El puente denominado por los musulmanes de Alconétar correspondía al paso del río Tajo (Tagus flumen) por la vía numero XXIV del Itinerario de Antonino. Estaba situado aguas arriba de la desembocadura, en el propio Tajo, y en el río Almonte, sobre el cual tuvo la misma vía un puente de menor importancia, del que solo quedaban en el siglo XIX los dos estribos y de los cuales uno había desparecido por el año 1950. En realidad la designación de Alconéctar se refiere a los dos puentes. Entre ellos, que estaban situados por condiciones naturales, es por lo que cabria pensar que el primero fuese el puente de Mantible y el segundo el puente de Alconéctar, en la vía conocida como de la Plata.
El puente, Alconétar -significa en árabe "el segundo puente" o "puentecillo"-, se erigió junto a un primitivo poblado ibérico, que los romanos debieron bautizar con el nombre de Mansión de Túrmulus. que era la numero nueve de la vía romana citada.
Alconétar, pequeña aldea, cubierta hoy por las aguas, estaba situada en la orilla derecha del antiguo curso del río Tajo, en la desembocadura del Almonte; es decir, en las inmediaciones de la torre que sobresale de las aguas del embalse. El lugar, por sus condiciones estratégicas y mejores condiciones topográficas, fue sitio ideal para el cruce del Tajo en el camino entre Mérida y Salamanca, así como entre la Lusitania y el Mediterráneo.
El imperio romano precisaba salvar el foso del río para hacer más rápida y segura la Vía de la Plata y construye el Puente de Alconetar o Puente Mantible, como se le ha venido conociendo. Diversos testimonios históricos y especialmente en hallazgo de monedas y útiles domésticos parecen asegurar que allí junto al puente debió estar Túrmulus, célebre mansión mencionada en los itinerarios de los caudillos romanos. Efectivamente, han aparecido grandes trozos de muralla romana, de sillería granítica. Algunos investigadores han supuesto que allí estuvo el cuartel general de Bruto.
Otro vestigio de importancia es un "miliario", que eran columnas de piedra que indicaban, en las vías romanas, la distancia de mil pasos, dedicado, al parecer, a la memoria de Cesar Tiberio.
La longitud del Puente de Alconétar o Mantible (cuyos restos han sido trasladados varios kilometres aguas arriba, pero visibles desde la carretera) se calcula que fuera de 290 metros, medida calculada sobre la extensión que alcanzaban sus pilas ruinosas. Constó de 16 arcos, de los que actualmente apenas se conservan cuatro, los que iniciaban el arranque de la orilla derecha. Las bóvedas de los arcos originales y de los dos arcos mayores son rebajadas, la diferente calidad de construcción hacen suponer que estas ultimas fueron realizadas en la reconstrucción que se realizo en el siglo XVIII, que seguramente siguieron la formas de sus primitivos arcos. El bisel que presentan las pilas (estas construidas con gran solidez), en la parte superior para el arranque de las dovelas, indica que la traza original consistió en arcos escarzanos. Esto supone una variación en el conjunto de los puentes romanos, dotados en su mayoría de arcos de medio punto, lo que confiere una particularidad especial al puente de Alconétar.
El sillar se cortó con una gran regularidad, siendo su frente almohadillado excepto en las hiladas que lindan con las cornisas. Su disposición fue la de soga y tizón, siguiendo un ritmo general de una hilada a soga y dos a tizón.
La luz de los arcos oscila entre 6,30 y 10,15 metros, las pilas presentan también variaciones desde 4,30 metros hasta 4,60 m. en su espesor, siendo notablemente mayor unas de ellas, que hacia la zona media quedaba dentro del cauce regular del río. Alcanzaba estos 8,10 metros de grosor. La solidez de la construcción del puente no permite suponer que fuera la acción natural causante de la ruina.
Era un paso fundamental en la comunicación norte sur de la península, la calzada romana que construida por Publio Licino Craso en el año 95 antes de Jesucristo, se cree que en este mismo año comenzara la construcción del puente, aunque otros investigadores dicen que fue bajo el imperio de Trajano, ya en siglo II de nuestra era, pero no existe documento que pueda atestiguar una cronología. Debe pensarse que la fabrica se realizara en la etapa de Trajano o de Adriano, cuando la Vía de la Plata, llego a completarse de manera definitiva.
En el siglo VIII, el legendario caudillo árabe Muza, conquisto Mérida y su zona de influencia, incluyendo Túrmulus. Es fácil preveer que ya en estas primeras incursiones el puente sufriera algún daño. Sin embargo, la primera noticia que se tiene de destrucción es en el siglo XIII, cuando con motivo de la concesión del titulo de villa a Garro (la primitiva aldea anterior a la fusión con Alconétar), se menciona el incendio y saqueo de Alconétar y se ordena a sus vecinos ayudar a fabricar barcas con las que cruzar el río y que pasaron a ser propiedad de los Duques de Alba de Cisne. Se supone que el puente romano tuvo, al menos, tres destrucciones. La primera en 1085, cuando Alfonso VI tomo Coria. Una segunda con la invasión almorávide y tal vez fuera la ofensiva de Alfonso IX, que avanzo considerablemente en la reconquista de la región, la que provocara un corte definitivo del puente por parte de los musulmanes, causando el principio de su ruina. El arrastre en lo sucesivo de los materiales a la torre de Floripes, construida por sillares romanos, contribuiría al progresivo deterioro de la fábrica.
Pero los estudios realizados cuando fue trasladado a la ubicación actual, los sondeos del subsuelo, demostraron la existencia de una roca pizarrosa que aflora en las márgenes, pero que en el centro del río, esta recubierto por un manto de cantos rodados de unos tres metros. Los romanos apoyaron los cimientos de las pilas sobre la capa de cantos rodados, solución poco apropiada, para un puente de arcos múltiples. Siendo por tanto una estructura muy sensible a los asientos de las pilas. Todo ello nos hace pensar que el deterioro del puente y la pérdida de su fábrica fuese debido a erosiones en el terreno.
En otras dos ocasiones se tiene la certeza de que se pretendiera reconstruirlo: Felipe II en 1569 mediante una trabazón de maderas. En el año 1730 se volvió a intentar sin otro resultado.
Para terminar diremos, que se trazó el puente aprovechando las mejores condiciones que la topografía del terreno presentaba y buscando las mejores posibilidades de estrategia.
La fotografía que presentamos data del año 1917, en su ubicación real, ya que este fue trasladado con motivo de la realización del pantano de Alcántara.
Servicio de Documentación y Divulgación de la A.C.P. “PEDRO DE TREJO”
SEMBRANDO INQUIETUDES.
El puente, Alconétar -significa en árabe "el segundo puente" o "puentecillo"-, se erigió junto a un primitivo poblado ibérico, que los romanos debieron bautizar con el nombre de Mansión de Túrmulus. que era la numero nueve de la vía romana citada.
Alconétar, pequeña aldea, cubierta hoy por las aguas, estaba situada en la orilla derecha del antiguo curso del río Tajo, en la desembocadura del Almonte; es decir, en las inmediaciones de la torre que sobresale de las aguas del embalse. El lugar, por sus condiciones estratégicas y mejores condiciones topográficas, fue sitio ideal para el cruce del Tajo en el camino entre Mérida y Salamanca, así como entre la Lusitania y el Mediterráneo.
El imperio romano precisaba salvar el foso del río para hacer más rápida y segura la Vía de la Plata y construye el Puente de Alconetar o Puente Mantible, como se le ha venido conociendo. Diversos testimonios históricos y especialmente en hallazgo de monedas y útiles domésticos parecen asegurar que allí junto al puente debió estar Túrmulus, célebre mansión mencionada en los itinerarios de los caudillos romanos. Efectivamente, han aparecido grandes trozos de muralla romana, de sillería granítica. Algunos investigadores han supuesto que allí estuvo el cuartel general de Bruto.
Otro vestigio de importancia es un "miliario", que eran columnas de piedra que indicaban, en las vías romanas, la distancia de mil pasos, dedicado, al parecer, a la memoria de Cesar Tiberio.
La longitud del Puente de Alconétar o Mantible (cuyos restos han sido trasladados varios kilometres aguas arriba, pero visibles desde la carretera) se calcula que fuera de 290 metros, medida calculada sobre la extensión que alcanzaban sus pilas ruinosas. Constó de 16 arcos, de los que actualmente apenas se conservan cuatro, los que iniciaban el arranque de la orilla derecha. Las bóvedas de los arcos originales y de los dos arcos mayores son rebajadas, la diferente calidad de construcción hacen suponer que estas ultimas fueron realizadas en la reconstrucción que se realizo en el siglo XVIII, que seguramente siguieron la formas de sus primitivos arcos. El bisel que presentan las pilas (estas construidas con gran solidez), en la parte superior para el arranque de las dovelas, indica que la traza original consistió en arcos escarzanos. Esto supone una variación en el conjunto de los puentes romanos, dotados en su mayoría de arcos de medio punto, lo que confiere una particularidad especial al puente de Alconétar.
El sillar se cortó con una gran regularidad, siendo su frente almohadillado excepto en las hiladas que lindan con las cornisas. Su disposición fue la de soga y tizón, siguiendo un ritmo general de una hilada a soga y dos a tizón.
La luz de los arcos oscila entre 6,30 y 10,15 metros, las pilas presentan también variaciones desde 4,30 metros hasta 4,60 m. en su espesor, siendo notablemente mayor unas de ellas, que hacia la zona media quedaba dentro del cauce regular del río. Alcanzaba estos 8,10 metros de grosor. La solidez de la construcción del puente no permite suponer que fuera la acción natural causante de la ruina.
Era un paso fundamental en la comunicación norte sur de la península, la calzada romana que construida por Publio Licino Craso en el año 95 antes de Jesucristo, se cree que en este mismo año comenzara la construcción del puente, aunque otros investigadores dicen que fue bajo el imperio de Trajano, ya en siglo II de nuestra era, pero no existe documento que pueda atestiguar una cronología. Debe pensarse que la fabrica se realizara en la etapa de Trajano o de Adriano, cuando la Vía de la Plata, llego a completarse de manera definitiva.
En el siglo VIII, el legendario caudillo árabe Muza, conquisto Mérida y su zona de influencia, incluyendo Túrmulus. Es fácil preveer que ya en estas primeras incursiones el puente sufriera algún daño. Sin embargo, la primera noticia que se tiene de destrucción es en el siglo XIII, cuando con motivo de la concesión del titulo de villa a Garro (la primitiva aldea anterior a la fusión con Alconétar), se menciona el incendio y saqueo de Alconétar y se ordena a sus vecinos ayudar a fabricar barcas con las que cruzar el río y que pasaron a ser propiedad de los Duques de Alba de Cisne. Se supone que el puente romano tuvo, al menos, tres destrucciones. La primera en 1085, cuando Alfonso VI tomo Coria. Una segunda con la invasión almorávide y tal vez fuera la ofensiva de Alfonso IX, que avanzo considerablemente en la reconquista de la región, la que provocara un corte definitivo del puente por parte de los musulmanes, causando el principio de su ruina. El arrastre en lo sucesivo de los materiales a la torre de Floripes, construida por sillares romanos, contribuiría al progresivo deterioro de la fábrica.
Pero los estudios realizados cuando fue trasladado a la ubicación actual, los sondeos del subsuelo, demostraron la existencia de una roca pizarrosa que aflora en las márgenes, pero que en el centro del río, esta recubierto por un manto de cantos rodados de unos tres metros. Los romanos apoyaron los cimientos de las pilas sobre la capa de cantos rodados, solución poco apropiada, para un puente de arcos múltiples. Siendo por tanto una estructura muy sensible a los asientos de las pilas. Todo ello nos hace pensar que el deterioro del puente y la pérdida de su fábrica fuese debido a erosiones en el terreno.
En otras dos ocasiones se tiene la certeza de que se pretendiera reconstruirlo: Felipe II en 1569 mediante una trabazón de maderas. En el año 1730 se volvió a intentar sin otro resultado.
Para terminar diremos, que se trazó el puente aprovechando las mejores condiciones que la topografía del terreno presentaba y buscando las mejores posibilidades de estrategia.
La fotografía que presentamos data del año 1917, en su ubicación real, ya que este fue trasladado con motivo de la realización del pantano de Alcántara.
Servicio de Documentación y Divulgación de la A.C.P. “PEDRO DE TREJO”
SEMBRANDO INQUIETUDES.
1 comentario:
soy un placentino, que desgraciadamente, vive muy lejos de Plasencia, y que os sigo con gran admiración por todos los articulos que publicais, pero me gustaria mas que hablarais del puente nueve o del de San Lazaro, que del puente del Cardenal o el de Alconetgar.
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