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domingo, 31 de octubre de 2021

PLASENCIA 1926 .DATOS PARA LA HISTORIA.


LA GRAN FIESTA DE LA ENTREGA Y LA JURA DE BANDERA.
En las primeras horas de la mañana del viernes 5 de marzo de 1926, unas grandes camionetas arribaron a la Plaza “Reina Victoria”, atiborradas de tablas y tablones…
Poco después, unos laboriosos e inteligentes obreros empezaron a serrar y martillear sin reposo….La gente les contemplaba con un poco de asombro…Allí, metro en la mano y croquis ante la vista, había un director menudito y modesto, insignificante, acaso, para cualquier extraño…. Y, no obstante, se trataba de Julián Serrano…
¡Julián Serrano!.. Este hombre humilde, con su traje de luto y su gorrita cortés, este placentino eminente, de un talento colosal para cualquier empresa, este querido y admirado industrial que tanto honro a sus paisanos, se dispuso a levantar el altar y las tribunas para la graciosa fiesta proyectada…y gratuitamente! así como suena!...como si se tratase de pagar una sencilla copa de Anís del Mono.
En el Teatro Sequeira, el público ya estaba un poco nervioso. Se aproximaba el momento. Los semblantes reflejaban una extraordinaria animación. Se sabía de la llegada de ilustres representaciones; de la fiesta en proyecto…
En  la noche del citado viernes, a modo de iniciación y vanguardia, tuvo lugar en el teatro Sequeira, con un lleno rebosante, al función anunciada en honor al Excmo. Capitán General de la 7ª Región, Jefes y Oficiales y Soldados  del Batallón Gomera Hierro.
Se represento en primer término, la famosa comedia de los Quintero “El Nido” y en segundo lugar el famoso juguete cómico de Vital Aza “Ciencias Exactas”. Actuaron maravillosamente las señoritas Pepa Parrera, Dolores Benito, María Luisa Lumeras, Trinidad Andrada, Amelia Martínez, Lola Marques e Isabel Sequeira y los Señores D. Valentín Macías, D. Augusto Macías, D. Saturnino Casado, D. José Diez, etc.
Todas esta simpáticas y bellas señoritas y todos esto cultos y respetables caballeros realizaron una labor estupenda entre la admiración constante del numeroso público, hechizado  realmente ante tanta propiedad, arte e ingenio.
Para terminar el acto, no dejaremos de mencionar a todos los muchachos del Batallón con su admirable Director D. Julián S. Mayoral a la cabeza, entonaron magistralmente, dos veces consecutivas la Canción del Soldado entusiasmando al cónclave.

Llegada del Capitán General.

En la tarde del sábado, llegaron a Plasencia el Sr, Gobernador Civil D. José García Crespo y el Sr. Gobernador Militar de la Provincia D. José García Sevilla, este ultimo acompañado de su distinguida esposa Dª Sagrario de Dueñas.
A las siete llego en automóvil el Excmo. Sr. Capitán General de la Región, con sus ayudantes, siendo recibido en la plaza de la Reina Victoria por una compañía del Batallón, que le hizo  los honores al compás de la Marcha Real y entre un continuo estallar de petardos y cohetes. El gentío era importante… En la misma noche, la Banda del Batallón le hizo un homenaje ante su alojamiento, domicilio de la Sra. Madrina Dª María Morales de García Rodríguez Arias.

El día Grande.
Y amaneció el día grande, jamás se vio un día azul y tan hermoso, ni se respiro un aire primaveral, tan halagüeño y grato. Las tribunas ya estaban levantadas y adornadas con frisos multicolores, banderas y gallardetes- Los balcones cubiertos de telas de colores variadísimos. El gentío imponente, los forasteros innumerables, la ansiedad inmensa, el orden completo, este orden pasmoso que el buen pueblo placentino sabe reservar para tales casos, este orden pasmoso que le buen pueblo placentino sabe reservar para tales casos.
Cuando los balcones, ventanas y azoteas eran racimos humanos y hormigueros las tribunas y el altar, preciosamente dispuesto por las bellas damas era un prestigio de color, de belleza y armonía presidido por la Purísima Concepción, emblema augusto y maternal del Arma de Infantería, fuerte gallardo, uniforme, airoso y resonante desemboco por la calle Zapatería el Batallón Gomera-Hierro con sus veteranos y  reclutas y en vistoso y matemático movimiento se situó en lo alto de la Plaza, llevando enfrente a la bandera vieja, bendito y noble símbolo del honor, de la lealtad y del patriotismo de los que tantas veces contemplaron. Todo el mundo con muy rara excepción, se descubrió al paso. Muchos sintieron en el fondo del alma un poco de tristeza ante aquel sagrado paño que, como viejo y caduco de fecunda vida, iba a ceder su puesto a la eterna y briosa juventud, fragante primavera.
Poco a poco llegaron las Autoridades, el Prelado, el Capitán General, los Sres. Gobernadores Civil y Militar y el Sr. Alcalde… y al minuto La Madrina, ataviada con la clásica mantilla y con un gusto exquisito. Llegaba emocionada y sonriente, gentil y hermosa  de su bellísima Corte de honor, las heroínas de la fiesta,  Srtas. Adelaida Delgado, Concha Barona, María Luisa Lumeras, Trinidad Andrada, Soledad Andrada, Amelia Martínez, Lola Márquez, e Isabel Sequeira, monísimas, atrayentes, un poco ruborosas ante la magnitud del cuadro. Preciosas niñas que han ambulado días tras día, de casa en casa con un sereno y fuerte sentir patriótico, implorando entre sonrisas la dádiva generosa de sus paisanos; a sabiendas de que si el motivo no fuera excelso, su prestigio bastaría para el triunfo.

La Misa.

Oficiada por el Capellán del Batallón D. Hilario Gómez comenzó la misa ante un pueblo no acostumbrado a esta solemne ceremonia. A la hora magna de la eucaristía, resonaron los compases  de la Banda Militar y bajo aquel sol extremeño, ante tanto color, tanto respeto, tanta cordial ofrenda y multitud tan oprimida y ansiosa, producía una impresión de grandeza inenarrable. Las dos Banderas frente  a frente, como dos ensueños de pujante gloria, las notas del clarín  taladrando la piel de los sentires.
El escalofrío les crispaba, y el sacerdote elevando la Hostia Santa y todas las frentes como todas las armas se rendían.

 El Himno.
A continuación los niños de las escuelas públicas, llevando infinidad de gallardete y sus directores a la cabeza, cantaron primorosamente, al compas de la Banda del Batallón el conmovedor e inspirado himno a Plasencia.

La bendición y la despedida a la vieja insignia.

Acto seguido, el Ilmo. Prelado bendijo la nueva bandera solemnemente revestido. La noble insignia  se hallaba en manos del Sr. Alcalde que la entrego a la Madrina, colocándose frente a la vieja y entonces el digno Capitán leyó emocionado la siguiente y cordialísima despedida:
“”! Adiós ¡ ¡ Sacrosanta bandera, Emblema bendito del la Madre Patria! ¡Adiós!.
En el nombre de Dios, Creador de la Patria, a la cual representas; en el nombre del poder religioso que te bendijo; en representación del poder militar, a quien comunicaras valor, alivio y consuelo y finalmente, en nombre de todos los ciudadanos que a tu paso y vista se descubrieron inclinaron reverentes, pronuncio con dolor la oración de despedida: ¡Adiós Bandera!.
Envejecida, quedaras en lugar retirado, más siempre digno y seguro. Un Museo o una sala de estandartes de un Cuartel, Casa predilecta de la Patria, será el lugar de tu reposo. Impregnada como estas de aroma que exhalan los objetos religiosos, ni serás destruida ni sufrirás menoscabo. Seguirás siendo el objeto predilecto de las hondas ternuras de nuestra alma.
Pronunciada esta despedida, llena de efluvios de amor, fue retirada la venerable insignia con toda solemnidad al Ayuntamiento, destocándose a su paso, justo es decirlo todas las cabezas.

Discurso de la Madrina.

De la mano del Sr. Alcalde recibió la madrina la nueva bandera y entonces la distinguida dama, que tan merecida y notablemente ha ejercido su patriótica misión, leyó el siguiente discurso, que por su propia sinceridad, altezas de miras,, impecable corrección y entrañable patriotismo, nos dispensas de todo comentario:
“ La representación que ostento en este acto solemnísimo, que constituye para mi un verdadero honor que agradezco a la comisión organizadora, me obliga, al haceros entrega de la enseña de la Patria, que con el mayor entusiasmo y por suscripción popular os dona este día la Ciudad de Plasencia, a manifestaros, haciéndome interprete de los sentimientos de los donantes y en especial de toda mujer placentina, que nunca agradeceremos bastante el hecho de que nuestro Augusto Monarca, primer soldado español, espejo de valientes y modelo de caballeros, se halla dignado a aceptar nuestra ofrenda, para poder orgullece nos legítimamente desde el día de hoy, sabiendo que los pliegues de la bandera, en los que van nuestro amor de madres y cariño de esposas, han de cobijar y defender en todo momento a los soldados de nuestro Batallón querido.
Abrigamos la seguridad más completa de que, como soldados de la Patria, no necesitáis de acicate para defender esta bandera; puesto que vuestra dignidad y vuestro honor siempre estuvieron a su lado, como descendientes de aquellos héroes que constituyeron nuestra nacionalidad e hicieron de este suelo el modelo de los estados cristianos; como hermanos y parte integrante que sois de los que tan altos están poniendo con sus heroísmos el nombre de España en los campos de África, en lucha enconada contra los enemigos de la religión y de la Patria.
 Pero si algún aliento necesitáis en vuestras empresas, contad con que las mujeres que os hacen esta entrega como españolas que son, cuyo sinónimo es el de las mujeres católicas, siempre os admiran; porque  no desconocen que una de las mayores virtudes, que como todas vienen del cielo, es el verdadero amor patrio; porque no se les oculta que nacisteis al pie de la Cruz que clavo Pelayo sobre los riscos de Covadonga, que vuestro primer nombre fue el de soldados cristianos y que a  los ojos de Dios la sangre vertida en defensa de la Patria, tiñe la purpura real que han de vestir los héroes en el cielo.
Únicamente os pedimos en este momento en que vais a recibir la que es ya vuestra bandera que conscientemente y con todo corazón griten conmigo; Viva España, Viva el rey, Viva el Ejercito.

Respuesta del Sr. Teniente Coronel.

“El pueblo de Plasencia da  en este solemne momento una prueba de su cariño al Ejercito regalando esta esplendida Bandera  que lo guarnece y yo, en su nombre hago publico nuestro agradecimiento.
Pero no se conforma con el mero hecho de regalarla, con ser grandioso por lo que significa la unión de un Pueblo con su Ejército, sino para dar el máximo realce al acto, elige a unas de sus hijas como Madrina, el símbolo de la grandeza, en su historia en sus virtudes, el de la belleza de la campiña y del cielo en su rostro.
Me ha cabido la honra de ser el primer Jefe desde que el Batallón vive entre vosotros  y es, aseguro que, el cuartel que nos aloja es y será siempre, no solo un centro de enseñanzas militares, sino también de virtudes cívicas que bien pronto se dejaran sentir en toda esta simpática comarca; porque están cimentadas en una férrea disciplina y un santo amor a la Patria y a la Bandera.
Ante todo el pueblo como testigo, reiteramos nuestro Juramento de defender esta Bandera hasta perder la vida, y si en alguna ocasión la Patria necesitase de nuestro concurso, os prometo que esta preciosa Enseña, se vería rodeada de una aureola de gloria digna del Pueblo que la regala. ¡Viva España!,! Viva el Pueblo placentino!.

Discurso del Sr. Gobernador Civil.

El digno Jefe del Batallón, recibida la bandera, la entrego al Abanderado Teniente  D. Francisco Ausin  y dirigiéndose a la tropa, pronunció la arenga reglamentaria y poco después de los vítores entusiastas de los soldados y publico, a su voz cortada y marcial se hizo una descarga qué resonó en los oídos como un presagio venturoso.
Ante el altar y frente al público pronunció un brillante discurso alabando a las glorias de España. Su cálida frase, llena de ardor y vida, caía sobre nuestro espíritu alentador y noble, avivando los entusiasmos ante el oportuno glosario de patrióticas estrofas. Honró al ejército y a la patria con gran elocuencia y tuvo para el pueblo placentino y para su historia conceptos de una elevación insuperable.
La Jura y el desfile.
Colocada la bandera en su puesto y pronunciadas las frases reglamentarias por el Sr. Comandante Mayor y el Sr. Capellán, se verifico el acto de la jura de bandera y la espada del Jefe y después tornaron a desfilar correctísimos,  de dos en dos, bajo la seda amarillo y roja que brillaba entonces ante el sol con todo su prestigio.
Habla  el Capitán General.
Se dirigió  a la tropa y pronunció su breve discurso paternal y patriótico. “Ante la generosidad de este honrado pueblo os pido y mando que respetéis como caballeros a sus nobles hijas y tratéis a sus hijos como hermanos, puesto que unas y otros, os ha recibido con el alma abierta y finalmente han rematado su proverbial cortesía, con la donación de esa bandera que ha de ser en lo sucesivo símbolo perenne de vuestras glorias. Elogió con efusivas frases al querido Jefe D. José Zabala (2), presentándole como modelo  de militares activos y pundonorosos y refrendando su sinceridad le dio un cordial abrazo ante la tropa que irrumpió en entusiastas vítores.

El Desfile.

Y a continuación el desfile grandioso, rítmico, incomparable. Una voz de mando y con un solo hombre para acatarla, se desgranó uniformemente la masa y antes las  emocionantes exclamaciones de la muchedumbre. Las notas del airoso pasodoble, el estallar de las bombas y el murmullo de una brisa perfumada, allá desapareció la santa insignia con sus hijos a la retaguardia, o mejor dicho con los soldados y todo el pueblo de Plasencia.

Festejo y comida de la tropa.

Ya en el cuartel la madrina siempre sonriente y sus damas y todas las autoridades, hubo un convite en el Cuarto de Banderas rumboso en extremo se comió de todo y se bebió  de todo, como en el día "de marras". Satisfecha la víscera,  acudieron al comedor de la tropa vistosamente engalanado.
El menú de la tropa fue el siguiente: sopas de menudillos, merluza a la española, ternera a la jardinera y ensalada rusa. No faltaron los puros, coñac

La becerrada.

El lleno fue rebosante, como jamás se había visto, parte por el entusiasmo patriótico y parte por el altruismo de los empresarios. Se lidio en primer término un becerrete peludo y cobardón que dio motivo a un charlots  simpático para entretener al público. Fue muerto sin pena ni gloria por el soldado Julio Hernández.
El segundo era formidable para el menester que se pretendía. El primer espada, un poco resentido por el primer tropiezo, tuvo que renunciar a extender la partida de defunción y en vista de ello, nuestro paisano antes dicho, tomó los arreos, le largo cuatro pases de trinchera...militar, catorce y medio molinetes, seis de rabo a rabo, uno natural, otro contra natura, y por fin le dio en la medula y el becerro pego un bote y renunció a la vida.

La fiesta rumbosa

Empezó al amanecer en el magnífico domicilio de D. Francisco Morales y Dª Sofía de la Calle padres de la Madrina.
Al acto concurrieron  el Excmo. Capitán General, el Ilustrísimo Prelado, los Excmo. Sres., Gobernador Civil y Militar de la Provincia, la comisión organizadora, todas nuestras autoridades y numerosos amigos particulares. En total más de ochenta comensales.
Cortesía, elegancia, cordialidad, buen gusto y esplendidez fueron las constantes notas que imperaron.
Se sirvió el té en tres amplios salones adornados con todos los refinamientos y comodidades inimaginables.
En la gran mesa principal hubo dos presidencias. Una la  del Ilmo. Prelado que tenia a la derecha a la Sra. del Capitán General y Sr. Gobernador Civil y a su izquierda a Dª Sagrario de Dueñas de G. Sevilla y Sr. Teniente Coronel del Batallón D. José Zabala.
La otra Presidencia la del Excelentísimo Sr. Capitán General, a su derecha la Madrina Dº María Morales de G. Rodríguez Arias, y Sr. Alcalde José Martín Torés y a su izquierda Sra. del Teniente Coronel y Comandante D. Enrique Salas.
En los restantes salones se hallaba repartida la mocedad con directores de banda sabiamente colocados para el caso. Se sirvieron con una abundancia propia dulces finos, sándwiches, medianoches, fiambres variados y exquisitos vinos de todas las marcas, prevaleciendo el Jerez, el Málaga y superando todo el Champagne ese néctar para alegrar la vida hasta a las del las personas abstemias, café, licores, habanos.
La distinguida familia de Francisco Morales, D. Rafael  G. Rodríguez Arias y su esposa, la Madrina incitaban entre sonrisas y finezas, el trato fraternal era idéntico para todos…!jamás una copa vacía!...En una palabra, se hermanaron la más  cumplida corrección con júbilo justificado.
Brindaron al final el Prelado, el Capitán General, el Gobernador Civil y el Sr. Teniente Coronel y, al requerimiento de todos pronunció un breve discurso, culto y admirado Juez de Instrucción de Plasencia D. Felipe Uribarri. Su fama de orador conocida y pregonada, se consolidó en tal hora de un modo  definitivo. Enalteció a Plasencia manifestando que hoy han descollado, como siempre ,sus dos sentimientos sociales: la religiosidad y el patriotismo, los dos grandes resortes de la moral verdadera y cívica. Se mostro orgulloso  de ejercer el cargo en este pueblo, tan caballero, tan efusivo y tan noble y tan leal de tan augustas tradiciones. Elogia a cuantos habían intervenido a la grandiosa escena especialmente a la Madrina Dª María Morales de G. Rodríguez Arias.
Dirigiéndose al ejército en frases de elocuencias y sinceridad insuperables, dijo que todos se debían de orgullecer  de él, porque ha sido grande en sus victorias y más todavía en sus derrotas. Terminó dando vítores a España. A Plasencia y al Ejército.
Por fin acabo el acto y desde aquel punto y hora los elogios merecidos, la plena justicia ante tan gallarda muestra de cariño a Plasencia y a su Batallón, han volado de boca en boca para que sirva de satisfacción imperecedera a la distinguida dama que entregó con sus blancas manos, en una hora de sol prometedor la bendita enseña de la patria.

OTROS DETALLES.
Hemos de ofrecer  a la consideración a todos los placentinos, para que su gratitud perdure, la labor intensa continua y entusiasta de la brillante Banda del Batallón que, dirigida con acierto insuperable por su digno Director D. Julián Sánchez Mayoral ha lanzo al viento sus vibrantes notas durante dos días y a todas horas…Jamás la pericia y la fortaleza se pusieron a prueba como en esta ocasión memorable. Vino a Plasencia destinado a este Batallón en 1926, compuso el Himno del Batallón de Cazadores de Montaña la Gomera-Hierro, con letra de D. Pedro Sánchez Ocaña, que hace alusión al lema relacionado con la ciudad de Plasencia, “El Pueblo agradable al Hombre y a Dios”.
Estando en Plasencia publicó un artículo en el “Boletín Musical” de Córdoba, analizando el mal estado en que se mostraban las bandas musicales en el aspecto organizativo y artístico, y haciendo propuestas para mejorarla, algunas de las cuales se llevaron a la práctica posteriormente.
En la noche del domingo hubo bailes muy concurridos en el “Circulo Placentino “y en el” Nuevo Club” como remate del día.
Por parte de los Jefes y Oficiales, tomaron el acuerdo de regalar a la Sra. Madrina una hermosa placa de plata con inscripción alusiva, al Ayuntamiento un artístico pergamino evocador de su actuación admirable y a D. José Diez, organizador de la obra, alma de la empresa que tanto se ha afanado hasta el momento del triunfo, un reloj de oro con el nombre del Batallón y la fecha memorable.
Las hermosas y distinguidas señoritas que han formado parte con el Sr Diez la comisión organizadora, se las felicito por su perseverancia  y por su gran éxito. Merecedor se hizo también a esta gratitud a D. Pedro Sequeira, que ofreció gratuitamente su Teatro para la representación del viernes anterior a la fiesta, así como también lo hizo para la función inicial que se organizó para recaudar fondos con destino a la bandera donada.
La Bandera vieja del Batallón, fue trasladada al museo de Armas de Infantería existente en Toledo.

José Antonio Pajuelo Jimenez. 
   

                                                            "CREANDO CULTURA"











miércoles, 13 de octubre de 2021

BLAS XIL OCAMPO

 

BLAS XIL OCAMPO. HISTORIADOR PLACENTINO.

Poco sabemos de este historiador placentino, pero de momento exponemos parte de su obra encontrada en la Biblioteca Nacional, donde describe la biografía de la familia Monroy, que formaron parte de la historia placentina.

  

 En la Biblioteca Nacional, sección de manuscritos, se halla la obra más fiel compuesta por don Blas Xil Ocampo en el año 1650 (ms. sig. 3242), historiador natural de Plasencia, que describe el linaje de los Monroy. En su portada podemos leer "Principio del Noble e Ilustre Antiguo Linaxe de los Monroyes". Comenzando por unos versos en los que podemos ver con claridad la composición "MonRoy", a la que fueron descritos por Barrantes Moreno. Según Xil Ocampo, don Pedro Fernández de Monroy es el mismo personaje histórico conocido con el nombre de don Pedro Fernández de Fuente-escalada, que fuera el primer Maestre y fundador de la Orden de Santiago, que acompañara a don Fernando II en la conquista de Cáceres en 1169. Don Alfonso de Figueroa y Melgar, Duque de Tovar, cita en su obra "Estudios Históricos Sobre Algunas Familias"



 Xil Ocampo, que expone en su manuscrito la credibilidad a la aparición del primer MonRoy en suelo español y que describe literalmente en sus crónicas.

            Veis dos castillos dorados                        El ser del Monroy loable

            Sobre sangra varonil                               El rey Pelayo lo hable

            Con dos veros cuarteados                        El cual fizo paz y furias

            Azules y plateados                               Estas armas los de Asturias

            De nombre francés vigil                           Tengan por señas fiable


FERNAN PEREZ DE MONROY.

 Poco más de un siglo había transcurrido, desde que el Rey D Alfonso VIII ensanchando las fronteras de Castilla, había fundado nuestra Ciudad, rodeándola de un ceñidor de almenas y fortaleciéndola con la cerca de sus murallas, hoy parcialmente existente, no por la carcoma de los siglos sino por la mano de los hombres y que fue construida por la premura de las circunstancias, en el periodo de nueve meses, empleándose en su edificación once mil hombres.

 Entre los caballeros que vinieron a poblar esta nueva ciudad, se contaban los antecesores de Fernán Pérez, que entre otros servicios que prestaron a la población fue dotarla del templo de San Nicolás, que hoy existe tal y como entonces fue construido y cuya fabrica y arquitectura patentizan los tiempos de su fundación.

  Fue pues nuestro caballero Fernán Pérez de Monroy conocido como “el Mozo”, hijo de otro llamado Fernán Pérez de Monroy conocido como “el Viejo” por contar a su muerte con más de cien años y de Dña. Estefanía Rodríguez, y sobrino por parte de su padre, de un famoso Abad de Santander, también Placentino, distinguido en el servicio de la Reina Dña. María viuda del Rey Don Sancho el Bravo.

   Se casó, con Inés Rodríguez en 1359. Tuvo un hijo, Fernán Pérez de Monroy que moriría a consecuencia de la coz de un caballo y tres hijas Estefanía, María y Catalina Fernández de Monroy.

   Nació nuestro protagonista en Plasencia sobre el año 1300 y se señaló en el servicio de los Reyes Don Alfonso IX y de su hijo Pedro. Valeroso Adalid sirvió con su persona y vasallos al Rey Don Alfonso en la batalla de Tarifa, cerco de Algeciras y sitio en Gibraltar. El mismo Rey hace mención se sus servicios en la confirmación de la villa de Valverde y de la población de Monroy que fue a treinta días de Diciembre en Sevilla, Era de 1382 que fue el año 1344, expresándose en estos términos “ E yo por facer, bien y merced al dicho Fernán Pérez por muchos servicios y bienes que me ha fecho y que hace cada día”



Rendida la ciudad de Calatayud al Rey Don Pedro de Castilla, este dejo en ella por gobernador de la misma, a nuestro paisano Fernán “que se trató con los de la ciudad como un buen caballero y hubo entre ellos muy grande conformidad” como la historia dice.
Sirvió al Rey Don Pedro hasta que murió en el Campo de Montiel y entonces se retiró a su casa, ya desconfiado del palacio y de la Corte del príncipe.


  En este tiempo y por cuestiones políticas, como diríamos hoy, pues unos seguían el partido de D. Pedro y los Almaraces la causa de Don Enrique, la ciudad y su tierra ardían en los dos bandos. Fernán Pérez era el jefe de los Monroyes, o Pedristas y Blasco Gómez lo era de los Almaraces, que seguían a D. Enrique. Aconteció pues que en una ocasión viniéndose a las manos ambas parcialidades junto al pueblo de Valverde de la Vera, murió en la refriega, peleando como un caballero el jefe de los Almaraces, Blasco y Gómez.



 Este tenía un hijo llamado Diego que a la razón servía con Don Enrique, y pasando un día nuestro Fernán a la vista del campamento de Don Enrique estaba Diego con el Rey y este volviéndose á él e irónicamente le digo por el Fernán, matador de su padre, "Diego allí va tu amigo”.

  Diese por entendido Diego de Almaraz y reuniendo a sus vasallos, y acampanándose de caballeros deudos suyos, forman una hueste y emprende la persecución contra Fernán. Alcanzaron a este cuando se retiraba al pueblo de Valverde, lleno como acontece de desengaño cortesano, dando su causa como pérdida con la muerte del rey Don Pedro, a quien sirviera contra Don Enrique. Comenzó la pelea, Diego y su gente con los pocos que acompañaban a Fernán, vencen a estos y muere nuestro Adalid atravesado por las lanzas de los partidarios de don Diego.



 Su cuerpo fue traído a Plasencia donde fue sepultado en la Iglesia de San Nicolás, que como sabemos había fundado, donde aún se conserva su sepulcro levantado del suelo, inmediato al altar colateral del lado de la Epístola.

José Antonio Pajuelo Jiménez - Pedro Luna Reina.

                                                           "CREANDO CULTURA"

 

 

 

 

 

viernes, 24 de septiembre de 2021

LA CAPILLA DE SAN PABLO

    Antigua Sala Capitular, hoy llamada Capilla de San Pablo.

Unida por una puerta y dos ventanas al lado este del claustro se halla unas de las piezas arquitectónicas más notables de la catedral. Se trata de una capilla dedicada a San Pablo, antes utilizada como Sala Capitular y Sacristía.
Esta construcción, aneja al claustro, por donde tiene su entrada, es de planta cuadrada, su fábrica de sillería granítica y forma un cuerpo aparte, entre los varios que constituyen la catedral. Vista por el exterior, sigue la forma cuadrada hasta unos dos tercios de su altura, donde se eleva la cubierta. Muestra en esta parte por cada lado, de los que solamente son visibles el del mediodía y el de levante, una terminación en tímpano o gablete, en el que aparece esculpida una cruz cuyos brazos están adornados con octifolias, y debajo del tímpano se ven dos arcos apuntados, ‘florenzados” y con capiteles lo mismo, en el lado del mediodía, de una ventana gemela hoy tapiada. Corona todo esto una aguda pirámide de diez y seis lados cubierta de escamas de piedra y festones florenzados en las aristas, sirviendo de remate una bola gallonada en forma de melón, por lo que el pueblo conoce a esta cúpula como la Torre del Melón.. Sirven de complemento a esta cubierta sobre los ángulos de la parte cuadrada y entre los dichos frontones cuatro torrecillas cilíndricas adornadas con arquerías baquetonadas coronadas por sendos casquetes cónicos. La fisonomía de este conjunto recuerda el de la conocida Torre del Gallo de a catedral vieja de Salamanca, indicando pertenecen ambas a la misma escuela artística. Una ventana que se ve en el lado del saliente es sin duda una perforación posterior, hecha cuando se tapó la ventana gemela que hay encima.
La portada, que como queda indicado da al claustro, muestra la disposición corriente y típica de las de todas las salas capitulares de los monasterios románicos; fórmenla tres arcos, de los cuales el central es la puerta y los laterales fueron ventanas, hoy cerradas; los tres arcos son apuntados y el central, único en e! que aparecen visibles las robustas archivoltas, conservan en sus aristas labor florenzada. Igual adorno se ve en las ventanas.

En su interior el recinto mide 7,55 metros por 8’25. Su cuatro muros están adornados cada uno con cuatro arcos apuntados de archivoltas florenzadas. A la cubierta piramidal corresponde en el interior una cúpula o bóveda cónica gallonada y nervada, de dieciséis lados sobre un cuerpo octógono de dieciséis ventanas, hoy cegadas, de medio punto sobre columnillas, en las que apoyan también los nervios de la. Cúpula y que están sustentadas por ménsulas, estándolo la linterna por trompas, que reducen el cuadrado de a planta a octógono. Los dichos capiteles y ménsulas llevan ornamentación vegetal. Es lástima que por estar enjalbegada la capilla y desfigurada por el tabicado de ventanas y otros detalles no sea posible contemplar en toda su belleza esta muestra románica de la arquitectura románico—ojival del siglo XIII, en la que se conserva a tradición bizantina de la cúpula gallonada que se conservó en a región salmantino—zamorana del reino de León. Sobre este particular ha escrito e! señor Lamperez, en la monografía que hizo de este monumento. Pertenece al tipo de la cúpula orientales del que las catedrales de Salamanca y Zamora y la colegiata de Toro son ejemplares famoso. El de Plasencia es una imitación directa de ellos: es la prueba de una corriente arquitectónica transmitida desde la cuenca de! Duero a la del Guadiana a través del paso natural del puerto de Béjar, y es mi nuevo argumento en pro de las influencias bizantinas directas que, como hemos señalado en otro lugar, actuaron sobre la arquitectura española en los siglos XI y XII y que se caracterizan por las linternas con cúpulas gallonadas, cuyo empuje se contrarresta por torrecillas cilíndricas exteriores.

Tan sólo añadiremos que el monumento placentino como lo indica bien la mezcla de elementos románico-bizantinos y ojivales es obra hecha sin duda en el siglo XIII. Según noticia, que el señor Benavides comunicó al señor Lampérez, esta capilla tuvo su entrada por un pórtico que debió unirle a la catedral anteriormente a la construcción del claustro. Se dice que el autor de esta obra fue Gil Cuellar autor de otra obra en Trujillo.
Encontramos hoy en su interior, presidiendo la capilla y colocada sobre un pedestal moderno, la imagen de la Virgen del Perdón con el Niño en sus brazos, maravillosa obra del siglo XIII, gótica en piedra de cantería, de una sola pieza y de dos metros de altura, policromada con posterioridad.
Adornan el recinto ocho cuadros de los siglos XVI al XVIII en los que destacan un San Juan de Caravagio, otro de Rizi, dos de San Jerónimo y la Magdalena (de la Escuela Sevillana) y un San Jerónimo anónimo del siglo XVI.
Esta capilla esta siendo sometida a diversas restauraciones para devolverla su esplendor original-

José Antonio Pajuelo Jiménez- Pedro Luna Reina

                                                                             "CREANDO CULTURA"

domingo, 5 de septiembre de 2021

LOS ORGANEROS FABRI EN LA CATEDRAL PLACENTINA.

LOS ORGANEROS FABRI EN LA CATEDRAL DE PLASENCIA.- SIGLO XVII

         Es un tema interesante hablar de los organeros que en el de curso de los siglos pasaron por nuestra Catedral y que no puede omitirse al tratar de los órganos de la misma.
         Nos ocupamos en este artículo de Horacio y Juan Francisco Fabri, organeros de origen napolitano, que se afincaron por esta región durante algún tiempo. Los documentos que hemos visto no señalan la clase de parentesco entre Horacio y Juan Francisco Fabri, pero tenemos sólido fundamento en afirmar que se trata de padre e hijo, como en otras muchas familias de organeros.
Horacio Fabri. Sabemos de él que en 1595 construyó un órgano para el Monasterio de Santa María de Monjas Jerónimas de Trujillo, tristemente desaparecido. De Horacio Fabri tenemos una referencia en los documentos del archivo catedralicio donde aparece como organero y que data de año 1602. “Oracio Fabri, mandaron busca una escritura que dice la parte de Oracio Fabri que entregó al Cabildo en resguardo de la fianza que dio y obligaron que hizo de que el realexo de esta Sancta Iglesia en cinco años no haría vicio, la cual escritura era de ciertos maravedís que de un órgano le deben en el Losar y cometieron el Sr. Racionero Alonso Paniagua en los papeles del Sr. Racionero Cristobal Sánchez que esté en el cielo, lo haga buscar y hallándose le traiga para el primer Cabildo”. Como vemos, bajó en el Realejo de la Catedral, aparte de un órgano que construyó para la parroquia en El Losar (Archivo Catedral, Actas Capitulares, Libro 17, fol, 472, vº, 4 mayo 1602).
Oracio Fabri contrae matrimonio en Plasencia en la parroquia de San Esteban el 17 de abril de 1596. Hemos tenido la suerte de encontrar la partida de matrimonio que transcribimos a continuación: “ En la ciudad de Plasencia, a diecisiete días del mes de abril del año mil quinientos noventa y seis, yo Alonso Jiménez, cura de San Estaban, habiendo precedido las amonestaciones que manda el Santo Concilio, desposé por palabras de presente que hacen verdadero matrimonio, a Oracio Fabri, organista, con María Gutiérrez, viuda, hija de Pablo Merinero y de Isabel López, su mujer. Testigo Cristóbal Godoy y García de Rosa y Gaspar de Sauceda” (Archivo parroquia de San Esteban de Plasencia, libro de Matrimonios, n. 10, fol. 53). Hemos de hacer constar que la palabra “organista” en el siglo XVI y anteriores, designa al organero. ( Vid. Ramón González Amezúa, “Perspectiva para la historia del órgano español” página 25, Madrid, 1970.


         Sobre Juan  Francisco Fabri damos a conocer los siguientes documentos: “ Mandaron consultar si se dará de salario a Juan Francisco Fabri ocho mil maravedises cada año porque aderece lo órganos y realexo de esta Sancta Iglesia y que le corra desde primeros de este mes de mayo y que entre en esto lo que en el realexo y órganos hubiere aderezado. Mandaron dar el salario como está dicho al dicho Juan Francisco Fabri, Maestro de hacer órganos” (Act. Cap. Libr. 18, fol. 368, 10 mayo 1605.)
         Muy del agrado y a plena satisfacción del Cabildo debió de resultar el trabajo de Juan Francisco Fabri, ya que a los pocos días se le nombra organero de la Catedral de un modo estable y se asigna como sueldo 10.000 maravedies al año.” Ordenaron y mandaron que a Juan Francisco Fabri, maestro de hacer órganos, se le den diez mil maravedíes del salario cada año, que corran desde el primero de este presente mes de mayo porque se obligue a tener siempre templados y aderezados lo órganos y realexo de esta Sancta Iglesia, reparando los daños que tuvieren de remiendos o ratonaduras y que si se quebrare o rompiere alguna cosa o algún caño esté obligado a aderezarlos, dando la Iglesia los materiales y dello ha de hacer escritura y por el aderezo que hizo del Realexo no ha de llevar cosa alguna y cometieron al Sr. Lcdo. Benevides, canónigo, haga con él la escritura y para todo ello le dieron comisión bastante.” ( Act. Cap. Libr. Cit. Fol. 373, Vº, 23 mayo 1605.       
 Es de resaltar la confianza del Cabildo en estos asuntos dada al entonces canónigo doctoral, Lcdo. Don Gaspar Martine Benavides. A él le dieron en otras ocasiones comisiones tan importantes como la gestión acerca de Juan Bautista Celma para terminar la verja del coro de la Catedral y que detallamos a continuación. “Cometieron al Sr. Lcdo. Benavides, canónigo, haga todas las diligencias necesarias para que se acabe la reja, así con Bautista  Celma como y con quien más convenga y que en ello gaste lo necesario.” ( Act. Cap. Libr. 17, fol. 539. Vº). Sucedía esto el 19 de octubre de 1602.
        
 Datos recogidos de D.  Ramón Gómez Guillén (+), canónigo prefecto de Música.
 Fotografía. José Gutierrez Delgado

José Antonio Pajuelo Jimenez - Pedro Luna Reina.


                                                "CREANDO CULTURA"

martes, 24 de agosto de 2021

LA PORTADA DE LAS CLARAS

 

LA PORTADA DE LAS CLARAS.


 Hoy, siguiendo con nuestra costumbre de divulgar datos sobre Plasencia, recuperamos otro escrito del Maestro Mirón, que se publicó en el año  1958, en nuestro periódico local “El Regional”

El maestro, preocupado por el patrimonio placentino, nos hacía ver que la fachada del antiguo convento de Las Claras estaba invadida de insectos que dificultaban la contemplación de la misma.

 


Del antiguo convento de las Claras sólo se conservan la fachada de la Iglesia, hoy sin culto. El edificio, que fue convento, fue derribado hace pocos años estando ya ruinoso, aunque sólo en parte, pues el gran número de monjas hubo que ampliarle con la casa colindante que era propiedad de un judío, y más tarde se le adicionó la casa de la esquina que también tenía fachada a la Catedral.

Es fama que en esta última casa nació el eminente placentino Galíndez de Carvajal, que fue consejero del  Emperador Carlos V, quien le tenía mucha estima.

Fueron muchas las damas de la Nobleza placentina que profesaron en la Orden de las Clarisas, acaso atraídas por la severidad y estrechez de la Regla. La bella portada de la Iglesia es notabilísima por la corrección y limpieza de líneas, formada por elegantísimo arco gótico conopial de la época tercera de este estilo llamado florido por unos y flamígero por otros, y es sin duda el mejor ejemplar del arte gótico que existe en la Ciudad, aunque no es el único, pues el mismo estilo y época es el monumento o retablo del puente Nuevo, construido bajo la advocación de la Virgen de la Cabeza y en honor a los Reyes Católicos, obra del insigne Rodrigo Alemán, autor también de la sillería del coro de nuestra Catedral.

Fue acaso inspirada la traza de la portada de las Claras por el referido maese Rodrigo, pero su labra maravillosa de ejecución fue obra del maestro entallador Pero González, secundado por su hijo Francisco en los últimos años del siglo XV.

Ya hemos dicho que la portada es un primor de traza y ejecución, de muy alto relieve y muy bien estilizado, y por tanto digna de conservase entre lo mucho y bueno arquitectónico y artístico que tiene Plasencia.

Es un magnífico motivo ornamental para ser reproducido por las “Leicas” de los turistas como ejemplar notable. Para para ello, sea preciso limpiarle con cuidado el barro o pasta que atrofian las concavidades de sus relieves en la parte superior.

Este  embadurnamiento formado en varios siglos es debido a unos insectos imesiopteros, que grano a grano de tierra forman sus nidos con el aglutinante de sus propias secreciones. Es una especie de avispa alargada y de color amarillento la que hizo este desaguisado, que es difícil notar por el gran parecido del color de su obra con la propia piedra labrada.

Al ejecutar la limpieza, quedaran en su primitivo estado los artísticos relieves. Además deberían picarse los trozos de blanqueo que hoy tiene la fachada, patinando los parches con sulfato de hierro.

         

                     José Antonio Pajuelo Jiménez – Pedro Luna Reina- José Gutiérrez Delgado

 

www.lavozdemayorga.blogspot.com                                                 www.lavozdeplasencia.blogspot.com

 

 

martes, 17 de agosto de 2021

LUIS DE ÁVILA Y ZÚÑIGA

 Hijo de Esteban Dávila, II conde de Risco y señor de las Navas y de Villafranca, y de Elvira de Zúñiga, que era hija de los II duques de Béjar. Vinculó su fortuna al servicio del emperador Carlos V, primero en su casa real, y después en el uso de las armas y en diferentes acciones diplomáticas.

 Luis de Avila y Zúñiga nació en Plasencia en 1500, y falleció el 24 de octubre de 1573. Militar, consejero de Estado y Guerra. Se casó 1542 con María de Zúñiga Manuel y Sotomayor, señora de los estados de Mirabel y Brantanvilla, hija de Fabrique de Zúñiga y Sotomayor, señor de Mirabel y Alconchel. El 24 de septiembre de 1543 se le concede la encomienda de Moral de Alcántara, previa dejación del hábito de Santiago. Un año más tarde, se le hizo merced de un regimiento en Plasencia y la encomienda mayor de Alcántara.

Su vida al servicio del emperador.

 Acompañó a Carlos I a Bolonia para coronarse emperador del Sacro Imperio Germánico. El 6 de diciembre de 1530 recibió la encomienda de Calzadilla de la Orden de Santiago en lugar del fallecido Juan de Vara. Al menos desde 1531, se tiene constancia de su asiento como gentilhombre de la boca de la Casa de Borgoña del emperador. Un año más tarde volvió a acompañar a Carlos I en la expedición de socorro a Viena, que estaba sitiada por los turcos, y en 1535 participo en la empresa de Túnez, recibiendo, poco antes, su nombramiento como gentilhombre de la cámara de la Casa de Borgoña. En 1537 se le encomendó negociar en Roma con el Pontífice y el príncipe Doria sobre una armada contra los turcos. Dos años más tarde, acudió a Lisboa para dar el pésame a Juan III y la reina Catalina por fallecimiento de su hijo.

Poco tiempo después, sirvió y acompaño al emperador en las guerras de Alemania. Esta última experiencia le permitió escribir, por encargo del Cesar, un tratado titulado “Comentario del ilustre señor {…} de la Guerra de Alemania hecha por Carlos V”,que, a pesar de los artificios literarios utilizados, se convirtió desdesu aparición en un auténtico “éxito editorial”. En la ciudad de Amberes se hicieron cuatro ediciones en tres años, además de las traducciones flamencas, francesas y latinas, todas ellas entre 1548 y 1550, sin olvidar las versiones italianas, alemanas e inglesas que recorrieron Europa. También fue autor de las “Memorias de África”que no han sido encontradas.



Tras eL fallecimiento del papa Paulo III, Carlos V le envía a Roma como embajador extraordinario para felicitar al papa Julio III por su exaltación a la sede pontificia. A pesar de estas acciones diplomáticas continuó prestando servicio con las armas, y en 1552, fue nombrado general de la Caballería española en Lorena, en el lugar de Hernando de Acuña, participando en el sitio de Metz.

La retirada del rey al monasterio de Yuste no supuso su declinar político. El príncipe Felipe contó con su persona, gracias a su experiencia militar y diplomática, para la formación en 1556 del nuevo Consejo de estado que debería asesorarle en los asuntos referentes al conjunto de su Monarquía recién heredada. No participo de manera regular en sus sesiones, ya que prefería visitar al emperador en su retiro extremeño. Se encontró con Carlos V en el momento de su muerte.

 

Tras el fallecimiento de Carlos V permaneció en Castilla hasta 1559. En que Felipe II le envía en misión diplomática, a Roma ante Pio IV para tratar no solo del fin del Concilio Tridentino, sino también de la resolución de “Propomentibus legatis”, de la resistencia del uso del cáliz y al matrimonio entre clérigos, que eran los dos puntos del ínterin de las dietas, y ante los que se mostraba tan contrario Felipe II.

A su regreso, permaneció retirado en sus casas de Plasencia y solo tuvo apariciones esporádicas en la corte para asistir a las reuniones del Consejo de estado y de Guerra.

En 1571, Felipe II le concedió el título de marqués sobre los estados de su esposa por el fallecimiento de su suegro Fabrique de Zúñiga y Sotomayor, seños de Mirabel. Falleció en su retiro extremeño el 24 de septiembre de 1573. Le sucedió al frente de sus estados su hija y heredera, Jerónima de Zúñiga, que se casó con su primo Alonso de Zúñiga y Córdoba, gentil hombre de la cámara de Felipe II, hasta su muerte en 1593.

 

Biografía obtenida la Real Academia de la Historia, por  Santiago Fernández Conti y Feliz Labrador Arroyo.


José Antonio Pajuelo Jiménez.

 

 

domingo, 15 de agosto de 2021

ORDENANZAS DE LA COFRADIA LAS ANIMAS



COPIA DE LAS ORDENANZAS DE LA ILUSTRE HERMANDAD, DE ANIMAS BENDITAS DEL PURGATORIO DE ESTA CIUDAD DE PLASENCIA


Deseando la eternidad de las benditas Animas de Purgatorio que los hermanos que militan debajo de su instituto tengan norte por donde gobernar sus acciones, de suerte que, cedan en la mayor honra de Dios y utilidad de aquellas dichosas Almas que están como  vasos vacíos aguardando que esta fervorosa Hermandad, como otra viuda de Sarepta derrame en ellas el Oleo Santo de su caridad y buenas obras y porque estas debajo de ordenanzas y preceptos tengan más merecimiento ante los divinos ojos y más puntualidad en el Servicio de las Animas que es el principal intento con todo  cuidado y desvelo: Dispuso y estableció las que contiene este cuaderno; en cuya observancia quiere muy atentos y vigilantes a sus Oficiales y Ministros porque como las Almas son como los Reyes que tenía  Donibesech debajo de su mesa cortadas las manos con lo cual no podían por sí valerse y las de los Mayordomos y Diputados son los que han de suplir esta falta, fuera grande inconveniente y faltar al primer motivo de esta Hermandad que los que la presiden y fueran perezosos  y no cuidaran con suma diligencia de que estos establecimientos tuvieran inviolable ejecución por que como los más de ellos solicitan la puntualidad, decoraciones y sacrificios fuera faltarles las manos que Dios les ha dado en esta Vida, para recoger sufragios, en útil de los que están sin ellas están en la otra y así se les encarga poniéndoselo en conciencia, hagan que estas Ordenanzas se ejecuten y guarden a la letra. Últimamente  habiendo propuesto los Oficiales y demás hermanos de la Hermandad  de las Animas benditas del Purgatorio de esta Ciudad de Plasencia, en el Cabildo que se hizo en siete de Enero de este presente año de mil seiscientos cincuenta y siete   que  las ordenanzas que tienen necesitaban de alguna reformación, acordaron que Manuel Arroyo, Cristóbal Álvarez, José Álvarez, Juan Sánchez, Diego Pizarro, D. Francisco Domínguez, Antonio de Orellana, Antonio Díaz de Ovalle, Sebastián García, Antonio Sierra y Francisco Hernández, Mayordomos y  Diputados que ha sido y son de ella asistiesen a dicha reformación e hicieren en ella lo que más les pareciese ser del Servicio de Dios Nuestro Señor beneficio de las benditas Ánimas del Purgatorio y aumento de la Hermandad, ajustándose siempre en lo más que se pudiese a las que los fundadores hicieron pues su motivo y celo fue tan justo y piadoso y habiéndose juntado los dichos y visto las Ordenanzas primeras confirmadas por el Sr. Obispo D. Fray Plácido Pacheco (que Dios tenga en su gloria) en dos de Noviembre de mil seiscientos treinta y ocho:
Acordaron  se había de ajustar a la manera siguiente.


PRIMA ORDENANZA QUE SEÑALA EL NÚMERO DE HERMANOS DE LA HERMANDAD.
PRIMERA.
Que los hermanos sean setenta y dos a honra y gloria de los setenta y dos años que la Soberana Reina de los Ángeles Nuestra Señora la Virgen María vivió en este siglo y el hermano que se hubiera de admitir en esta Hermandad sea de muy buenas costumbres, no menor de veinticinco años, que tenga casa y familia y tenga obligación, en admitiéndose pagar cincuenta reales o más, lo que aquí adelante acordare la Hermandad; un cuarto cada semana, hacer decir una Misa a todos los hermanos o hermanas que murieren y rezar a cada uno una parte del rosario y si dentro de quince días no entregare carta de pago al Mayordomo de como hizo decir la Misa por el hermano o hermana difunta, pague dos reales de pena, la cual se ha de aplicar para misas a las Ánimas. Y si  el hermano que entrare fuere casado y su mujer gustare ser hermana no siendo de otra hermandad, se admita dentro de seis meses pagando la mitad de la entrada de su Marido y en lo demás tenga las mismas obligaciones que el Marido y si pasado dicho tiempo no pagase dicha media entrada la Hermandad no tenga más Obligación que acompañar el cuerpo y pagar la misa de Cuerpo presente. Y si  lo que Dios no quiera, algunos de los hermanos que son o en adelante fueren  tuvieren algún vicio escandaloso, el Mayordomo y Diputados con el escribano para que de fe, tengan obligación de amonestarle por tres veces se enmiende y no lo haciendo sea excluido de la Hermandad sin que jamás sea vuelto a ella y así mismo no se admita hermano que sea o haya sido de otra Hermandad en esta por ningún modo y si acaso se llegase a votar un hermano que no contradiga baste para que no sea admitido.


ORDENANZA 2ª DE LA DEVOCIÓN QUE LOS HERMANOS DEBEN TENER A LAS ÁNIMAS.

Que los hermanos de esta Hermandad, sean  muy devotos de las benditas Ánimas del Purgatorio y así se les encarga (a el que pudiere) en tocando a misa de las Ánimas la oigan y rueguen a Dios Nuestro Señor, se sirva llevarlas a  descansar  en  su Santa Gloria.

ORDENANZA 3ª DE LA OBLIGACION QUE TIENE EL MAYORDOMO Y DIPUTADOS CON LOS HERMANOS ENFERMOS.

Que el Mayordomo y Diputados tengan obligación de en estando algún hermano y hermana enfermo de visitarle y si llegase su enfermedad a que reciba el Sacramento de la Extremaunción repartan las cedulas para que los hermanos a quien las repartieren le velen de noche las dos horas que les señalaren hasta que esté mejor, o se muera, entiendese el velar tan solo con los hermanos y no con las hermanas, si no fuese que siendo tan pobre y sin persona que le acuda, en tal caso debe hacerlo la hermandad y socorrer dichas hermanas enfermas con lo que pudieren y muerto el hermano o hermana manden avisar a todos hermanos y hermanas le hagan decir la misa y recen la tercera parte del rosario y que los hermano acudan al entierro a la hora que se les señalare y se encarga a el Mayordomo que cuanto antes haga decir por el difunto o difunta las treinta misas rezadas con los dos de Indulgencia y la cantada de Cuerpo presente que por ahora tiene ordenado la hermandad y si alguna de las misas rezadas se dijeren de cuerpo presente, paguen de limosna dos reales por cada una y que los Diputados manden a cuatro o seis hermanos lleven el cuerpo del difunto, los cuales tengan obligación de meter el cuerpo del difunto en la sepultura y echarle alguna tierra encima y la hermandad no permita le lleven otras personas que no sean hermanos salvo que sean sacerdotes y si aconteciere que los parientes del difunto insistieren de que le han de llevar otros que no sean hermanos o sacerdotes el Mayordomo mande desenarbolar el pendón y despida la hermandad, ni tenga obligación de mandarles decir las Misas que se le dicen de hermandad.

ORDENANZA 4ª DE LO QUE LA HERMANDAD TIENE OBLIGACIÓN EL VIERNES POSTRERO DE CADA MES EN LA PARROQUIA DONDE ESTUVIERE SITA.

Que la Hermandad mientras estuviese sita en la Parroquia de San Esteban tenga la obligación de hacer decir una Misa cantada por las benditas Ánimas del Purgatorio todos los viernes postreros de los meses del año, en el altar del Santo Cristo con procesión alrededor de la Iglesia con cuatro responsos cantados  y que el Mayordomo nombre dos Diputados que pidan limosna para decir misa a las Ánimas del Purgatorio, como se acostumbra y si acaso la hermandad por algún accidente se quisiere mudar a otra Iglesia, lo puedan hacer con que en la que se muda en dicho día digan otra misa  en el Altar de Indulgencias y no habiendo en el que la hermandad señalase y hagan lo demás que arriba se dijo y después de la procesión si el Mayordomo tuviere que conferir con los hermanos alguna cosa en Orden a la Hermandad o se hubiere de elegir algún hermano avisen que entren a Cabildo y no se pueda hacer si no en este.

ORDENANZA  5ª DE LA OBLIGACIÓN QUE TIENE LA HERMANDAD  DIA DE LA VOCACION DEL SANTO DONDE LA HERMANDAD ESTUVIERE.

Y así mismo ha de tener obligación la Hermandad de acudir a Misa mayor y sermón con su cera, el día de advocación del Santo o Santa de la Iglesia donde estuviere sita, como ahora lo hace en San Esteban y el dicho día de la advocación a las dos de la tarde, todos los hermanos se han de juntar a Cabildo en dicha Iglesia y elegir Mayordomo, cuatro Diputados y escribano para que sirvan el año siguiente y nombrar contadores que tomen las cuentas al Mayordomo antecedente y del alcance que se le hiciere en quedando en orden del Mayordomo que se eligió cuatrocientos reales, lo demás se dé a censo en buenas hipotecas y personas abonadas para lo cual se debe mandar juntar los hermanos y sabiendo las hipotecas y personas que quieren tomar el censo con voto de la mayor parte, se de a la  que más convenga.

ORDENANZA 6ª.- DE QUE DÍA DETERMINA LA HERMANDAD SE HAGAN LAS HONRAS A LA ÁNIMAS.

Que pasando el primer Domingo después del día de los difuntos o cuando pareciere a la Hermandad, se hagan honras a las benditas Ánimas del Purgatorio por nueve días en la manera siguiente: que después de hecho el túmulo alto, el primer día, se diga una misa rezada que se pudieren decir en dicha Iglesia donde estuviere la Hermandad y se pague de limosna dos reales de cada misa y se les de todo recado y después del sermón se haga la procesión alrededor de la Iglesia teniendo loas hermanos y hermanas sus velas encendidas y los músicos canten el primero y último responso y los Sres. Sacerdotes que fueren en la procesión el segundo y tercero. Los otros siete días siguientes, se diga una misa cantada con Diáconos en el altar donde estuviere el túmulo que ha de quedar puesto los nueve días y se digan así mismo todas las misas rezadas que se pudieren decir en dichos siete día y se pague de limosna de cada una dos reales y se de todo recado y después de la misa cantada se diga un responso. El último día de los nueve se ha de hacer lo mismo que el primero y en todos los Diputados y hermanos pidan limosna todos los días para decir misas por las benditas Ánimas del Purgatorio quien el Mayordomo mandare.

ORDENANZA 7ª. DE LAS PENAS QUE SE HAN DE DAR A LOS QUE SE DESCOMEDIEREN EN  LOS CABILDOS.

Que si algún hermano estando en Cabido tuviere que proponer a la hermandad alguna cosa sea con mucha modestia, levantándose primero y pidiendo licencia y dándosela el Mayordomo proponga lo que le pareciere ser del Servicio de Dios y beneficio de la Hermandad y habiendo propuesto se vuelva a sentar sin hablar otra cosa que si fuere cosa que se hubiere de determinar por votos en llegando el suyo lo podrá dar como mejor le pareciere y para evitar todo inconveniente el hermano que tuviere que proponer algo será el mejor acierto decirlo antes al Mayordomo para que como cabeza de cuenta en el Cabildo a la Hermandad y no que quiera ser hermano mayor y causa de que los circunstantes se rían de los dichos de los que proponen y defienden lo propuesto. Y el hermano que se alborotare en el Cabildo y fuere avisado por el Mayordomo o Diputados tres veces, que se sosiegue poniéndole de pena la primera, una libra de cera y a la segunda, dos, las cuales penas se deben cobrar con todo rigor y si a la tercera no lo hiciere y no se sosegare y callare antes se saliere del Cabildo no estando acabado, sin licencia del Mayordomo, sea excluido para siempre de la Hermandad.

ORDENANZA  8ª.- DE OTRAS PENAS CONTRA LOS QUE NO OBEDECIEREN O LOS MAYORDOMOS O DIPUTADOS.

Que el hermano que fuere avisado por el Mayordomo, Diputados o Muñidor; vayan a velar a entierro o llevar el cuerpo a Cabildo y a la fiesta del Novenario y del Santo de la advocación donde estuviere sita la hermandad y no fuere a la hora señalada, no teniendo licencia del Mayordomo o Diputados, la cual no se debe dar si no por causa muy urgente, pague de pena cuatro reales o más lo que de aquí adelante pareciere a la hermandad y si alguno de los Diputados se los pidiere tres veces y nos quisiere pagar, sea excluido de la Hermandad y esto se entiende se hace ejecutar en las demás penas que se pusieren por el Mayordomo o Diputados y así mismo lo sea el hermano que faltare a tres actos públicos de la hermandad, consecutivos, no le habiendo dado licencia el Mayordomo o Diputados.

ORDENANZA 9ª.- ACERCA DE LOS CEPOS Y PEDIR TRIGO Y CEBADA POR LAS ERAS.-
 Que la Hermandad tenga los cepos que le pareciere bastantes para juntar limosnas para decir misas a la benditas Ánimas del Purgatorio y en las partes y casas de las personas que juzgare ha de juntar limosna y que al tiempo que se hubieren de abrir vaya el Mayordomo, Diputados y Escribano para que de fé de lo que se halla en cada uno. Y en tiempo de la cosecha el Mayordomo, eche las varas a dos o tres personas devotas o las que les pareciere para que en la eras junten la limosna de trigo, cebada, centeno que se acostumbra a pedirles de que se fundó la Hermandad.

ORDENANZA 10ª.- DE LO QUE HA DE HACER LA HERMANDAD SI POR ALGUNA CAUSA FALTARE LA MISA DE LAS ONCE.

Que si por algún accidente la Cofradía Antigua de las Ánimas del Purgatorio no pudiere decir todos los días la misa que hasta ahora con tanta puntualidad ha dicho por las benditas Ánimas en la Iglesia de San Esteban a las once quedando dicha Cofradía la tablilla a la hermandad para que pida para dicho efecto, la hermandad la reciba y se encargue el hacer decir otra misa con la puntualidad que hasta aquí se ha hecho, pues es cosa tan piadosa.

ORDENANZA 11ª.- DEL CUIDADO QUE DEBE PONER EL MAYORDOMO DE QUE SE DIGAN LAS MISAS DOTADAS.

Que el Mayordomo tenga muchísimo cuidado en hacer decir las misas que por donación  de censo dejaron las Señoras Doña Leonor de Vargas y María dela Cadena, en los días señalados en las escrituras pues es justo corresponder siempre bien con todos y más con los bienhechores y que en la Iglesia donde estuviere sita la hermandad esté una tablilla con  la obligaciones que dicha hermandad tiene de las misas dotadas.

ORDENANZA  12ª.- DE LO QUE HA DE HACER EL MAYORDOMO CUANDO EL HERMANO MUERE FUERA DE LA CIUDAD.

Que si algún hermano fuere Dios servido de llevarle fuera de esta Ciudad que nuestro Mayordomo en sabiéndolo mande  muñir la hermandad para el Domingo primero y que se justen en la Iglesia a donde estuviere sita la hermandad y que se le diga la misa y hagan los demás sufragios, como de cuerpo presente, asistiendo los hermanos con la velas encendidas hasta el último responso. Esto se entiende que ha de ser con el hermano que haya contribuido y cumplido con las obligaciones de hermano.

ORDENANZA 13ª.- EN QUE SE DECLARA CUANDO SE ANDE LEER ESTAR ORDENANZAS A LOS HERMANOS.

Por cuanto algunos hermanos pueden ignorar los mandatos y ordenanzas de esta Hermandad: se acordó que el día del Patrono en el Cabildo, antes de comenzarle, el cual Cabildo se hace para elegir Oficiales se lean estas Ordenanzas para que los hermanos sepan lo que han de observar y guardar y mejor las tengas en la memoria.


ACUERDO DE LA HERMANDAD

Habiéndose visto en el Cabildo que hizo la Hermandad de las Ánimas como tiene de costumbre el Viernes que se contaron treinta días de Marzo, la reformación de las Ordenanzas que trajeron los hermanos a quien se le cometió  ajustándose todo lo posible a las que están confirmadas por el Sr D. Plácido Pacheco obispo que fue de esta ciudad, acordó la hermandad se suplique como lo hace a su Excelencia el Sr. D. fray Francisco Guerra Obispo de Plasencia, que al presente es, del consejo de estado de S.M. y su embajador extraordinario a Roma. Se sirva de que atento estas Ordenanzas son con fin de mayor útil de la benditas Ánimas del Purgatorio y que sus hermanos asistan con toda puntualidad a su servicio que es lo que desea la Hermandad, ni su intento es más que solo de que se haga más bien por la benditas Ánimas; sirva de Confirmar las dichas Ordenanzas pues esta hermandad quedaría muy honrada con la aprobación de su Excelencia de que quedara siempre con las memorias de encomendar a nuestro Señor a su  Excelencia y buen suceso en Roma.

APROBACIÓN DEL ORDINARIO

En la ciudad de Plasencia en veinte y tres días del mes de Agosto de mil y seiscientos y cincuenta y siete años, su merced el Sr. Licenciado D. Simón Ximénez Provisor y Vicario General de esta dicha Ciudad de Plasencia y su Obispado por su Excelencia el Sr. D. Fr. Francisco Guerra Obispo de dicho Obispado, del Consejo del Rey Nuestro Señor y su embajador extraordinario a Roma. Y Habiendo visto las Ordenanza y Constituciones hechas y ordenadas constituidas y consentidas por los hermanos de la Hermandad de las benditas Ánimas del Purgatorio sita a el presente en la Parroquia de Señor  San Esteban de esta Ciudad y atento que por ellas consta ser ajustadas y no haber en ellas ni parte de ellas cosa que poder reformar Dixo: Que sin alterar en cosa alguna la posesión en que están las cofradía antigua de las benditas Ánimas y esta más moderna según el auto de ínterin y manutención dado por el Sr. Juez Metropolitano de Salamanca, antes conservándolas en ellas y sin perjuicio de las partes en el artículo de la propiedad, Aprobaba, aprobó confirma y confirmo esta dichas Ordenanzas y mandó se guarden, cumplan y ejecuten en todo y por todo como en ellas y en cada una de ellas se contienen, so las penas y gravámenes de ellas; y para que dichos hermanos las puedan ejecutar contra cualesquiera rebeldes así al  presente como en los tiempos venideros y esto con cualidad de que si se encontraren los días en que esta hermandad presente hacer sus Aniversarios, con los en que la Cofradía antigua los hubiere de hacer conforme sus reglas y estatutos hayan de ser preferida la antigua y esta tenga obligación de mudarlos a día distinto. Y así lo provengo, mando y firmo. Licenciado D. Simón Ximenez. Ante mí. Blas Rodríguez Constantino. Esta sellada.

APROBACIÓN DE LA  SANTA VISITA.

En la Ciudad de Plasencia, en catorce días del mes de Mayo de mil y seiscientos y noventa y dos años, su meced el Sr. Deán D. Cristóbal Velázquez, Abogado de los Reales Consejos y Visitador General de este Obispado por el Ilustrísimo Sr. Obispo de él.
 Y habiendo visto estas Ordenanzas las aprobó y mandó se observen y cumplan conforme a su tenor y firmó. D. Velázquez, Ante mí, José Rodríguez de Villanueva.

BULA DE SU SANTIDAD INOCENCIO PAPA UNDÉCIMO. AD PERPETUA REY MEMORIA.

Habiendo llegado a nuestra noticia que una hermandad de fieles Cristianos así de hombres como de mujeres está levantada en la Iglesia de Sr. San Martín de la Ciudad de Plasencia, debajo del título y amparo de las Ánimas benditas del Purgatorio, cuyos hermanos y hermanas acostumbran y acostumbraran ejercer en gracia de Dios muchos oficios pertenecientes al amor y piedad Cristiana: Nos para que esta Hermandad reciba cada día mayores aumentos, por la Misericordia de Dios y de los Santos San  Pedro  y San Pablo, concedemos a todos los fieles Cristianos así hombres como mujeres que de aquí en adelante entraren en dicha Hermandad, Indulgencia plenaria si el día de su entrada se confesaren y recibieren el Sacramento de la Eucaristía, arrepintiéndose verdaderamente de sus pecados, la cual Indulgencia concedemos a dichos hermanos así presentes, como los que hubieren de entrar de aquí adelante para el artículo de la muerte, con tal que hagan de confesar y comulgar y si la enfermedad no diese lugar a confesar y comulgar basta que  contritos  invoquen el Nombre de Dios, con la boca o corazón.
        Así mismo concedemos la misma Indulgencia y remisión de todos los pecados a todos los hermanos y hermanas así presentes, como los que hubieren de ser de aquí adelante y confesados y comulgados visitaren la Iglesia, o oratorio o capilla que los dichos hermanos eligieren con tal que haya de ser aprobada por el ordinario desde las primeras vísperas hasta el otro día al poner el sol, haciendo oración en dicha Capilla por la paz y concordia de los Príncipes y Reyes Cristianos, extirpación de las herejías y exaltación de la Santa Madre Iglesia. Además de esto concedemos siete años de Indulgencia y otras cuantas cuarentenas a todos los hermanos y sus sucesores que confesados y comulgados, visitaren la misma Iglesia, Capilla o Oratorio en las cuatro festividades que dicha hermandad tuvieren, las cuales han de ser aprobadas por el ordinario, haciendo oración por lo mismo que en el Capítulo arriba dicho.
        Así mismo concedemos lo mismo a todos lo que se hallaren presentes en dicha Iglesia, a las Misas y oficios divinos que hiciere dicha Hermandad, congregaciones así públicas, como particulares y aquellos que hospedaren Pobres en su casa y procuraren e hicieren paz entre enemigos; también aquellos que llevaren sobre sus hombros a la sepultura los Cuerpos de los hermanos Difuntos, así presentes como sus sucesores y a todos los que acompañaren a su Divina Majestad en procesiones públicas o cuando se va a dar a los enfermos y asistieren a procesiones que la dicha hermandad tuviese con licencia del ordinario y si acaso se hallaren enfermos, impedidos o ocupados habiendo oído las campanas y no pudieran salir de su casa, rezaren la Oración del Padre Nuestro y Ave María por la Ánimas de los hermanos Difuntos y redujeren a nuestra Fe Católica a los que no la conocieren y enseñaren a los ignorantes la Doctrina Cristiana e hicieren otros ejercicios Cristianos de piedad y amor de Dios. Concedemos setenta días de Indulgencia por las penitencias mal cumplidas, todo lo cual sea y valga para siempre jamás. Además de esto es nuestra voluntad que si otras Indulgencias hubieren sido concedidas a dicha hermandad para perpetuo tiempo o por señalado aunque no se haya acabado  no sea de algún útil su  provecho. También estas Indulgencias y otras cualesquiera concedidas por Privilegio Apostólico sean nulas para dicha hermandad si acaso se uniere y congregare a otra cualesquiera. Dada en Roma en Santa María la Mayor por mandado del Sumo Pontífice a veinticinco de Junio del año de mil seiscientos y ochenta y nueve y trece de su Pontificado.
Así consta y parece de referidas Ordenanzas, aprobaciones y Bula de su Santidad, copiadas en ellas, con las que a la letra concuerda este traslado que se estampa en ese libro para que la hermandad le tenga a la vista en sus actas y que los Originales no salgan del Archivo y eviten su extravío, por cualquiera motivo o accidente, pues por una casualidad han podido presentarse de él. Y como secretario que soy de referida Hermandad de Ánimas Benditas doy la presente que Certifico y firmo en Plasencia y Enero ocho de mil ochocientos diez. Testado, esta Hermandad o hasta que no vale.

VICENTE GARRIDO.SECRETARIO.

José A. Pajuelo Jiménez - Pedro Luna Reina - José Gutierrez Delgado.

                                                             

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