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martes, 17 de agosto de 2010

JOSE BENAVIDES CHECA. SU OBRA-PARTE II.


Quien a  lo largo de tantos años, habiendo estado zambullido en los estudios de investigación, por necesidad vital había que lanzar al público algo que durante mucho tiempo había ido almacenando en sus fichas y apuntes. Hoy hacemos un resumen de las obras más importantes de la historia de nuestra noble Ciudad.
EL FUERO DE PLASENCIA
Publicado por el Ilmo. Sr. D. José Benavides Checa, con un discurso preliminar del Ilustre Sr. Dr. Don. Daniel Bejarano [Escudo del Papa León XIII]. Roma, tipografía de M. Lobesi, 1896. —3 hojas preliminares, + 216 págs. + 2 hojas. – Destaca entre todas la publicaciones del Chantre de Plasencia esta edición del fuero municipal por dos ratones: por la importancia misma que la obra tiene para la historia del derecho español de la edad media, porque ha sido el libro que más renombre dio al autor, a pesar de haber sido muy escasos los ejemplares que han circulado por el mundo literario. Ambas razones nos empujan para alargarnos algo en el comentario.
No fue Benavides el primero que puso los ojos en el manuscrito foral que se guardaba en el archivo del Ayuntamiento. Antes que él, Alejandro Matías Gil, popular historiador de su ciudad natal, pero carente de la adecuada preparación sólida y científica, debió  verlo, hojearlo y trascribirlo. Esto parece indicar Díaz y Pérez, amigo de Alejandro Matías, entre cuyas obras inéditas menciona El fuero de Plasencia. De noticias tan sucintas no podemos deducir si a la trascripción del fuero municipal añadió Matías Gil algún comentario. Lo cierto es, que limpio o comentado, ni Alejandro Matías en vida, ni sus hijos y herederos después de su muerte, ocurrida en 1889, editaron jamás este monumento jurídico de Extremadura.
Si conoció Benavides la obra de Alejandro Matías, como alguien, interesado, nos aseguró verbalmente, no es asunto que podamos hoy dilucidar, ni discutir siquiera, porque carecemos de los datos suficientes. Lo cierto y positivo es que el fuero municipal placentino fue dado a la estampa por el Chantre Benavides. La impresión terminó con un  incidente, que resultó cómico, aunque pudo ser trágico.
Para editar este libro concertase Benavides con Michelle Lovesio, uno de tantos impresores como entonces había en la ciudad de Roma. Ambos de acuerdo, estipularon las condiciones de la edición. La imprenta recibiría por cada pliego o cuadernillo sesenta liras y como los pliegos en total eran catorce, montaban ochocientas cuarenta liras de precio global. Adelantó Benavides ochocientas treinta liras, comprometiéndose a satisfacer las restantes cuando recibiera el libro ya impreso. Pero estando Benavides en Plasencia, a muchas leguas de Roma, llevándose por la codicia el impresor italiano, y, sin reparo ni vergüenza alguna, se dirigió epistolarmente al Obispo de Plasencia, él ejemplar y severo Don Pedro Casas y Souto, acusando al Chantre de estafador, reclamándole más de trescientas liras, y amenazando para el caso en que se negara a pagar esta cantidad, con acudir al Procurador del Rey, y, lo que era peor, con promover un escándalo en la prensa de Roma, por aquellos días turbulentos de fines del siglo XIX, en su mayor parte rabiosa de feroz anticlericalismo.
                 No era el Chantre placentino hombre que cediera fácilmente a las amenazas, ni que presto se acobardase antes los peligros; antes al contrario parecía crecerse en las mismas dificultades. Comprendió que la mejor manera de solucionar aquel improvisado e inesperado conflicto era presentarse en Roma, y ni corto  ni perezoso, allá se encaminó y en Roma se presentó por el mes de mayo de 1897. Poner los pies en la ciudad y dirigirse a la Embajada de España, para entregar al Embajador los documentos que comprobaban su inocencia. Recibiole afectuosamente y le ofreció toda su protección el diplomático español conde de Benomar, que habiendo llamado a su presencia a Lovesio, le obligó a retractarse, primero de palabra ante Monseñor Benavides, y después por escrito, en comunicación dirigida al mismo Embajador de España en el reino de Italia. Así quedó zanjado aquel incidente, en el cual, de no mediar la pronta decisión del injuriado, pudieran haberle sobrevenido, si no. funestas, sí molestísimas consecuencias.
  La edición casi íntegra del fuero municipal, fue a dar en la Biblioteca Antikariense, que por aquellos días fundó Benavides, en el colegio de Trinitarios españoles y poquísimos ejemplares, salvo los que el autor trajera consigo, han llegado a España. Rodando los años, y alternando los estudiantes trinitarios con sus compatriotas del Pontificio Colegio Español de Roma, en la Universidad Gregoriana, supieron algunos alumnos placentinos de la existencia de este libro, desconocido en su Diócesis de origen, a la que tan de cerca afectaba. Como obsequio, y obsequio de escaso valor, les era donado por sus condiscípulos trinitarios, y de este modo en las incipientes bibliotecas placentinas, rara vez faltó un ejemplar del fuero de Plasencia, que al fin emigraba con los alumnos a tierras de Extremadura, y engrosaba el corto numero de ejemplares habidos en la ciudad del Jerte. He aquí la razón por qué este códice legislativo, uno de los primeros fueros publicadas entre los españoles apenas si ha circulado por la misma tierra de Plasencia. En 1946,a instancias del Ayuntamiento de la ciudad, quisimos averiguar el paradero definitivo de esta e obra, que suponíamos olvidada y arrinconada en la Biblioteca Antikariense; pero cuando a nuestro paso por Roma, y en busca de noticias  placentinas, acudimos al Colegio de los misioneros Trinitarios de Vía Qualtro Fontane, ninguno de los religiosos que allí moraban, supo  darnos razón de la existencia del libro, ni del tiempo o forma en que  hubiera desaparecido.
 Por esto nos permitimos describir la edición de este libro de Benavides, tal y como está en el ejemplar de nuestra biblioteca particular, obsequio, que públicamente agradecemos al párroco de Cabezuela del Valle (Cáceres), don Florencio Sánchez Pavón.
               Tras la portada están: amplia dedicatoria latina al Sumo Pontífice Le6n XIII (2. hoja preliminar); carta gratulatoria que suscribe el Cardenal Rampolla, Secretario de Estado de Su Santidad (pág. 2); el plano de Plasencia en 1.200, ideado por don Vicente Paredes; dibujo  del Municipio, o “Casa cíe las Gradas” en el siglo XVI, al que acompaña la inscripción “Senatus Pópulos Que PIaçentinus” ; el imprescindible, prefacio del editor al lector; extenso discurso preliminar del abogado extremeño don Daniel Berjano  y la reproducción fotográfica de la primera página del manuscrito.
El texto, del fuero ocupa las páginas 23-167 inclusive. Al final van las notas ; estadísticas religiosas de pilas que había en  el Obispado los años 1589 y 1879; de los moriscos y esclavos que moraban en la Diócesis de Plasencia en 1589; y de los vecinos que contaban en 1571 Plasencia y su tierra, Trujillo, Bejar, y los pueblos del señorío; diversos documentos, referentes a la historia de Plasencia; un vocabulario para entender más fácilmente muchas palabras usadas en el fuero; la lista de Obispos y Dignidades que hubo en la Catedral  y otra de varones ilustres del Obispado. Cierran el libro tres documentos, salidos de la mano del mismo Benavides. El primero, una solicitud que, de aprobarla Obispo y Cabildos se elevaría a la Santa Sede pidiendo para los Capitulares placentinos en tiempo de verano el uso de roquete con mangas moradas y muceta del mismo color, en forma romana. El segundo, otra solicitud para que el Sumo Pontífice concediera trescientos días de indulgencia a cuantos fieles visitasen, en cualquier día del año los altares de la Asunción y las Reliquias de la Seo placentina. El tercero es el modelo y la inscripción funeraria en memoria del Obispo placentino D. fray Plácido Bayles compatricio de Benavides, del que no queda en Plasencia monumento sepulcral. Así mismo quería el doctísimo Chantre colocar segunda lápida marmórea en conmemoración de varios Prelados sepultados en la Catedral, de los que no ha quedado ni el más ligero recuerdo. Rematan las dos últimas hojas sin numerar con unas palabras del editor del fuero, que dejó allí impreso el escudo familiar, con el índice y las correspondientes censuras de aprobación.
La publicación de este libro le valió a Benavides el título de Hijo Adoptivo de Plasencia, y su Fiel Cronista, a más del modesto obsequio de una escribanía de plata  que le ofrendó la Corporación municipal y la licencia para adornar su escudo con el de la ciudad.
Compendio de la historia de Plasencia. . –
Al terminar los exámenes de las Escuelas Municipales en 1898, las Comisiones propusieron al Ayuntamiento, y éste acordó por unanimidad pedir a Monseñor Benavides que escribiese un texto compendioso de los hechos más salientes en la historia de la ciudad,  para repartir los ejemplares necesarios entre los niños de la escuela.
 Prelados placentinos. Notas para sus biografías y para la Historia documental de la Santa iglesia Catedral y Ciudad de Plasencia, por don José Benavides Checa. Plasencia. 1907. 
Como en realidad bajo un título tan largo se esconden libros distintos, los analizaremos y comentaremos por separado.
Prelados placentinos. No conocemos de visu más que tres ejemplares de esta ingente obra fundamental del Chantre. Uno que había en la Biblioteca del Seminario Diocesano de Plasencia, catalogado con la signatura 3-8-15, y sola contenía las páginas ¡7-24, ambas inclusive, dedicadas a la biografía del primer Obispo que hubo en la Sede placentina, don Bricio El segundo ejemplar, existente en la Biblioteca del abogado placentino don Antonio Sánchez Paredes, procede, si no estamos mal informados, de la librería del historiador de Trujillo, y Canónigo honorario de Lima, don Clodoaldo Naranjo Alonso, y contiene la portada del libro y la dedicatoria al Obispo Jarrín, recién llegado a Plasencia, y el prólogo hasta la página 8. El último ejemplar del libro es de  propiedad de D. Francisco Serrano, generosa donación del Párroco de Tornavacas (Cáceres) don Luís Macías Martín. Sobre los ejemplares anteriores está avalado por que tiene las páginas 13-16, en donde termina el prólogo famoso (ha  servido para resolver disputadas cuestiones acerca de la antigüedad y dos orígenes de Plasencia) firmado por el autor el 6 de diciembre de 1906. Con estos elementos, muy escasos, no podemos saber si realmente llevó a feliz término su plan de publicar científicamente el episcopologio de la Diócesis, del que había adelantado ya noticias esporádicas,  aunque valiosas. A juzgar por el esbozo de la magna obra, que sería definitiva, si la hubiera terminado, hubiera dejado Benavides muy atrás de a todos los otros historiadores que conocemos. Porque ni el licenciado Correas, ni fray Alonso Fernández, ni Gil González Dávila, ni Tamayo de Salazar, ni Asensio de Morales, ni mucho menos José María Barrio, Vicente de la Fuente, Alejandro Matías o Díaz Pérez, todos ellos inspirados directa o indirectamente en el licenciado Correas, pueden compararse en erudición, en sana crítica y en documentación con las pocas páginas impresas que hemos visto de las de Benavides. Lo malo es que de su libro tenemos que decir lo de las catedrales góticas: empezaban magníficamente, pero nunca se remataban con la misma grandeza.
La biografía de don Bricio que poseemos, aunque no es un estudio acabado y perfecto del primer Obispo de Plasencia, es un botón, que para muestra, basta. En pocas páginas delinea en maestría Benavides el retrato del canónigo burgalés, que inició un glorioso episcopologio; venido a su ciudad con Alfonso VIII, padre y capitán, obispo y gobernante, guerrero y jurista en las agonías del siglo XII y en los albores del XIII. ¡Lástima grande, que en el primero se termine la serie de prelados, cuyas vidas debía tener, si no escritas, sí muy adelantadas el autor del libro, cuando se decidió a comenzar la impresión de la obra!
Historia documental de la S. I. y ciudad de Plasencia.
 Las pocas páginas que hemos logrado ver de la obra precedente, las hallamos  siempre unidas a esta que analizamos. El formato de los libros es el mismo; la misma imprenta, aunque la paginación se distingue en éste, por que lleva junto al signo indicador de las páginas siempre un asterisco.
Forma esta historia un volumen de trescientas treinta y dos páginas, cortadas en seco y violentamente, más otras ochenta y siete que tienen paginación romana y sirven de apéndice donde se recogen numerosos documentos. Otro gran libro, fruto de muchos desvelos, y largas horas de pacientes investigaciones. También debió empezar a. pensar en esta obra Benavides en cuanto llegó a Plasencia, porque ya en 1897, cuando ofrecía su edición de fuero municipal al Ayuntamiento, le anunciaba que tenía el propósito de publicar muy pronto la historia de la S. I. enlazada con la de la Ciudad.. En junio del mismo año la tendría redactada, porque solicitó de la Corporación municipal algún auxilio pecuniario, para llevar a cabo la impresión con la esplendidez, el decoro y el esmero que, a su juicio, obra de tanta importancia requería. No se negó el Ayuntamiento a cooperar en la realización de aquella propuesta, antes al contrario decidieron por unanimidad, “y es de observar que había entre los munícipes algunos de tendencia marcadamente republicana, y poco, o nada, afecto al clero”, contribuir a la publicación del libró de Benavides. Pero siendo como era de interés, no sólo para la Ciudad, sí que también para el Cabildo de la Catedral a que pertenecía el mismo autor, no quisieron los Regidores de la cosa pública aventurar ninguna cantidad fija para su contribución económica, y pues estaban en circunstancias semejantes, significaron que aportarían, ni mas ni menos la misma cantidad que fijase el Cabildo de la Catedral.
Se ignora si éste ofreció algo, y las vicisitudes que impidieron cristalizasen en algo práctico los buenos deseos del famoso Chantre; lo cierto es que hubieron de pasar todavía diez años para que se mandase imprenta este libro, que con el contratiempo se enriqueció en la redacción última con muchísimas noticias, frutos de nuevas investigaciones.
Arte, ciencia, bibliografía, erudición, historia local y regional, civil y religiosa, hechos de importancia nacional, todo ello, quizás excesivamente amontonada, se halla en este libro del Chantre, impreso en parte, sin que hayamos visto ningún ejemplar completo. Para facilitar su manejo, tuvieron la paciencia de formar, en el verano de 1949 y en plenas actividades de oposiciones, un índice onomástico de obra tan rica en materiales históricos, índice que tal vez, si hay oportunidad, publicaremos. Son ciento cincuenta y siete páginas que agrupan por orden alfabético los dos mil quinientos cincuenta y tres nombres propios encerrados en los Prelados Placentinos, y en la Historia documental de la S. 1. y Ciudad de Plasencia.
Otras Obras: EPISCOLOGIO PLACENTINO. Plasencia 1900.-PLASENCIA MONUMENTAL Y ARTISTICA.1903.-EL SR. DE JARAICEJO. LOS VARONES DE EXTREMADURAS. ORDENANZA DEL GREMIO DE LOS HORTELANOS DE PLASENCIA.-OBRAS PIAS DE PLASENCIA Y SU OBISPADO. Y OTRAS MUCHAS OBRAS, PUBLICADAS Y NO IMPRESAS QUE FIGURAN EN SU BIOGRAFIA, Y POR LA AMPLITUD DEL ARTICULO OMITIMOS.
                                
Jose Antonio Pajuelo Jimenez - Pedro Luna Reina


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