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viernes, 31 de enero de 2020

ERMITA DE SAN POLO



Esta ermita de San Polo o San Hipólito estaba situada en la finca del mismo nombre, en el camino que iba de Plasencia al Valle, al lado del río Jerte, a una distancia de unas dos leguas, acogía la cofradía de San Hipólito. Esta cofradía hacia dos romerías al año, la primera el último domingo de abril y la segunda el último domingo de agosto. En esta segunda romería se repartía a cada cofrade “ocho libras de carnes de vaca y once cuartillos de vino”, con lo cual se convertía en una orgía más que en un acto de devoción, y como también había mujeres en la fiesta terminó por ser una ramería más que romería.
Luis de Toro, al escribir su obra en la primera mitad del siglo XVI, describe esta ermita de San Polo, contraponiéndola a la de Fuentidueñas.
Fue tan grande el número de cofrades que se apuntaron a ella, que su entrada costaba tres ducados. San Hipólito era el patrono de los quebrados, y se tenía la costumbre de ofrecerle como ofrenda, el peso del quebrado en trigo.


Con la Desamortización de Mendizábal se quitó esta dehesa de San Polo a la cofradía y salió a pública subasta.
La ermita quedó inundada al hacer la presa del Jerte, por lo cual los dueños de la finca y ermita salvaron las imágenes y un friso de azulejos que en ella había, y las trasladaron a otra ermita más cercana a las edificaciones de la dehesa. Entre las imágenes hay una del siglo XVI, que representa a la Virgen con el Niño, y otra del santo titular. El friso de azulejos fue donado por sus dueñas Dñª. Adelaida y Dñª. Asunción Sánchez Ocaña al museo de la catedral, y la pila bautismal y el brocal del pozo con una inscripción ilegible, se conservan en la actual casa de la finca, así como la imagen de San Hipólito.

RETABLO DE SAN POLO.
Estamos ante un frontal de altar de azulejo plano pitado, del siglo XVI, talaverano y de autor desconocido, actualmente se encuentra en el Museo Catedralicio de Plasencia. Su procedencia es la ermita de San Hipólito, hoy día sus restos descansan bajo las aguas de la presa del rio Jerte. Por sus antiguos dueños sabemos que este altar fue reformado en 1941, y al que posiblemente le añadieron otros azulejos procedentes de otro lugar, pues su moldura exterior no concuerda con el original, encontrándose escudos partidos, de Carvajal, cinco veneras y un águila coronado, así como el escudo de la realeza francesa.

                   
Medidas: Largo 228 cm.// Ancho 85 cm. //Azulejos 24 x 24 cm.// Números de azulejos 96.
En 1505, estando vaco el arcedianato de Trujillo y de Medellín, se dividió por autoridad apostólica en dos dignidades iguales. Quedó una prebenda de las antiguas a cada una y dividieron las posesiones del arcedianato por mitad y el cabildo dio su consentimiento. Esta división hecha en 1512, quedó con el arcedianato de Trujillo Gil García de Carvajal, que fue el primero que tuvo esta dignidad a solas y con el de Medellín Don Francisco de Carvajal. Este frontal de altar de revestimiento talaverano posiblemente fue reformado al igual que la ermita a finales del siglo XVI.
Tales obras debieron de ser sufragadas por ambos arcedianos, cuyas figuras orantes están ante el martirio de San Sebastián. Los azulejos son de primera época con los dos colores azul y amarillo.


Lo que se ha perdido es el revestimiento de azulejos talaveranos que adornaban la hornacina de San Hipólito, mas antiguos que el frontal del altar. Eran de la primera época del siglo XVI. Conservamos la fotografía del altar de la ermita que nos ha sido cedida, para esta publicación.




Jose Antonio Pajuelo Jiménez - Pedro Luna Reina

                                                      " CREANDO CULTURA"



                                                   

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