LUIS DE MORALES.” EL DIVINO”.
Luis
de Morales fue longevo para su tiempo, se manejan como sus fechas de nacimiento
y muerte el 1510 y 1586, pero sobre su vida no hay demasiados datos, aunque
vivió y pintó en Extremadura, se atribuye su ciudad natal a Badajoz y durante
medio siglo fue el pintor más prolífico de nuestra región. También realizó
encargos para las ciudades de Évora y Elvas hoy portuguesas y entonces
españolas y en 1539 se estableció en Badajoz, tras haber trabajado en Plasencia
durante un periodo decisivo en su carrera.
El
Divino Morales fue un pintor virtuoso, autor de una veintenas de retablo muy
originales aunque inspirados en estampas, y también de obras de gran formato
para altares y de piezas devocionales a las que debió en vida si popularidad.
Cuidó con esmero la elección de los materiales y el tratamiento técnico.
Destaca su potente iluminación, que contrasta con los fondos oscuros también
intensos, y repitió temas, sí, pero incorporando a cada pieza notas personales
que otorgan a cada una entidad propia.
ECCE HOMO.
Óleo
sobre tabla, perteneciente al siglo XVI, mide 53 x 35 cms. Se encuentra en el
Museo de la S.I. Catedral de Plasencia.
De las dos tablas de Luis Morales que posee la catedral traemos aquí la que representa a un Ecce Homo, la otra es una Piedad, temas ambos muy tratados por el Divino Morales.
De
minuciosa técnica obtiene resultado de primitivo flamenco, logrando el efecto
de profundidad a base de pronunciados escorzos, prefiriendo las formas
esfumadas de la escuela leonardesca, colocada sobre un fondo neutro, en este
caso el negro, para que las miradas de los fieles se concentren en lo
representado.
La
figura se alarga y languidece, pero permanece erguida, característica del
manierismo de Morales. Esta tabla presenta al Cristo amarrado a la columna, en
solitario.
CRISTO CON LA CRUZ A CUESTA
Cuadro
de Morales, realizado con técnica mixta sobre tabla de 67 x 55 cms.,
conservándose en mal estado, con repintes oscuros en las zonas mas
deterioradas. Presenta una inscripción en el marco con fragmentos bíblicos en
parte perdidos, pero que se han podido identificar:
“O
VOS OMNES QUI T – RANSITIS PER VIAM, ATTENDITE E VIDETE SI EST DOLOR SICVT
DOLOR EVS”. - (Oh, todos vosotros que vais por
el camino, prestad atención y observad si hay sufrimiento como el sufrimiento
mío).
“VERE LANGVORES N(OST)ROS IP(S)E TVLIT ET PECCATA NOSTRA PERTVLIT INCORPORE SVO SVPER LINGNVM”. (En verdad, él soportó nuestro sufrimientos y padeció nuestros pecados en su propio cuerpo sobre la cruz).
La obra presenta soberbias calidades en el modelado de las fracciones, fundamentalmente en los ojos, dramatizados por profundas sombras. El cabello que orla el rostro no tapa la oreja, dispuesta como una superposición tan frecuente en la obra de Morales. La mano se dispone sobre el madero de la cruz con la estilizada elegancia que solía prodigar el pintor pacense. La composición se limita a una gama de tonos castaños y pardos; las carnaciones del rostro y manos son las manchas de color más luminosas, que destacan sobre el fondo neutro con el único acompañamiento de los travesaños de la cruz.
La
alta calidad del cuadro merece incluirlo en el catálogo de las obras del
pintor, al menos en lo que al rostro de Jesús se refiere. La relación de
Morales con Plasencia es más intensa entre los años 1565 y 1570, en que realiza
el retablo de San Martin y tasa las vidrieras de la Catedra, siendo éste un
marco temporal quizás más probable.
TABLAS DEL RETABLO SE SAN MARTIN.
Junto
a las piezas escultóricas del maestro entallador local Francisco Rodríguez se
encuentra el verdadero tesoro de la parroquia las ocho famosas tablas que pintó
el Divino Morales por las que cobro 38.600 mrs.
Estas tablas están dotadas de gran sentimentalismo, sus escenas son tiernas y emotivas, presentando a los personajes sagrados en actitudes cotidianas y cercanas, con la intención de despertar la devoción y simpatía del espectador.
Las tablas tienen como temática central los misterios de la Virgen y a mitad de la elaboración de ellas, todas fueron construidas por madera de nogal y atribuidas especialmente al pincel del artista (La Anunciación. San Martin, y el Mendigo, la Visitación y la Circuncisión). El reto bajo su superstición, a dos de sus mejores discípulos flamencos de sus taller, Juan Flores y Jorge de la Rúa, las tablas de San Jerónimo, y San Agustín, la Natividad y la Epifanía.
Todas
estas piezas están realizadas en el momento cumbre del pintor entre 1565-1570,
la mayor parte de ella construidas sobre una base de madera de nogal y
realizadas al temple y al aceite, tienen idénticas medidas (125 x 83 cms.),
menos las dos del sotobanco que miden (80 x 50cms).
Fotografías de German Corcho.
www.lavozdemayorga.blogspot.com www.lavozdeplasencia.blogspot.com
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