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viernes, 29 de mayo de 2020

LA COLCHA DEL EMPERADOR.


LA COLCHA DEL EMPERADOR CARLOS V.

Encontramos en la Revista Hidalguía, número 28 de mayo-junio de 1958, el curioso artículo sobre la Colcha del Emperador Carlos I de España y V de Alemania, escrito por don Miguel Sánchez-Ocaña y López de Bergés:


Siempre ha estado la Alta Extremadura ligada a la memoria del Emperador Carlos V. Su residencia de casi dos años en Jarandilla y Yuste hasta su muerte el 22 de septiembre de 1558, y los años que sus restos reposaron en aquel Monasterio, hasta que fueron trasladados al de San Lorenzo del Escorial en 1574,
El ser Yuste del Obispado de Plasencia, a donde pertenecía y sigue perteneciendo, y pertenecer a la jurisdicción, en aquella época, del Concejo de esta ciudad, lo que dio lugar a que el Corregidor se presentara en el Monasterio reclamando el cadáver del Emperador.
Las honras fúnebres que se celebraron en la Catedral Nueva, según acuerdo del Cabildo extraordinario reunido el día 25 de septiembre, y con las que se inauguró dicha Catedral, a pesar de los graves inconvenientes que suponían las obras no terminadas y la falta de puertas y ventanas, siendo con esto la Catedral de Plasencia la primera donde se celebraron funerales por el Emperador. Estando unida también esta Catedral a la memoria de don Carlos por los escudos y efigies que el Cabildo ordenó colocar según varios acuerdos. Cumpliendo uno, de 5 de enero de 1543, de pusieron, a la derecha de una ventana que está sobre la portada que da a la Corredera, las Armas Imperiales, y al otro lado, las del Obispo don Gutierre de Carvajal.
En las paredes interiores están alternados los escudos del Emperador y dos del Obispo. En la fachada llamada del enlosado se esculpió la figura de don Carlos encima de su escudo. Y en la fachada principal, en el tercer cuerpo, en la parte alta fuera del arco central, un medallón con su efigie. También en dicha fachada existen otros medallones que representan al Papa Paulo IV, que lo era en aquellas fechas, al Obispo don Gutierre y a la Princesa doña Juana, Gobernadora por ausencia de don Felipe.
El Canónigo Archivero de esta Iglesia Catedral de Plasencia, don Manuel López Sánchez-Mora, publicó en el periódico “El Regional”, de esta ciudad, durante el año pasado una serie de artículos documentadísimos sobre estos y otros extremos relacionados con don Carlos y de donde están tomados varios de estos datos como señalamos en la nota número dos.
Por estas causas, la Alta Extremadura ha conservado un recuerdo lleno de afecto hacia la figura de don Carlos, que no se ha perdido en el transcurso de los siglos.
Prueba de ellos es que la reconstrucción de Yuste ha sido un deseo general durante años, y el impulso que a las obras de restauración se ha dado en estos últimos años, motivo de satisfacción para todos.

Y como una contribución más al homenaje que Extremadura tributará en unión del resto de España a la memoria de S. M., me ha parecido oportuno dar a conocer la existencia actual de la colcha que tenía en su cama de Yuste el día de su muerte, y que   creemos apenas sea conocida fuera de un reducido círculo de personas.
Dicha colcha, a la muerte del Emperador, fue conservada por los frailes jerónimos de Yuste hasta la desaparición de la Orden en España, como consecuencia de las funestas leyes de Desamortización del siglo pasado. Entonces el Prior de Yuste, fray Eugenio Delgado y Garrido, se la llevó como depósito a su pueblo natal de Riolobos, donde murió el día 21 de noviembre de 1849 a los setenta años de edad, siendo enterrado en el cementerio de la Iglesia Parroquial, pasando la colcha, bien directamente o a través de su hermana doña María Teresa, al sobrino de ambos don Juan Delgado de la Calle, natural y vecino de Plasencia, e hijo de don Ventura Delgado Garrido, nacido en Riolobos, y de doña Ana María de la Calle y Calle, natural de Tejeda (Cáceres).
Don Juan Delgado, en su testamento ológrafo fechado en Plasencia a 30 de diciembre de 1895 y que fue protocolizado por el Notario de esta ciudad don Luciano María Torres con el número 165 del Registro General de Instrumentos Públicos del año 1899, textualmente dice: “Mando también que se siga cumpliendo por mis hijos lo dispuesto en los testamentos de mi hermana doña María Teresa que (e.p.d.) y de la señora  Ana Rodríguez y Pascual que (e.p.d.) hasta terminar los años que faltan, poniendo mucho esmero en la conservación del depósito  que obra en poder mio procedente del extinguido Monasterio de San Jerónimo en esta provincia y cuyo depósito consiste en dos Agnus Dei con pedestales de metal amarillo  de bronce o cobre y una colcha de seda entretelada de algodón, que es la misma que tenía en su lecho S. M. el Señor don Carlos Primero, Rey de España y quinto de Alemania el día de su fallecimiento, ocurrido en el dicho Monasterio. Aconsejo a mis hijos entreguen este depósito  a S. E. el Nuncio de S.S. en España.
A su fallecimiento, ocurrido el día de agosto de 1899 en Plasencia, sus hijos acordaron que la colcha quedara en poder de su hermana doña María, hija del mencionado señor, y de su esposa doña Adelaida Gómez-Nadales y Bejarano, natural de la villa de Alburquerque, en Badajoz, e hija de don Victoriano Gómez-Nadales, también de Alburquerque, y presidente que fue de la Sala Primera de la Real Audiencia de Puerto Rico.
Este acuerdo entre hijos consta en la Base Séptima de la Escritura de División de Bienes y Aceptación de Herencia de su padre, otorgada por su Albacea y herederos ante el Notario don Atanasio Sánchez Castillo en Plasencia, a 30 de mayo de1900, y que literalmente dice así: “Se expresa también que obraba  en poder del testador y en depósito una colcha de seda y dos Agnus Dei, procedentes del Monasterio de Yuste, siendo la primera la que tenía en su lecho al fallecer don Carlos Primero de España, disponiendo que sus hijos pongan mucho esmero en su conservación y aconsejándoles que lo entreguen al Nuncio de S.S., todo lo cual se encarga a los herederos para que lo cumplan en la forma conveniente, acordando éstos quede en poder de la heredera doña María en calidad de depósito.
Esta señora doña María de Guadalupe Delgado y Gómez-Nadales contrajo matrimonio en Plasencia, en el año 1903, con don Fernando Sánchez-Ocaña y Silva, que era hijo de don Pedro Sánchez-Ocaña y Clavijo y de doña Asunción Silva y Lozano.
El día 8 de diciembre de 1921 fallecía doña María en su casa de Plasencia, sobreviviéndole su esposo sólo unos meses, ya que murió en agosto del año siguiente.
Por ser los hijos de poca edad, en aquella fecha, pasó la colcha a la tía de estos, doña Isabel Sánchez-Ocaña y Silva, que la conserva en la actualidad.
Como se desprende de este relato, y aun sin documentos en que conste la entrega de la colcha por la Comunidad de Yuste a su Prior, Fray Eugenio Delgado, dado lo azaroso de los tiempos, quede que ni se hiciera o que se haya perdido, es muy difícil dudar de la autenticidad de la misma, a la vista de los documentos a que nos referimos y a la tradición familiar de la familia Delgado y que ha llegado hasta nuestros días.

Hasta aquí, el artículo de la revista.

Pero investigando más sobre este hecho. nos encontramos en el periódico El País de 23 de julio de 1996, “una continuación” de este artículo de don Miguel. El artículo se llama “Las Colchas del Emperador”, lo firma don Jeremías Clemente Simón, y dice así:
“El emperador Carlos I de España y V de Alemania debió utilizar muchas colchas para su lecho del monasterio de Yuste (Cáceres), el lugar elegido para su retiro. La Guardia Civil de Badajoz, a instancias de un juzgado pacense, ha recuperado en Almendral media colcha presumiblemente perteneciente al juego de cama del lecho mortuorio del emperador. Los agentes hallaron el fragmento en el domicilio de una familia vinculada, al parecer, con Juan Delgado de la Calle, que en 1895 dejó una colcha bordada en seda entretelada de algodón como legado a sus herederos, indicando que había pertenecido al padre de Felipe II y que deberían entregarla al nuncio de su Santidad en España. Tan sólo se ha encontrado media colcha. Y es que los herederos de Juan Delgado de la Calle, no poniéndose de acuerdo sobre el legado, tomaron la decisión salomónica de partir por la mitad tan real pieza de cama. Pero ésta no debe ser la única colcha que utilizó el emperador. En el monasterio de Yuste existe otro ejemplar, vinculado igualmente con Carlos I, que en 1957 donó una familia de Jaraíz de la Vera, con acta notarial, a la Orden de los Jerónimos. Esta familia la habría recibido del último prior que regentó el monasterio antes de la desamortización de Mendizábal.”
Como vemos, los herederos del Prior se olvidaron de que ellos no eran los dueños sino, simplemente, los depositarios de un legado que debería haber llegado entero hasta nuestros días.

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