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jueves, 11 de agosto de 2011

VECINAS DE LA CALLE ANCHA I.


Sobre la ayuda que presto Plasencia a los excombatientes de Cuba.

Nuestra versión de los hechos:
Nuestra madre, que por aquellas fechas tenía unos 10 años, que nació en la calle Ancha, que era hija de Leandra Rovira, y que en cierto modo fue testigo presencial de los hechos que nos ocupan, nos lo contaba así.
Una vecina de la dicha calle Ancha, por motivos personales, fue a la Estación de Ferrocarril y coincidió que pudo ver un tren cargado de estos pobres soldados excombatientes, heridos, maltrechos, desnutridos y enfermos. Dicha señora, impresionada por lo que había presenciado, se lo comento a un grupo de vecinas entre las que se encontraba nuestra abuela Leandra Rovira, les contó las calamidades que había visto, haciendo hincapié principalmente, en que, entre los quejidos de los enfermos, lo que más angustiosamente se escuchaba era : Agua, agua. Parece ser que entre las enfermedades que padecían, una de las más numerosas era la de la deshidratación, producidas por grandes colitis, según contaba venían tumbados donde podían, incluso en los pasillos del tren.

Aquel grupo de vecinas se pregunto ¿Qué podrían hacer por ellos?, y desde aquel momento procuraron enterarse cuando venían próximos trenes, cuando esto ocurrió, allí se presentaron ellas con muy poca cosa, solo con unos cántaros con agua y un poquito de (1) anís,( ellas pensaron, con mas o menos acierto, que después de las calamidades pasadas, el anís les daría fuerzas para continuar su camino). Eran conscientes de que aquello era insuficiente y que solo llegaría para unos cuantos, como así sucedió. Esto, no obstante, les animo a luchar más y como cada una que fue vio por sus propios ojos las necesidades de aquellos pobres soldados, movidas por su gran corazón, pusieron gran empeño en correr las voces, y extender la noticia a la mayor brevedad posible, por lo que en poco tiempo, el grupo de vecinas fue aumentando y en días posteriores ya no solo llevaban agua, sino caldos vendas, dulces, y todo cuanto les era posible reunir.

(1) (En otros escritos hechos sobre este tema, decimos que era limón lo que agregaron al agua, en lugar de anís, hasta que una persona allegada a la familia, y que había oído contar otras veces es ta preciosa historia, nos corrigió, recordándonos, que era anís lo que nuestra madre nos contaba, que habían puesto junto al agua)

Se organizaron y a cada una se les encomendó una misión. Unas fueron las encargadas de la puesta a punto de los víveres para su consumo; otras se ocupaban del cuidado de los enfermos, curando heridas, alimentando, y procurando su aseo personal. Otra era la encargada de dirigir personalmente al resto de sus compañeras, para que todo saliera a la perfección. A algunas les toco ir puerta por puerta para contárselo a los mas adinerados de Plasencia, cada uno cooperaba con lo que podía, y en la casa de nuestra abuela que aún existe, la numero 7 de la calle Ancha, que hace esquina con la calle de las Veras, allí en una habitación destinada a tal fin, se almacenaban los víveres.
Es fácil imaginar que tanto la buena organización, como el gran amor que, absolutamente todas pusieron en su cometido, fue la clave del éxito que obtuvieron.
La cosa trascendió y como ya es sabido, fue toda Plasencia la que se volcó para tan humanitario fin. También Cruz Roja y otras asociaciones benéficas de la ciudad.
Como la mayoría de estos trenes pasaban de noche, allí iban las benditas mujeres, olvidándose de su propio descanso.
Cuando la noticia del trato que recibían los excombatientes en Plasencia, llego a las altas esferas políticas, estas decidieron que todos los trenes de dichos excombatientes que pasaran por aquí, pararan el tiempo suficiente, para recibir la ayuda que tan generosamente se les prestaba.
Sobre el titulo de Muy Benéfica, que mas tarde la Reina Regente Doña Maria Cristina concedió, en 1901, a Plasencia, por tan ejemplar comportamiento, no es necesario más comentario, pues es algo de sobra conocido por cualquier placentino que se precie de serlo.
Mi madre, que siempre nos contaba todo esto, terminaba diciéndonos que cuando llego el momento de colgar medallas, ellas, las vecinas de la calle Ancha, las promotoras de todo, fueron las grandes olvidadas; y esta era “una espinita” que tenia clavada, y es el motivo principal, que me impulsa a seguir escribiendo sobre el tema.
La señora Isabel, ya tiene su placa, lo celebramos; La Cruz Roja, entre otras, su mención especial en el pleno institucional del Ayuntamiento del 13 de julio del 2001, con su correspondiente placa, también lo celebramos; La ciudad de Plasencia su título de MUY BENÉFICA, del que como placentinos que somos nos sentimos muy orgullosos.
Las demás vecinas de la calle Ancha, mientras tanto, siguen en el olvido, ¿hasta cuando? Si es muy poco lo que pedimos, y muy justo.
Es que los nombres de las doce, protagonistas, todos juntos, sin primeros ni segundos puestos, figuren en algún lugar digno, de nuestra ciudad, con una breve dedicatoria.

FOTOGRAFIA DE LEANDRA ROVIRA

Vecina de la calle Ancha, participante del pequeño grupo de 12 personas que fueron las primeras en atender a los excombatientes de Cuba.
          Nos gustaría recibir y conocer si fuera posible, fotografías del resto del grupo participante.


Vecinas de la calle Ancha II


El providencial encuentro del periódico de 1898 elimina las dudas que algunas personas pudieran tener, sobre la veracidad de nuestra versión.(Simplemente comparando fechas)
Tras largas horas de “buceo” en las hemerotecas de la provincia, el trabajo dio su fruto.
En dicho periódico se comenta que con fecha de 11 de Septiembre de 1898 empiezan a pasar por Plasencia trenes de excombatientes. Dicha fecha corrobora nuestra versión de que LAS VECINAS DE LA CALLE ANCHA, atendieron en solitario a varios trenes, antes de que el Gobernador de Salamanca a mediados de Octubre del mismo año, avisara al Ayuntamiento de Plasencia, de la llegada a esta de un tren con 400 soldados. Y tira por tierra el cuento del comic.
De una vez por todas debemos ser justos con estas señoras y dar al Cesar lo que es del Cesar
Tenemos en nuestro poder una fotocopia del periódico LA CRÓNICA DE PLASENCIA, de fecha 20 de noviembre de 1898. En este periódico hay un artículo en el que se hace un gran elogio de estas señoras, y del que al pié de la letra, copiamos un fragmento:
“Nosotros tenemos una gran satisfacción en dar a conocer los nombres de estas caritativas plasencianas, para que todos las conozcan, y sepan quienes son las que trabajan en beneficio de nuestros soldados enfermos; son las siguientes:
Dionisia la mana, casada; Leonarda Melo, viuda; Sandalia Pérez, casada; Isabel Moreno, soltera; Leandra Rovira, casada; Victoria Adamo, casada; Eduarda Bordallo, casada; Isabel Pérez (La Cabrera),casada; María Gómez, casada; Rafaela Calderón, casada; María Cano, viuda; Leonor Conejero, casada;
A todas felicitamos por su caritativa obra esperando la continúen hasta el fin.”
Hasta aquí lo escrito en el periódico arriba indicado. Como puede verse, aquí no hay ninguna mención especial para ninguna de ellas, ni primeros ni segundos lugares a la hora de nombrarlas. A todas en general se les reconoce los mismos meritos. Pues ellas, todas juntas, fueron las verdaderas protagonistas de tan preciosa y valiosa historia. Naturalmente seguidas después por el resto de los placentinos, que se unieron a la causa como una piña, aportando cada uno, en la medida de sus posibilidades su granito de arena.
Es por eso, que reivindicamos, que al grupo entero se les trate y se les reconozca por igual, pues las doce señoras, “tanto montan” unas como otras, y todas son dignas de admiración y reconocimiento.
Disponemos de copias del comic que edito el ayuntamiento de Plasencia con motivo del centenario de la Benéfica. Comparando fechas y datos de este comic, con las fechas y datos del periódico de 1898, puede verse claramente que la historia que cuenta el comic, esta totalmente falseada.
Vayan por delante todos nuestros respetos y agradecimientos a todas las personas de buena voluntad que solo buscan la verdad y la justicia de este tema que hoy nos ocupa. Pero también nuestra repulsa hacia el Comic anteriormente citado: es grotesco y por si solo se descalifica.


 Josefa Platero.Plasencia 3/ 8/ 2011

                 










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