NICANOR
ALVAREZ GATA. (PINTOR DE HISTORIA)
Nicanor Álvarez Gata nació en Plasencia en
1849, en una familia pobre. Hijo de Pedro y Bernabela Tenía una hermana María. Sus
primeros estudios los realizó en el Seminario Diocesano, y debido a la precariedad
economía familiar, no terminó sus estudios porque debió trabajar para ayudar en
casa. Aprendió pintura en la ciudad con Francisco Ruiz de la Hermosa pintor y
fotógrafo proveniente de Madrid, profesor de dibujo del colegio la Purísima
Concepción.
En 1878 el marqués de Mirabel y el ayuntamiento placentino financiaron su viaje y estancia en Madrid, cursó grabado y pintura. Desde 30 de noviembre 1882 copió obras en el Museo del Prado como Ribera, Jordaens, Velázquez, Murillo, Eduardo Rosales etc. Entre 1888 y 1890 se formó en Roma becado por la diputación cacereña. Fue profesor de pintura de una escuela de Madrid.
EN
1882, participó en la Exposición artística del Salón en el periódico “El Globo”[i],
con el cuadro “Estuvo en el monte de Toledo”.
“Jiménez García – Álvarez Gata – Bermudo:
[…] El señor Álvarez Gata ha presentado de un realismo digno de
aplauso, aunque no lo merezcan las acciones que a
la simple vista se suponen sometidas por aquel personaje siniestro, “Estuvo en los Montes de Toledo” (número 28) Así se titula el cuadro, y el título le cuadra. Es un facineroso
encadenado, en cuyo rostro se retrata la ferocidad del que
anduvo toda su vida a salto de mata, huyendo de la
justicia. El dibujo es correcto y el colorido está en armonía con el asunto.
En la exposición su obra comparte sala con un cuadro de Bermudo, que entendemos era el pintor también cacereño, de Huerta de Ánimas, José Bermudo Mateo.
El estilo del romanticismo se caracterizaba por la conciencia del Yo, la primacía del genio creador de un universo propio, la valoración de lo diferente frente a lo común, un fuerte nacionalismo, el liberalismo frente al despotismo ilustrado; la originalidad, lo especial, la creatividad; la nostalgia de paraísos perdidos (de la infancia o de una nación) y la obra imperfecta, inacabada y abierta. La mayoría de estos rasgos se dan en el pintor placentino.
En 1893 volvió a Plasencia, fue maestro de dibujo en el colegio de la Constancia o de San Calixto, como fue anteriormente su maestro en Plasencia. Vivió con su hermana, ambos solteros, en la plaza de San Nicolas, esquina calle de Coria. Era cazador. Murió pobre, aunque le tocó la lotería una vez. Falleció el 8 de marzo de 1909, con 59 años, como un prototipo de artista romántico acorde a su época y a su tendencia artística. En su sepulcro en el cementerio de su localidad, figura su paleta y pinceles, otra característica de su genio romántico reivindicativo
Exhibió en exposiciones locales y nacionales, fue alabado por sus colegas, citado en prensa, jurado de concursos pictóricos. Se denominó pintor de historia, además abordó el género religioso, el costumbrismo, el retrato, la alegoría etc.
Algunas obras están en Cáceres, el museo casa Pedrilla, en el complejo de San Francisco en el Palacio de la diputación de Cáceres, y en el complejo cultural de Santa María de Plasencia como la copia que realizó del Cristo de Velázquez, subrayando su fuerte relación con el museo del Prado que acoge el Crucificado del pintor sevillano.
El
8 de mayo de 1885, Nicanor copió el cuadro “Doña Juana la loca” en una sala del
museo del Prado según consta en la página 78 en el libro de copistas de
1882-1886.
EL CUADRO.
Respecto al análisis formal: Es una composición de formato apaisado. La reina joven centra la distribución dominando la escena, de pie ante su simple silla de tijera con una almohada.
Porta
ropa de grueso terciopelo negro, su pelo largo bajo una toca, como una viuda.
Tiene la mirada perdida, su anatomía muestra el embarazo de la infanta Catalina
de Austria, lleva en su mano izquierda, débil y delgada las dos alianzas.
Impasible al frío del inhóspito paisaje en que descansa el séquito.
A
un lado una hoguera con humareda por el viento, al otro el ataúd de su marido
con el blasón imperial, dispuesto sobre parihuelas, sus asideros muestran el
brillo de su desgaste por el uso, a ambos lados dos grandes velas, con la mecha
titilando por la ventisca.
Sedente
junto al féretro, una dama joven, con un libro abierto, mira paciente y
resignada a la viuda. Un religioso de hábito blanco arrodillado, barbado,
encapuchado, lee una plegaria, portando un cirio.
A la derecha los cortesanos junto a un tétrico árbol, en sus caras expresan cansancio, aburrimiento y compasión por el ánimo de su soberana, llevan lujosos trajes de brocado. En la esquina superior derecha un monasterio, en la izquierda el resto de la comitiva regia,
Es atardecer, con un cielo encapotado los elementos climatológicos enfatizan la tensión emocional del argumento, reforzado por la intensidad expresiva de las figuras. Nicanor quiso emular el sentido rítmico y equilibrado de la composición, estructurada en aspa, con atmósfera. Hay preciosismo en los elementos decorativos (A Pradilla, el pintor original, le influyó su formación bajo el pintor escenógrafo Mariano Pescador).El realismo es intenso, de ejecución vigorosa y segura, dibujo definido y técnica libre.
La
iconografía e iconología: Juana la loca era un personaje femenino muy
representado en la época romántica en varias disciplinas artísticas por
encarnar la enfermedad mental, la pasión, la femme fatale, la juventud y la
muerte.
Las
velas a punto de consumirse representarían que, además de la muerte física de
Felipe el hermoso, la muerte en vida que está a punto de sufrir la
protagonista, encerrada la mayor parte de su vida, por incapacitación mental
cuestionada por historiadores.
Como
hemos dicho anteriormente Álvarez Gata se lo regaló al ayuntamiento de Plasencia
en 1886 como agradecimiento a una beca municipal que le fue concedida para
estudiar fuera de su ciudad natal. Tras permanecer un tiempo expuesto en el
salón de sesiones, cuando estaba en la primera planta del edificio, fue llevado
al Palacio del Dr. Trujillo y más adelante fue llevado al ayuntamiento donde
poco a poco fue olvidado acabando enrollado en el antiguo archivo municipal de
donde fue recatado para su restauración.
Biografía:
Memoria Historica de Plasencia y Comarcas 2016. Aproximación a la vida u obra de un pintor de historia de Plasencia del siglo XIX. Fernando Talaván Morin. pag.67.
Relación artística entre Plasencia, Madrid y el Museo del Prado. Rocío García Rodríguez.
[i] Sección “Nuestro
Salón”, en el periódico “El Globo”, de 31 de octubre de 1982. B.N.E.-Hemeroteca
y Biblioteca Virtual de Prensa Historíca.
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