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miércoles, 7 de octubre de 2009

EN PLASENCIA 1877 " INFORME DE LAS SIETE CENTURIAS"




Informe de Vicente Barrantes, sobre el libro de Las Siete Centurias, de Alejandro Matias.
"Honrado por esta ilustre Academia para emitir el informe que nos pide el señor Ministro de Fomento respecto á la obra Las siete centurias de la ciudad de Alfonso VIII, que publica en Plasencia el Sr. D. Alejandro Matías Gil, he examinado las entregas que han visto ya la luz pública y que bastan indudablemente para dar idea del plan del autor y de su mérito literario. Dedujese además el primero y con harta claridad de su propio título, pues agrupados por centurias los sucesos de que ha sido teatro aquella ciudad extremeña, claro es que el libro ha de revestir la forma de crónica, y aun de afectar la sencillez de los de este linaje. Así, con efecto, se lo propone el Sr. Matías Gil, y más de una vez sus páginas revelan el candor, la verdad y la sencillez, de los antiguos padres de nuestra historia nacional. En la agrupación de los sucesos, en su encadenamiento lógico y en la trabazón y contextura de las narraciones, no es tan hábil ciertamente, pues no forma capítulos, ni libros, ni divide las centurias en décadas, ni adopta, en fin, forma literaria constante, sino que encabezando á veces los párrafos con el año á que pertenecen ó con el suceso culminante que describe, antes da el carácter de apuntes que de libro formal á su obra. Verdad es que la escasez de noticias y la falta de sucesos dignos de la historia en algunas centurias, habrán sido parte en que el autor vacile mucho respecto á la forma literaria que había de adoptar, pues no ha de olvidarse que se trata de una ciudad obscura, excéntrica, y que sólo en ocasiones muy contadas, y casi siempre en relación con nuestras guerras civiles, ó con las de Portugal ha podido tener grande importancia. Sus linajes mismos, con ser de los primeros de España, y haber podido fácilmente elevarla á la altura que los Mendozas, por ejemplo, elevaron á Guadalajara, tuvieron que abandonar la ciudad por su posición excéntrica en el siglo XVI, cuando terminadas las luchas feudales buscaron los nobles en la administración y en la política campo á sus medros, empleo á su actividad. Así las centurias más interesantes de esta obra, más llenas de sucesos, más enlazadas con la historia general de nuestro país, son las cuatro primeras, en que se ve circular ardiente por aquel cuerpo municipal, hoy exánime, la noble sangre de los Monroyes, de los Almaraces, de los Carvajales, de los Villalvas, de los Vargas y de tantos próceres como hasta el reinado de los Reyes Católicos consumieron su esfuerzo dentro de los muros de Plasencia ó en empresas en que era su ciudad la mayor parte.
Con esto ya se ha dicho que la obra empieza en el siglo XII, prescindiendo de todas las fábulas con que los escritores corruptos del siglo XVII engalanaron los orígenes de la ciudad. Únicamente discute el autor á manera de prólogo su antigüedad romana, y no por sí propio, sino insertando á la letra una erudita disertación, que ya nos era conocida, en que D. Celso Monje, médico distinguido de Plasencia, pretende probar que andan errados los que la apellidan Ambracia, y Amba y Deóbriga, pues del mismo fuero de D. Alfonso y de otros datos históricos y geográficos, deduce que lo que allí había al fundarse la población cristiana, era un viso ó fortaleza, cuyo nombre de Ambroz perseveró en una torre de la nuevamente construida, y en otros sitios cercanos.
Aquel fuero de población juntamente con el municipal, ocupan las primeras páginas de la obra del Sr. Gil, aunque no con tanto detenimiento como el último en particular merece, juzgando por las escasas muestras que el mismo autor nos facilita, no mayores que las que dio Fr. Alonso Fernández en sus Anales de Plasencia, siendo así que el historiador moderno posee copia completa de él, é inserta el índice de sus materias más adelante al hablar de la confirmación que le otorgó D. Fernando el Emplazado. Reconoce, sin embargo, el Sr. Gil su importancia, encareciéndonos el espíritu democrático que presidió á la fundación y las novedades que introducía en el derecho de Castilla, al dar á las madres la patria potestad, ni más ni menos que hoy, al cabo de siete siglos, una legislación novísima lo establece, y nivelando á las clases sociales en tal manera, que los condes é infanzones que se avecindaran en la ciudad, habían de tener tales fueros y penas como los demás vecinos. También limitaba á dos solamente el número de los palacios que podían edificarse, uno para el Rey y otro para el Obispo, singularidad por cierto muy digna de reparo.
En cambio inserta íntegros el Sr. Gil documentos harto conocidos, como el de la fundación de la Diócesis. Verdad que de estas omisiones, ó por ligereza, ó por deseo de abreviar, se advierten algunas en su libro, que causan sentimiento, porque indudablemente está escrito con grande amor á la verdad y á la patria, y es resultado de prolijas y concienzudas investigaciones. A la página 47, por ejemplo, apunta la especie de que á los nobles placentinos y al Consejo de la ciudad, cuando asistieron á la conquista de la ciudad de Sevilla, les hizo en ella repartimientos don Fernando el Santo, y habiendo examinado este documento en el archivo de una casa ilustre, según dice, sólo breves renglones consagra á una noticia cuya importancia exigía mayor detención y detalle. No tardará en comprender el Sr. Gil, si continúa como debe y le aconsejamos, dedicando su talento á la historia de su provincia, de que es este libro tan plausible ensayo, no tardará en conocer que se halla casi entera esa historia en la genealogía y en la vida de los hombres célebres, por haber sido la raza extremeña eminentemente individualista, y por otras razones que holgarían en este lugar. Análogo sentimiento produce la ligereza de otras indicaciones que quizás pueden encerrar tesoros desconocidos de noticias literarias, como las de las cortes de amor en el siglo XV, y la del Fulano de Almaraz, abuelo de la famosa heroína de Salamanca Doña María la Brava, que llamaron en Plasencia por el mismo siglo El Convidado de Piedra. Desde que D. Manuel Cañete publicó su notable estudio sobre la tragedia Josefina de Micael de Carvajal, es notorio que Plasencia fue centro de un gran movimiento literario al salir de la Edad Media; pero todavía las indicaciones que el Sr. Gil hace en esta obra nos inspiran el deseo de más profunda investigación que las que han facilitado al Sr. Cañete los manuscritos de Gil González Dávila en esta Academia conservados. Un Convidado de Piedra en el siglo XV y tan cerca de Trujillo, donde se cree que pasó su juventud el maestro Tirso de Molina, quizás es fuente de peregrinos descubrimientos para los historiadores de nuestro teatro nacional.
Echase de ver por estas breves indicaciones que las Siete centurias de la historia de Plasencia que publica en aquella ciudad de Extremadura D. Alejandro Matías Gil, ofrecen verdadero interés histórico y literario, á pesar de algunos lunares de estilo y de plan, hijos probablemente de la inexperiencia del autor que parece nuevo en estos altos estudios".
Madrid 14 de Diciembre de 1877. -V. BARRANTES.

Departamento de Investigación y Divulgación de la A.P.C."PEDRO DE TREJO"
SEMBRANDO INQUIETUDES

lunes, 28 de septiembre de 2009

MANUEL BERMEJO HERNANDEZ

A don Manuel Bermejo se le podía definir como un político sin vocación pero con sentido de Estado y amante de la democracia y la libertad.
Nació en Plasencia el 26 de marzo de 1936, pero pasó gran parte de su infancia y juventud en Jaraiz de la Vera., Ingeniero Agrónomo de profesión, llego a lo más alto de la política regional, antes de dedicarse al mundo de los negocios.
Miembro del Partido Demócrata Popular, pero su actividad política se desarrollo en la Unión del Centro Democrático (UCD). Dentro de la estructura política de este partido ocupó el cargo de presidente provincial de Cáceres y en marzo de 1980, fue designado presidente del Comité Regional de Extremadura. En las elecciones generales de 1977 fue elegido diputado de UCD por Cáceres, reelegido en los comicios del 1 de Marzo de 1979, siendo en el Congreso de los Diputados miembro de las Comisiones de Agricultura, de Obras Públicas y Medio Ambiente.
Participó en el proceso autonómico de Extremadura, donde desde el 8 de junio de 1979 fue vicepresidente primero de Asuntos económicos y consejero de Agricultura en el Gobierno de Luis Ramallo, y al producirse la dimisión de este el 9 de diciembre de 1980 se hizo cargo con carácter transitorio de la presidencia de la Junta de Extremadura (Organismo Preautonómico), cargo para el que fue finalmente elegido el 22 de diciembre. Casi dos años después, presento su dimisión al frente del Gobierno regional.
Durante su permanencia en la Junta, se termino de elaborar el proyecto de estatuto de Autonomía de Extremadura, que se envió posteriormente a las Cortes Españolas.
Al abandonar la política, siguió luchando por Extremadura y su desarrollo, volviendo al Ministerio de Agricultura, siendo subdirector del Servicio Nacional de Cultivos y Fermentación del Tabaco, consejero de la Compañía General de tabacos de Filipinas y en 1984 se dedica a la actividad privada siendo presidente en la empresa 3S-Agroindustria. También presidió la sociedad Agroexpansión del grupo internacional Dimon, desde 1988 al 2004, primera industria transformadora de tabaco que contribuyó decisivamente al crecimiento económico y social del norte de la región.
En el 2006 recupero la presidencia de Agroexpansión, cuyo fin era el mantenimiento de la actividad de la fábrica de Malpartida de Plasencia, debido a la fusión de Dimon y Stamdard en la multinacional americana, que es hoy Alliance One, anunció el abandono de la actividad. En esta operación adquirió también la sociedad de World Wide Tobacco España de la misma compañía, que posee un centro de compra de tabaco en Talayuela.
Su trayectoria, ha sido reconocida dentro y fuera de la región – Encomienda de la Orden Civil del Merito Agrícola, la Medalla de Oro al tabaco de Jaraiz de la Vera, la Gran Orden de la Ciudad de Mérida (Venezuela), Orden Civil del Mérito Constitucional o incluso la Medalla de Extremadura en 1997.

Autor de tres novelas en la que supo reflejar la perfección de la cultura y las tradiciones de la sociedad extremeña; Los zapatos también votan; La fraseología taurina y su pícaro humor y los Medieros.
Aficionado a los toros, en Octubre de 1989, fue uno de los accionistas de la sociedad “Agrupación Taurina Ganadera Madrileña”, que concurrió al concurso arrendamiento de la plaza de toros de las Ventas.
Juan Carlos Rodríguez Ibarra dijo de él, que era la persona que más sabia de tabaco de España, y que cada vez que tenía un conflicto en el sector, era una de las persona la que consultaba, para que le ilustrara, asesorara y le informara de los peligros, ventajas e inconvenientes.
Luis Ramallo define a Bermejo como un caballero, un hombre leal y un demócrata de cuerpo entero.
En la ultima entrevista al Periódico Extremadura el 30 de Junio de 2009, con motivo de Empresario Extremeño del Año, además de defender al sector tabaquero y apostar por el papel del trabajador en la empresa, declaró:”La clave del éxito es rodearse de un buen equipo y seguir creando empleo” “El trabajador debe defender la empresa como si fuera algo propio”
Falleció en Tres Cantos (Madrid), el día 22 de Septiembre 2009, ya no podrá ver la adaptación de su obra “Los Medieros” al cine.

DESCANSE EN PAZ

Departamento de Investigación y Divulgación de la A.C.P. ”PEDRO DE TREJO”
SEMBRANDO IMQUIETUDES.

jueves, 17 de septiembre de 2009

EL PUENTE DE ALCONETAR


El puente denominado por los musulmanes de Alconétar correspondía al paso del río Tajo (Tagus flumen) por la vía numero XXIV del Itinerario de Antonino. Estaba situado aguas arriba de la desembocadura, en el propio Tajo, y en el río Almonte, sobre el cual tuvo la misma vía un puente de menor importancia, del que solo quedaban en el siglo XIX los dos estribos y de los cuales uno había desparecido por el año 1950. En realidad la designación de Alconéctar se refiere a los dos puentes. Entre ellos, que estaban situados por condiciones naturales, es por lo que cabria pensar que el primero fuese el puente de Mantible y el segundo el puente de Alconéctar, en la vía conocida como de la Plata.
El puente, Alconétar -significa en árabe "el segundo puente" o "puentecillo"-, se erigió junto a un primitivo poblado ibérico, que los romanos debieron bautizar con el nombre de Mansión de Túrmulus. que era la numero nueve de la vía romana citada.

Alconétar, pequeña aldea, cubierta hoy por las aguas, estaba situada en la orilla derecha del antiguo curso del río Tajo, en la desembocadura del Almonte; es decir, en las inmediaciones de la torre que sobresale de las aguas del embalse. El lugar, por sus condiciones estratégicas y mejores condiciones topográficas, fue sitio ideal para el cruce del Tajo en el camino entre Mérida y Salamanca, así como entre la Lusitania y el Mediterráneo.
El imperio romano precisaba salvar el foso del río para hacer más rápida y segura la Vía de la Plata y construye el Puente de Alconetar o Puente Mantible, como se le ha venido conociendo. Diversos testimonios históricos y especialmente en hallazgo de monedas y útiles domésticos parecen asegurar que allí junto al puente debió estar Túrmulus, célebre mansión mencionada en los itinerarios de los caudillos romanos. Efectivamente, han aparecido grandes trozos de muralla romana, de sillería granítica. Algunos investigadores han supuesto que allí estuvo el cuartel general de Bruto.
Otro vestigio de importancia es un "miliario", que eran columnas de piedra que indicaban, en las vías romanas, la distancia de mil pasos, dedicado, al parecer, a la memoria de Cesar Tiberio.

La longitud del Puente de Alconétar o Mantible (cuyos restos han sido trasladados varios kilometres aguas arriba, pero visibles desde la carretera) se calcula que fuera de 290 metros, medida calculada sobre la extensión que alcanzaban sus pilas ruinosas. Constó de 16 arcos, de los que actualmente apenas se conservan cuatro, los que iniciaban el arranque de la orilla derecha. Las bóvedas de los arcos originales y de los dos arcos mayores son rebajadas, la diferente calidad de construcción hacen suponer que estas ultimas fueron realizadas en la reconstrucción que se realizo en el siglo XVIII, que seguramente siguieron la formas de sus primitivos arcos. El bisel que presentan las pilas (estas construidas con gran solidez), en la parte superior para el arranque de las dovelas, indica que la traza original consistió en arcos escarzanos. Esto supone una variación en el conjunto de los puentes romanos, dotados en su mayoría de arcos de medio punto, lo que confiere una particularidad especial al puente de Alconétar.

El sillar se cortó con una gran regularidad, siendo su frente almohadillado excepto en las hiladas que lindan con las cornisas. Su disposición fue la de soga y tizón, siguiendo un ritmo general de una hilada a soga y dos a tizón.
La luz de los arcos oscila entre 6,30 y 10,15 metros, las pilas presentan también variaciones desde 4,30 metros hasta 4,60 m. en su espesor, siendo notablemente mayor unas de ellas, que hacia la zona media quedaba dentro del cauce regular del río. Alcanzaba estos 8,10 metros de grosor. La solidez de la construcción del puente no permite suponer que fuera la acción natural causante de la ruina.

Era un paso fundamental en la comunicación norte sur de la península, la calzada romana que construida por Publio Licino Craso en el año 95 antes de Jesucristo, se cree que en este mismo año comenzara la construcción del puente, aunque otros investigadores dicen que fue bajo el imperio de Trajano, ya en siglo II de nuestra era, pero no existe documento que pueda atestiguar una cronología. Debe pensarse que la fabrica se realizara en la etapa de Trajano o de Adriano, cuando la Vía de la Plata, llego a completarse de manera definitiva.

En el siglo VIII, el legendario caudillo árabe Muza, conquisto Mérida y su zona de influencia, incluyendo Túrmulus. Es fácil preveer que ya en estas primeras incursiones el puente sufriera algún daño. Sin embargo, la primera noticia que se tiene de destrucción es en el siglo XIII, cuando con motivo de la concesión del titulo de villa a Garro (la primitiva aldea anterior a la fusión con Alconétar), se menciona el incendio y saqueo de Alconétar y se ordena a sus vecinos ayudar a fabricar barcas con las que cruzar el río y que pasaron a ser propiedad de los Duques de Alba de Cisne. Se supone que el puente romano tuvo, al menos, tres destrucciones. La primera en 1085, cuando Alfonso VI tomo Coria. Una segunda con la invasión almorávide y tal vez fuera la ofensiva de Alfonso IX, que avanzo considerablemente en la reconquista de la región, la que provocara un corte definitivo del puente por parte de los musulmanes, causando el principio de su ruina. El arrastre en lo sucesivo de los materiales a la torre de Floripes, construida por sillares romanos, contribuiría al progresivo deterioro de la fábrica.
Pero los estudios realizados cuando fue trasladado a la ubicación actual, los sondeos del subsuelo, demostraron la existencia de una roca pizarrosa que aflora en las márgenes, pero que en el centro del río, esta recubierto por un manto de cantos rodados de unos tres metros. Los romanos apoyaron los cimientos de las pilas sobre la capa de cantos rodados, solución poco apropiada, para un puente de arcos múltiples. Siendo por tanto una estructura muy sensible a los asientos de las pilas. Todo ello nos hace pensar que el deterioro del puente y la pérdida de su fábrica fuese debido a erosiones en el terreno.
En otras dos ocasiones se tiene la certeza de que se pretendiera reconstruirlo: Felipe II en 1569 mediante una trabazón de maderas. En el año 1730 se volvió a intentar sin otro resultado.
Para terminar diremos, que se trazó el puente aprovechando las mejores condiciones que la topografía del terreno presentaba y buscando las mejores posibilidades de estrategia.
La fotografía que presentamos data del año 1917, en su ubicación real, ya que este fue trasladado con motivo de la realización del pantano de Alcántara.

Servicio de Documentación y Divulgación de la A.C.P. “PEDRO DE TREJO”
SEMBRANDO INQUIETUDES.

martes, 8 de septiembre de 2009

EL PUENTE DEL CARDENAL

EL PUENTE DEL CARDENAL

Aunque este puente no está en la ciudad, si se le puede consignar como de ella, pues fue el cardenal placentino D. Juan de Carvajal el que mandó hacerle en el año 1.460. Su constructor fue el cantero placentino Pedro González, el cual también trabajó en la catedral y en Santo Domingo.
Está situado este puente sobre el río Tajo, en el camino que va de Plasencia a Trujillo, pasado Villareal de San Carlos, en la zona del Parque de Monfragüe, al lado del actual puente que cruza el río. Dejo de tener uso en los años 1960 pues al hacer el pantano de Alcántara su cola lo llega a tapar.
Antes de construirse el puente se pasaba el río por medio de barcas, pero como en esa zona se juntan el Tajo y el Tietar, la mayoría del tiempo no se podía pasar por el gran caudal que traían estos ríos ocurriendo muchas muertes por vuelco de las barcas.
De este puente se conserva casi toda la documentación, por lo cual podemos saber que consta de 30.000 piedras labradas, y que cada piedra valió a 9 reales y 14 maravedíes, por lo tanto costó el puente 282.325 reales y 31 maravedíes. La piedra para su construcción se trajo del Robledo, de los Cinco Hermanos y dehesa de Malpartida, junto al pueblo de Gargüera. Para su transporte fue necesario romper la montaña, por el sitio que llaman el Arroyo de Calzones. La distancia desde las canteras hasta el emplazamiento del puente era de seis o siete leguas.
Se cuenta que cuando se hicieron los estudios para su construcción, vieron que saldría muy cara la traída de la piedra, y así se lo comunicaron al cardenal el cual estaba en Roma, enterado este les contestó que si no la llevaban desde estas canteras las mandaría el desde Roma, ante lo cual empezaron a sacarlas.
Otra historia cuenta que cuando fue el cardenal a ver el emplazamiento donde se pensaba realizar el puente, el arquitecto, temeroso de que no tuviese el cardenal tanto dinero como valía hacerlo, empezó a poner pegas y dificultades para su construcción, ante lo cual, cuentan, que el cardenal sacó sus manos de los bolsillos llenas de onzas de oro y empezó a lanzarlas al río diciendo cada vez que tiraba una ”Aquí podía ir una pilastra, aquí podía ir otra, allí otra, etc..” Ante esto el arquitecto se arrodilló y besándole las manos le pidió perdón por su desconfianza. Esta leyenda es solamente esto, ya que el cardenal no pisó su diócesis ninguna vez desde que se fue a Roma.
Como la mayoría de los puentes que existían en esa época, era de peaje, y se cobraba por cada animal que pasaba por el.
En la guerra de la Independencia fue destruido por las tropas españolas para cortar el avance de las francesas. Cuentan que el ingeniero que se encargó de volarlo encendió la mecha antes de retirarse los obreros que estaban colocando las cargas, y a consecuencia de ello, si voló el puente, pero con el volaron 35 hombres más, salvándose solo uno que casualmente era de Plasencia. Pasada la Guerra de la Independencia, se colocaron unos palos entre los pilares del puente y se clavaron unas tablas encima de estos palos con lo cual se podía atravesar el río con un gran peligro para el que lo intentaba.
Así permaneció el puente hasta el año 1844, en que se empezó a restaurar, siendo maestro de las obras el lego de la Compañía de Jesús, padre Manuel Ibáñez.


Departamento de Investigacion y Divulgación de la A.C.P."PEDRO DE TREJO"
SEMBRANDO INQUIETUDES.



viernes, 28 de agosto de 2009

HISTORIA DEL PUENTE DE ALMARAZ

Almaraz es una palabra árabe, que significa” El Encuentro”, nos dice la Historia de España: El mismo año que se firmo la capitulación de Teodomiro, Mérida se rindió a Muza después de un largo asedio que termino con la capitulación de la ciudad en condiciones ventajosas para sus habitantes, Muza se encamino desde la capital de la Lusitania a la antigua urbe regia de Toledo, donde se hallaba Tarid, quien al saber su próxima llegada y pasando el río Tajo se reunieron en un lugar llamado Almaraz, situado en el distrito de Caesarobriga.
Por este lugar pasaba una de las mas famosas calzadas romanas que unían Toledo con Mérida, junto a dicho puente había un poblado romano a la orilla izquierda del Tajo, estas ruinas llamadas de Villavieja, es por lo que algunos historiadores creen que lo que conocemos hoy por el puente de Almaraz fuese contruido sobre los antiguos restos del un puente romano.
El puente de Albalat sobre el río Tajo, hoy día conocido por el puente de Almaraz, fue una de las importantes obras públicas construidas durante el reinado de Su Majestad Católica Carlos I de España y V de Alemania. Fue propuesto por la ciudad de Plasencia y costeado por ella misma y otros muchos municipios de la zona, entre ellos la Campana de Albalat, y contó con el apoyo personal del Emperador. Su construcción se terminó probablemente en 1552. Se encuentra en la parte norte del término de la villa de Romangordo, a algo más de 4 Km. de la villa de Almaraz.

En el lugar que ocupa hoy el puente, había un paso de barcas, el cual pertenecía a la ciudad de Plasencia, por lo que obtenía grandes beneficios con el paso en las barcas, del ganado de la cañada leonesa.
El primero que quiso realizar este puente fue don Francisco de Monroy, señor de Belvís, en 1497 oponiéndose la ciudad de Plasencia, la ciudad placentina, y por el año
1514, la Mesta se dirigió a la reina doña Juana solicitando su construcción, pero otra vez la negativa de Plasencia se hizo patente.
Es en 1530, cuando se consiente su realización. El sistema de financiación fue el de reparto por todos los pueblos de la Tierra de Plasencia, así como otros a los cuales beneficiaba la obra.
Uno de sus arquitectos fue Juan de Álava, y como aparejador estaba Martín de Ordieta, el cual también trabajo en 1532 en el puente de Alcántara y en el año 1538 en las reparaciones del puente de san Lázaro de Plasencia. Es curioso que este puente de Almaraz no sea recto, sino que hace un pequeño ángulo, quizás por haber sido corregido su primer trazado, el cual iba a ser de tres arcos, pero ambos tuvieron en el trazado tuvieron discrepancias sobre este trazado y sus modificaciones. De los muchos canteros que trabajaron en el puente recordaremos a Juan de la Renta, cantero asentador y a Pedro de Ávila, cantero labrante.
Tiene una longitud de 127 m., una anchura de 6,8 m. sin contar los pretiles y 38 m. de altura. Consta de dos arcos, el de la derecha teniendo en cuenta el curso del río es de medio punto con una abertura máxima de 33 m. y el izquierdo es de ojiva apuntada con una abertura de 17 m. Ambos arcos descansan sobre un pilar central que es semicircular a cada lado con un diámetro de 10,35 marcados. Hay tallado en relieve un gran escudo del Emperador Carlos en que puede verse muy bien el águila bicéfala. El arco ojival presenta la particularidad de tener tres filas de dovelas.
De acuerdo con el emperador Carlos I, la ciudad de Plasencia decidió a comenzar obra, probablemente en los primeros años del siglo XVI. La empresa se encomendó al maestro Pedro de Uría. Esta información aparecía en la siguiente inscripción que existió en el puente y que nos ha transmitido Antonio Ponz (siglo XVIII) en su obra "Viaje de España":
ESTA PVENTE HIZO LA CIVDAD DE PLASENCIA ACABOSE AÑO 15--REYNANDO EN ESPAÑA LA MAGESTAD CESAREA DE CARLOS V. EMPERADOR. FUE MAESTRO PEDRO DE VRIA.
Nota: Antonio Ponz da como seguras las dos primeras cifras de la fecha, de las dos últimas dice que estaban deterioradas y que le parecía que eran 52.
Fue en la guerra de la Independencia contra los franceses, donde el puente de Albalat cobró un verdadero protagonismo. De los cinco puentes que había sobre el Tajo, éste era el más estratégico y el de mayor importancia para la progresión de la guerra, dado que estaba en la carretera principal que comunica a Extremadura y Portugal con Madrid.
Después de muchas batallas por su control, el puente de Albalat fue parcialmente destruido por orden del general Cuesta a principios de 1809. Su reconstrucción tuvo que esperar más de 30 años. Entre los vecinos de los pueblos cercanos se empezó a oír esta leyenda: Puente de Albalat, si te caes, no te levantarás, y si te levantan, no como estás.
Fue en 1841, cuando dos diputados extremeños D. Joaquín Rodríguez Leal y D. Gonzalo María de Ulloa, conde Adanero, propusieron al gobierno la reconstrucción. Al no comprometerse el Gobierno, consiguieron el permiso para reconstruirlo por su cuenta a cambio de amortizar los gastos cobrando el pontazgo durante algún tiempo.
La obra fue presupuestada en 1.350.000 reales que, una vez finalizada la obra, subió a los 2.000.000 por lo que el Gobierno de S.M. concedió diez años más del disfrute del pontazgo. La obra se finalizó en 1845.
Recientemente, durante la construcción de la vecina Central nuclear de Almaraz, se reforzó su resistencia inyectando cemento en su estructura por miedo a un posible fallo al pasar sobre él los reactores de dicha central."
Lugar de la inscripción :
Según Antonio Ponz la inscripción estaba debajo de un escudo del Emperador Carlos I (V de Alemania), pero no debajo del escudo hecho con gran magnificencia que hay en la parte exterior del pilar central, sino debajo de otro de proporciones más reducidas que había en uno de los lados de la plaza que el pilar central forma en su parte superior.
Madoz escribe en 1848, tres años después de concluida la reconstrucción del puente de Albalat: : "Esta obra colosal y osada como la época en que se ejecutó, fue costeada por la ciudad y tierra de Plasencia en el reinado de Carlos I, y dirigida por un tal Pedro de Uría cuyo nombre sólo se encuentra en la inscripción que existe aún colocada en la glorieta que forma el puente en el medio, en cuyo sitio se hallan también al lado izquierdo el escudo de armas reales, y en el derecho el de la ciudad de Plasencia".
La inscripción hoy: Muchas de las publicaciones que dedican algún espacio al puente de Albalat suelen mencionar esta inscripción como existente todavía, pero esto es totalmente erróneo. Desgraciadamente esta inscripción ya no existe ni en el lugar donde la sitúan las descripciones antiguas del siglo XVIII y del siglo XIX , ni en ningún otro lugar del puente.
El enigma de la desaparición de la inscripción :
Según Madoz, la inscripción existía todavía en 1848, tres años después de la reconstrucción del arco roto durante la guerra de la Independencia, por lo tanto es seguro que no resultó dañada por ninguna de las escaramuzas militares que durante esa guerra tuvieron lugar en su entorno. Siendo esto así, cabe preguntarse ¿Por qué y cuándo fue quitada del puente la inscripción? ¿Fue trasladada a alguna parte? De haber habido un robo cometido por personas particulares o un expolio consentido por las autoridades de la época, esto debió de ocurrir hace más de 70 años, pues las personas de Romangordo que superan hoy, abril de 2005, los 80 años de edad han conocido siempre la glorieta del puente en el estado que presenta actualmente.

En la obra titulada Almaraz se da la siguiente información en la página 196: "Esta colosal y osada obra fue costeada por la ciudad de Plasencia hecha por orden del Emperador Carlos I, y dirigida por don Pedro de Uría, como consta en la inscripción que existe en la glorieta que forma el puente en medio". No obstante esta afirmación, en la página 207 se sitúa la inscripción en un lugar distinto: "En la parte superior del cubo o parte cilíndrica del pilar por el lado del poniente, como veremos después, destaca en relieve y gran tamaño, esculpido, el escudo imperial de Carlos V que pone su impronta en el monumento con el águila bicéfala. Debajo, en una cartela, está grabada la siguiente inscripción: ESTA PVENTE LA HIZO LA CIVDAD DE PLASENCIA ACABOSE AÑO 1537 REINANDO CESAR AVG. CARLOS V EMPERADOR. FUE MAESTRO PEDRO DE VRIA"En la obra Puentes de Extremadura se afirma: "Esta magnífica construcción realizada por el maestro Pedro de Uría se acabó en el año 1537 bajo el reinado de Carlos V, según se lee en la inscripción conservada en el pilar central del puente".
Este verano aprovechando mis vacaciones, me dedique a verificar y localizar algun resto de la inscripción, asi como otros de civilizaciones anteriores, romanas o árabes, de esta ultima aún queda, pero de lo anterior mi resultados resultaron negativos, al menos por el momento, pero este trabajo, es una carpeta abierta a la investigación, y a la aportación de todos los que quieran colaborar con nosotros.

Jose Antonio Pajuelo Jiménez.- Pedro Luna Reina.

                                                               " CREANDO CULTURA"

martes, 11 de agosto de 2009

EXTREMEÑOS EN EL MUNDO. III

FERNANDO PLAZA MONTERO
Hoy traemos a nuestro blog a un ingeniero naval extremeño que después de recorrer medio mundo manifestando el orgullo de ser de esta tierra, dejando el nombre de Oliva de Plasencia y Extremadura en las aduanas de más de sesenta países a lo largo y ancho del mundo, hoy de vuelta a su región vive en Badajoz, donde goza del merecido descanso de los eméritos, disfrutando de su esposa, de sus 4 Hijos y 10 nietos (anglo españoles), siete de los cuales viven en Inglaterra

Breve reseña de don Fernando Plaza, un extremeño internacional
Don Fernando nace en el pueblo de Oliva de Plasencia en la década de los años cuarenta del siglo pasado.
1942-1956, Vive y estudia en la imperial Toledo (ciudad destino de su padre, Pascasio Plaza, también de La Oliva como todos sus antepasados, el cual era sub-oficial del ejército).
1957-1970, Vive y estudia en Madrid (graduándose en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Navales).
1970-1975, Vive y trabaja en Cádiz, como ingeniero naval /inspector de buques con Lloyds Register of Shipping (Sociedad de Clasificación de Buques británica).
1975-2000, Se le nombra, a través del Ministerio de Asuntos Exteriores, miembro de la Secretaría de la Organización Marítima Internacional (OMI) y se traslada a Londres en calidad de funcionario internacional (digamos parte de la curia) en esta Organización que es la Agencia especializada de Naciones Unidas exclusivamente dedicada a temas marítimos, donde hace su carrera exterior, ocupando sucesivamente los cargos de:
- Oficial de Programas para América Latina- División de Cooperación Técnica ( 1975-1977)
- Jefe de Sección para América Latina y el Caribe- División de Cooperación Técnica (1977- 1980)
- Director Adjunto- División de Cooperación Técnica, dedicado a la ejecución de proyectos en países en vías de desarrollo (1980-1985) y al control de los Asesores de la OMI en varias disciplinas.
- Director Adjunto Principal- División de Seguridad Marítima y Director de la Sub-División de Tecnología Marítima (1985-2000) entre cuyas funciones se incluían las de Secretario Ejecutivo de los cinco Subcomités Técnicos del poderoso Comité de Seguridad Marítima de la OMI (órgano legislativo y de implementación de Convenios Internacionales de aplicación mundial sobre Seguridad Marítima y control de la Contaminación Marina procedente de los buques y artefactos navales) así como coordinador de la Cooperación Técnica internacional ofrecida por la OMI en esos ámbitos.
Durante su estancia en Londres complementa su formación técnica obteniendo un Master en Relaciones Internacionales por la Universidad del Sur de California (en el periodo 1978-1982).
Por sus trabajos en pro de la seguridad marítima a bordo de los buques recibe algunos reconocimientos de Gobiernos extranjeros así como la Encomienda de la Orden del Mérito Civil otorgada por S.M. El Rey en 1985.
A finales del año 2000 renuncia voluntariamente a su cargo en la OMI por motivos personales y regresa a España en 2001, afincándose- poniendo la era como quien dice- en Badajoz (nada extraño al ser su esposa, María Ardila Pérez, de Talavera la Real). Desde Badajoz ofrece su experiencia en el sector marítimo (lo que no deja de ser un poco paradójico proviniendo de alguien de tan “tierra adentro”) y sus servicios al Gobierno español (Dirección General de Marina Mercante y Salvamento Marítimo) y a la Asociación y Colegio de Ingenieros Navales y Oceánicos (AINE-COIN), que ya se lo habían insinuado y que los aceptan, sirviendo subsiguientemente como experto nacional en temas internacionales y formando, durante algunos años, parte de las delegaciones españolas ante la Organización Marítima Internacional en Londres, ciudad que visita regularmente, hasta su “retiro” de esta actividad.
Simultáneamente la propia Organización Marítima Internacional lo vuelve a requerir como experto internacional, cosa que acepta y consecuentemente realiza varias misiones como Consultor Líder a países del Medio Oriente (Líbano, Siria, Egipto, Israel, Jordania y Turquía), hasta el 2007, fecha en que alcanzados sus 65 años de edad, decide cortarse la coleta, descansar de viajes oficiales y dedicar más tiempo a su tierra y su familia.
Durante el casi tercio de siglo de servicio en el entorno de Naciones Unidas ha tenido la oportunidad de publicar gran número de ponencias y estudios técnicos así como visitar (algunos países múltiples veces) y realizar misiones de trabajo, todas en el ámbito marítimo, en 76 países, Dependencias, Colonias y Territorios según sus récords, cubriendo cuatro continentes (su lugar de nacimiento-Oliva de Plasencia, Cáceres, ha quedado por tanto plasmado en las inevitables Hojas de Control de embarque/ desembarque de los innumerables aeropuertos de los países visitados) amén de numerosas participaciones activas en Congresos, Conferencias Internacionales y Reuniones Técnicas en el ámbito marítimo patrocinadas por la OMI y por otras Agencias del Sistema de Naciones Unidas, tanto en países industrializados como en países en vías de desarrollo.
Durante los últimos años, ha estado también involucrado en actividades de tipo social en Extremadura, principalmente en UNICEF (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia), de la que he sido Presidente del Comité provincial de Badajoz (2004-2007) donde sigue de colaborador así como del Club Rotary de Badajoz, (del que ha sido Secretario y Presidente) hasta el día de hoy.
Fotos- Con Mrs. Adamona Directora general de Asuntos Marítimos de Kazakhstan y su interprete Luba. 2.-Directores Marítimos con el bote del Presidente de Kazakhstan. 3.- En Badajoz con Portugal al fondo. 4.- Con su interprete Luba.-

Departamento de Investigación y Divulgación de la A.C.P. “PEDRO DE TREJO”
SEMBRANDO INQUIETUDES
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jueves, 23 de julio de 2009

JOSE MARIA DIEZ OLIVARES


Nació D. José María Diez Olivares, en la ciudad de Mérida el 19 de marzo de 1825. Miembro de una familia pobre pero distinguida, hubo de sentirse luego victima de cruel desgracia quedando huérfano de padre en edad muy temprana y al cuidado de su madre y de otros cinco hermanos a quienes cuidaba y sostenía con decisión, amor y entereza impropios de sus escasos años y de sus escasos recursos. Así se consagró en Cáceres al Magisterio, haciendo con desacostumbrada brillantez sus estudios, mientras que dedicaba en otros ramos todos sus esfuerzos al sostenimiento de su dilatada familia.
Termina su carrera con las mas altas calificaciones, hizo oposición a la escuela pública superior de esta ciudad, vacante a la sazón con otras, y tales fueron sus ejercicios que mereció ocupar el primer puestos de la terna, siendo nombrado y posesionándose de ella, si mis datos son correctos a finales del año 1849.
Trasladose a Plasencia con toda su familia y poco después contrajo matrimonio por poder, en Cáceres, con la señorita María Josefa Guerra, perteneciente a una bien reputada familia de aquella capital.
Desde entonces, se consagró a la constante práctica del magisterio, con verdadera conciencia de su misión insigne y la escrupulosidad y vocación de un verdadero sacerdote, compartiendo tan duros deberes con los tiernos cuidados de la familia y los afanes del estudio.
Enviudó muy joven, quedándose con el legado de sus tres hijos varones, y algún tiempo después, contrajo segundas nupcias con nuestra distinguida paisana D.ª María Zancudo, de ilustre y honrada familia, consiguiendo ser un matrimonio envidiable, de este llegaron otros tres hijos.
En resumen, la vida de este ilustre profesor, puede condensarse en estas frases, amó con idolatría a su familia, a sus amigos, y a sus discípulos; les consagró todas sus fuerzas y tras esa vida de inmaculada honradez y titánicos sacrificios lego a los suyos la gloria de su nombre. inteligencia privilegiada, talento clarísimo y profundo, ilustración extraordinaria, originalísima sagacidad de ingenio, sublime elevación de sentimientos humanitarios, modestia, humildad, ingenuidad incomparables; padre ejemplar, modelo de esposos, de amigos y de ciudadanos
Fue un notable publicista, numerosos periódicos acogieron en sus columnas los frutos preciados de su inteligencia, entre ellos. La Ilustración Republicana Federal de Madrid; El Extremeño y El Cantón Extremeño, donde colaboro con el pseudónimo de Camilo Ruiz; como rica prueba de sus privilegiadas aptitudes, publicó la preciosa colección del semanario satírico político, que se editó en Plasencia en el año 1869 con el titulo “El Tío Lilailas”. También nos dejo publicadas algunas obras didácticas en la que figura un tratado elemental, metódico y razonadísimo de Gramática Castellana en dos pequeños tomos y otro de Ortografía, así como composiciones líricas y poéticas que fueron incluidas en diversas publicaciones
En atención, al celo, método y resultados de su enseñanza recibió distintos premios por los años 1869 y 1871, haciéndose mención de ellos en la Gaceta Oficial de Madrid. Falleció el 13 de Enero de 1877, cuando tena 62 años.


Josçe Antonio Pajuelo Jiménez- Pedro Luna Reina

jueves, 16 de julio de 2009

SERRADILLA " LA TORRE DEL RELOJ"


SERRADILLA –LA TORRE DEL AYUNTAMIENTO
Una de las más típicas imágenes por las que se reconoce al pueblo, y que sirve de presentación a Serradilla ante cualquier visitante, es "LA TORRE DEL AYUNTAMIENTO" o "TORRE DEL RELOJ", como se la conocía más popularmente hace años. Todos conocemos este edificio, repetido en múltiples fotografías, de las que casi todos los serradillanos tenemos alguna en casa.
Lo que ya no saben ni conocen tantos serradillanos, es el hecho de que esta torre que ahora podemos observar no es la misma que ha presidido siempre nuestra plaza mayor y Casa Consistorial. Y lo que aún menos personas conocen, es la imagen de la antigua torre, que fue derribada en 1.917, y que ni era parecida, ni estaba exactamente en el mismo lugar que la actual. Sobre todo ello tratará el presente artículo, que informará a quien desee conocerlo y quiera saber un poco más sobre nuestra historia local.
Yéndonos algo más atrás en el tiempo que cuando sucedieron los hechos que nos ocupan, recordaremos que cuando en 1.557 fue Serradilla declarada independiente de la jurisdicción de Plasencia, el Concejo acordó construir Casa Consistorial y una plaza donde colocar el Rollo o "picota", donde figuraban los símbolos de la villa (cuatro cabezas de lobo y la cruz). Para ello eligieron un lugar céntrico y suficientemente extenso, encontrando así como más adecuada una huerta que era propiedad de la Parroquia. La Iglesia la cedió mediante la oportuna escritura de censo.
El Concejo cortó por donde le convino, y así la huerta fue convertida en plaza de la villa y en su lado norte se construyó el ayuntamiento o Casa Consistorial.
Algunas personas creen, o han oído hablar alguna vez de que este primitivo edificio no tuvo torre; extremo que no he podido confirmar por ningún medio. Desde aquí hacemos un llamamiento por si alguien pudiese asegurarnos esta circunstancia.
En las obras realizadas a lo largo del tiempo en el edificio del ayuntamiento, nos encontramos con la realizada en el año 1.885. En esta obra se acometió una reforma a fondo de todo el edificio, aunque no parece que fuese necesario derribarlo.
En el pleno celebrado el 7 de diciembre de 1.884 se expresa la urgencia que requiere la realización de estas obras, y habiendo crédito suficiente en la Casa Consistorial se encarga a una comisión de concejales que estudie la situación del inmueble y, a falta de arquitecto municipal, haga presupuesto y proyecto de obras. Todo con carácter de urgencia.
En su extenso informe hacen una detallada lista de las obras de mejora inmediatas e imprescindibles, que precisa el edificio. No hablan de derribo, pero nombran como urgentes el cambio de la mayoría de las vigas de los "dobles", todas las puertas y marcos, las escaleras, su balaustrada de madera, los balcones, apertura de otros nuevos, de más ventanas, arreglos de los corrales, de las paredes medianeras con otros inmuebles,... así como la nueva construcción de habitaciones para archivos, juzgado y cárcel. Todo ello lo valoran en un total de 2.750 ptas., que distribuyen en 1.150 la carpintería, y 1.600 la albañilería.
El 27 de enero de 1.885 acuerdan el pliego que reúne todas las condiciones de obras, así como su terminación y lo exponen al público.
El 1 de marzo, en reunión celebrada al efecto, se adjudican las obras a dos vecinos de Serradilla: Demetrio Barbero Alvarez (albañil) y Antonio Fernández (carpintero) por el montante antes indicado.
En ningún lugar de informes, presupuestos o proyectos se habla de torre ni de reloj.
Sin embargo, once años más tarde, en 1.896 y siendo alcalde Diego Sánchez, la alcaldía recibe del Gobierno Civil una partida de dinero que, al parecer, ya antes se había solicitado para acometer unas obras de ampliación y reforma de la casa y escuela de niños y, también, para la adquisición y colocación de un Reloj de Torre.
Concretamente se conceden 2.200 ptas. para este segundo concepto. Ante ello es nombrada una comisión que estudia innumerables catálogos en fábricas españolas, suizas y francesas, pero no gustó ninguna, por lo que se sacó a subasta pública, pero " ... depués de examinar, dicha comisión, el sitio que ocupa el RELOJ VIEJO que va a sustituirse". De lo que se deduce que había reloj y debía hacer ya bastante tiempo, puesto que es necesaria su sustitución por el nuevo.
En el pliego de condiciones que sacan para las posibles casas interesadas en esta instalación, detallan minuciosamente cómo debe ser el engranaje del reloj: ejes, ruedas dentadas, grueso del cristal, piñones, duración de la cuerda, rodamientos, aros, pasadores,... así como que la esfera deberá medir 1,20 m. de diámetro, la campana pesar unos 130 kg y el martillo (que se ha de levantar 22 cm. para tocar las campanadas) pesará 9 kg. Por cierto que se especifica y exige la construcción de un templete de hierro con cuatro columnas de 2,5 m. de alto, rematado por una veleta, que será donde el relojero instale la campana. Y todo ello, con el reloj funcionando, por las referidas 2.200 ptas que mandó el Gobierno Civil.
Así ocurrió, que al finalizar el plazo de presentación, el 22 de agosto, se esperó en el Salón de Actos a que transcurriese la hora indicada, y nadie había hecho proposición alguna. Se declaró desierto y se dio nuevo plazo hasta el 1 de septiembre, con idénticas condiciones y con idénticos resultados. Ante esta situación se comunicó al Gobierno Civil, que optó por dar permiso para que hiciesen una adjudicación directa, sin subasta.
Por fin, Emilio Alvarado, un relojero de Béjar, fue encargado de la instalación del reloj de la torre, aunque lo hizo con una serie de "rebajas" respecto al pliego original: el reloj fue de 33 cm. de diámetro y aunque él instalaría el templete para la campana, los gastos del herrero serían por cuenta del municipio, así como los gastos que se ocasionasen de material de carpintería y albañilería.
El 7 de febrero de 1.897 la comisión "del reloj", compuesta por los Sres. Concejales D. Juan Rodrigo, D. Cándido Vega y D. Juan Julián Mateos dan cuenta y certificado de la terminación de la instalación. Son felicitados por su dedicación, y todos de acuerdo pagan a Alvarado el primer plazo establecido de 1.100 ptas; éste a cambio y en espera del segundo plazo, les ofrece una garantía de perfecto funcionamiento durante 6 años, salvo maltrato o imprudencia del encargado. Dando un salto en el tiempo llegamos hasta 1.917, donde nos hallamos con que un vecino, Ruperto Mateos Mateos, presenta ante el ayuntamiento una instancia en la que expresa su temor ante el estado ruinoso en que, a su juicio, se encontraba la "Torre del Reloj de la Villa", que amenazaba al edificio de su propiedad contiguo a ella.
El ayuntamiento, presidido entonces por el alcalde D. Juan Sánchez Recuero, encargó a un Maestro de Obras de Plasencia, D. Eugenio Mirón, para que dictaminase sobre el estado de dicha torre.
El informe no pudo ser más definitivo: se observaron numerosas grietas en la cimentación de los muros, debido a la baja calidad de los materiales que sustentaban el enorme peso; numerosos ángulos estaban desunidos y cedidos; los arcos de sujección agrietados... de lo que se deducía la amenazante ruina, por lo que a fin de evitar desgracias, ya que se temía el desplome de la misma tarde o temprano, recomendó que se procediese a su reforma y arreglo de forma inmediata.
Se nombró a una comisión de obras (8 de mayo de 1.917) para que estudiasen toda la documentación al respecto y examinase también la torre. Comisión de obras que emitió su informe en un pleno celebrado el día 10 de junio, reconociendo el estado ruinoso tanto exterior como interior, así como que en caso de desplome aplastaría, sin remedio, el inmueble adosado a ella, propiedad de Ruperto Mateos.
En esta ilustración que acompañamos se puede ver el aspecto de la primitiva torre. Está tomada de una fotocopia hecha de una fotografía antigua, que por su mala calidad apenas permitía una buena observación. Por ello hemos sacado el dibujo a mano alzada, siendo lo más file posible a lo que se podía ver en esa fotocopia.
Pero sigamos con la historia. Tras dar su dictamen tan negativo, esta comisión recomendó que la torre fuese demolida en su totalidad, ya que las reparaciones no evitarían la ruina. Recomiendan también la construcción de una nueva torre, para lo que aportaron informe, presupuesto y plano de la misma, que fueron examinados por los concejales, hallándolos adecuados y acordando su aprobación por unanimidad.
El presupuesto total del derribo y nueva construcción (que permanece en los archivos municipales, escrito de puño y letra) se estimó en 1.894,81 ptas. ("de las de entonces"). Como curiosidad, incluimos los precios de algunas partes de la obra:
· - cimentación completa....................................................................... 15,00 ptas.
· - los solares de baldosas de los dos pisos de la torre y de un pasillo..... 10,95 ptas.
· - levantar las cuatro caras de la torre...................................................707,04 ptas.
· - el lucido completo, con cal, de las 4 caras ........................................ 124,84 ptas.
Como hemos observado en la ilustración anterior la torre actual varió de sitio unos metros respecto a la anterior. Ello se hizo para evitar problemas futuros con los vecinos colindantes, como el que había dado lugar a esta situación , además de ganar espacio interior para otras dependencias.
Del pliego de condiciones para optar a realizar la obra (que consta de hasta 31 puntos a cumplir por el contratista) entresacamos algunos: parte de los materiales los pondría el ayuntamiento (piedras, algunas vigas de hierro, cal, algunos ladrillos y baldosines); el desmontaje del templete y maquinaria del reloj no lo harían los albañiles; el ayuntamiento nombraría un vigilante de obras al que contratista y peones habrían de obedecer, bajo castigo de multas de 5 a 15 ptas, incluso podrían ser despedidos... así hasta las 31 citadas.
El 29 de agosto de 1.917 se abrieron las plicas presentadas, que según figura en el acta correspondiente fueron tres:
.- Sinforiano Alonso, por 1.358 ptas.; .- Isidoro Ropero, por 1.493 ptas; .- Marceliano Díaz, por
1.494 ptas.
La obra fue adjudicada al maestro albañil Sinforiano Alonso.
Pocos datos más hay sobre esta obra. El desarrollo de la misma no fue impedimento para que el ayuntamiento siguiese realizando su trabajo en el mismo edificio.
Agustín Sánchez Rodrigo, en "El Cronista", comentó algunos breves detalles: el 5 de diciembre de 1.917 ya estaba acabada la mampostería de la torre, aunque aún faltaban la ornamentación y el revoque. En 1.918, el 5 de marzo nos dice que ya se está terminando, tan sólo falta el lucido de la fachada. El reloj... "hace unos días que lo están montando los afamados relojeros Hermanos Luengo, de Plasencia, que han limpiado y reparado la maquinaria, quedándola como nueva." Posteriormente ofrecía un diálogo que, sobre la nueva torre, tenía lugar días más tarde, entre los vecinos de Serradilla:
" - Mia que ha queau bonita la torri del reló.
- Ya paici estu una capital; te digu yo a tí que está buenu.
- Y la campana pa llamal, se devi de tocal muchu mejol.
- Lo que se ha vistu es que se toca demá de bien."
Hablan estos serradillanos de la campana, refiriéndose a su nueva ubicación, ya que en la antigua torre no existía lugar para ella, sino que estaba situada en una espadaña al lado y se tocaba mediante una larga cuerda (al estilo del "esquilón" de la iglesia o de Santa Catalina), por lo que costaba más trabajo realizar repiques con el badajo, como se hace hoy al llamar a fuego o anunciar la salida del toro en las capeas de las fiestas.
Los restos y escombros de la obra se aprovecharon para arreglar el suelo de la plaza, de lo que se encargó una comisión nombrada al efecto. También por entonces, con este arreglo y nueva imagen de la plaza, se acordó retirar el Rollo y trasladarlo al Ejido, cerca de San Antonio. Aunque después se abandonó la idea, ya que como todos sabemos éste se derribó en 1.932... pero esa es ya otra historia.
Fuentes: Archivo Municipal, Revista "EL CRONISTA".
Departamento de Divulgacion e Investigacion de la A.C.P."PEDRO DE TREJO"

SEMBRANDO INQUIETUDES.

lunes, 6 de julio de 2009

ORIGEN DEL NOMBRE DE TORNAVACAS




Los orígenes de Tornavacas se remontan a la época de los vettones, siendo en ese tiempo un asentamiento de pastores pues su situación es envidiable ya que está situada en la cima de un puerto teniendo en sus cercanías los frescos pastos de la sierra y las abrigadas tierras de la dehesa extremeña.
En tiempos de los romanos fue un asentamiento militar con su “catrum militari” para controlar el paso del puerto.
El primer nombre conocido de Tornavacas fue el de Villaflor de las Cadenas. El actual, posiblemente, le fue dado por la batalla contra los árabes en el siglo X.
Lo acontecimientos de dicha batalla fueron los siguientes:
El rey leonés Ramiro II batallando con los árabes llega al puerto de Tornavacas con la intención de conquistar el valle del Jerte, pero se encuentra con una fuerte oposición de las tropas sarracenas cordobesas acaudilladas por Ahmad Ben Yala. Los primeros enfrentamientos tuvieron lugar en el sitio llamado “La Vega del Escobar”. Al ser rechazados cada vez que intentaban avanzar, idearon una estratagema consistente en atar unas teas encendidas a los cuernos de las numerosas vacas que pastaban en esa zona, y por la noche azuzarlas hacia el campamento enemigo, dando al mismo tiempo grandes gritos y haciendo mucho ruido, para hacer creer a los árabes que era un ataque de una numerosa tropa cristiana. La idea tuvo éxito y el ejército agareno salió en estampida hacia la población de Ambroz, hoy Plasencia. Una vez que las vacas rebasaron el campamento, se dispersaron en la noche, y las tropas cristianas volvieron a su asentamiento esperando la llegada del día para ver el resultado de la estratagema.
Al clarear el día vieron como los animales, guiados por su instinto, volvían a sus lugares de pastoreo, y de hay que al verlas llegar pronunciaran la frase de “ya torna las vacas”, frase que daría lugar al nombre actual del puerto, y población.
Cuentan que cuando el cartógrafo don Tomás López recorrió estos lugares en el siglo XVIII., se le comunicó la existencia de una inscripción latina en lo alto del puerto que decía lo siguiente:
"Iluminatio mea terruit turbas maurorum sarracenorum que fugere fecit
Dicha inscripción se perdería y hoy no se sabe nada más de ella.
En el siglo XIV, concretamente el día 6 de junio de 1369, el rey Enrique II de Trastámara, como otros mucho reyes anteriores y posteriores, para pagar la ayudas que les prestaban los nobles en sus continuas guerras, desgajó el terreno que rodeaba al puerto de Tornavacas, el cual era propiedad de la ciudad de Plasencia, y se lo regalo a la casa de los Álvarez de Toledo, los cuales ya eran señores de Valdecorneja, Jarandilla y Oropesa, estas dos últimas también sustraídas de las Tierras de Plasencia.
Después de varios confirmamientos por distintos reyes la propiedad del señorío de Tornavacas llega a los duque de Frías, los cuales lo pierden por desaparecer los señoríos en el siglo XIX.
Como recuerdo de la batalla de la Vega del Escobar queda el escudo de Tornavacas, en el cual podemos ver dos vacas con dos teas encendidas en los cuernos, así como el ajedrezado de los Álvarez de Toledo-


JOse Antonio Pajuelo Jimenez - Pedro Luna Reina

sábado, 20 de junio de 2009

EXPOLIO INTERNACIONAL DE LA ALTA EXTREMADURA. II



Este nuevo ejército extremeño es entrenado durante el verano y fogueado en algunas pequeñas acciones, principalmente en Portugal.
– como así sucedió dos meses más tarde _ , envió al general don José de Arce contra la plaza del Yelbes el 7 de Septiembre, obligando al comandante francés Girod de Novilard a encerrarse Tiene en su haber, como decíamos al principio, el haber roto las comunicaciones de los franceses entre Madrid y Lisboa, quedando arrinconadas las tropas del general Junot en Portugal, desconectadas del resto de los ejércitos imperiales y a merced de los ingleses, que se preparan para intervenir al mando del general Wellesley, más tarde conocido como Lord Wellington.
Mientras tanto, el ejército de Andalucía, al mando de don Francisco Javier Castaños – en el que se encuentra integrado el Provincial de Plasencia -, tras la toma y saqueo por los franceses de Jaén y Córdoba, inicia el 16 de Julio la batalla de Bailén, que habría de proporcionar el mayor triunfo de las armas españolas y donde fue hecho prisionero íntegramente todo el ejército francés. Ello hace que el Intruso y el "melenudo" Murat abandonen Madrid y desaparezcan las tropas francesas de todo el territorio nacional al sur del Ebro.
A finales de Julio la Junta Suprema de la provincia impuso contribución subsidial a toda Extremadura por una cantidad de 1.100.000 reales (más de 600 millones actuales) y el 2 de Agosto el Cabildo de Plasencia aportó los fondos que le correspondieron en la prorrata, sin que se especifique la cantidad.
Libre de franceses la mayor parte del territorio español, quedó arrinconado en Portugal el ejército de Junot, frente a las tropas anglo-portuguesas del general Wellesley, que logra el triunfo a finales de Agosto en la batalla de Vimeiro; victoria que se vio ensombrecida por la extraña capitulación firmada en la llamada convención de Gibraltar, según la cual los ingleses se comprometían a llevar a Francia en sus barcos a todas las tropas francesas que ocupaban Portugal. Viendo la Junta de Extremadura que aquel ejército que quedaba libre volvería a ser armado y enviado de nuevo a la Penínsulaen el fuerte de La Lippe. Los ingleses enviaron un regimiento al mando del coronel Graham para convencer a los españoles que dejasen embarcar libremente a los franceses, según el tratado que ellos habían firmado, mas el general Arce y la Junta de Extremadura se opusieron a dejar libre a los sitiados, y sólo tras largas negociaciones accedieron a la petición inglesa.
No fue recíproco el trato dado a los 3.500 soldados del ejército de Extremadura presos por Junot en Lisboa, pertenecientes a los regimientos de caballería de Santiago y Alcántara, al batallón de tropas ligeras de Valencia y al de granaderos provinciales, que debían ser entregados a cambio de los franceses prisioneros por la Junta de Extremadura y que no fueron entregados directamente a su provincia, sino que fueron desembarcados al mes siguiente en la Rápita de Tortosa y en los Alfaques, a las órdenes del mariscal de campo don Gregorio Laguna.
Los preparativos para la segunda invasión napoleónica comienzan a finales de Octubre de 1808, y el 29 de este mes la Junta Central ordena para esta provincia una aportación de un millón de reales por vía de préstamo, que el Cabildo y la Ciudad realizan en letras sobre Madrid, sin especificar su cuantía.
El 24 de Noviembre el obispo de Plasencia realiza una colecta para socorrer a la ciudad de Zaragoza, sin que se sepa la cuantía de este socorro.
El ejército de Extremadura es derrotado en Burgos por la caballería del general Lasalle el 10 de Noviembre y sus restos, unidos a los restos del ejército de Castilla, son derrotados nuevamente por el propio Napoleón en el puerto de Somosierra. El desaliento por estas derrotas y la entrada de Napoleón en Madrid, leva a estas tropas dispersas por el campo de Talavera y norte de Extremadura a convertirse en bandas de forajidos que saquearon y arrasaron cuantos pueblos encontraron a su paso, hasta el punto de asesinar a su propio jefe, el general San Juan.
El 10 de Diciembre la Junta local de Plasencia hace otra petición de granos y dineros para socorrer a las tropas de Madrid, y el día 13, la Junta Central, desde Trujillo, solicita ayuda al Cabildo, contribuyendo éste con 60.000 reales (más de 30 millones de pesetas actuales) y el señor obispo con 30.000 (más de 15 millones).

Las tropas francesas de los generales Lefebvre y Sebastiani invadieron Plasencia el 28 de Diciembre de 1808. La ciudad se encontraba desguarnecida y totalmente despoblada de hombres jóvenes, pues a las constantes levas para reponer las bajas del ejército, se unió la creación por don Vicente de Vargas y Laguna del Batallón de Voluntarios de Plasencia, formado por toda la juventud placentina, sin distinción de clases, que operaba en Navalmoral y puente de Almaraz. No obstante, todavía pudo formarse una tropa de hombres maduros de unos quinientos escopeteros, que tuvieron la osadía de atacar a todo el ejército francés y detenerle durante varias horas en el paso del Tiétar. Para evitar mayores males y represalias, un anciano tomó el mando de la ciudad y salió a recibir a Lefebvre al camino de Malpartida, realizando la capitulación de la ciudad.
El 25 de Enero de 1809, por oficio de la Junta de Trujillo, correspondió a Plasencia el pago de 80.000 reales (unos 48 millones de pesetas actuales) y mil raciones diarias de pan, vino y aguardiente. El Cabildo puso a disposición de la Junta 20.000 reales (unos 12 millones de pesetas).
El 17 de Mayo el Cabildo dispuso de la entrega de todas las alhajas de plata, reservando las precisas para el culto. Se cree fuesen 10 arrobas de plata por un importe de 80.960 reales (unos 48 millones de pesetas).
En este tiempo ocurre el desastre de la batalla de Medellín, que fue una auténtica tragedia para Extremadura y para España.
El 19 de Junio llegó a Plasencia el mariscal Víctor replegándose desde Mérida, habiendo antes destruido el famoso puente de Alcántara. El general don Gregorio de la Cuesta le siguió, situando su cuartel en las Casas del Puerto de Miravete el 20 de Junio.
Por orden del intruso dejó Víctor Plasencia a finales de Junio, para instalarse en Talavera. Sir Arturo Wellosley aprovechó esta ausencia para establecer en Plasencia el cuartel general de las tropas inglesas y portuguesas, el 8 de Julio, preparando con el general Cuesta la campaña de Talavera. La Junta provincial ordenó a la ciudad mantener y avituallar a estos ejércitos, a consecuencia de las continuas protestas del general inglés.
La batalla de Talavera se lleva a efecto los días 26, 27 y 28 de Julio, con el magnífico triunfo de las armas aliadas, declarándose, a consecuencia de la misma, un colosal incendio que arrasa todos los bosques de la zona y de la vera de Plasencia.
El día 1º de Agosto entran en Plasencia los mariscales Soult y Ney y el general Mortier con sus tropas, saliendo de ésta el día 6. Vuelve de nuevo Soult el día 10, para permanecer en ella hasta el 1º de Octubre, siendo en este tiempo cuando se producen los mayores saqueos y destrucciones, tanto en la ciudad como en todos los pueblos de la zona, muchos de los cuales son incendiados, como el tristemente célebre de Torrejoncillo. Destruyen los archivos de la ciudad, incendian las iglesias de San Julián, de la Magdalena y de los Mártires, establecen su depósito de armas en el convento de San Ildefonso, saqueándolo y destrozando incluso la estatua del coronel Villalba, desvalijan todos los templos y casas particulares e incluso profanan las tumbas, entre ellas las del obispo don Cristóbal de Lobera, a quien momificado con sus ropajes colocan en la puerta de la iglesia de Santa Teresa con un fusil en las manos, como haciendo guardia.
El valle de Plasencia es entrado a saco por un destacamento de 6.000 franceses, siendo heroica la defensa que hizo de Cabezuela el coronel Golfín y la que hizo en el Torno el "Tío Picote", que derrotó a tres escuadrones de caballería. No hubo pueblo o casería en todo el norte de Extremadura que no recibiese el saqueo sistemático de las tropas francesas. Las partidas de guerrilleros españoles fueron numerosas y muy efectivas, destacándose las tropas de don Julián Sánchez y los 600 lanceros de la Cruzada del Valle del Tiétar.
Volvieron los franceses a Plasencia del 11 al 15 de Febrero de 1810, exigiendo a la ciudad el pago de 200.000 reales, mas como las arcas de todos sus habitantes se encontraban ya exhaustas, se conformaron con llevarse 51.500 reales (cerca de 30 millones de pesetas), aportando la ciudad 20.000 y los 31.500 restantes el Cabildo.

El 22 de Abril pasaron tropas francesas que partieron el mismo día, llevándose como rehén al corregidor don Antonio Alonso Varona, exigiendo a cambio la entrega de 24.000 reales (unos 14 millones de pesetas), cantidad que fue pagada el día 24 en Baños de Montemayor. El mismo día 24 llegaron otras tropas francesas al mando de Villarí que partieron el 25 llevándose 7.565 reales (unos 4 millones).
El 29 de Mayo, por comisión militar despachada por el general español don Martín de la Carrera, se exigía al Cabildo, en el plazo de 12 horas, 80.000 reales (cerca de 48 millones de pesetas).
El 17 de Julio volvieron tropas francesas que no marcharon hasta el 9 de Septiembre, mandadas por el Conde de Reynor, requisando 4.000 fanegas de trigo, 4.000 quintales de harina, 4.000 arrobas de vino, 600 arrobas de aguardiente, 6.000 raciones de forraje y 900.000 reales, más 14.000 reales por costas de ejecución (más de 500 millones de pesetas actuales). Además ahorcó a dos infelices paisanos de la Oliva sin justificación alguna, haciendo que fueran ahorcados por dos placentinos cogidos al azar.
El 24 de Agosto el general francés Regnia, exigió 900.000 reales, encerrando y sometiendo a malos tratos al Cabildo y notables de la ciudad. Con grandes esfuerzos logró el Cabildo 99.720 reales (más de 50 millones de pesetas).
El 7 de Septiembre otro general francés realizó una exacción de 300.000 reales, cargando además 4.800 de costas (unos 18 millones en total).
El 26 de Octubre, el heroico guerrillero don Julián Sánchez saqueó con violencia toda la plata que encontró en la Catedral, llevándose en total 28 arrobas de plata y 32 onzas de oro, por un importe total de 238.840 reales (más de 140 millones de pesetas).
El 6 de Diciembre hubo de entregar al Cabildo la plata del servicio del altar, por un importe total de 2.368 reales (más de un millón de pesetas).
El 27 de Diciembre entregó el Cabildo a la Junta de la ciudad todos los granos de la cilla, sin que conste cantidad ni valor. El 29 del mismo la Junta Local obligó al Cabildo a gravar a los clérigos con 200 reales semanales.
El 31 de Enero de 1811, el Cabildo envió 20.000 reales (unos 12 millones de pesetas) para socorro de las tropas sitiadas en Badajoz por los franceses.
El 17 de Febrero y hasta el 19, el general Villet sacó de la ciudad y pueblos del partido 1.163.485 reales (cerca de 700 millones de pesetas actuales).
Esta fue la última invasión francesa de la ciudad.
El 27 de Marzo, para socorro del hospital de Alburquerque, donó el Cabildo 3.000 reales (casi 2 millones de pesetas).
Durante los años siguientes siguieron las exacciones frecuentes, aunque de menor cuantía, teniendo además que atender a los ingleses y portugueses acuartelados en ésta en 1813 y padeciendo un largo período de hambre durante los años 1811 y 1812.
No acertamos a comprender cómo pudo soportarse tan catastrófica situación, lo que nos lleva a pensar que el heroísmo de la nación no estuvo sólo en los campos de batalla.

Gumersindo Martín Hernández.

miércoles, 10 de junio de 2009

EXPOLIO INTERNACIONAL DE LA ALTA EXTREMAURA. I.-


"Artículo presentado a los Coloquios Históricos de Extremadura en Trujillo, en el año 1983 El autor de este artículo es don Gumersindo Martín Hernández de la A.C.P. "Pedro de Trejo

La importancia que para la causa española tuvo el alzamiento de Extremadura contra la ocupación francesa en 1808, fue decisiva en la guerra de la Independencia. Su situación fronteriza con Portugal produjo, en el primer instante, la ruptura de comunicaciones entre los franceses del Alentejo, al mando de Junot, y los de la Mancha, a las órdenes directas del mariscal Murat.
Pero esta misma situación de paso entre Madrid y Lisboa, hizo que nuestra tierra se viese invadida sucesivamente por uno y toro bando contendiente, con las consiguientes consecuencias de saqueos, exacciones, desolación y muerte. Tropas francesas, inglesas y portuguesas, depauperaron y arruinaron nuestros pueblos y ciudades, y aunque fueron pocas las grandes batallas que se dieron en nuestro suelo, el movimiento de tropas fue extraordinariamente intenso, así como la ocupación y abandono de plazas. Por si fuera poco, las partidas de heroicos guerrilleros y sobre todo, las tropas españolas incontroladas y dispersas en las grandes derrotas sufridas, se dedicaron muchas veces al saqueo y al pillaje, con tanta intensidad como las mismas tropas extranjeras.
En lo que respecta a la Extremadura alta, las sierras y valles que arrancan de la derecha del Tajo estuvieron desguarnecidas casi todo el tiempo por las tropas nacionales, que operaron todos estos años casi exclusivamente en las tierras llanas al sur del Tajo, que facilitaban el empleo de grandes contingentes de fuerzas y el movimiento de la caballería y la artillería, en esa obcecación de nuestros generales de jugar a batallas campales, moviendo peones y caballos en unas condiciones de inferioridad numérica, de armamento, de abastecimientos y , sobre todo, de mandos generales e intermedios.
Todo ello llevó a la mayor y más prolongada catástrofe que haya podido sufrir país alguno, de la cual, por los desgraciados incidentes que la sucedieron a lo largo de todo el siglo XIX, aún, al cabo de 175 años, no nos hemos recuperado.
Es difícil extractar en un breve trabajo de este tipo todos los acontecimientos nefastos ocurridos en estas tierras a lo largo de cinco extractar en un breve trabajo de este tipo todos los acontecimientos nefastos ocurridos en estas tierra a lo largo de cinco intensos años de guerra, por lo que me limitaré a consignar en el mismo sólo los más destacados expolios sufridos en la Alta Extremadura, centrándome principalmente en los ocurridos en la ciudad de Plasencia y basándome en los testimonios de dos testigos de la época: el Excmo. Sr. Conde Toreno, en su "Historia del levantamiento, guerra y revolución de España", y don José Mª de Barrio y Rufo en sus "Apuntes de historia de la Ciudad de Plasencia".
Con el fin de darnos una idea de los sacrificios que para la ciudad y provincia supuso este desgraciado y a la vez heroico acontecimiento, he intentado, de forma aproximada, traducir a pesetas, en su valor actual, el real de vellón en que vienen expresadas las cantidades satisfechas, teniendo en cuenta la diferencia en el nivel de vida de entonces acá y la circunstancia de ser la población unas seis menor que la actual, con lo que la imposición "per cápita" se elevaba notablemente. A estas cantidades hemos de añadir aquellas otras en especies, avituallamiento de las tropas, robo de joyas y obras de arte y destrozos de todo tipo, de imposible valoración en metálico, además de las pérdidas humanas, las levas de soldados, la falta de brazos en el trabajo y la paralización del comercio y la industria.
La sangría económica y humana de nuestra tierra comienza el 18 de Octubre de 1807, en el momento en que el general Junot, al mando de un ejército de 25.000 hombres y 3.000 caballos llamado cuerpo de observación de la Gironda, penetra en España con el pretexto de la invasión de Portugal.

El gobierno de D. Manuel Godoy dicta una exacción para la manutención y avituallamiento de este ejército, correspondiendo a la ciudad de Plasencia la entrega de 800 fanegas de trigo y 1.000 de cebada (un sacrificio económico equivalente a los 36 millones de pesetas actuales). D. Vicente de Vargas y Laguna, señor del Barrado y Villanueva de la Sierra y Regidor perpetuo de la Ciudad, para aliviar al pobre labrador, dio 100 fanegas de trigo, que luego cedió a beneficio de la nación. Poco después, el funesto valido dictó una proclama exigiendo a su tierra extremeña la entrega de hombres y caballos par la lucha en Portugal.
El 9 de Enero de 1808 comenzó la entrada en España de otro ejército francés de otros 25.000 hombres y 2.700 caballos, llamado cuerpo de observación de las costas del Océano, capitaneado por el mariscal Moncey. Y el 26 de Febrero el Cabildo de la Catedral de Plasencia, a instancias del intendente D. Agustín Gutiérrez de Tovar, ofreció 2.000 fanegas de trigo a 50 reales cada una, entregando en metálico 100.000 reales (unos 60 millones de pesetas).
Los sucesos del lunes 2 de Mayo en Madrid y el famoso bando del Alcalde de Móstoles son conocidos en Plasencia a las pocas horas de acontecer. La muchedumbre de los pueblos comarcanos, congregada en su Plaza Mayor con motivo de la celebración del tradicional mercado semanal de los martes, hace correr la noticia inmediatamente por los más apartados rincones de la zona. El miércoles día 4 es recibida la comunicación en Badajoz y el día 5 se dio desde allí la primera proclama de España contra los franceses, enviándose emisarios con la misma a Lisboa, Madrid y Sevilla, proclama que queda limitada a simples palabras escritas, ya que el ejército acantonado en Badajoz al mando del general Solano y el gobernador de la plaza Conde de Torres del Fresno, siguen obedientes a las órdenes del Gobierno de Madrid, dominado por el mariscal Muret, quien a mediados de Mayo ordena el traslado al Campo de Gibraltar de todas las tropas de Extremadura.
El 26 de Mayo se produjo el alzamiento en Sevilla, comenzado por el regimiento de Olivenza. El estallido de Extremadura dio comienzo en Badajoz el día 30, día de San Fernando, a consecuencia de la orden de Murrat de que no se enarbolase bandera ni se disparasen las salvas, tradicionales desde siglos atrás en honor de Fernando III el Santo. Fue una mujer la que quitándole la mecha a un artillero disparó un cañón, siendo seguido por el disparo de los restantes cañones del fuerte y el grito unánime de la población de viva Fernando VII y meran los franceses. El gobernador puesto por Godoy, Conde de Torres del Fresno, fue agredido y muerto por la muchedumbre; en Plasencia y la villa de los Santos hubo también linchamiento de unos tachados de afrancesados, pero en el resto de Extremadura el alzamiento se produjo con orden y alegría. Fue constituida la Junta Suprema de Extremadura, ocupando el mando el brigadier de artillería D. José Galluzo y siendo nombrado vicepresidente D. Vicente de Vargas y Laguna. Al mismo tiempo se formaron las Juntas locales de defensa en las distintas ciudades, siendo elegidos para la de Plasencia su obispo D. Lorenzo Igual de Soria y D. Antonio Vicente de arce, entre otros.
De los dos regimientos provinciales de Extremadura el de Plasencia se encontraba en el Campo de Gibraltar y el de Badajoz se encontraba desarmado, entando todas las plazas de la provincia totalmente desguarnecidas, por lo que el brigadier D. José Galluzo logró formar, durante todo el mes de Junio, un nuevo ejército de 20.000 hombres y un cuerpo de extranjeros formado por portugueses y franceses evadidos de Junot.
El 8 de Junio entregó el Cabildo de la Catedral de Plasencia al Ayuntamiento, según orden de la Junta provincial, una ayuda consistente en toda la plata del aparador de la sacristía, además de una aportación en metálico de 200.000 reales (más de 100 millones de pesetas actuales), para agregar a la prorrata establecida en toda la cuidad, sin que sepamos cual fue la total aportación. Cinco días más tarde, el 13 de Junio dio el Cabildo otro donativo a la Junta local de Trujillo, consistente en 10.000 reales (unos 6 millones de pesetas). ( Continuara)
Fonto del busto en yeso del Conde de Torres del Fresno,de Angel Cabrera

Gumersindo Martin Henandez

viernes, 17 de abril de 2009

POSTIGOS DE LA CIUDAD



POSTIGO DE SANTA MARÍA
El postigo de Santa María está entre un cubo de la muralla y la torre-campanario de la Catedral, también conocida como "torre vieja " por ser respetada en la construcción de la Catedral Nueva. En la construcción de las murallas no se contempla este postigo, pero en el siglo XV ya se habla de una pequeña puerta en la muralla que con una escalera salvaba el desnivel natural de la muralla a la Corredera. En el plano de Luis de Toro, dibujado en el siglo XVI, se ve perfectamente este postigo, aunque sin escalera.
Fray Alonso eleva este postigo a la categoría de " Puerta Nueva", a raíz de la remodelación que se hizo "para que tuviesen la suficiente altura que pudiese entrar y salir la procesión del Santísimo de la Catedral a la Corredera”.
Desde el postigo se veía el arrabal de San Juan, la iglesia de San Marcos, la cual había sido anteriormente convento de San Bernardo, el hospital de San Marcos, el cual también se le conocía como "Hospital de los Pobres", la iglesia parroquia de San Juan Bautista, y a la otra parte del río el colegio de San Fabián, o Colegio del Río.




POSTIGO DE SAN ANTON
El postigo de San Antón es también conocido con la denominación: del Postigo, o Puerta de la Fortaleza. Estaba situado entre la fortaleza y la torre Lucia.
El motivo de abrir aquí un postigo y no una puerta quizás se motivara a que esta es la zona de murallas más llana y menos protegida por el río y los desniveles del terreno, y por lo tanto sería la parte más fácil de atacar.
En el año 1.789, el postigo de San Antón fue destruido junto con parte de la muralla con el fin de darle mayor amplitud. En el año 1845 se reutilizó el arco de la puerta principal de la iglesia-convento de los Padres Franciscanos Descalzos (Puerta del Sol) como portada del postigo. A comienzos del siglo XX no quedaban restos del postigo.
Enfrente del postigo estaba la ermita de San Antón y el Acueducto, y en el interior estaba la plaza de los Llanos, al lado de la fortaleza.
POSTIGO DEL SALVADOR
El postigo del Salvador sigue la línea de los de Santa María y San Antón, está flanqueado por una torre que se encarga de su defensa..
Este postigo es silenciado por los historiadores placentinos y solo se sabe de el por los Libros de Cuentas de Propios de la ciudad, los cuales dan noticias de sus cuidados; en 1.507 se mandaba " adobar la entrada del postigo Del Señor Sant Salvador”.


POSTIGO DE SANTIAGO
El postigo de Santiago se encontraba en las proximidades de la iglesia del mismo nombre (hoy Cristo de las Batallas). También este postigo ha sido olvidado por los cronistas de la ciudad, se sabe de el por las Ordenanzas de Plasencia en el siglo XVII en las cuales se obliga a tirar los desperdicios de las carnicerías " que lo echen aliende el Postigo de Santiago.. La función del postigo quedó anulada al construir los Jesuitas su convento en esta zona, pues cortaron la calle de Cartas, que era la que terminaba en el postigo, y se lo anexionaron como puerta de uso privado del convento.
Durante mucho tiempo se le conoció en Plasencia con el nombre de "Puerta de la Afrenta”, pues por el salieron de la ciudad los Jesuitas cuando la orden de expulsión de Carlos III, hecho que quedó muy grabado en la memoria de la ciudad.
Departamento de divulgacion de la A.C.P."PEDRO DE TREJO"
SEMBRANDO INQUIETUDES

viernes, 3 de abril de 2009

LOS PENITENTES Y LA SEMANA SANTA




Hoy parecería fuera de lugar separar a los penitentes de los nazarenos en las procesiones de la Semana Santa, pero no fue así siempre. En los primeros tiempos del cristianismo, cuando todavía no se habían instituido los ritos de la Semana Santa, ya existían los penitentes, los cuales no eran más que pecadores apartados de la Iglesia por sus faltas cometidas.
El concepto de pecado y la gravedad del mismo han ido evolucionando con el paso de los siglos y cosas a las que hoy no le damos importancia tenían una gran repercusión en épocas pretéritas.
La Iglesia, en sus primeros siglos, castigaba con gran rigor a los infractores de sus normas imponiéndoles grandes y largas penas, las cuales habían de cumplir si querían ser reintegrados al seno de la misma.
Entre los castigos impuestos por la Santa Madre Iglesia estaban las peregrinaciones a ciertos lugares señalados del catolicismo, tales como Jerusalén, Roma, Santiago, etc. Esas peregrinaciones -que hoy se hacen casi en plan de romería o turismo- en aquellos tiempos significaban un gran sacrificio, tanto por su duración como por la dureza de los caminos y medios para realizarlas, pues eran miles los penitentes -después llamados peregrinos- que murieron en los caminos, tanto de enfermedades como por violencia contra ellos. Hasta el extremo que las instituciones religiosas y civiles tuvieron que tomar decisiones de apoyo para impedir, dentro de los posible, estos hechos, creando los hospitales, cofradías y refugios de peregrinos establecidos a los largo de las grandes rutas de peregrinación.
El penitente no podía llevar consigo ningún bien, pues el primer paso era desprenderse de toda propiedad, vestir un sayón o saco de ínfima calidad y realizar el viaje suplicando la caridad y el perdón de los demás.
Pero no a todos se les condenaba a peregrinar. Si el pecado era de los que en aquellos tiempos se consideraba grave también se imponía un castigo físico y, además, era acompañado de la expulsión del pecador del seno de la iglesia hasta la consumación de la pena. El cumplimiento del castigo pasaba por distintas etapas de cumplimiento hasta que era expiado y, de esa forma, conseguir el perdón por parte de la iglesia.
Entre las etapas que se seguía para lograr la expiación se encontraban las siguientes: Al pecador se le exponía públicamente, anunciando su pecado y el castigo aplicado; se le prohibía hablar con los demás fieles; se le prohibía la entrada a la iglesia, teniendo que permanecer fuera del atrio de la misma suplicando a los fieles, mediante su aflicción y presencia, que rezasen por él, pues al pecador también le estaba prohibida la oración, ya que se le había separado de la comunidad cristiana. Pasado un tiempo se le permitía oír la Palabra de Dios desde el pórtico de entrada a la iglesia. Pasado un tiempo se le permitía entrar, pero ocupando el sitio más alejado y oscuro, teniendo que salirse al comenzar la misa, al igual que los catecúmenos, ya que no pertenecían a la iglesia todavía. Y, por fin, una vez concluida la penitencia se le acogía en la comunidad cristiana.
Este reingreso solía hacerse coincidiendo con la Resurrección de Cristo, pues significaba la muerte del pecado y el inicio de la nueva vida. Para llegar a este reingreso, debería de multiplicar su penitencia en la semana anterior.
Y llegamos al verdadero origen de la Semana Santa o Semana del Penitente:
El penitente se vestía con un saco viejo, se llenaba la cabeza de ceniza, ayunaba y se infligía multitud de castigos corporales como prueba del arrepentimiento que sentía, haciendo recorridos a las distintas ermitas existentes en los extrarradios de las poblaciones, pero sin entrar en ellas en ningún momento.
Con estos antecedentes podemos comprender el origen de nuestras cofradías penitenciales, las cuales en sus principios eran todas de sangre.
Entre todas ellas destacó la cofradía de la Vera Cruz, ya que fue una de las primeras en fundarse, estando muy ligada desde sus comienzos a la Orden Franciscana.
Los castigos más utilizados en esa época fueron las laceraciones, producidas por espinas, astillas, cuerdas, clavos, cadenas, cruces, etc. Quizás lo más utilizados fueran los azotes, tanto con ramas espinosas como con látigos, en sus distintas variedades.
Al masificarse estos actos penitenciales, en los cuales la iglesia como tal no participaba, se vio la necesidad de regularlos, pues escapaban a su control y ponían en peligro la autoridad de la misma.
En un principio se impuso que las penitencias se hicieran conjuntas y en procesión. De esta manera se podía controlar tanto su duración como su intensidad, siendo sus recorridos, generalmente, desde la población hasta alguna ermita o humilladero situados en las afueras. Este recorrido se aprovechó para aleccionar a los penitentes, instaurando en su recorrido las catorce estaciones de la pasión de Cristo, pasando a denominársele el “Camino del Calvario” o “Vía Crucis”.
Tiempo después, el Papa Clemente VI prohibió los azotes en las procesiones, cambiándolo por cánticos y oraciones. Esta medida no fue muy aceptada por el pueblo y se siguieron realizando, a pesar de las penas canónicas que proclamaba la iglesia. De esa época se conservan algunos rituales de Picados y Empalados en diversas localidades de la geografía española.
Al prohibir los castigos corporales y, para darle otra finalidad a la procesión, se pensó en sacar alguna imagen y hacer un catecismo público, con lo cual la iglesia se hacía con el control del acto, pasando los penitentes a un segundo plano y siendo el protagonista principal el “Paso” o Imagen de la procesión.
Como recuerdo de aquellos primeros penitentes ha llegado hasta nuestros días detalles y objetos tales como La Ceniza, que no solamente nos recuerda la ceniza nuestro origen y destino, sino que fue empleada para afear la cabeza y cara del penitente y de esta manera hacer más repulsiva su figura; La Túnica o Hábito, que en su principio no fue más que un saco sin ningún adorno (en documentos antiguos se cuenta que su origen data del siglo XIII (1260) en la ciudad de Perusa en Italia, en la cual un ermitaño llamado Rainero conminó al pueblo a vestirse como los Ninivitas, con sacos); El Cíngulo, que se lleva en la cintura como recuerdo de los látigos usados en las penitencias; Los Hermanos de Carga, que son los herederos del antiguo Penitente, ya que se cambió el castigo del azote por el de cargar con las Imágenes; Los Hermanos de Luz y Velas, estos son los herederos de las personas piadosas que solían alumbrar a los penitentes para evitar que en sus desplazamientos por el campo pudieran caer en barrancos o grietas del terreno; La Caperuza ó capucho, que en sus orígenes sería solamente un paño que el penitente se pondría en la cabeza para no ser reconocido y guardar su intimidad. La Santa Inquisición utilizó la caperuza –conocida por algunos como “el caperúz”- sin tapar la cara, para manifestar que el que lo llevaba puesto era un pecador; y El Silencio Procesional, pues mientras que en las demás procesiones de Cristos, Vírgenes y Santos se suelen cantar alabanzas, las procesiones penitenciales se realizan en silencio total, recordando la prohibición que se aplicaba al penitente en su primera fase de no poder hablar con los demás fieles cristianos.

Plasencia, Semana Santa del año 2009
Pedro Luna, hermano cofrade de la Santa y Vera Cruz de Plasencia.

sábado, 28 de marzo de 2009

PUERTA DE CORIA



La puerta de Coria era la entrada natural de los que venían de esa ciudad a Plasencia, por eso su denominación.
Se abre esta puerta en la depresión natural formada por el promontorio de la Mota y la iglesia de la Magdalena, al ser tan accidentada su entrada se la llegó a denominar en ocasiones como "el hondo de la quebrada." Por su puerta se accedía a la Sinagoga y cementerio (antiguo) judío los cuales estaban en el sitio que después ocupó San Vicente, y a través de la calle Zapatería, a la Plaza.
Desde su portada se divisaban las Tenerías, el río, el puente y ermita de San Lázaro.
Enfrente de esta puerta estaban los corrales donde se trataba el cuero, pues las ordenanzas municipales no permitían esta actividad " hasta pasada la puente de San Lázaro. También estaban los tintoreros y carpinteros en este lugar.
En los planos del siglo XVIII solo se ve una torre de defensa de esta puerta, la del lado derecho según se entra. Se han perdido los escudos e inscripciones que pudiera tener. El arco de medio punto es mayor de lo que debió ser en sus principios
En la clave del arco, por la parte de fuera se encuentra una hornacina donde se ve una figura humana con una balanza en la mano. Se podría tratar de un ángel representando a la Justicia. La puerta se cerraba con dos hojas de madera y carecía de rejas de refuerzo.
Con motivo de las Guerras Carlistas fue tapiada, al igual que otras puertas de la ciudad, y se volvió a abrir el año 1.848


Departamento de Documentacion de la A.C.P. PEDRO DE TREJO""

SEMBRANDO INQUIETUDES