LICTORES Y MACEROS
Durante el periodo
republicano de la Roma clásica existían unos funcionarios públicos que se
encargaban de escoltar a los magistrados, marchando delante de ellos e incluso
de garantizar el orden público y custodiar prisioneros. Debían ser ciudadanos
romanos de pleno derecho, debían avisar a los que se encontraban por los
caminos para que prestasen el homenaje debido a los magistrados a quienes
precedían, homenaje que consistía en echar pie a tierra a los que iban a
caballo y en apartarse y descubrirse la cabeza a los peones. Parte de su oficio
era ejecutar a los reos cuando estos eran ciudadanos romanos.
Las faces era el emblema del
poder militar de los etruscos, que fue adoptado por los romanos
Tradicionalmente significa poder, por el haz de varas, puesto que es más fácil
quebrar una sola vara que quebrar un haz. Los lictores eran los portadores simbólico del poder público del
“imperium”,constituyendo unos de los elementos más característicos del
simbolismo constitucional romano es decir de los que se encargaban de
los derechos y prerrogativas propias a una autoridad concreta. El derecho a ser
escoltado paso de los reyes etruscos a los magistrados con imperium.
Estos funcionarios e
Lictores fuera de Roma vestían túnica escarlata, ceñida a la cintura por un
ancho cinturón de cuero negro claveteado con latón, y portaban sobre el hombro
izquierdo un haz de varas (faces), en la que se encontraban insertas una
o dos hachas, que simbolizaban la capacidad del magistrado para castigar o
ejecutar. En cambio, cuando se encontraban en el pomerium (frontera
sagrada de la ciudad de Roma), los lictores vestían toga blanca y faces sin
hachas, simbolizando la limitación de su poder, pues no podían ejecutar a
ningún ciudadano dentro de este recinto.
Posiblemente esta tradición
o costumbre del lictor fue evolucionando en la edad media en los antiguos
desfiles de los reyes tenían una carácter protector, posteriormente se extendió
a la nobleza de la época, siendo la maza que portan como arma defensiva que
utilizaban los caballeros subordinados a la misma. En forma de escolta y
protección.
En el museo del ejercito de Toledo, hay un alto relieve con figura, el rey de armas también llamado macero, que
debió enmarcar alguna de las puertas del Alcázar, pieza de siglo XVI, en esta
época la figura del macero tuvo que tener importancia en la sociedad.
IGLESIA DE SAN ESTEBAN de PLASENCIA
La figura del macero
acompaña una leyenda explicativa de las características del traje, donde indica
que está inspirado en la época de los Reyes Católicos, usando los colores
heráldicos del pendón de la ciudad de Plasencia. El traje debía estar confeccionado con terciopelo fino en los colores verdes para la túnica interior
y purpura para la dalmática y para el gorro. El traje o túnica verde llevaría
un galón dorado estrecho, como se indica en el dibujo. El gorro igualmente
tendría galón dorado estrecho y se adornaría con un plumero blanco rizado. La
dalmática iría bordada con doble galón de oro, ornamentándose con el sello
rodado de Alfonso VIII, bordado en la parte inferior delantera, y orlado con
cordón de oro. Este sello consistía en un castillo bordado en color ocre sobre
cielo de tisú de plata, y en el campo de color verde con una cruz dorada
románica: además debía llevar la leyenda “CASTELLAE: REX: ET: TOLETI: ALFONSVUS
VIII”, bordada con cordón de oro sobre tisú de plata. Los puños y gorgueras
debían de ser de puntilla de encaje y los guantes y medias de color blanco.[1]
ALFONSO VIII, REY DE CASTILLA Y TOLEDO.
MAZAS
Son insignias de la ciudad
que portan los maceros en las procesiones y las solemnidades a las que concurre
el Ayuntamiento “en cuerpo de ciudad”. Tiene un fuste o empuñadura de forma
cilíndrica, siendo la parte superior, más ancha y redonda, rematada por una
pirámide.
Son del siglo XVI o
principios del XVII. Plata en su color,86 x 52 x 12 cm.
MEDALLON DE MACERO
MARCAS: PORTADA DE PLASENCIA EN LA PARTE SUPERIOR
CENTRAL.
Forma parte del atuendo de
los maceros, que lo llevan colgado sobre el pecho. Lleva grabado el escudo de
la ciudad, consistente en un castillo con dos cuerpos coronados con cinco
almenas cada uno, ventanas y sillares, bordeado el conjunto por cenefa vegetal.
La marca de la ciudad consiste en una puerta de la muralla abierta en arco de
medio punto y almena.
José Antonio Pajuelo Jiménez- Pedro Luna Reina.
Fotografías: Damián Beneyto
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