LA SERRANA DE PLASENCIA
Como hemos
mencionado en otras ocasiones, tenemos en Plasencia un buen numero de mujeres,
que en el transcurso de la historia, han dejado su huella en las épocas y días que
vivieron, Mujeres que, cada una, en sus circunstancia dieron motivos para ser
recordadas y algunas, hasta podían ser evocadas por lo ejemplar de sus vidas.
Otras por lo dramático de sus situaciones, también tienen motivos para ser
rememoradas e, incluso, la intensidad de su vida podía ser motivo de
divulgación y provecho para la ciudad que las vio nacer.
Podríamos
hablar largo y tendido de mujeres tan destacadas como María la Brava, Inés de
Suarez, Inés de Carvajal de la que vamos a hablar hoy, conocida como la Serrana
de la Vera o Serrana de Plasencia pues de ambas formas pasó a la histórica
leyenda de España esta singular mujer.
La serrana de
la que tanto se ha escrito y tanta influencia tuvo en el teatro del siglo XVI y
XVII, hasta el punto de que trataron y escribieron sobre el tema diferentes
autores, de la talla de Luis Vélez de Guevara, José Valdivieso, Azedo de la
Berrueza y Lope de Vega, entre los más reconocidos y famosos. Sobre el tema
cada autor da su interpretación y su final.
Posteriormente,
se han escrito libros y estudios, por más de veinte autores, siendo el de
Enrique Rodríguez Cepeda uno de los más recientes y que aporta nuevas noticias
sobre la Serrana y la obra de Vélez de Guevara.
Debe tenerse
en cuenta que el drama de la Serrana ha sido estudiado por investigadores de la
talla de Ramón Menéndez Pidal, que estudió en 1916 el manuscrito de Vélez de
Guevara, que se conserva en la Biblioteca Nacional y de Julio Caro Baroja,
entre otros no menos famosos autores.
La leyenda
como he dicho tiene varias versiones y otros tantos finales. Sabemos que fue
una mujer de bellísimas formas, de gran fuerza física, que manejaba el arco y
la honda con gran destreza.
También que
al ser violada por un sobrino del obispo Carvajal, despechada, se fue al monte,
al principio al camino que conducía a Trujillo (de ahí el Puerto de la Serrana
como hoy aún conocemos) y que después se trasladó a la Sierra de Tormantos,
junto a Garganta la Olla, de donde viene el encabezamiento de casi todos los
dramas, comedias y poesías sobre el tema:
“Allá en
Garganta de la Olla, donde asaltaba a cuantos hombres pasaban por sus dominios,
a los cuales llevaba a sus cubiles, los daba de comer y beber en abundancia y, después,
gozaba sexualmente con ellos, matándolos como venganza por la violación que
había sufrido, llegando a formar un montón de regular tamaño de calaveras”.
Todo acabó cuando un mozo, después de cansada de
deleites, dormida se queda, lo cual aprovecha el joven con los zapatos en mano
para no hacer ruido y escapar de una muerte cierta. Denunciado donde estaba la
guarida de tan terrible mujer, fue detenida por la justicia de Plasencia y
ajusticiada en la Plaza. Esto es un resumen muy condensado pues la leyenda es
de todo conocida.
Finalmente
dar algunos apuntes y hacer una consideración o reflexión.” La serrana de la
Vera”, de Luis Vélez de Guevara, se estrenó en Valladolid en 1639, fue escrita
para la histriona Josefa Vaca actriz española del siglo de Oro Español apodada
la Gallarda. Elogiada por dramaturgos de la talla de López de Vega o Luis de
Guevara, desató envidias, pasiones y versos envenenados de las más afiliadas
plumas de la época). a quién se dedicó el texto, la puso en escena el autor de
la comedia, Juan de Morales esposo de Josefa (Ed. Enrique Rodríguez Cepeda).
También aquí
en Plasencia, se interpreto en varias ocasiones el auto sacramental de
Valdivieso, en el teatro del palacio del obispo, por las jóvenes de Acción
Católica. Mas recientemente se hizo una versión para TV en 1981.
De la mujer
ha quedado al paso del tiempo la leyenda y hoy se citan lugares y parajes donde
desarrolló sus correrías y cada lugar procura hacer propio lo de la leyenda lo
afecta.
LA POSIBLE BASE HISTORICA DE LA
LEYENDA.
Es la calle
Pedro Isidro. En la antigüedad este Pedro era Pero, personaje misteriosos que
nadie sabe quién fue. No hubo historiador ni cronista que lo dijera, ni quedó
rastro de tradición en que se trasluciera un indicio… ¡nada!
Quien fuera
Pero Isidro es cosa que se perdió en la nebulosa de los siglos. ¿Qué hazaña o
proeza hizo el personaje en cuestión para dar nombre a una calle? No llegó
hasta nosotros noticia alguna. Pero siguen los misterios de esta pequeña y
céntrica calle. En 1915 publicó D. Vicente Paredes en esta ciudad un libro
titulado: “Orígenes históricos de la leyenda “
El proceso
ruidoso fue encontrado casualmente por el referido D. Vicente Paredes en la
tienda de viejo de Utrilla, que existía en
En el libro
se publican a manera de preámbulo, sendas cartas dirigidas a D. Marcelino
Menéndez Pelayo y a D. Vicente Barrantes, los que a la sazón investigaban los
antecedentes de la “Serrana de
Los detalles
de la escena que describen los testigos en sus declaraciones son en parte
impublicables, sobre todo por el realismo del lenguaje de época en que la
moralidad dejaba bastante que desear.
La ciudad
entonces era pequeña, encerrada dentro de sus murallas, pues la expansión
urbana extramuros se reducía a alguna ermita y santuarios y cruces de término,
por lo que el escándalo debió de ser grande, con la comidilla y chismorreo de
los clásicos mentideros de las gradas de los templos y el cotilleo de las
comadres.
En la noche
de autos, los vecinos de la calle Pedro Isidro se despertaron sobresaltados por
el ruido de cuchilladas y las voces del galán pidiendo auxilio a los vecinos y
clemencia al hermano de Mari López, al que prometía casarse con ella, como
según él era su intención.
Aporreaba la
puerta de los vecinos, muchos de ellos casi en paños menores, y al no abrir,
algunos fueron a buscar el cuñado del pájaro encerrado, quien acudió presuroso,
siéndole por fin franqueada la entrada por un criado negro de D. Diego. Ambos
fueron heridos por el enfurecido hermano, y más grave al galancete con una mano
atravesada.
D. Diego
Paniagua se encontraba en
Según se ve
por las declaraciones de los “tórtolos”, se entendían por señas, situándose
Antonio de Trejo desde la esquina del convento de San Ildefonso, siendo notorio
que la Mari López, la cual tenían dieciséis años, abrió la puerta a su
enamorado voluntariamente.
Por lo que se
vislumbra la niña debía de ser una “pánfila” de fácil persuasión acaso por la
ingenuidad de su corta edad.
Ya dijimos que el galancete se quería casar, pero su madre, Dª Catalina de Trejo, que acaso viera algo raro en la doncella en la blandura de corazón, ocultó a su hijo en Santo Domingo y más tarde lo hizo viajar poniendo tierra por medio, saliendo sigilosamente de noche hacia Galisteo y Ceclavín con la intención de que pasara a Portugal, en cuyo viaje tenía que dormir en las iglesias que, como lugares sagrados, eran entonces invulnerables, ya que era perseguido por la justicia.
Dadas las
costumbres de la época, el hecho en sí no tenía más importancia que la
categoría social y la alcurnia de las personas que figuran en el proceso, lo
mismo los protagonistas que muchos de los testigos que declararon a favor de la
reconocida honestidad de la hija de D. Diego.
D Francisco de Carvajal, pariente de los Trejo, hizo cuanto pudo por casar a los novios para apaciguar los ánimos pero no pudo reducir la voluntad de la madre, que demostró gran energía a pesar de que los Paniagua eran señores acaudalados.
Es curioso
que la mayoría de los vecinos no pudo firmar sus declaraciones por no saber,
cosa corriente entonces. No se conoce la sentencia de los procesados, ni si
hubo boda más tarde. “
Otra comedia
sobre el mismo tema, de Luís Vélez de Guevara y dos autos sacramentales, uno de
ellos de José Valdivieso, coinciden todos que la “Serrana de la Vera” era de
Plasencia, aunque los nombres de ésta y el burlador son distintos en cada caso,
así como los padres y otros personajes.
En el auto
sacramental de Valdivieso aparece casada y discrepan bastante unos de otros en
cuanto al argumento. Hay también romances, entre ellos el de Gabriel Acedo de
Si es que la
Serrana de la Vera existió, nadie puede asegurar que ésta fuera hija de
Paniagua, ni donde nació, aunque lo diga Lope de Vega en su comedia, pues es
sabido que el famoso “Fénix de los Ingenios” debió de conocer Plasencia, por el
magistral poema en que describe el jardín del palacio del Duque de Alba, de la
Abadía, y acaso se le ocurrió utilizar este pintoresco país en su poema
escénico. ¿Dónde nació
Si existió,
acaso fuera un marimacho sin entrañas o una enfermedad mental, que se echó al
campo viviendo de forma tan primitiva para efectuar sus sádicas inclinaciones,
cuyo nacimiento sería sabe Dios dónde, viniendo a buscar refugio en la ya
célebre cueva de
Poetas y romanceros poetizaron el célebre caso y los juglares cantaron la leyenda. El famoso histrión Lope de Rueda con su farándula, representó la comedia por villas y lugares. Fue seguramente una leyenda fantástica propia del siglo de Oro, emporio de las artes y de la literatura. Pero no puedo creer que Mari López fuese tan abominable heroína de la trágica leyenda.
Pues bien, ¿no sería interesante que en las diferente visitas turísticas a nuestras calles se incluyera la leyenda de la Serrana, como un aliciente más?.
José Antonio Pajuelo Jiménez - Pedro Luna Reina- José Gutiérrez Delgado
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