COLEGIO DE SAN CALIXTO, CUARTEL, UNIVERSIDAD.
En el año 1.887 se empieza
a construir el nuevo colegio para huérfanos de San Calixto. La Junta de
Patronos de la fundación que creara el Marqués de la Constancia decide comprar
unos terrenos en el coto de San Antón, los cuales comprendían dos olivares de
particulares y dos parcelas de propiedad municipal. En estas parcelas estaba
incluida una calleja pública la cual no se utilizaba. Se pagó al Ayuntamiento
la cantidad de 1.230 pesetas por los 1.640 metros cuadrados.
El
total de terreno adquirido era de 21.646 metros cuadrados.
El
proyecto del nuevo edificio se encargó al arquitecto Joaquín de la Concha
Alcalde, el cual vivía en Madrid, y contaba entre sus proyectos la reforma del
Teatro Real de Madrid, el monumento funerario a Goya, Meléndez Valdés y Donoso
Cortés.
La
prensa local realizó fuertes críticas a esta decisión del Patronato de dar a un
arquitecto foráneo el proyecto del colegio.
El
veinte de octubre de este año se presentaron en Madrid los planos del edificio.
La Junta de Patronos los aprobó en junio de 1.888, y se pagaron por ellos
14.937 pesetas.
El
proyecto comprendía un edificio principal y los anexos (talleres, lavaderos,
cocheras y cuadra) los cuales estaban ubicados en las traseras del principal.
El total de lo edificado ocupaba 8.211 metros cuadrados, de los cuales 6.243
correspondían al colegio, y el resto a los anexos. Los 13.434 metros restantes
se destinaban a jardines y huertas. El importe de la obra, según el presupuesto
era de 1.313.714,80 pesetas.
El
edificio da una idea de solidez y elegancia, consiguiendo con los ladrillos
adornos en toda la fachada lo que le da un aire de estilo neomudéjar. Este
mismo estilo se utilizaba en Madrid para construir el Hospital de Epiléptico de
Carabanchel, el Instituto Católico de Artes e Industrias, y el Colegio de la
Salle.
En
el edificio se emplea el hierro fundido para las columnas interiores (el cual
estaba muy de moda entonces) y en el exterior se emplea ladrillo visto y
piedra.
Las
obras se realizaron por el procedimiento de contrata, dividiéndose en lotes que
se sacaban a subasta a medida que se iban concluyendo.
Fue
un revulsivo extraordinario para la economía local, pues la clase jornalera
atravesaba un momento muy difícil, por falta de trabajo.
El
desmonte del terreno y cimentación, se adjudicaron a Juan Payá, de Mérida, por
un importe de 127.801,26 pesetas rebajando el presupuesto de salida que era de
159.800 pesetas. En julio de 1.890 estaba concluido.
En
mayo de ese mismo año se empezó a levantar los zócalos de cantería de las
fachadas exteriores. La Piedra se extrajo de las canteras de Almaraz,
exigiéndose que no presentasen defecto alguno. Para evitar excesivos costes se
decidió construir los muros a base de dos alineaciones de sillares y un relleno
de mampostería y ladrillo entre ellas, en vez de hacerlo con un gran sillar de
piedra, el cual seria muy costoso de transportar desde la cantera a la ciudad.
En los huecos de los sótanos se colocaron rejas embebidas en cajas realizadas
en la cantería.
El
presupuesto de estas obras ascendió a 254.367,66, y se adjudicó al mismo
contratista de Mérida, el cual lo realizó por 254.000 pesetas. Se termino esta
fase de construcción en diciembre de 1.893.
En
los últimos años del siglo se inicia la construcción de los muros del edificio,
levantándose los muros de ladrillo, los pisos y cielos rasos y colocándose las
columnas de hierro. Estas columnas eran un total de 111, de las que 57
correspondían a los sótanos y 18 a cada uno de los pisos.
Las
primeras columnas las fabricaron en Salamanca, la casa "Moneo e
Hijos". Otro lote de 32 columnas se fabricó por la casa "Pérez
Hermanos" de Sevilla, los cuales cometieron un error de medida y la
calidad fue muy deficiente, por lo cual se retraso esta fase más de un año.
En
el año 1.900, el administrador del Colegio, Emilio García Monge, realizó un
desfalco de los fondos de la institución, de casi cinco millones de pesetas.
Este señor delegó las funciones burocráticas de su cargo en la persona de su hermano
Celso, hombre de avanzada edad y residente de Madrid, y debido a estos
condicionantes Celso delegó a su vez en la persona de su sobrino Justino, el
cual era perito mercantil y corredor de bolsa. Todas las operaciones
relacionadas con el Colegio quedaron a su cargo. El Colegio tenía gran cantidad
de acciones del Banco de España y casi 400 de la Tabacalera, valoradas ambas en
3.016.800 reales. También administraba dicho señor otras obligaciones por valor
de 162.000 reales, los dividendos de las anteriores, y los intereses y
capitales de varias familias placentinas.
Capitales y rentas que se apropió el administrador del Colegio.
El
Administrador se marchó con el dinero a la Argentina, donde cuentan que se
compró tierras con una extensión parecida a una provincia. Esta merma de
capital y mala gestión hizo obligatoria la venta del edificio.
En
1.901 se sacan a subasta las obras de las crujías, las fachadas y cubierta del
tejado. El presupuesto fue de 364.887,98 pesetas, y se adjudicó a Telesforo
Díaz Maroto, por la cantidad de 364.125 pesetas.
Debido
a la mala planificación de la construcción, errores de cálculo, y sobre todo a
la mala administración de los fondos para su ejecución se llegó a la conclusión
de que no se podía seguir la obra del colegio, y se determinó poner en venta el
edificio a medio construir. Faltaban todas las distribuciones de tabiques
interiores, escaleras, marcos de puertas y ventanas, pavimentación de los
pisos, enlosado de los patios, cristaleras, barandillas, rejas, etc.
El
Ayuntamiento se puso en contacto con el Patronato del Colegio, y se llegó al
acuerdo de arrendarlo por 10 años pagando 10.000 pesetas por año al Patronato,
y cederlo gratuitamente al Ejercito por esos diez años, con la condición de que
el Ministerio de la Guerra terminara las obras, pues " la precaria
situación económica " tanto del Municipio como del Patronato, no permitían
la realización de las obras para su finalización.
El
Ministerio viendo la oportunidad de quedarse con el edificio en propiedad y por
un precio muy asequible, alegó que no podía asumir el coste de las obras
necesarias para su adecuación en cuartel, si no era de su propiedad.
El
edificio se valoró por el Ministerio en 1.050.000 pesetas, precio que aceptó la
Fundación y el día 13 de noviembre de 1.920 se formalizaron las escrituras de
venta. El día 24 de marzo de 1.921 se firmaba el contrato de venta del edificio
El
dinero obtenido fue invertido en acciones lo que permitió al Patronato sanear su
maltrecha economía.
Las rejas que rodean a este edificio son sin
duda la obra de cerrajería civil más importante de Plasencia, se componen de 55
tramos de hierro y cinco puertas de dos vanos, y se apoya en 55 pilastras de
cantería. Los tramos (catorce) que hacen de pasadizo para llegar a lo que fue
la vivienda del coronel, estaban en lo que fueron las caballerizas, y se
quitaron al hacer estas, en el año 1.923. Se pueden ver las pilastras que se
quitaron de las caballerizas en la Plaza Mayor, en los soportales de lo que fue
el Casino de los Señores, aunque con modificaciones en su ejecución.
Monseñor
Santiago Martínez Acebes, obispo de Plasencia hasta diciembre de 1.992, intentó
recuperar parte de los documentos de la compraventa del edificio, pero todos
sus esfuerzos han sido vanos. Varios de los documentos de aquella venta han desaparecido.
Un cierto misterio planea sobre aquella gestión.
Hoy es la sede de la Universidad de
Extremadura en Plasencia, lo cual además de ser un beneficio para la ciudad era
una cuestión de justicia, pues si esta ciudad fue la primera en tener estudios
superiores en la región, en estas fechas era la última en estos temas.
José
Antonio Pajuelo Jiménez – Pedro Luna Reina- José Gutiérrez Delgado
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