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sábado, 17 de diciembre de 2011

"LA NACENCIA" de LUIS CHAMIZO.

Bruñó los recios nubarrones pardos
la luz del sol que s´agachó en un cerro,
y las artas cogollas de los árboles
d´un coló de naranjas se tiñeron.

A bocanás el aire nos traía
los ruídos d´alla lejos
y el toque d´oración de las campanas
de l´iglesia del pueblo.
Ibamos dambos juntos, en la burra,
por el camino nuevo,
mi mujé mu malita,
suspirando y gimiendo.

Bandás de gorriatos montesinos
volaban, chirriando por el cielo,
y volaban p´al sol qu´en los canchales
daba relumbres d´espejuelos.

Los grillos y las ranas
cantaban a lo lejos,
y cantaban tamién los colorines
sobre las jaras y los brezos,
y roändo, roändo, de las sierras
llegaba el dolondón de los cencerros.

¡Qué tarde más bonita!
Qu´anochecer más güeno!
¡Qué tarde más alegre
si juéramos contentos!...

- No pué ser más- me ijo- vaite, vaite
con la burra pal pueblo,
y güervete de prisa con la agüela,
la comadre o el méico...

Y bajó de la burra poco a poco,
s´arrellenó en el suelo,
juntó las manos y miró p´arriba,
pa los bruñíos nubarrones recios.

¡Dirme, dejagla sola,
dejagla yo a ella sola com´un perro,
en metá de la jesa,
una legua del pueblo...
eso no! De la rama
d´arriba d´un guapero,
con sus ojos reondos
nos miraba un mochuelo,
un mochuelo con ojos vedriaos
como los ojos de los muertos...

¡No tengo juerzas pa dejagla sola;
pero yo de qué sirvo si me queo!

La burra, que roía los tomillos
floridos del lindero
carcaba las moscas con el rabo;
y dejaba el careo,
levantaba el jocico, me miraba
y seguía royendo.
¡Qué pensará la burra
si es que tienen las burras pensamientos!

Me juí junt´a mi Juana,
me jinqué de roillas en el suelo,
jice por recordá las oraciones
que m´enseñaron cuando nuevo.

No tenía pacencia
p´hacé memoria de los rezos...
¡Quién podrá socorrregla si me voy!
¡Quién va po la comadre si me queo!

Aturdío del tó gorví los ojos
pa los ojos reondos del mochuelo;
y aquellos ojos verdes,
tan grandes, tan abiertos,
qu´otras veces a mí me dieron risa,
hora me daban mieo.

¡Qué mirarán tan fijos
los ojos del mochuelo!
No cantaban las ranas,
los grillos no cantaban a lo lejos,
las bocanás del aire s´aplacaron,
s´asomaron la luna y el lucero,
no llegaba, roändo, de las sierras
el dolondón de los cencerros...
¡Daba tanta quietú mucha congoja!
¡Daba yo no sé qué tanto silencio!

M´arrimé más pa ella;
l´abrasaba el aliento,
le temblaban las manos,
tiritaba su cuerpo...
y a la lus de la luna eran sus ojos
más grandes y más negros.
Yo sentí que los míos chorreaban
lagrimones de fuego.
Uno cayó roändo,
y, prendío d´un pelo,
en metá de su frente
se queó reluciendo.
¡Qué bonita y que güena,
quién pudiera sé méico!

Señó, tú que lo sabes
lo mucho que la quiero.
Tú que sabes qu´estamos bien casaos,
Señó, tú qu´eres güeno;
tú que jaces que broten las simientes
qu´echamos en el suelo;
tú que jaces que granen las espigas,
cuando llega su tiempo;
tú que jaces que paran las ovejas,
sin comadres, ni méicos...
¿por qué, Señó, se va morí mi Juana,
con lo que yo la quiero,
siendo yo tan honrao
y siendo tú tan güeno?...
¡Ay! qué noche más larga
de tanto sufrimiento;
¡qué cosas pasarían
que decilas no pueo!

Jizo Dios un milagro;
¡no podía por menos!
Toito lleno de tierra
le levanté del suelo,
le miré mu despacio, mu despacio,
con una miaja de respeto.

Era un hijo, ¡mi hijo!,
hijo dambos, hijo nuestro...
Ella me le pedía
con los brazos abiertos,
¡Qué bonita qu´estaba
llorando y sonriyendo!

Venía clareando;
s´oían a lo lejos
las risotás de los pastores
y el dolondón de los cencerros.
Besé a la madre y le quité mi hijo;
salí con él corriendo,
y en un regacho d´agua clara
le lavé tó su cuerpo.
Me sentí más honrao,
más cristiano, más güeno,
bautizando a mi hijo como el cura
bautiza los muchachos en el pueblo.
Tié que ser campusino,
tié que ser de los nuestros,
que por algo nació baj´una encina
del caminito nuevo.

Icen que la nacencia es una cosa
que miran los señores en el pueblo;
pos pa mí que mi hijo
la tié mejor que ellos,
que Dios jizo en presona con mi Juana
de comadre y de méico.

Asina que nació besó la tierra,
que, agraecía, se pegó a su cuerpo;
y jue la mesma luna
quien le pagó aquel beso...
¡Qué saben d´estas cosas
los señores aquellos!

Dos salimos del chozo,
tres golvimos al pueblo.
Jizo Dios un milagro en el camino;
¡no podía por menos!

FELIZ NAVIDAD 2011
    "SEMBRANDO INQUIETUDES"





jueves, 1 de diciembre de 2011

D.FELIPE DUQUE SANCHEZ

Me gustaría que me recordaran como sacerdote y como cabezoleño». Son las sencillas palabras con las que monseñor Felipe Duque abre un documental inédito sobre su figura elaborado por el profesor placentino José María Sachez Torreño.

Desde ayer, estas cobran su verdadero sentido. Porque monseñor Felipe Duque Sánchez, sacerdote, cabezoleño, Cruz de Alfonso X 'El Sabio', prelado honorífico del Papa y exvicepresidente del Instituto Internacional de Teología a Distancia, falleció en la madrugada del domingo 18 de septiembre en su casa de Cabezuela del Valle.

Figura destacada de la Iglesia placentina fue párroco de San Nicolás durante los años 50 y con posterioridad, canónigo de la Catedral de Plasencia hasta 2006. Para la Iglesia Española trabajó como delegado episcopal en Caritas de España.

Felipe Duque Sánchez nació en la citada localidad de la que era hijo predilecto, el primero de mayo de 1926. Lo hizo en el seno de una familia profundamente religiosa. Ingresa en el seminario diocesano de Plasencia donde cursa cinco años estudios eclesiásticos, formación que completa en Roma a donde marcha becado por la diócesis y la Diputación, en 1946.

En la Ciudad Eterna pasa ocho años y en ella es ordenado sacerdote en 1952, con SS. AA. RR. los Condes de Barcelona como padrinos, tras concluir sus estudios de Filosofía y Teología en la Universidad Gregoriana. A su vuelta a Plasencia fue coadjutor y párroco de San Nicolás, de Plasencia y profesor del Seminario.

En sus años al frente de la citada iglesia aborda la restauración integral del templo. Desde la parroquia toma contacto con la realidad placentina y forma parte activa del movimiento católico y social. Una faceta más de su labor pastoral que junto a la docente e intelectual, marcan toda su vida.

Persona de gran de valía e inquietudes, el cambio que supuso para la Iglesia el Concilio Vaticano II le permite desarrollar nuevas iniciativas en los campos de la promoción del voluntariado, la evangelización y la acción social que le llevan a significarse en una institución que cambia para adaptarse a los tiempos.

Estas cualidades personales unidas a su capacidad de trabajo y su visión de futuro hicieron de él uno de los más destacados representantes del clero extremeño de la segunda mitad del siglo XX.

En los años 70, monseñor Felipe Duque deja Plasencia y se traslada a Madrid, a petición del cardenal Tarancón, para ser nombrado delegado episcopal de Cáritas Española y director del Secretariado de Pastoral Social.

Impulsor y vicepresidente del Instituto Internacional de Teología, creado en esos años por iniciativa del cardenal García-Gasco, con el objetivo de propiciar la actualización permanente de los sacerdotes de habla española inicialmente, forma parte del claustro desde el nacimiento de esa institución.

Esta faceta le lleva a ser un profundo conocedor de la realidad internacional y de la situación de la Iglesia, especialmente de los países latinoamericanos. Su huella en ellos quedará reflejada en la labor de formación desarrollada en sacerdotes y laicos.

El Instituto Internacional de Teología a Distancia tiene hoy centros en España, Portugal, Mozambique, Chile, Argentina, Paraguay, Bolivia, Brasil, Uruguay, Ecuador, Colombia, Venezuela, Costa Rica, Guatemala, México, República Dominicana y Cuba.

Fue asimismo patrono de la Fundación para la Educación Integral a Distancia, constituida en el año 2000, para promover el desarrollo de una formación integral a través de la metodología a distancia, a partir de criterios científicos inspirados en el humanismo cristiano.

Su trabajo pastoral y compromiso social y la labor evangelizadora fieles al magisterio de la Iglesia le fueron reconocidos por el Papa al concederle la prematura honorífica como miembro adscrito a la familia pontifica, con el tratamiento de monseñor.

En su actividad seglar fue consejero de la Caja de Ahorros de Plasencia, en representación del Obispado, primer director de la Escuela Oficial de Idiomas de la ciudad, dependiente de la citada entidad, así como profesor en diferentes universidades españolas e iberoamericanas y centros placentinos.


                 
LA VOZ DE PLASENCIA.


lunes, 14 de noviembre de 2011

MANUEL PALOMERO DIAZ

EL TIO PALOMERO.


Se llamaba Manuel Palomero Díaz, fue un hombre muy popular el la primera mitad del siglo pasado... que expresión tan distante para un cambio que se ha producido hace once años.

Era un tipo pintoresco, extraordinariamente popular, con los que la gente de Plasencia algunas veces se asombraba y otras se divertía.

Era alto delgado, impulsivo sin casi pelo en la barba. Se afeitaba, los cuatro pelinos de na, que tenía. Vivía a la salida de la puerta de Coria en una casa de amplio corral. Era un individuo entre genio y loco, así lo definen los que le conocieron. Trabajaba retocando a lápiz las fotografías que realizaba don José Diez en su estudio de la Plaza. Lo hacía hábilmente con la mano izquierda, pues la derecha la tenía inmovilizada como consecuencia de una hemiplejia o por la “paralís” como antiguamente la llamaban.

Palomero enseñaba a todo el mundo su mano izquierda, diciendo” que había sido estrechada por el gran pintor Joaquín Sorolla. Por algún motivo que desconocemos, Sorolla frecuentaba el estudio de José Diez, quizás por afinidad artística, ya que don José fue profesor de dibujo en el Instituto de Gabriel y Galán, cuando estaba ubicado en la calle Matías Montero, dando clase en los años cuarenta a los alumnos de primero segundo tercero y cuarto. En unas de las visitas de Sorolla al estudio de don José Díez, coincidió con Palomero a quién saludo y le felicitó por su habilidad por sus dibujos y el esfuerzo de realizarlos con la mano izquierda, que estrecho cariñosamente.

El tío Palomero estaba obsesionado con el imposible movimiento continuo, que relacionaba con una inventada y extraña teoría del que el peso era igual a la fuerza. Para desarrollar su postulado sobre tales elucubraciones mentales solo se le ocurrió comprarle un “tío vivo” a unos de los feriantes que había venido a unas ferias de Junio. El objetivo era aprovechar el motor del artilugio para intentar demostrar su descabellada ocurrencia. El “tío vivo” ya sin motor, lo instaló en el corral de su casa donde estuvo muchos años para extrañezas de los mayores y admiración de los pequeños, pues como el muro del corral no era muy alto y el corral se encontraba al principio de la bajada al puente de San Lázaro, los caballitos de colores se veían perfectamente desde la salida de la puerta de Coria, al final de la calle de Eulogio González.

Otras de las excentricidades de este personaje, muy conocida, fue la adquisición de una zorra y tratar de domesticarla. Le puso un bozal y la ató a un pequeño carro donde llevaba enjauladas unas gallinas, que luego intentaba vender, recorriendo las calles de Plasencia. Constituía un insólito y divertido espectáculo del que disfrutaba la gente que se cruzaba a su paso. Un día creyéndola en razón y ya domesticada, la dejo suelta en el corral, y como es también de razón, la zorra se comió todas las gallinas.

En cierta ocasión compró un caballo blanco a un rico de Plasencia, todo con el fin de ir a la feria de Sevilla, para presumir, lo paseo por toda la feria, regresando a Plasencia sin parar. Ni que decir tiene que el caballo murió reventado.

Estos detalles pintorescos que hemos descrito de este estrafalario personaje, es que para su recuerdo permanezca en lo posible, formando parte de esa singular historia anecdótica placentina.

Tan solo falta hacer una pequeña mención a su cualidad de dibujante, tan meritoria de una persona sin formación y trabajando con la mano izquierda, a lo que tuvo que acostumbrarse, con gran esfuerzo y mérito a consecuencia de su parálisis. Proliferó en este arte a la vista del tesón de sus principios, aunque fue posible que no fuese reconocido por la gente de entonces, dada la procedencia de los dibujos y las excentricidades de su autor.

Sus creaciones, la mayoría han desaparecido junto a la casa, posiblemente por el propio descuido del dibujante, poco afanado en prodigar sus trabajos en periódicos o exposiciones, aparte de su despreocupación por conservarlos. Unos de sus dibujos le mostramos en este trabajo, es la Plaza Mayor, y en su parte inferior tiene escrita una letanía que hay que repasar con lupa. Dice así:  Plaza de Plasencia 1910, pintada por un aficionado sin nociones de dibujo ni de pintura”. M. Palomero Díaz.
El dibujo tiene buena factura de perspectiva y ejecución, aparte de su gran mérito.

Jose Antonio Pajuelo Jimenez - Pedro Luna Reina

                 


jueves, 27 de octubre de 2011

TERESA MARAVAL TORRES. "TERESITA ZAZÁ"

BIOGRAFIA Y VIDA DE TERESITA “ZAZA”


TERESA MARAVAL TORRES

Plasencia, día seis de Junio de 1893, eran las diez de la mañana, al principio de la calle la Tea, a la altura del numero nueve, se oía un llanto de tono angelical, que anunciaba a los vecinos el nacimiento de una niña, seria el tercer hijo del matrimonio formado por Francisco Maraval natural de Perpiñan (Francia) contador de ferrocarril e Inocencia Torres natural de esta ciudad. Sus hermanos Gastón y Luciano estaban asustados ante este evento.

Su infancia transcurriría por las callejuelas de los Quesos, Tea, Plaza Mayor y plazuela San Martín. En esta parroquia fue bautizada con el nombre de Teresa Juliana Lucia.

A muchos placentinos, este acontecimiento no les dirá nada, el nombre menos aún, como otros muchos que pasaron a la historia olvidados, pero siempre quedan en el baúl de los recuerdos de “un paisano” “un familiar”, que con su avanzada edad, despertaron en mí el interés por el estudio e investigación, cuando me mencionaron,” no has escrito nada de Teresita “ZAZA”; el despertar de una placentina, que hizo historia en el mundo de las “Varietés”, habia comenzado.

Hoy rescatamos a una de ellas, para la mayoría desconocida, para otros en el recuerdo su nombre “ZAZA”, Teresita, así se la conocía en su infancia dando clase de canto con su prima hermana María Torres, hija del famoso notario de la ciudad Don Pío Torres.

Su alegría, su belleza, su voz, la llevaron al mundo del espectáculo nacional e internacional incluso al mundo de la cinematografía. Fue conocida no solo en nuestro país, sino en la mayoría de los países hispanos americanos, siendo considerada unas de las mejores tonadilleras de la época.

Fue al principio del siglo XX, de gloriosas tardes de toros, de veladas vespertinas en los cafés, con animadas tertulias, los rótulos grandes y luminosas letras con los nombres de las cupletistas de las variedades. El Trianon Palace, considerado como la catedral del género cupletista, situado en la calle Alcalá, anunciaba a esta gran belleza de las variedades selectas.

Empezó su carrera artística en 1912, a los diecinueve años, casi de telonera, igual que Salud Ruiz; pero ella tuvo la satisfacción de verse colocada al poco tiempo del debut como estrella del programa en el “music hall” que la presentase.

Menudita, de pelo oscuro, piel trigueña, con los ojos verdes demasiado claros, demasiado grandes, boquita demasiado pequeña y otros encantos demasiados ocultos, siempre ricamente enjaezada, pues Teresita pertenecía a una familia honorable y pudiente de Extremadura, fue una de las muñecas del arte frívolo más envidiada por las princesas de la media noche, que acudían al Trianon para sisearla prudencialmente, acompañadas de pollastres desahuciados por Zazá.

Estrenó y popularizó la “Hora del Té”, tango al estilo argentino de Álvaro Retama y Ricardo Yust. En medio de un ambiente desbordado, cosechando al final, hurras, bravos y otras interjecciones salidas de gargantas resecas por la sed. Decía así;
Desde hace poco en los salones elegantes

nuestras damitas con los pollos mas pimpantes
hacen locuras,
casi diabluras
bailando un tango que mas bien es un fandango.
En un rincón las cuarentonas cuchicheaban
Y las parejas arrullándose tanguean;
Es una cosa, muy linda y muy curiosa
Entrar en los salones
sorprendiendo un tango-te.
Dicen que el tango es de una gran languidez.
Y en el infierno Lucifer ha de abrasar
A quien llegue a bailar
Tan grave ordinariez-

En 1913, Teresita Zazá tenía en su repertorio una canción con la letra de Álvaro Retama que concluía diciendo “Y las niñas ya no entregan, a su galán su corazón, si no saben enamorarlas, entonando el Alirón”. Esta coplilla, en Bilbao, coincidió con los éxitos del glorioso Atlétic en aquella época. Y el público, entusiasmado de los triunfos de los leones, adapto la canción a su manera; “Aliron, Aliron, el Atletic es campeón”.
Esto se cantó por primera vez en pleno centro de la calle San Francisco, en el entrañable salón Vizcaya, y si el viejo San Mamés era entonces la “catedral del futbol, el salón Vizcaya, era la “Catedral de las Varietés”.
Grande fue la sorpresa de Teresita Zaza, cuando el público a levantarse le rectificó el estribillo final, obligándola además a cantarlo con él, tan rotunda aceptación y clamoroso éxito de la tonadillera, que decidieron reescribirla los autores de la coplilla, música de Gaspar Aquino y letra de Álvaro Retama, para las glorias de la gesta deportivas del Atletic Club que acababa de inaugurar el San Mamés.

En 1915, llega a Argentina, donde se desarrolló la etapa más importante de su carrera, como señala Osvaldo Sosa, explotando su elegancia, discreción e ingenuidad.
Buenos Aires era el polo de atracción de artistas de todas las variedades, y sobre todo del personal femenino de Tonadilleras, esas que cantaban tonadillas , que poseen una letra y una música, que por su carácter alegre y juguetón, consiguieron verdadero revuelo entre el publico de la época.
Teresita pasó casi nueve años teniendo más éxito y reconocimiento en Argentina que en su país de origen, gozando siempre del favor del público.
Durante su labor en Buenos Aires, Luis Martínez Serrano, fue el pianista oficial de la famosa cupletista quien le estreno todos sus tangos: ¡Hijo mío!,”Pajarito Cantor”, “Presentimiento”,”! Mujercita mía!” !Pobre madre!”. Las composiciones de Luis abarcaban todos los ritmos.

¡“VA A EMPEZAR LA SECCCION DE ZAZA”!. Así rezaba el cartel que a la entrada del Pasaje del Teatro Florida, sostenía media hora antes un botones con llamativo uniforme carmesí, mientra un timbre implacable reforzaba con si estridencia la atracción del anuncio, innecesario, por otra parte, pues Teresita contaba con legiones de adictos entusiastas e infaltables. Por tal causa, el “five o`clock” se convertía en “four” o`clock tea” en las confiterías cercanas. Todo menos llegar tarde a aquella placentera cita con quién habría que corresponder luego generosamente, en la entrega de su arte y de su gracia, al azorado afán de puntualidad.
Sus “manolas” alardeaban su esplendor en medio de su majeza.

Hola, manola manola,
cualquiera te tose a ti;
es tu belleza, tórtola,
digna del propio Madrid.


OPORTUNIDADES EN QUE TERESITA ZAZÁ Y GARDEL COMPARTIERON ESCENARIO
1916:
10 al 24 de febrero. En el Teatro ODEÓN de Mar del Plata. Gardel y Razzano comparten los aplausos con la actriz Orfilia Rico, la bailarina gitana Pastora Imperio y Teresita Zazá.

26 de setiembre. En el Teatro SPLENDID se concreta la tercera velada a beneficio de la escuela gratuita de Nuestra Señora de la Consolación, en la que participan los bailarines franceses “Los Demos”, la tonadillera Teresita Zazá y el dúo Gardel-Razzano.
1917:
El 10 de mayo. En el Teatro MARCONI se ofrece una función extraordinaria por las cien representaciones de la opereta “La Duquesa del Bal Tabarín” y dedicada al adaptador del libreto, don Julio Escobar. Contribuyeron con su arte: las tonadilleras Teresita Zazá y Manola Rosales, la bailarina Rosario Guerrero, la tiple Steffi Csillag, el actor Roberto Casaux y el dúo criollo Gardel-Razzano.

El 30 de julio. En el teatro AVENIDA –Avda de Mayo 1222- se lleva a cabo una gran fiesta organizada por el diario “Crítica” en la que toman parte, además de la compañía que actúa en el teatro, los siguientes artistas: Teresita Zazá, “La Satanella”, Inés Berutti, los Negri-Appiani, Carmelita Ferrer, Antonia Costa, Emilia Benito, Mercedes Alfonso, Delia Rodríguez, los Gardel-Razzano, Pancho Aranaz, Linda Thelma, Olinda Bozán, María Esther Pomar y el tenor Lafuente del Teatro Colón.

El 20 de agosto. En el Teatro COMEDIA se concreta una velada en honor de la primera actriz Carmen Jordán. Ofrecen su concurso: Teresita Zazá, Emilia Benito, Anita García, Rogelio Juárez, el dueto criollo Gardel-Razzano y la compañía del Teatro Nuevo interpretando “La fuerza ciega” del Dr. Martínez Cuitiño.
1918:
El 11 de junio. En el Teatro EMPIRE se realiza una velada para recaudar fondos para la Caja Social de la Asociación de Empleados Municipales, participando en la ocasión: los cantores Gardel-Razzano, el imitador Bernardi, Teresita Zazá, Enrique Muiño y la Banda Municipal.

El 28 de junio. En el Teatro NUEVO tiene lugar por la noche un programa extraordinario en honor y a beneficio de la cancionista Pepita Avellaneda. Concursan, entre otros, las señoritas Rosario Pacheco, Teresita Zazá y “La Malagüeñita”; y los señores Gardel, Razzano, Rogelio Juuárez y Miguel Lamas.

1919:
El 12 de agosto. En el Teatro AVENIDA, por la tarde se lleva a cabo un festival extraordinario, organizado por las Sociedades Argentina e Internacional de Actores, en homenaje y beneficio del gran actor Pablo Podestá, que se halla recluido en una clínica de enfermos mentales. El acto que dura cinco horas, incluye, luego de un discurso alusivo de Enrique García Velloso, el segundo acto de “La Malquerida” de Jacinto Benavente, interpretada por la compañía de Guerrero-Díaz de Mendoza; un acto de concierto por los artistas líricos de los teatros Colón y Coliseo; el sainete “Los disfrazados” de Carlos Mauricio Pacheco, representado por destacados elementos de la escena nacional; monólogos por Camila Quiroga, Angelina Pagano y Florencio Parravicini; tonadillas por Teresita Zazá; bailes por Antonia Mercé (“La Argentinita”) y un número de canciones por el dúo Gardel-Razzano.

16 de octubre. En el teatro NUEVO se realiza una función extraordinaria en honor de José Antonio Saldías, autor de la obra “Delirios de grandezas”, que ha superado las ciento sesenta representaciones. Además de ésta, se brinda en la ocasión, del mismo autor, el primer acto de “El caballo de bastos”, interpretada por las actrices Parody, Palomero, Olinda Bozán y los actores Ratti, Constanzó, Simari y Fregues. Animan los actos, el dúo Gardel-Razzano y Teresita Zazá.

1920:
El 17 de noviembre. En el Teatro NACIONAL, por la noche, con motivo de celebrar los Cronistas de Turf su fiesta anual, se ofrece este programa de variedades: diálogo por los actores Simari y Cantelo; caricaturas relámpago por el dibujante Taborda; canciones por Inés Berutti; concierto de guitarra por Mario Pardo; tonadillas por Teresita Zazá; temas criollos por Gardel-Razzano; monólogo por Roberto Casaux; canciones por Pierrette Fiori; diálogo por Irene López Heredia y Ernesto Vilches; parodias por José Duarte y monólogo por Florencio Parravicini.
1923:

El 2 de febrero. En el Teatro FLORIDA –Galería Güemes- se ofrece una función en honor y a beneficio de la danzarina española Carmelita Delgado. Participan: la Rondalla del Círculo Aragonés, María Blasco, Gardel-Razzano, los Chisperos, Teresita Zazá y la propia homenajeada.

El 26 de julio. En el Teatro FLORIDA de la Galería Güemes se produce el debut del dúo y de Teresita Zazá; artistas que comparten los aplausos de la concurrencia, hasta el día 15 de agosto.
En este año da por finalizada su estancia en Buenos Aires, para comenzar la gira artística, en Lima (Perú), prosiguiendo por Panamá, la Habana (Cuba), Ciudad de México. En el Regis, Teatro, ubicado en Av. Juárez, en una de las construcciones anexas al hotel de mismo nombre, fue inaugurado el 14 de junio de 1924 con la presentación de la cupletista Teresa Zazá, algunos números de variedad y exhibiciones cinematográficas. Con capacidad para alrededor de mil espectadores, funcionó casi al mismo tiempo para temporadas teatrales y exhibiciones cinematográficas.

Regresa a Cuba, la Habana., para volver a su país natal. Eran los meses finales del año 1926

1927: El 20 de Febrero reaparece en España, (Barcelona) en el Principal Palacio. Posteriormente se trasladara a Madrid actuando en el Romea y en Teatro maravillas, donde dará por finalizada su carrera como cantante el 22 de Mayo. Y a partir de esta fecha fija su residencia en Madrid.

En 1929: Debuta como actriz cinematográfica en la Película “la del Soto del Parral”, adaptación de la zarzuela, estrenada el 8 de Abril en el cine Callao de Madrid. , con José Nieto y Carranque de los Ríos en los principales papeles.
Reyes Gerona, critico cinematográfico de la época dice en sus comentarios que se había hecho una magnifica película que había dirigido con gran acierto León Artola y obtenido una fotografía perfecta.
La ingenuidad hechizadora, con aquellos ojos verdes que iluminaban su cara de ovalo gracioso, se retiraba muy joven del teatro, por matrimonio, alejándose del mundanal ruido.
La Zazà se convirtió al poco tiempo de su debut en “la mimada de las familias”, elegante, graciosa, discreta y además “ingenua” por autodeterminación.

El resto de su vida estuvo entregada a su marido e hija, compartiendo la alegría de sus nietos Daniel y Teresa y en sus momentos de evocación, cariñosamente se transportaba al mundo del espectáculo de las varietes, de los amigos que formaron parte de su vida, y estoy seguro que de aquellos placentinos que la recibieron varias veces en su ciudad natal, donde actuó en el Teatro Romero, dejando una huella imborrable en los que hoy día aún la recuerdan. En una de su estancia en Barcelona, falleció el día 23 de enero de 1980.


BIBLIOGRAFIA.

Todo Tango. Los Autores. Luis Martínez Serrano.


Historia del Arte Frívolo. Ed. Tesoro. Álvaro Retama 1964.


Aquel Madrid del Cuplé. Ed. Avapies. Madrid 1988.José López Ruiz


Historias del Cine español. Tomo I. Madrid 1965.

HISTORIA ARTÍSTICA DE CARLOS GARDEL, ESTUDIO CRONOLÓGICO de Miguel Ángel Morena. Editorial Corregidor, Bs. As., 1998



Agradecimientos. Daniel y Teresa Riu Maraval. Ana Turón. Piedad Torres de La Calle. Luis Maraval y a su esposa Charo.

Jose Antonio Pajuelo Jimenez.
                      
                                           "CREANDO CULTURA"






jueves, 11 de agosto de 2011

VECINAS DE LA CALLE ANCHA I.


Sobre la ayuda que presto Plasencia a los excombatientes de Cuba.

Nuestra versión de los hechos:
Nuestra madre, que por aquellas fechas tenía unos 10 años, que nació en la calle Ancha, que era hija de Leandra Rovira, y que en cierto modo fue testigo presencial de los hechos que nos ocupan, nos lo contaba así.
Una vecina de la dicha calle Ancha, por motivos personales, fue a la Estación de Ferrocarril y coincidió que pudo ver un tren cargado de estos pobres soldados excombatientes, heridos, maltrechos, desnutridos y enfermos. Dicha señora, impresionada por lo que había presenciado, se lo comento a un grupo de vecinas entre las que se encontraba nuestra abuela Leandra Rovira, les contó las calamidades que había visto, haciendo hincapié principalmente, en que, entre los quejidos de los enfermos, lo que más angustiosamente se escuchaba era : Agua, agua. Parece ser que entre las enfermedades que padecían, una de las más numerosas era la de la deshidratación, producidas por grandes colitis, según contaba venían tumbados donde podían, incluso en los pasillos del tren.

Aquel grupo de vecinas se pregunto ¿Qué podrían hacer por ellos?, y desde aquel momento procuraron enterarse cuando venían próximos trenes, cuando esto ocurrió, allí se presentaron ellas con muy poca cosa, solo con unos cántaros con agua y un poquito de (1) anís,( ellas pensaron, con mas o menos acierto, que después de las calamidades pasadas, el anís les daría fuerzas para continuar su camino). Eran conscientes de que aquello era insuficiente y que solo llegaría para unos cuantos, como así sucedió. Esto, no obstante, les animo a luchar más y como cada una que fue vio por sus propios ojos las necesidades de aquellos pobres soldados, movidas por su gran corazón, pusieron gran empeño en correr las voces, y extender la noticia a la mayor brevedad posible, por lo que en poco tiempo, el grupo de vecinas fue aumentando y en días posteriores ya no solo llevaban agua, sino caldos vendas, dulces, y todo cuanto les era posible reunir.

(1) (En otros escritos hechos sobre este tema, decimos que era limón lo que agregaron al agua, en lugar de anís, hasta que una persona allegada a la familia, y que había oído contar otras veces es ta preciosa historia, nos corrigió, recordándonos, que era anís lo que nuestra madre nos contaba, que habían puesto junto al agua)

Se organizaron y a cada una se les encomendó una misión. Unas fueron las encargadas de la puesta a punto de los víveres para su consumo; otras se ocupaban del cuidado de los enfermos, curando heridas, alimentando, y procurando su aseo personal. Otra era la encargada de dirigir personalmente al resto de sus compañeras, para que todo saliera a la perfección. A algunas les toco ir puerta por puerta para contárselo a los mas adinerados de Plasencia, cada uno cooperaba con lo que podía, y en la casa de nuestra abuela que aún existe, la numero 7 de la calle Ancha, que hace esquina con la calle de las Veras, allí en una habitación destinada a tal fin, se almacenaban los víveres.
Es fácil imaginar que tanto la buena organización, como el gran amor que, absolutamente todas pusieron en su cometido, fue la clave del éxito que obtuvieron.
La cosa trascendió y como ya es sabido, fue toda Plasencia la que se volcó para tan humanitario fin. También Cruz Roja y otras asociaciones benéficas de la ciudad.
Como la mayoría de estos trenes pasaban de noche, allí iban las benditas mujeres, olvidándose de su propio descanso.
Cuando la noticia del trato que recibían los excombatientes en Plasencia, llego a las altas esferas políticas, estas decidieron que todos los trenes de dichos excombatientes que pasaran por aquí, pararan el tiempo suficiente, para recibir la ayuda que tan generosamente se les prestaba.
Sobre el titulo de Muy Benéfica, que mas tarde la Reina Regente Doña Maria Cristina concedió, en 1901, a Plasencia, por tan ejemplar comportamiento, no es necesario más comentario, pues es algo de sobra conocido por cualquier placentino que se precie de serlo.
Mi madre, que siempre nos contaba todo esto, terminaba diciéndonos que cuando llego el momento de colgar medallas, ellas, las vecinas de la calle Ancha, las promotoras de todo, fueron las grandes olvidadas; y esta era “una espinita” que tenia clavada, y es el motivo principal, que me impulsa a seguir escribiendo sobre el tema.
La señora Isabel, ya tiene su placa, lo celebramos; La Cruz Roja, entre otras, su mención especial en el pleno institucional del Ayuntamiento del 13 de julio del 2001, con su correspondiente placa, también lo celebramos; La ciudad de Plasencia su título de MUY BENÉFICA, del que como placentinos que somos nos sentimos muy orgullosos.
Las demás vecinas de la calle Ancha, mientras tanto, siguen en el olvido, ¿hasta cuando? Si es muy poco lo que pedimos, y muy justo.
Es que los nombres de las doce, protagonistas, todos juntos, sin primeros ni segundos puestos, figuren en algún lugar digno, de nuestra ciudad, con una breve dedicatoria.

FOTOGRAFIA DE LEANDRA ROVIRA

Vecina de la calle Ancha, participante del pequeño grupo de 12 personas que fueron las primeras en atender a los excombatientes de Cuba.
          Nos gustaría recibir y conocer si fuera posible, fotografías del resto del grupo participante.


Vecinas de la calle Ancha II


El providencial encuentro del periódico de 1898 elimina las dudas que algunas personas pudieran tener, sobre la veracidad de nuestra versión.(Simplemente comparando fechas)
Tras largas horas de “buceo” en las hemerotecas de la provincia, el trabajo dio su fruto.
En dicho periódico se comenta que con fecha de 11 de Septiembre de 1898 empiezan a pasar por Plasencia trenes de excombatientes. Dicha fecha corrobora nuestra versión de que LAS VECINAS DE LA CALLE ANCHA, atendieron en solitario a varios trenes, antes de que el Gobernador de Salamanca a mediados de Octubre del mismo año, avisara al Ayuntamiento de Plasencia, de la llegada a esta de un tren con 400 soldados. Y tira por tierra el cuento del comic.
De una vez por todas debemos ser justos con estas señoras y dar al Cesar lo que es del Cesar
Tenemos en nuestro poder una fotocopia del periódico LA CRÓNICA DE PLASENCIA, de fecha 20 de noviembre de 1898. En este periódico hay un artículo en el que se hace un gran elogio de estas señoras, y del que al pié de la letra, copiamos un fragmento:
“Nosotros tenemos una gran satisfacción en dar a conocer los nombres de estas caritativas plasencianas, para que todos las conozcan, y sepan quienes son las que trabajan en beneficio de nuestros soldados enfermos; son las siguientes:
Dionisia la mana, casada; Leonarda Melo, viuda; Sandalia Pérez, casada; Isabel Moreno, soltera; Leandra Rovira, casada; Victoria Adamo, casada; Eduarda Bordallo, casada; Isabel Pérez (La Cabrera),casada; María Gómez, casada; Rafaela Calderón, casada; María Cano, viuda; Leonor Conejero, casada;
A todas felicitamos por su caritativa obra esperando la continúen hasta el fin.”
Hasta aquí lo escrito en el periódico arriba indicado. Como puede verse, aquí no hay ninguna mención especial para ninguna de ellas, ni primeros ni segundos lugares a la hora de nombrarlas. A todas en general se les reconoce los mismos meritos. Pues ellas, todas juntas, fueron las verdaderas protagonistas de tan preciosa y valiosa historia. Naturalmente seguidas después por el resto de los placentinos, que se unieron a la causa como una piña, aportando cada uno, en la medida de sus posibilidades su granito de arena.
Es por eso, que reivindicamos, que al grupo entero se les trate y se les reconozca por igual, pues las doce señoras, “tanto montan” unas como otras, y todas son dignas de admiración y reconocimiento.
Disponemos de copias del comic que edito el ayuntamiento de Plasencia con motivo del centenario de la Benéfica. Comparando fechas y datos de este comic, con las fechas y datos del periódico de 1898, puede verse claramente que la historia que cuenta el comic, esta totalmente falseada.
Vayan por delante todos nuestros respetos y agradecimientos a todas las personas de buena voluntad que solo buscan la verdad y la justicia de este tema que hoy nos ocupa. Pero también nuestra repulsa hacia el Comic anteriormente citado: es grotesco y por si solo se descalifica.


 Josefa Platero.Plasencia 3/ 8/ 2011

                 










domingo, 5 de junio de 2011

EL PARADOR DE SAN JUAN. Datos Para la Historia

Un violento incendio destruyo el Parador de San Juan
Cuatro de Julio de 1932, aquella noche, poco después de las once y media, el vecindario  se vio sorprendido por los toques de Mayorga que, lastimosa  y enérgica, llamaba para sofocar un incendio. Inmediatamente se supo que el Parador de San Juan, situado en la corredera y propiedad  de Ángel San Pedro estaba ardiendo en su totalidad. Desde distintos puntos de la ciudad se veían las llamas que, por momentos, alcanzaban  gigantescas proporciones  y a las doce dominaba por completo la techumbre del edificio y amenazaban con invadir las casas próximas al parador.
De los primeros en acudir fueron el Alcalde Sr. Durán y concejales, con la guardia municipal nocturna y el Batallón de Ametralladoras nº 2 al mando  del teniente Coronel  Sr. Pastor, Capitán de Cuartel Sr. Gándara y tenientes Sres. Navarro, Alonso y Arrabal, suboficial Mora y sargentos Redondo y Rodríguez que con el auxilio del vecindario se ocuparon de salvar cuantos efectos no habían sido pactos de las llamas.
El servicio de Incendio, tardo en actuar.
El servicio de incendios, deficiente y malísimamente dotado en una población como Plasencia, no pudo actuar hasta la una de la madrugada, pues el agua, que a causa del estiaje estaba cortada durante todo el día, no llegaba desde le deposito, que en previsión de estos casos había siempre de retén. Ello fue la causa en que las llamas continuasen su destructora labor durante más de una hora, sin que nadie pudiese poner freno a sus avances.
Las primeras noticias.
La esposa del concejal D. Cesáreo Durán fue la primera en advertir que de la parte alta del edificio salían llamas y alarmada aviso en el parador, cuyos moradores se hallaban acostados. Eran estos la esposa del dueño Tomasa Ovejero, dos niños del matrimonio, los criados y nueve traficantes en garbanzos procedentes de Badajoz. Enterados de  lo ocurrido salieron rápidamente a la calle demandando auxilio y procurando salvar cuanto había en la casa. Ayudados de soldados y vecinos salvaron unos quinientos sacos de garbanzos, unos ciento cincuenta de cebada, algunos ensere y un caballo.
La familia de Ángel San Pedro fue acogida en la casa del Sr. Concejal Durán, a donde fueron llevados los objetos que pudieron salvarse.
Según manifestó la Sra. Tomasa en los primeros momentos trato de salvar el dinero que guardaba en una cómoda y en la mesa del despacho, pero atolondrada con el susto propio del caso, no encontró dos  mil pesetas que se dieron por desaparecidas.
Las pérdidas.
Quedó totalmente destruido el edificio, así como gran cantidad de cebada, ropas y muebles calculándose leas pérdidas en 175.000 pesetas. El edificio y los muebles estaban asegurados en 195.000 pesetas.
Se  pensó que le fuego había sido originado por un cortocircuito en el pajar donde había almacenada gran cantidad de paja y leña.
Me quede sin hijo y sin casa.
Temblorosa y con los ojos llenos de lagrimas, la esposa de Ángel San Pedro, con muestra de gran resignación y lamentándose de la ausencia de su esposo, decía: la desgracia me persigue, hace unos meses había perdido a un hijo de 26 años, su marido se encantaba en Palacio de Becedas, al entierro de un sobrino, y ahora me quedo sin casa.
Un herido grave.
Durante los trabajos de extinción se cayó, de la techumbre el vecino Ángel colombo Moran, vecino de la calle de Santo Domingo el Viejo. Fue trasladado al hospital y atendido por el Dr. Romero  de las extensas quemaduras de brazos, piernas y manos.

Así acabo unos de los edificios más emblemáticos de la historia de la ciudad, en un lugar cercano al puente de Trujillo, conocido como el “Parador del Puente”, llegaban las diligencias y pasajeros procedentes de los diferentes pueblos de Extremadura.
En la foto que mostramos, que data del año 1928,en la fachada se puede leer Parador de San Juan.
             
Jose Antonio Pajuelo Jimenez - Pedro Luna Reina



lunes, 23 de mayo de 2011

EL TEATRO ROMERO

REQUIEN POR UN TEATRO

El día 30 de Mayo de 1892, quedó instalado en nuestra Ciudad, el teatro Romero, antiguo Tivoli de la Capital del España. Fue adquirido por Don José Romero y Don Julián Serrano Herrero, tomando el nombre del apellido del primero que conservó hasta su total demolición.
Era todo de madera,  por eso se pudo transplantar integro, tenía forma de herradura con dos pisos y capacidad de aforo muy a tono con las necesidades de nuestra Ciudad en aquel entonces. Vino provisto de extensos decorados y un riquísimo archivo impreso en tela de las famosas zarzuelas de aquellos líricos tiempos. Se inauguró  el día 30 del florido  mes de mayo de 1892, con la gran zarzuela “ La Tempestad”, a la que siguió dentro de la línea lírica, el “Anillo de Hierro”, “ El Rey que Rabió” etc. De los primitivos dueños, pasó a poder del Sr. Cuevas, quién a su vez, lo vendió a un triunvirato formado por Arturo Gamonal, Don Luis Díaz y D. Valeriano Mateos, pasando de estos señores .posteriormente a varios dueños más. Fue muy popular en su explotación por el propietario Sr. Domenech, que por 1930 montó un “teatro Romero” de varano en donde está ahora la Cruz de los Caídos.
Estaba enclavado en la calle de San Pedro contiguo a la iglesia que da nombre a toda esa geografía urbana placentina. Sus aledaños fueron el campo de deportes, experimentos luchas e intrigas muchacheras de muchas generaciones. En su minúsculas plazueleta abigarrada de mozalbetes, estaba  la escalerilla pétrea, hoy desaparecida de la iglesia, que servia de asiento a la chiquillerías  los días del carnaval, cuando entonaban el monocorde de ¡Ea!,!Ea!, con que saludaban a las mascaras que iban al teatro.
En el centro se hicieron los primeros ensayos espaciales, consistentes en elevar artefactos al cielo; en este caso eran botes de hojalata impulsados por la energía concentrada que tenía el carburo al producirse el estado de ebullición al contacto con el agua. Estos experimentos , hasta producían  sus precauciones entre los asistentes y no era raro  ver tumbados en el suelo a todos los Von Braum en ciernes.. También partían de aquí, las “razias” que los lunes por la noche hacían con los sacos de patatas  situados en la parte sur de la Plaza Mayor. El botín al igual que  los antiguos bucaneros, era depositado a los pies de los “capitanes” que ordenaban su destino. Este solía ser el asar del producto y después repartirlo, no con mucha equidad, pero si siendo todo los participes. El combustible se lo proporcionaba el viejo corralón de D. Ángel Lucio (Hoy correos y Telégrafos) lleno de cajones de envases de madera.
 De aquí salían las “partidas” que combatían con otras de  de la ciudad, en las famosas peloteas que tenían como escenario el Berrocal-. En una de ellas un chiquillo llamado “Chiquino”, hizo un disparo con una vieja pistola, lo que origino el rápido abandono del campo de lucha.
Tenía también la mencionada plazoleta una fila de losas que iban por el centro y morían en la cancela de la verja del teatro. Estas losas servían para jugar a pídola y el numero de ellas indicaba la capacidad del salto de cada jugador. La cancela a la que nos referíamos antes, servía de entrada al teatro en tiempo bueno; cuando era desagradable, se situaba en la puerta principal.. Junto a la cancela estaban  las taquillas, que luego se ubicaron horadando el desnivel que había entre jardín y la calle. Lo primero que se encontraban era naturalmente a los porteros, uno de ellos era  el Sr. Modesto padre de una generación bastante abultada y que heredaron de él su color moreno, por eso todos los hijos llevaban este sobrenombre, “Manolo el negro”,”Mercedes la Negra” etc, etc. Era menudo  y magro siempre tocando la gorra  y a falta de un trozo  de dedo gordo de la mano derecha, era curioso ver como repartía los anuncios.
El frontis de la fachada tenía varias  ventanas en el piso primero y segundo. La puerta principal a traspasarse, daba de cara a la cabina, situada al mismo nivel y que descubría en tiempos caluroso, las “misteriosas” del Sr. Teodoro, “Pichichi” personaje polifacéticos de gran importancia en la empresa. A ambos lados del edificio, había sendos pasillos; el de la derecha conducía al ambigú y  mediante una escalera, se subía a las localidades del piso superior llamadas pomposamente “paraíso”. El de la izquierda,llevaba a los almacenes y a los camerinos. La sala era de forma de herradura y consistía en plateas, patio de butacas y anfiteatro, en la planta baja.
La superior  constaba de palcos, bancos corridos y el “paraíso”.Esta gran variedad de localidades, plasmaba la gran variedad de clases sociales de entonces; poderosos, ricos , medianeros, profesionales  y obreros. Era como la gran familia que se reunía jueves y domingos , para alegrar un poco el espíritu, unas veces con espectáculos de gran sencillez y otras de fondo malsano; se lloraba, se reían y se preocupaban todos a la vez, exteriorizaban colectivamente sus sentimientos menos lo de la gran clase que gardaban siempre las formas. Lo que  más proliferaba era el cine mudo con aquellas películas seriadas que tenían al espectador en vilo toda la semana y como prologo eran precedidas por cortometrajes de risas; en ellos se vieron desfilar a “Tomasin”,”Maciste”, Buster Keaton, “Pamplinas”, Chalot, “la Pandilla” y otros muchos. En los largos desfilaron por la pantalla los nombre de Rodolfo Valentino en el Hijo del Cid, Douglas Fairbans en el Pirata Negro, Pola Negri la de los ojos profundos, Tom Mix…
Después, en las pantallas las Talkies, eran los años 30, lo de la aparición del charlestón con sus aditamentos coreográficos del inseparable sombrero de paja a lo Chevalier y el flexible bastón de bambú, época de la cabaña del Tio Tom, el exterminio de la raza de los pieles rojas por los yanquis, el Yoyó y el Diábolo.
 En la proyección de los Tres Mosqueteros, se agitaba toda la población infantil de Plasencia. El Sr. Teodoro y dos más recorrían las calles de la ciudad vestidos como los personajes de la novela de Dumas, con tizona y todo, cabalgando unos jamelgos muy vistosos. La escolta chiquilleril no es para describirla y la afición a la espada duraba entre ellos bastante tiempo.
El cine sonoro se inicio con el sistema de discos, proyectándose la  película de terror “La mano del muerto”.
Los prolegómenos, intermedios y finales de la función, eran amenizados, según rezaban los anuncios por una  orquesta. Era el Maestro Valdés, Manolo Mateos, Espada y Doña Querubina. Estos eran los encargados de que entre la juventud de entonces conociesen a dedillo las zarzuelas de  la época, e incluso piezas clásicas, como el momento musical de Schubert. Una anécdota que sucedió un día a uno de los maestros citados, fue en el “varietés” de unas de dichas funciones con la actuación  de un conjunto gaucho muy típico, con sus grandes chambergos colgados a la espalda, ancha blusa, pañuelos de vivos colores, y pantalón negro rematado en bota alta, que tenia como final espuela plateada. Pues bien, terminada su actuación de pericones y tangos, hubieron de saludar al público  y cual fue la sorpresa al ver que el pianista era el Sr. Espada.
En  estas actuaciones, vieron verdaderas figuras de “varietés” de la época., Lupe Rivas Cacho, la gran mejicana Irusta, Fugazoz y Demare que trajeron los aires melancólicos de la Pampa, el gran. Stela, famoso imitador de artistas de todo genero, desde la “Goya” hasta la “Argentinita”, e infinidad de artistas, entre ellas una famosa cupletista placentina: La Zá Zá” Teresa Maraval Torres.
Hubo una época en que el teatro aficionado tuvo gran relieve en nuestra ciudad, e incluso acometieron la interpretación de obras tales como “Don Juan Tenorio”. En ella aconteció un caso muy gracioso. Uno de los “extras”, que hacia de estatua en el cementerio, se conoce que bebió más de la cuenta. Con el calor de la luz de los focos, sentiría revolverse en su interior, lo cierto en que en un momento crucial, hubo de decir en alta voz; “Aparta Morgao que me gomito”, a D, José Morgado que hacia de “Don Juan” y reclamaba delante de la estatua. En otro año, Morgado no fue capaz de  hacer disparar la pistola de D. Juan, pero ya el Comendador se había tirado al suelo, D. José salvo la situación diciendo muy sereno. “Ha muerto del susto”. Por la segunda década de siglo actuaba una compañía de aficionados que puso en escena bastante obras de categoría y en la que destacaban D. Juan Jiménez Gamonal, D. José Diez García, D. Valentín Macias y las señoritas María Torres y Pilar Gallego; también se dedicaron al genero lírico, y muchos aficionados recuerdan el dúo de la “Marcha de Cádiz” cantado por D. Godofredo Monge y la señorita Pilar Gallego. Otra compañía de aficionado más modesta estaba encabezada por D. José Morgado y Francisco Mirón.
Una Sociedad Municipal Placentina organizó por la misma época varios conciertos en lo que destacó como pianista la profesora D.ª Sagrario Dueñas, esposa del placentino D. José García Sevilla que entonces era comandante en la Caja de Reclutas de nuestra ciudad.
En Junio de 1922 sirvió el teatro de marco a los magníficos juegos florales organizados por el Ayuntamiento con motivo de las ferias de junio, en las que fue mantenedor D. José Ortega Munilla, ilustre periodista  padre de D. José Ortega y Gasset, el cual vino por gestiones de su primo el farmacéutico e historiador  D. Joaquín Rosado Munilla- Gano la flor natural un poeta placentino, D. José Neria, por su poesía el “Espectro”.
En aquellos tiempos de feria la actividad del teatro adquiría su punto álgido. Aquí se daban cita los mejores conjuntos  líricos de España y las compañías de comedias de mejor prestigio. La que llevo siempre la mejor admiración del público, sin duda alguna, fue la eximia actriz María Gamez. El regusto de su exquisito arte, era comentado con gran delectación aún después de la marcha por todos los aficionados.
Otras de las efemérides grandes del simpático coliseo, eran los Carnavales. Agobiantes y multitudinarios,” con humo, polvo y sofoquina” en grado superlativo y que deparaban unas estupendas ”garrasperas”, que hacían necesario usar en grado masivo de “juanolas”.Había que ir necesariamente vestido de algo, lo que imponían ese rito casi ortodoxo de la juerga, y para eso estaba en la calle del Sol, la tienda de la Gumersinda- Allí por unos reales salían de frac, almirante, Pierrot, Alerquin…y ellas no digamos desde cocineras a María Antonieta, pasando por Maritornes.
El cansancio  acompañado del fingimiento  que hacia variar la voz, invadía a todos los asistentes enseguida, pero había una especie de motor absurdo que impulsaba a los seres a seguir a seguir… produciendo una alegría ficticia. Estas carnestolendas que precedían al miércoles de ceniza, tenían una pausa en que la gente aprovechaba para descansar. Este respiro orgiástico, tenía muy mala fama por ser el día de los “resabiados”. Era una función de baile  de asistencia reducida a la que solo asistían las mujeres de dudosa catadura moral y los antedichos varones. Los papelitos, serpentinas y tapones, producían trabajo extra a los basureros de entonces.
También se celebraban jornadas boxísticas en las que tomaban parte los aficionados locales. Una de ellas suscitó una expectación inusitada, nada menos iban a contender  en la pelea de  fondo de Sebastián “El Colombia” y Máximo “Bocanegra”. El primero venía precedido del país hermano de América de gran fama deportiva, su personalidad muy polifacética, dominaba algunos deportes entre ellos el boxeo; Máximo era el típico hombre fuerte de gran pegada pero poco iniciado en los secretos de la boxe. El fina fue rápido y contundente. Un descuido de Máximo dio en la lona con él. Fue un K.o. espectacular que dio fama al Colombia.
Durante la guerra civil española, también sirvió este teatro de albergue a las fuerzas que venían a descansar u organizarse en esta bella tierra. Batallones canarios, Tabores de Regulares, Intendencia, etc. Fueron sus moradores y finalmente estuvo alojada en él mucho tiempo la recuperación del grupo de Regulares de Melilla a cargo del Capitán Rodríguez.
Después de la guerra civil fue desmantelado por el huracán que asolo nuestra ciudad en febrero de 1941, no quedando nada más que las cuatro paredes y utilizándose posteriormente como cine de verano. En una de estas funciones al aire libre hubo una anécdota curiosa. Fue en la película Hamlet, en la escena en que madre e hijo muy amorosamente en una alcoba, ambos se besaron, con tal ardor, a juicio de un asistente general, que le hizo exclamar; “ no pues ese no es un beso de un hijo a una madre”…a lo que otro “chusco” respondió; “ no, ese es un beso de padre y muy señor mío”.
Muchas más anécdotas se podrían contar de este Teatro, pero harían interminables estas líneas amén de herir alguna las buenas formas de sociabilidad.
Fue inmolado en aras del progreso y la velocidad. Seguro que los cincuentañeros de la época deberían haber sentido una gran nostalgia con la definitiva desaparición de este popularismo coliseo, que llenó casi setenta años, la vida alegre, cultural, deportiva, pintoresca  y artística de nuestra querida Ciudad.
                  

Jose Antonio Pajuelo Jimenez -Pedro Luna Reina

domingo, 1 de mayo de 2011

D. JUAN DE LA CONCHA CASTAÑEDA

JUAN DE LA CONCHA CASTAÑEDA. 


Para bosquejar la biografía de D. Juan de la Concha Castañeda, ofreceremos los interesantes datos del hermoso discurso leído ante la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas por el Excmo. Sr. D. José García Barzanallana, en la recepción pública de la misma Sr. Concha Castañeda.

Este distinguido hombre público nació en nuestra querida ciudad del Jerte, el  29 de Agosto de 1818,hijo de José de la Concha también natural de Plasencia, y de María Perez de Aldegüela del Barrio, falleció en Madrid el 30 de Agosto de 1903. Abogado, político, y fue Ministro de Hacienda durante la regencia de María Cristina de Habsburgo y Lorena.
Estudio derecho en la Universidad de Salamanca y Madrid, hasta recibir los últimos grados académicos después de brillantes ejercicios literarios y por voto unánime de los jueces; En 1841 a la edad de veintitrés años, incorporose al Colegio de Abogados  de Madrid.
En 1844 ingreso en la carreras  jurídica y administrativas, ejerciendo sucesivamente los cargos de juez de primera instancia de Pastrana, consejero provincial y gobernador interino de Guadalajara, y luego oficial del Ministerio de Gobernación.
Al triunfar los progresista en el año 1854 dejo su carrera administrativa y tras participar en la elecciones en 1863 obtuvo su primera acta de diputado por la circunscripción de la provincia de Cáceres, tomando parte activa en las discusiones de los asuntos relacionados con los presupuestos del Estado, “demostrando vastos conocimientos económicos, gran prudencia y exquisito punto de vista para decidirse por las resoluciones más oportunas y propias de los verdaderos hombres de gobierno”.
En 1866, a propuesta del Marques de Barzanallana, ocupó la Dirección General de Propiedades  del Ministerio de Hacienda; publicando cuando cesó en 1868, una Memoria en la que narra su gestión en la misma; y de nuevo le eligieron sus paisanos para representar en el Congreso a la provincia de Cáceres., en todas las legislaturas, hasta la de 1867 a 1868.
Con la revolución de 1868, y durante el periodo conocido como Sexenio Revolucionario se aparta de la política activa e incluso de la administración, permaneciendo fiel a sus ideas monárquicas y dinasticas; y después de la Restauración, desempeño por segunda vez en cargo de Director General de Propiedades y Derecho del Estado, Presidente de la Sección de Hacienda y de lo contencioso del mismo Cuerpo consultivo, y Fiscal del Tribunal Supremo de Justicia.
Fue elegido en 1876, ya como militante del recién creado partido conservador, senador  del Reino ya por la provincia de Cáceres hasta 1886, en la que resultaría elegido en representación de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, perteneciendo a la alta Cámara  a la Comisión General de presupuestos y a casi todas las referentes a asuntos de Hacienda, y tomando parte muy activa en los debates.            
Fue el 23 de noviembre de 1891 cuando en el Gobierno presidido por Canovas, es nombrado Ministro de Hacienda, sustituyendo al Sr. Cos-Gayón, donde  permanecería hasta el 11 de Diciembre de 1892. Hasta 1898 fue Senador, pero en 1899 se alejo de todo cargo público renunciando al cargo de Gobernador del Banco de España que se le había ofrecido.
El Sr. De la Concha y Castañeda, tenía ganada honrosa prez de notable escritor jurídico; hacia 1848 publicó el manual de de Procuradores y por espacio de muchos años fue redactor constante del famoso periódico de jurisprudencia y legislación titulado El Faro Nacional, cuyas columnas figuraba las firmas de los primeros jurisconsultos contemporáneos. Entre otras obras figura la “Colección de Sentencias del Tribunal Supremo de Justicia”.”Memoria elevada en la solemne apertura de los Tribunales”.Quintas. Leyes y reglamentos para el remplazo del Ejercito..
Fue condecorado con la  gran cruz de Isabel la Católica  el 16 de Febrero de 1877, y con la encomienda de número de Carlos III.

Estos datos han sido obtenidos de la Ilustración Española y Americana, del 22 de Diciembre de 1891, Año XXXV, Numero XLVII. En la pagina 388 se presenta el grabado del Sr. D. Juan de la Concha Castañeda (según la fotografía del Sr. Huerta),

 Jose Antonio Pajuelo Jiménez- Pedro Luna Reina.             
                                         
                                                    "CREANDO CULTURA"