Siempre
me han llamado la atención el nombre de las calles placentinas, entre ellas hay
varias que nunca encontré significado, pero la curiosidad me llevo a indagar el
origen de sus nombres, Una es la calle de las Morenas, según las indagaciones
realizadas las Morenas eran mujeres de procedencia musulmanas, de ahí su
nombre; la otra es la calle de la Pardala, que según mi amigo Luis Pérez
Calzas, se debe a que en esta calle vivía una mujer apodada “la Parda”, de tez morena. Pero
sinceramente ningún de los dos significados me han convencido nunca.
Hoy
me encontré en un periódico nacional “ABC”, en su sección de cultura, un artículo
que me abre los ojos al significado de la Pardala. Aunque habrá que indagar en
documentos en el archivo municipal, quiero anticipar lo que pienso del significado
de esta calle, que como otras todavía son desconocidos. Como podría ser la de
Pedro Isidro o la de Sancho Polo.
Fernando
Martínez Laínez, ha indagado en los escasos documentos sobre una mujer llamada
María Josefa Bosch “la Pardala”, la pesadilla de Napoleón, unas de las muchas
heroínas olvidadas de nuestro país. Sin estos personajes, Napoleón podría haber
avanzado sin oposición por toda la Península Ibérica, ya que logro convencer a
las autoridades españolas de entonces para el paso de sus tropas sin oposición
alguna hacia Portugal. Si conocemos a María Malasaña o Agustina de Aragón ahora
el turno es de María Josefa Bosh.
Fernando
Martínez descubrió que había una torre casi destruida en el Castillo fortaleza
de Morella, y que se hablaba de una heroína que apenas dejó documentada su
existencia, y es en su pueblo donde se mantiene la leyenda. En realidad, fue
una mujer que combatió con la guerrilla y en la clandestinidad por oponerse a
los invasores de su país y eso hizo que sufriera martirio y fuera ahorcada
vilmente.
Nació
en la localidad turolense de Mirambel, de familia de clase media con algunas
tierras de labranza. Llevó una vida muy normal y se trasladó con su marido a
Morella al casarse cuando tenía 17 años. La familia de su marido estaba vinculada
al gremio de los tejedores, con una industria artesanal bastante desarrollada,
y la Pardala se integró en este mundo como una trabajadora más en el taller
familiar. No tuvieron hijos, pero la invasión napoleónica trastornó su vida.
Poco
a poco, la Pardala experimentó la misma transformación que otras muchas
mujeres, el sentido patriótico le lleva a participar decididamente en la lucha
de guerrillas. Este ardor patriótico se impuso en casi todo el Maestrazgo, el
Bajo Aragón y Castellón, aunque la población estaba sobrecogida y desconcertada
por la falta de medios. La población apenas tenía defensas, los franceses
entraron en Morella exigiendo tributos y saqueando, terminando, instalando una
guarnición en el castillo, un emplazamiento de gran valor estratégico, que bien
defendido era inexpugnable.
El
ejército popular era derrotado en campo abierto, por lo que la guerra popular
de guerrillas se extendió a todos los territorios ocupados. Las principales
partidas de guerrillas en la zona eran las del fraile franciscano Asensio Nebot
y el sargento José Milián. La Pardala, tuvo que participar en esas acciones, y mantuvo
un continuo enlace siendo confidente y espía del sargento Milián, pasó información,
proporcionó armas y dio refugio en su casa a los españoles perseguidos, Su
papel debió de ser importante porque la ahorcaron sin juicio alguno después de
tenerla varios meses sometida a humillaciones y a malos tratos.
Hay
testimonios documentados por el cronista morellano, Carlos Sagúesa, que la
Pardala intervino en un golpe de mano por sorpresa el 31 de diciembre de 1810
que realizaron José Milián y su grupo. El asalto estuvo a punto de recuperar el
castillo y se saldó con la captura de cincuenta prisioneros franceses. A partir
de entonces, tuvo que salir de Morella y abandonar su casa, pero los méritos
quedaron reconocidos por la Junta de Valencia, que la premió con seis reales de
vellón diarios y la declaró oficialmente “patriota benemérita.
Seguramente
después del asalto, pusieron precio a su cabeza, fue detenida en Morella, no
sabemos el motivo que la hizo volver, y se cree que fue delatada por algunos
afrancesados de la localidad.
Murió
el 17 de agosto de 1811. La colgaron de una horca en el travesaño entre dos
conventos uno de franciscanos y otro de monjas agustinas. Esta es la cultura
histórica olvidada.
Indagando
en documentos antiguos, Fray Alonso Fernández en su libro de Plasencia, ya
menciona la calle de la Pardala, lo que carecía de significado que fuera
dedicada a la heroína de la guerra de la independencia.
Pero esta
calle debe tener otro significado, que todavía desconocemos. Sabemos que, por
la Real Cédula dada en Valladolid, el 17 de noviembre de 1554, se hizo merced
de por vida a Diego de Ayala de los barriales de tierras de bolarménico, es
decir de la tierra mineral arcillosa de color rojo oscuro “arcilla parda”
que se consideró medicinal , y se
utilizó en pintura y en el arte de dorar
y canteras de piedra de cristal (actualmente no sabemos a qué se refiere el
cronista) y del lugar de la Piñuela ( Miravete), pagando a SS.MM, la décima
parte.
Si
por aquel entonces, se puede pensar en que esta ciudad vivía en esos años el mejor momento
de su historia, donde se desarrollaba una actividad cerámica de cierta sofisticación, según se sabe por testimonios de cronistas de la época, aunque
nada evidencia hoy aquella producción.
La procedencia de esta arcilla procedía de la finca
de la Pardala. Posiblemente de ahí proceda el significado del nombre de la
calle. La arcilla parda manchaba a los trabajadores y aldeanos, que vestían de
color oscuro, para simular la suciedad, por lo que. quizás algunos de los
aldeanos habitaban en esta calle.
Jose Antonio Pajuelo Jiménez - Pedro Luna Reina.
El rencor, el odio y la mentira, solo conduce al enfrentamiento.
"CREANDO CULTURA".
1 comentario:
Por lo que yo sé en.la calle de la Pardala había un prostíbulo. Yo vivi en esa casa y cuando se cerró el prostíbulo porque la adquirió otra persona, venían por la noche gente de los pueblos vecinos que no se habían enterado que ya no existía como tal.
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