Matilde; recibe una formación cultural básica, propia de su clase social media, y una esmerada formación religiosa, iniciada en el ambiente profundamente cristiano de su hogar. Guiada por su madre, ya desde pequeña comienza a amar intensamente al Señor y a ejercitarse en la práctica de la oración y en las virtudes, con una tierna devoción a la Virgen y una gran compasión por los necesitados y los pecadores.
Todavía muy joven, cuando todo en la vida le sonríe, Matilde hace su opción radical y definitiva por Cristo, decidiendo entregarse de lleno a Él y a buscar corazones que le amen.
Su madre la apoyará siempre en este empeño, pero su padre, que ambiciona un porvenir halagüeño para su hija en el matrimonio, la obliga a alternar en la vida de sociedad, limitándole además el tiempo que pasa en la iglesia. Ella, obediente, se adorna y alterna luciendo su gracia juvenil. Pero aún así, su inclinación por las cosas de Dios es manifiesta, y, al fin, D. Félix, vencido por la constancia de su hija, la deja en libertad para que siga el camino por ella elegido.
Matilde continúa intensificando su vida espiritual; su devoción a la Virgen la lleva a una profunda intimidad con Jesús Eucaristía, a quien ama apasionadamente. Aun «¡en medio del invierno ardía al acercarme a un sagrario!», nos dice en sus escritos.
A los 23 años es elegida presidenta de la asociación de Hijas de María, recién establecida en Béjar, y poco después la nombran enfermera investigadora de las Conferencias de San Vicente de Paúl. Ella, en su ardiente deseo de ganar corazones para Jesús, exclama ante el sagrario: «¡Mi dueño, Jesús amante! El mundo está lleno de necesidades. Todos tienen corazón. Yo voy a por los que pueda. Yo te los traeré».
Conjugando la contemplación con la acción, Matilde se lanza por largos años a una intensa actividad apostólica con niñas y jóvenes, pobres y enfermos; trabaja con las Hijas de María, da catequesis, atiende la escuela dominical, prepara para el matrimonio cristiano y acompaña a jóvenes vocacionadas; recorre alegre la ciudad en todas las direcciones para llevar consuelo y ayuda a cualquier enfermo o necesitado, «visitando a su amante Jesús en la persona de sus pobres».
Siempre contemplativa en la acción, la Eucaristía es su fuerza, el sagrario su refugio durante prolongadas horas de oración, y la Virgen su guía, su maestra y compañera inseparable.
Desde joven siente la llamada a la vida religiosa y ya entonces recibe ante el sagrario la inspiración de fundar un Instituto religioso. Así se lo comunica al Papa Pío IX en carta del 4 de mayo de 1874.
Pero su padre vuelve a probar a su hija impidiéndole realizar su vocación, a causa del clima político anticlerical de aquella época en España.
Matilde entre tanto sufre en silencio, ora y espera, alentada por su director espiritual, D. Manuel de la Oliva, sacerdote filipense, hasta que por fin su padre le concede la ansiada autorización.
Ella exulta de gozo en acción de gracias a Dios y rápidamente lo prepara todo para iniciar la fundación con siete jóvenes de las hijas de María, que se han comprometido a seguirla en la vida religiosa.
El 19 de marzo de 1875, solemnidad de San José, deben reunirse todas para la celebración eucarística en la Parroquia de Santa María y desde allí marchar a la casa preparada para iniciar la vida religiosa. Pero de las siete jóvenes comprometidas sólo una se presenta: María Briz. Ante esta gran prueba, Matilde no se desalienta. Fortalecidas con el pan de la Eucaristía, ella y su única compañera se dirigen gozosas, con heroica intrepidez, a la «casita de Nazaret», como Matilde la denomina.
En esta casa tratan de imitar a la Sagrada Familia de Nazaret, viviendo con mucho amor y alegría en recogimiento y oración, en humildad y pobreza, sin contar con nada y plenamente confiadas en la Providencia. En la casa no tienen todavía sagrario, pero las acompaña una imagen de la Virgen ante la que oran y a quien se lo consultan todo.
Pocos días después, conjugando siempre la contemplación y la acción, reciben un grupo de niñas huérfanas en casa, dan clase a niñas pobres y atienden a los enfermos en sus domicilios. Su testimonio evangélico va atrayendo a algunas jóvenes a unirse a ellas, a pesar de las críticas de quienes consideran la fundación como una locura.
El 23 de abril de 1876, el obispo de Plasencia, D. Pedro Casas y Souto, autoriza provisionalmente la Obra con el título de «Amantes de Jesús e Hijas de María Inmaculada»; y el 20 de enero de 1878 Matilde y María visten el hábito religioso en Plasencia.
A últimos de marzo de 1879 la comunidad se traslada de Béjar a Don Benito (Badajoz), donde instalan el noviciado, acogen niñas huérfanas, ponen clase diaria y dominical, atienden a los enfermos en sus casas y ayudan a los pobres.
En la comunidad se respira el espíritu de Nazaret y toda la vida de la casa gira en torno al sagrario, ante el cual, turnándose, las Hermanas pasan varias horas todos los días. También la Virgen recibe un culto especial.
El 19 de marzo de 1884, el mismo obispo erige canónicamente la Obra como Instituto religioso de derecho diocesano, y el 29 de junio, la Fundadora con otras Hermanas emiten la profesión religiosa.
Al año siguiente se declara una terrible epidemia de cólera en la ciudad. La M. Matilde y todas las Hermanas se entregan heroicamente al cuidado amoroso de los apestados, despertando gran admiración en el pueblo su exquisita caridad evangélica. Muere contagiada Sor María Briz, y la Madre abre en su memoria un Hospital para los pobres.
En 1889 comienza la expansión del Instituto, con una fundación en Cáceres, y continúa en los años siguientes con otras fundaciones en Trujillo, Béjar, Villanueva de Córdoba, Almendralejo, Los Santos de Maimona y Villaverde de Burguillos. De cada una de ellas se podría escribir una hermosa historia de amor; amor apasionado a Jesús Eucaristía, amor a María, amor al hermano necesitado: enfermos, pobres, niñas huérfanas, etc. Siempre con total desinterés económico, pero la Providencia nunca falla.
No faltan las pruebas y dificultades de toda clase, pero no importa: Matilde con Jesús ¡siempre adelante!, siempre haciendo vida el lema que ha dado a su Instituto: «Oración, acción, sacrificio»; siempre sacando fuerza de sus prolongados tiempos de oración ante el sagrario y de la mano de María.
De su fuerte experiencia eucarística brota su ardor evangelizador y la ardiente caridad que todos admiran. «¡Sea toda la vida un acto de amor!», repite a sus Hermanas. Y así lo ven en ella: es una vida llena de Dios, en continua oración y volcada a la vez en los hermanos. Multiplica sus atenciones maternales con las nuevas comunidades, es la animadora de la Obra, la Regla viviente. Su sencillez, su prudencia, su bondad e inalterable alegría atraen a todos. Pobres y ricos se acercan confiados a ella, pues para todos tiene una atención, un consejo y una sonrisa.
Aunque sólo cuenta 61 años, su organismo está ya muy agotado, a causa de los sufrimientos, del intenso trabajo, de las enfermedades, y presiente gozosa que se acerca la hora de su unión definitiva con el Señor. En efecto, al salir temprano de viaje, el 15 de diciembre de 1902, sufre un fuerte ataque de apoplejía, y en las primeras horas del día 17, rodeada de sus hijas, en medio de una gran paz, vuela a la casa del Padre.
Todo el pueblo, principalmente los pobres, la lloran como a una madre, proclamando a la vez su gran caridad y sus muchas virtudes.
El 23 de abril de 2002, el Papa Juan Pablo II reconocía oficialmente las Virtudes Heroicas de la Sierva de Dios Matilde Téllez, y al año siguiente, el 12 de abril, se promulgaba el Decreto sobre el milagro obrado por su intercesión, dando así el paso decisivo a su Beatificación: el 21 de marzo de 2004.
El Instituto de la Madre Matilde, fiel a la herencia recibida de su fundadora, continúa viviendo su carisma, que tiene como centro la Eucaristía y a María como Madre y Maestra, para que Ella forme su corazón para el Evangelio y las guíe hacia la Eucaristía. Según consta en las Constituciones actuales, de la Eucaristía nace en ellas una viva respuesta de amor a Jesucristo y, en Él y con Él, a todo el mundo, llevando la buena nueva del amor del Padre, con preferencia y de una manera integral, a los pobres, a los pequeños y a los que sufren.
Actualmente las Hijas de María Madre de la Iglesia (así se llaman desde 1965) realizan su labor evangelizadora en España, Portugal, Italia, Venezuela, Colombia, Perú y Méjico, a través de: hogares - internados como acogida a la niñez y juventud marginada; escuelas y colegios abiertos a todas las familias sin exclusiones; comunidades sanitarias dedicadas a la atención de enfermos, ancianos desatendidos, transeúntes, alcohólicos, etc., comunidades orantes, casas de acogida, y comunidades de Pastoral rural y de colaboración en Parroquias.
Todas las Hermanas del Instituto piden a su Fundadora que las ayude a hacer, como ella, de su vida un continuo acto de amor y una «eucaristía perenne», para la mayor gloria de Dios y la salvación del mundo.
Próxima beatificación de la fundadora de las Hijas de María Madre de la Iglesia
Madrid. Infomadrid, 20-01-2004.- La Madre Matilde Térez Robles, fundadora del Instituto Hijas de María Madre de la Iglesia, fué beatificada el día 21 de marzo de este año en Roma. Con este acontecimiento finaliza el proceso que comenzó el 23 de abril de 2002 cuando el Santo Padre, Juan Pablo II, reconoció de manera oficial las virtudes heroicas de la Sierva de Dios, con la promulgación del correspondiente Decreto; y con la aprobación del milagro, el pasado 12 de abril de 2003.BiografíaNacida en Robledillo de la Vera (Cáceres) el 30 de mayo de 1841, dedicó su adolescencia y juventud al cultivo de la vida interior y a una desbordante actividad apostólica con jóvenes, niñas, enfermos y pobres, en Béjar, provincia de Salamanca y diócesis de Plasencia.
El 19 de marzo de 1875 fundó en Béjar el Instituto de "Amantes de Jesús e Hijas de María Inmaculada" (desde 1965 "Hijas de María Madre de la Iglesia"). El 20 de enero de 1878 vistió el hábito religioso en Plasencia y en marzo de 1879 ella y su comunidad se trasladaron de Béjar a Don Benito, estableciendo en esta ciudad el noviciado y la casa central, donde profesó el 29 de junio de 1884. En marzo de este mismo año el obispo de Plasencia D. Pedro Casas y Souto, había aprobado las Constituciones de la Congregación. A lo largo de su vida, fundó otras siete casas en Extremadura, Castilla-León y Andalucía. De espíritu profundamente eucarístico y mariano, dotada de un corazón sumamente compasivo ante los dolores y miserias humanas, se distinguió por una caridad ardiente hacia los enfermos, las niñas huérfanas, las jóvenes y los pobres. Falleció en Don Benito el 17 de diciembre de 1902. Su causa de beatificación fue iniciada por el obispo de Plasencia en 1978. Los rasgos fundamentales del carisma del Instituto por ella fundado son: la centralidad de Cristo Eucaristía y María como Madre y Maestra.
En la actualidad, las Hijas de María Madre de la Iglesia atienden hogares-internados, de acogida a la niñez y juventud desvalida; colegios; comunidades Sanitarias; comunidades orantes; Casas de acogida. Cuentan con 47 comunidades, 28 en España, presentes en Andalucía, Extremadura, Asturias, Cantabria, Salamanca, Islas Canarias y Madrid; una en Roma; cuatro en Portugal; dos en México; tres en Perú, cuatro en Colombia y cuatro en Venezuela.
En Madrid tienen el Colegio San José, c/ Marqués de Viana, 43, fundado en 1954, que tiene más de cuatrocientos alumnos, en los niveles de Infantil, Primaria y Secundaria. En esta misma calle, en el número 45, se encuentra el Noviciado de España, la Curia General, que reside aquí desde el año 1988, y una comunidad de acogida. En Pozuelo de Alarcón, las religiosas tienen la residencia Villa María Briz, donde se atiende a las hermanas mayores.
En Madrid tienen el Colegio San José, c/ Marqués de Viana, 43, fundado en 1954, que tiene más de cuatrocientos alumnos, en los niveles de Infantil, Primaria y Secundaria. En esta misma calle, en el número 45, se encuentra el Noviciado de España, la Curia General, que reside aquí desde el año 1988, y una comunidad de acogida. En Pozuelo de Alarcón, las religiosas tienen la residencia Villa María Briz, donde se atiende a las hermanas mayores.
En el dia 25 de Mayo del pesente año.la comunidad educatva del colegio de las Azules, comunidad que lleva us nombre, llevaron en procesión la imagen de la de la Madre Matilde a la catedral, donde fué colocada al la parte izquierda de la capilla de la Virgen de Guadalupe, Con su beatificación, celebrada el 21 de mayo de 2004 en Roma por el Papa Juan Pablo II, la Madre Matilde se convirtio en la primera extremeña en ser beatificada, después de Santa Eulalia, patrona de Mérida y martirizada en el siglo IV. Hace falta un segundo milagro para que sea santificada.
José Antonio Pajuelo Jiménez - Pedro Luna Reina
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