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miércoles, 23 de enero de 2013

D.Gaspar Flores de Carvajal.


Del Maestre de Cargo D. Gaspar Flores de Carva­jal. (Original).

1597.- Del maestre de campo don Gaspar Flores de Carvajal, que sirvió a S.M. más de cuarenta años, (Veinte en los estados de Flandes y los demás en Milán, Borgoña, Armada del Mar Océano y en España.) Se pre­sentó de soldado voluntario en la Armada el año de 
1594, en la compañía del capitán D. Fabián de Monroy. Se halló en la pérdida de la Armada en tiempos del Adelan­tado de Castilla en el Cabo de Finisterre, donde se perdió el navío en que iba embarcada su compañía, saliendo a nado de aquel peligro y habiéndose reformado pasó a la del capitán Miguel de Ezquivel y se halló en todas las em­barcaciones de facciones de que se opusieron, asistiendo a ellas con mucho valor, y de la dicha compañía fue elegi­do sargento de la del capitán Juan' de Almaraz y fue con él al estado de Milán, y por reformación que se hizo de la referida compañía volvió a ser soldado en la del Maestre de Campo D. Pedro Manrique de Lara, que se halló en la guerra del Piamonte y Saboga y en la jornada que el prín­cipe Doria hizo a Argel, siendo uno de los nombrados para saltar a tierra con los petardos. De allí pasó a ser sargento del capitán D. Pedro Hurtado, del tercio del Maestre de Campo D. Iñigo de Borja, y habiendo marchado con dicha compañía a los estados de Flándes le hicieron alférez de ella, hallándose en el socorro de Bel-duque, y fue nombrado diversas veces para diferentes empresas, como fue la de hacer una noche un fuerte de mucha importancia, desde donde mataron al Marqués de Vela, alférez de su compañía, con cuarenta soldados de ella. Defender un puesto que se le encargó, de donde sa­lió herido en la cabeza. 


Hallóse en el sitio de Hostende y asistió hasta que se ganó la villa; fue nombrado para ga­nar el Puertoespin y el Caballero de Alemon, y un día an­tes de que se ganase le ordenaron fuese con su compañía a poner un candeleros en un puesto de mucha importan­cia y saliendo el enemigo a la defensa degollaron la ma­yor parte de su compañía, habiéndose señalado entre to­dos con mucho valor, saliendo herido de un mosquetazo en el brazo izquierdo. Hallose en la derrota que se dio al enemigo en el dique de Amberes y en el reencuentro del dique de Bacante y en las dos compañías de fusa en los si­tios de la villa de Linguen y en el sitio de Fiol y socorro que se introdujo, siendo uno de los nombrados para ir en el escuadrón volante.

 Así mismo, se encontró en el sitio de Dunquerque y en la rota de Bunque, señalándose siempre entre todos con hazañas particulares. De allí vi­no a España el año 1607 con licencia de su Alteza el señor Archiduque Alberto, que gobernaba las armas, y el Rey le hizo merced de una compañía de infantería española, con la cual fue a la armada real y sirvió en el tercio del Maestre de Campo D. Fernando de Toledo y se le mandó ir a la jornada que aquel año se hizo a las Terceras. Por reformación de dicho tercio se agregó su compañía a la del Maestre de Campo D. Jerónimo Agustín, en la pro­pia armada, y en ella se halló en todas las embarcaciones y facciones que se ofrecieron de mar y tierra, como fueron las primeras jornadas que se hicieron a Larache, la que verificó D. Luis Fajardo a La Goleta; fue nombra­do para poner fuego a dieciocho navíos de corsarios y dos galeotos que se hallaban a vista de dicha armada, co­mo lo hizo con gran valor y lo certifica referido D. Luis de Fajardo. Hallose en toda la expulsión de los moriscos del reino de Valencia y en la toma de la Mamora, siendo unos de los primeros que saltaron a tierra. Habiéndole encargado D. Luis Fajardo se hallase a asistir al asalto que a los moros dieron a las trincheras, lo hizo con mucho valor, acudiendo a la defensa de ellas. Retirada la dicha armada y tercio a España le nombró D. Luis Fajar­do por cabo de tres navíos para convoyar cuatro barcas cargadas de trigo que iban para la fuerza de Melilla y que reconociese todos los navíos de corsarios, lo que hizo con mucha satisfacción, peleando con cinco navíos que en­contró en el Estrecho.

En el año de 1614, le ordenó el dicho D. Luis Fa­jardo fuese por cabo y gobernador de otros cuatro navíos en que iban cuatro compañías a Lisboa, y en el Cabo de Santa María, rindieron un navío de turcos y otro sobre las Berlingas. El de 1615, se le mandó pasase a Flandes por segunda vez con los cuatro navíos de su cargo, con­voyando cuarenta compañías bisoñas que pasaron a aquellos estados en dieciocho urcas, lo cual verificó con mucho cuidado y vigilancia hasta que desembarcaron en Dunquerque, y su Alteza el señor Archiduque Alberto le ordenó se quedase sirviendo en los dichos estados, que lo hizo con su compañía en el tercio del Maestre de Campo Simón Ortúnez.
De allí pasó por Cabo de sus compañías de guar­nición a la villa de Ostende, de donde (por la mucha sa­tisfacción que tenía de su persona) le sacó el año 1621 don Iñigo de Borja, sin ser de su tercio, cuando se intentó la interpresa de la isla de Cosante para tomar la Andusa, para que llevase a su cargo la gente de las guarniciones de Gravelingas, Dunquerque, Nesport y Ostende con todo el tren de artillería, chalupas y demás cosas que estaban prevenidas para quella función; lo que hizo muy a satis­facción de referido don Iñigo de Borja, y, no habiéndose podido- efectuar cosa para la que se habían hecho dichas provisiones, se quedaron todo el invierno en España ha­ciendo, cuatro fuertes reales que se fabricaron delante de la inclusa. De allí salieron para el sitio de Berjas, obrando en todas las ocasiones que se ofrecieron con el valor correspondiente a su ilustre sangre, hasta que le hirieron de un cañonazo en la pierna derecha, con lo que fue preciso volverse a España con licencia del Sr. Archiduque, por hallarse imposibilitado de pelear, donde S.M. le hizo gobernador del castillo de la ciudad de Málaga, por muerte del Maestre de Campo don Diego de Osorio de la Peña. De allí paso a gobernar interinamente Larache. De aquí, al ser alcaide de la fuerza de Melilla y habiendo servido en dicho punto algún tiempo, fue por Maestre de Campo de la gente de guerra del reino de Aragón, con el gobierno del castillo de Jaca y tenencia general del Capitán General de aquel reino, de donde paso a ser alcaide y capitán de la villa de Fuenterrabía, y S.M. le honro con el puesto de Maestre de Campo de un tercio de la infantería española.
Fue teniente General de la provincia de Guipúzcoa y alcaide del castillo y fuerza de Vélez Málaga. Las cartas particulares que recibió de honran mucho a dicho don Gaspar, pues en ellas mani­fiesta el Rey darse por bien servido, las cuales y hoja de servicios obran en el archivo de su pariente el señor don Juan Antonio Varona y Daza, quien tuvo la bondad de franquearse, para que los hechos de un hijo de Plasen­cia no queden sin que los sepan sus compatricios.

Jose Antonio Pajuelo Jimenez - Pedro Luna Reina
                                             


jueves, 10 de enero de 2013

DATOS PARA LA HISTORIA.VIII


Del Licenciado Francisco de Malpartida, Gobernador de estos reinos por los Reyes Católicos, y el robo por los vecinos de la referida Malpartida de San Juan de esta Ciudad.

Como lo pensaron, ejecutaron, y fue del modo siguiente:
 Un día que la ciudad de Plasencia no temía tal cosa, la mayor parte de los vecinos del pueblo prevenidos con armas que pudieran haber, se dirigen a la ciudad  (el camino que en aquel tiempo tenían y que venía continua a las paredes de las viñas de la Noria, antigua cerca del pan llevar, entraban en el Cachón, que pasaban el rio por pasaderas de grandes piedras que daban principio próximo al molino de aceite de san Juan por esta parte, las que fueron quitadas los años de 1818 a 1820 por el Capellán del Hospital de Santa María para componer el molino del Puente Trujillo) entraron en la Parroquia, cogen a san Juan del atar mayor y salen a escape con él; le llevaron a su pueblo y colocaron en una ermita que en él había, acto continuo un clérigo de otro obispado que tenían prevenido celebró misa y se llamaron a posesión, la ermita vino a ser iglesia parroquial con la advocación de San Juan Bautista, en el día una de las más hermosas en grandiosidad y arquitectura del Obispado. Cuando los moradores de Plasencia tuvieron noticia del hecho, era ya el santo de Malpartida. El cura de la parroquia reclamó a las autoridades, el caso anduvo en litigio, pero el resultado fue quedar independiente de esta parroquia el pueblo de Malpartida.
L a opinión general era, que el Licenciado Francisco de Malpartida, con el favor que tenia de los reyes, les protegió en su robo sacrílego, viendo la distancia y perjuicios que les seguían. Por último, la justicia de los malpartideños llegó al extremo de vociferar que si los  placentinos hubieran tratado de impedir su victoria a chinarrazos no hubieran quedado ni uno; se expresaban así aludiendo a los muchos guijarros que hay en el camino, causa porque dieron en llamarlos Chinatos a los de referido lugar, nombre por lo que son conocidos por los pueblos inmediatos.

El Rey Carlos Primero de España y Emperador de Alemania, quinto de este nombre, Capitanes de esta ciudad que le sirvieron y fundación del Hospital de la Merced.
 El hospital de Nuestra Señora de la Merced, conocido también por el de las Llagas, que está próximo a la Puerta Talavera, se fundó por los testamentos otorgados en  Plasencia por el Licenciado Pedro de Cepeda y Teresa de Yaguas su mujer, en 27 de febrero de 1519, y el de ella de 15…, ante Alonso de Sage, así consta en el índice de las  Obras Pías número 68, cuyo oficio ejerció Juan Barrado, le dotaron con sus bienes y mandaron que lo enterrasen tras la puerta del Hospital, debajo de las gradas de ella, para que todos pasasen por su sepultura. También fueron bienhechores de él, Francisco de Carvajal Villalba, Dª Beatriz de Zúñiga y Juan Gómez Pasajero. Sus rentas eran pingües y admisibles los enfermos de todas clases de llagas. Dieron su Patrono al M.N. y M.L. Ayuntamiento de esta. La mayor parte se bienes fueron vendidos por los años de 1806 a 1808. Los pocos que le quedaron, el año próximo pasado de 1848, fueron agregados al de Santa María.
Noticias del Hospital de San Marcos. 
Remedia la Ciudad otra grande hambre y 
fundación del Convento de Carmelitas Descalzas

El Hospital que llaman de San Marcos, por estar junto a su iglesia, en el día comúnmente es más conocido con el nombre de Los Pobres, no hay noticias de su fundación, según su construc­ción es antiquísimo, la Ciudad es Patrona de él, donde son admitidos los peregrinos y pobres pasa­jeros. Tenía suficientes y cómodas habitaciones para el intento y a más cuatro camas buenas. Los pasajeros no podían estar en él más de tres días descansando. El año de 1811, los franceses le destruyeron todo, lo que visto por varios vecinos de la ciudad, el de 1815, movidos por la caridad, trataron de ver como se restablecía para el lleno de su objeto, con las licencias necesarias, D. Miguel Blanco Pbro. y D. Carlos Bula acompañados de los curas párrocos pidieron a los vecinos limosnas pa­ra reedificarlo, su buen celo no quedó defraudado, pues con las limosnas que se reunieron le res­tablecieron nuevamente y sólo perdió el edificio el corral que tenía, donde los pobres tomaban el sol, se limpiaban la ropa, con inclusión del ejercicio de uñas, y hoy por haberlo cedido indebidamente, el Muy Noble y Muy Leal Ayuntamiento, se ven los in­felices en la necesidad de hacer sus ejercicios a la puerta del establecimiento, a la faz de la gente.
Da. María de la Cerda Porcallo fue hija de Vasco Porcallo de la Cerda y Da. Isabel Moscoso, de notoria y calificada nobleza de ésta ciudad. Ca­só dos veces, la primera con D. Luis de Camargo, de la familia del Conde de la Oliva, y la segunda con D. Juan de Villalba Carvajal, hijo del Coronel Cristóbal de Villalba. Ni de uno ni de otro tuvo su­cesión, viéndose sin ella y viuda, determinó fundar en las casas de su morada un convento para mon­jas, y en la villa de Béjar el día 25 de abril de 1584, el obispo D. Andrés de Noroña la dio licencia para que pudiese hacer dicha fundación y mudar los huesos de sus padres que estaban enterrados en la parroquia del Salvador de esta ciudad y la capellanía que allí había fundado, al referido con­vento, una vez estuviera fundado y con religiosas.
Es tradición asentada, que cuando la Santa Madre Teresa de Jesús andaba en sus funda­ciones, estuvo en esta casa, en lo que es hoy coro viejo, y precisamente cuando sus padres trataban los casamientos de expresada Da. María, lo que oído por la Santa dijo a su madre que no había de tener hijos y que ¡esta casa había de ser muy de Dios, y así sucedió todo, porque no hubo sucesión, y luego le dio toda su hacienda a Dios Nuestro Señor y a su Santísima Madre, y en el testamento de­bajo de cuya disposición murió... del mes... de 1616. Fundó este convento, como en el dicho tes­tamento se contiene, para Carmelitas calzadas cu­ya vocación fuese de la Santísima Trinidad. Fueron sus testamentarios el Sr. D. Pedro Pa­niagua y Valdés, caballero muy principal de esta ciudad, el P. Rector de la Compañía de Jesús y el Licenciado Arziniega, cura del Salvador, a quien y a los sucesores en el dicho beneficio dejó la referi­da testamentaría, y e] año 1623, que vino a este obispado el Sr. Obispo D. Sancho de Ávila y Tole­do, que tan amado fue de la Santa Madre Teresa de Jesús, viendo que la fundación era para monjas Carmelitas Calzadas, y que era bien que pues esta ciudad era la cabeza y sede del Obispado y no había convento de Monjas Descalzas le pareció bien que le hubiese, e informado del supra dicho D. Pedro Paniagua y otras personas fidedignas de la referida tradición y profecía de la Santa Madre, tanto con los testamentarios que entonces lo eran con el Sr. D. Pedro Paniagua y Rectos de la Compañía de Jesús, el Sr. Juan Jiménez Moreno, cura lector de la iglesia del Salvador, de que se conmutase la voluntad de dicha Da. María de la Cerda de Monjas Calzadas que fuesen Descalzas, a lo que accedió, y Su Santidad mandó un breve y que estuviesen sujetas al Ordinario de este Obis­pado y no a la Orden, por lo que resolvió la congre­gación de Descalzos de Toledo que no podían dar las fundadoras por no sujetarse a la Orden; pero los testamentarios no se arredraron por la negati­va y se proporcionaron Religiosas Descalzas suje­tas al Cardenal Arzobispo de Toledo Sr. Zapata, quien dio permiso para que del Convento de Alcalá viniesen cuatro religiosas a este convento. La que fue destinada para Priora trató mucho y fue muy afecta de la Santa Madre Teresa de Jesús. Entra­ron en esta ciudad el 23 de enero de 1629, salieron a recibirlas los señores D. Juan de Vargas y Soto­mayor, Corregidor de ésta, D. Gonzalo de Carvajal, Conde de Torrejón, D. Pedro Paniagua y Valdés y toda la nobleza de la Ciudad con gran número de gente, pero el mayor recibimiento fue el que les hi­zo Dios que estaba Sacramentado en el convento de las idelfonsas, donde se apearon a la puerta de la iglesia, las entró en ella el Sr. Obispo D. Francis­co de Mendoza, hecha la donación las llevó al dicho convento, donde permanecieron, en cuyo in­termedio las señoras de la ciudad las llevaron en coches a visitar todos los conventos de religiosas y monjas, con cuya venida se regocijaron todos. Concluido y amueblado su convento se traslada­ron a él procesional mente, acompañadas del Sr. Obispo, Cabildo Catedral y Menor, la Clerecía y Re­ligiosas y el Ayuntamiento en cuerpo de Ciudad y toda su nobleza. En la misma mañana de su trasla­ción, antes de salir de San Ildefonso, tomaron el hábito tres religiosas.

Jose Antonio Pajuelo Jimenez - Pedro Luna Reina


lunes, 12 de noviembre de 2012

DATOS PARA LA HISTORIA "LOS SEISSES".

Las travesuras y despido del seise Pio Robles Rodríguez.

Este artículo fue escrito igual que el anterior, por D. Román Gómez Guillen, Canónigo Prefecto de Música y dedicado a su estimado amigo y compañero D. Florindo González Hernández, Maestro de Capilla de nuestra catedral, y a los niños del coro de la misma.

Los seises eran niños destinados a intervenir con sus cantos y danzas en determinadas festividades religiosas. El origen de esta especie de escolanía, única en el mundo, se fija hacia los primeros siglos del cristianismo. Llamábanse “seises” por ser seis lo que actuaban en las ceremonias. Abundaban en las catedrales y principales iglesias, alcanzando gran fama los de las catedrales de Sevilla y Toledo. Recibían esmerada educación musical y literaria formando excelente conjunto con la capilla musical a la que se unieron. De ellos salieron excelentes músicos, compositores organistas y maestros de capilla. La historia nos recuerda algunos ejemplos: Hayden fue seise en la Capilla musical de la catedral de San Esteban de Viena. Schubert, de la capilla Imperial de la misma ciudad; Palestrina, de Santa María la Mayor de Roma; Tomás Luis de Victoria, de la catedral de Ávila; Felipe Pendrell, de la de Tortosa; Jacinto Guerrero de la de Toledo. Así podríamos hacer una lista interminable.

Prestaron excelentes servicios al culto, aunque en algunas ocasiones (justo es decirlo) crearon problemas a los cabildos por sus travesuras. Así sucedió en nuestra catedral como lo confirman los siguientes datos acaecidos en el siglo XVIII.

“En la Junta Capitular tenida en la sacristía de lo Viejo después de Nona, a veintiséis de agosto de mil setecientos setenta y ocho, dijo el Sr. Presidente que el Maestro de Capilla le ha dado cuenta que en el día anterior se escapo el seise Pio y se había llevado la ropa y que no era la primera; enterado de lo cual el Cabildo acordó despedirle de dicha Plaza y que no se le vuelva a admitir, que entregue la ropa de Colegial y que se le dé la ropa de uso según estilo, y que en atención a que su descuido se ha extraviado un Libro de solfa de dicha Capilla, se encargue el Maestro de Capilla el cuidado y diligencia de recobrarle y que tome a su cuidado el buscar muchachos hábiles para dicho ministerio en lugar de éste y de los demás que considere inútiles.” (Archivo Catedral, Actas capitulares, libro 70, sin foliar, 27 de agosto 1778).

El Cabildo cuidaba con todo esmero esta institución y el maestro de capilla fue diligente en secundar los mandatos del Cabildo- Laudable y plausible estimulo por parte de ambos a favor de la esplendidez del culto catedralicio. A los pocos días había seis nuevos.

“Leyóse informe que hace el Maestro de Capilla de haber examinado diez muchachos pretendientes al ministerio de “seises”, expone su circunstancia y halla que, atendidas estas, son los más hábiles en primer lugar Ignacio Gómez Soria; en segundo lugar Manuel Puyo Dengolar y Ramón Terrón y en tercero Manuel Moreno; en cuya inteligencia acordó el Cabildo recibir para dicho ministerio los tres primeros y que el cuarto se tenga presente para cuando haya vacante y que quede despedido de dicho empleo Bernardo Gómez por no ser a propósito para ello y uno y otro se haga saber a dicho Maestro para su inteligencia y cumplimiento.” (Arch. Cated., Libro antes citado, 23 de septiembre 1778).

La madre del seise Pio, que había sido despedido por su mala conducta, pide al Cabildo que en el certificado que ha de extender el Cabildo al efecto, no se haga constar este dato desagradable; el Cabildo en detalle de generosidad accede a ello-Rasgos dignos de una madre y de una Corporación de categoría.

“Leyòse Memorial de Luisa Rodríguez, madre de Pio Robles, seise que ha sido de esta Santa Iglesia, suplicando al Cabildo mande se le dé por el Secretario testificación de haberse despedido de ella voluntariamente y sin haber cometido exceso, en que recibirá especial merced; de que enterado acordó el Secretario se la dé de haberse despedido sin que hubiera cometido delito.” (Arch. Cated., Libro antes citado, 23 de septiembre 1778).

Jose Antonio Pajuelo Jimenez - Pedro Luna Reina 









viernes, 9 de noviembre de 2012

EL CUIDADO Y ENSEÑANZA DE LOS SEISES EN LA CATEDRAL

LOS SEISSES


EL CUIDADO Y ENSEÑANZA DE LOS SEISES EN LA CATEDRAL

La catedral se preocupo con esmero de la educación y formación de los seises. Formaban una especie de Colegio, viviendo juntamente con el maestro de capilla. Todos recibían instrucción religiosa, se le enseñaba música y latín y a los demás aventajados e idóneos acudían a la Escuela de Gramática de la Catedral, en la que se adquirían una formación superior literaria y humanística.

Se cuidaba, ante todo su salud, mereciendo la asistencia médica del famoso Luis de toro. Lo reflejas así las actas capitulares: “los dichos señores vista una petición que le fue dada por la cual se pedía se pagase a Luis de Toro, medico, dos ducados de salario que se le da cada año, porque cura a los seises de esta iglesia, mandaron al señor obrero que fue el año pasado se pague lo que de ello se le debe y al obrero presente se ponga en copia el dicho salario e se le pague conforme a los otros salarios”. (Arch.Catedralicio.Actas Capitulares.Libro II,bis, fol 63 vª).

Sucedía esto en viernes, 8 de febrero de 1555. Y lo referimos respetando íntegramente la escritura del documento.

Y se les formaba musical y humanísticamente, no solo en el aspecto cultural, sino también en el aspecto social y cristiano. Un siglo más tarde en 1623 en unas ordenanzas capitulares a este respecto, que transcribimos en su escritura primitiva y real: “Como se ha de enseñar música y crianza de los seises”. En seis de octubre de mil seisciento veyte y tres añs cometieron al señor don Diego Lopez Aguilera, chantre , en materia de los seises haga lo que a entendido el cabildo y dé al maestro de capilla la horden que ha de guardaren la enseñanza y crianza de ellos. Y dio la orden que se sigue.

A de traer: Rosario cada uno y encomendarle le pasen cada día y al acostar y levantar recen una devoción y pedirles quenta de la Doctrina Xcriastiana algunos días desocupados para que no se les olvide.



Anse de confesar al principio de cada mes. Y si antes de dicho día cayere en Pasqua o otra fiesta de Nuestro Señor o Nuestra Señora y Pan Juan y San Pedro y Santiago se an de confesar aquel dia. Y por lo menos han de comulgar las tres Pasquas y para ganar el Jubileo de la Porciúncula de san Francisco.



A las horas de la mañana han de ir todos juntos con sobrepellices y bonetes y acabadas an de volver a casa vía recta y el maestro ha de tener cuidado de hacer de capellán que los cuenta y si hacen faltas en el coro. Y al que la hiciere castigare conforme mereciere.



No han de salir fuera de casa aunque sea a cosa muy precisa sin licencia del maestro y cuando aya ocasión que obligue a dársela an de ir con ropa y bonete.



Anseles de dar dos liciones de música cada día a las oras más acomodadas conforme al tiempo y diere lugar la residencia de la Iglesia y de ellas an de dar cuentas castigando a los descuidados como mereciere. Esto demás de las cosas que se ayan de procurar para las festividades de la Iglesia y del exercicio que se hace después de las horas de la mañana los días que no ay canto de horgano.



Ansi mismo a de premiarlos a que lean Romace y Latin y escriva cada uno una plana y de los que les tocare de los percances se les ha de comprar todo el recaudo que fuere menester. Y cartapacio para escribir las liciones de música y libros de latin al que se inclinare a saberlo. Y los que estudiaren an de yr a la lición de la una que es hasta las dos. Y acabada, a la Iglessia. Y en saliendo, yran a al lición de tres a cuatro. Y siempre con sus ropas, sobrepellizes y bonetes y los que estudiaren an de yr al Estudio de la Iglessia.



Los versos se los a de enseñar el maestro de los mozos de coro , ansi el canto como la letra.Y esto se hace en la pausa de Prima a tercia y antes de las vísperas.



Los seises no an de cobrar los percances como se a hecho hasta aquí, ni ocuparlos fuera de casa más de lo que les tocare por su oficio. ( Archivo catedr.Legajo 249, pieza 86, fols 11 vº y 12).

Esta tradición de ha conservado durante mucho tiempo, en el Concilio vaticano II, en su artículo 115, dice.” A los músicos y a los cantores y en primer lugar a los niños, dese una verdadera formación litúrgica.

Departamento de divulgación ye investigación de la A.C.P."PEDRO DE TREJO"
"SEMBRANDO INQUIETUDES"





viernes, 27 de julio de 2012

DATOS PARA LA HISTORIA DE PLASENCIA. V

Una corrida memorable en Plasencia:
Manolete, Arruza y Pepe Luis Vázquez.

El Ayuntamiento de Plasencia ha ofreció hace unos años un homenaje a quien ha sido Conserje de la Plaza de Toros de la ciudad, Hipólito Francisco Izquierdo. Desde los once años hasta su jubilación estuvo viviendo en la Plaza de Toros. Sucedió a su padre en esta misma tarea y, por tanto, es referencia obligada en la historia del coso taurino placentino.

Pero al preguntarle por los festejos más significativos que se hayan celebrado en este lugar, no tiene ninguna duda en la respuesta: La corrida del día 9 de junio de 1945, con motivo de la Feria de Plasencia y con el cartel de Manolete, Arruza y Pepe Luis Vázquez. Este recuerdo siempre estuvo vivo para él y para muchos placentinos, que todavía viven y presenciaron el espectáculo. “Es que fue la corrida de toros más importante y apoteósica que aquél año se celebró en toda España”, me dice Francisco Hipólito, sin dudar un momento.

La mayor parte de la lidia fue presenciada por el público, puesto en pie, y sin dejar de ovacionar a los matadores, entre continuas palmas y olés. Y cuando finalizó la corrida, fue el delirio de los aficionados. Los vítores y aplausos se convirtieron en exaltación del espectáculo y se sucedieron con intensidad, mientras una buena parte del público bajó al ruedo para sacar a hombros a los tres espadas, que fueron llevados de este modo, entre aclamaciones, hasta el final de los Arcos de San Antón, donde ahora acaba la Ronda del Salvador.

El encierro pertenecía a la ganadería salmantina de Sánchez Cobaleda. Eran los toros de “las patas blancas” como se los conocía entonces, procedentes del campo charro, de amplia cornamenta y fina estampa, tanto en la dehesa como sobre el albero de la plaza. Hoy día estos toros han desaparecido de los carteles y gran parte de la ganadería se convirtió en carne de matadero como consecuencia de bajas veterinarias y controles sanitarios. Pero en los anales de este encaste se recuerda la apoteósica corrida de Plasencia como uno de los triunfos más celebrados del criador salmantino.

El cartel de la primera corrida de la Feria de Plasencia del año 1945 lo formaban Manolete, Arruza y Pepe Luis Vázquez. Manolete era la figura indiscutible de la nómina de matadores es pañoles de esta temporada. Por otra parte, con la llegada del torero mejicano Carlos Arruza, en el verano de 1944, se produjo una lógica competencia con el mismo. Así se decía entonces: “desde que llegó Arruza, Manolete está que bufa”, aunque actuaron juntos en más de cien festejos, muchos “mano a mano” y entre ellos mantuvieron un trato relativamente cordial. Pepe Luis Vázquez, también ocupó los más altos puestos del escalafón taurino en este año y encarnaba la esencia del toreo sevillano. Así pues, el cartel placentino respondía al máximo interés que pudiera presentarse en la temporada de 1945 en los cosos españoles.

El éxito de la corrida quedó reflejado en todas las crónicas taurinas que se publicaron sobre el festejo. En sus toros, Manolete fue fiel a las maneras elegantes y sobrias que le caracterizaban profesionalmente. Moviéndose con seguridad y donaire ante el toro, el diestro de Córdoba realizó dos impresionantes faenas con la muleta.

La crónica de ABC señala que sus dos toros recibieron tres varas cada uno y que compitieron en el quite los tres matadores, resaltando el mucho valor y poder derrochado por el torero que ofreció pases de todas las marcas “levantando al público de sus asientos”. Mató al primero de “una imponente estocada” y al segundo con “estocada y descabello”. En ambos toros Manolete recibió los máximos trofeos, dos orejas y rabo y la ovación parecía no terminar nunca, mientras daba dos vueltas al ruedo.

El toreo vistoso, alegre y temerario de Carlos Arruza, al que acompañaba su participación exclusiva en el tercio de banderillas encandiló al público. La crónica de la Agencia Mencheta, destacaba: “Arruza clava tres pares de rehiletes soberbios y con la muleta hace una faena de gran valor metido entre los cuernos del toro”. La apoteosis en la lidia de su primer toro llegó cuando el torero interpretó su conocido desplante del teléfono, arrodillándose ante el animal y apoyando el codo en la testuz. En el segundo de su lote repitió su brillante faena anterior, colocando los pares de banderillas en el mismo centro del ruedo e, igualmente, despachando a los astados de una estocada que basta. Del mismo modo que Manolete el torero mejicano exhibió como trofeo las dos orejas y el rabo de sus dos toros.

En el primero de su lote, el más grande de la corrida que había encajado seis varas y ofreció la oportunidad del lucimiento en los quites a los tres matadores, Pepe Luis Vázquez lo recibió en el medio del ruedo, citando con la muleta plegada y realizando una magnífica faena con naturales y pases de pecho de fina ejecución, según la referencia del diario ABC. Mató de un a estocada hasta la bola y recibió las dos orejas y el rabo.

No tuvo tanta suerte Pepe Luis a la hora de matar al segundo de su lote. Después de realizar “una preciosa faena de muleta necesitó cuatro pinchazos en todo lo alto y dos descabellos para despachar al animal”. Fue tan meritoria la faena que el público le otorgó las dos orejas, que el torero no quiso aceptar y arrojó al suelo, antes de dar dos clamorosas vueltas al ruedo.

Como ya dijimos, el recuerdo de aquella corrida de toros en las Ferias de Plasencia del año 1945 pervive en la ciudad. Todavía unos pocos guardan en su retina la imagen del espectáculo pero las referencias al mismo siguen estando vivas y permanecen en la tradición taurina oral de muchos aficionados locales.

Gonzalo Sánchez-Rodrigo.
Fotos de Jose Antonio Pajuelo Jimenez
    

lunes, 16 de julio de 2012

1212 LA BATALLA DE LAS NAVAS.

.LAS NAVAS DE TOLOSA




Cuentan las antiguas crónicas de la Edad Media que el 16 de Julio de 1212 el sol comenzó a brillar con más esplendor sobre los territorios cristianos de la corona de Castilla. La cruzada de Alfonso VIII, ayudado por el arzobispo de Toledo y el propio Papado, consiguió doblegar al enemigo musulmán en la batalla conocida de las Navas de Tolosa, en la localidad del mismo nombre en la provincia de Jaén. Tras ellas y después de cinco siglos de invasión el poder musulmán en la península ibérica comenzó a declinar iniciándose así los primeros pasos de la reconquista. Una etapa pocas veces abordada y que hoy queremos reescribir aquí en este articulo.

En el año 1212 una hueste placentina, formada por los más brillantes caballeros que en esta ciudad residían, mandados y dirigidos por el Obispo D. Domingo, asistió a la célebre batalla de Tolosa, conquistan para su escudo, los guerreros de Plasencia, una Cruz, concesión hecha por Alfonso VIII en recuerdo de la famosa victoria obtenida sobre los árabes.

Esta terrible batalla se libró muy cerca de las montañas que los antiguos iberos consideraban sagradas, quizás la elección del lugar no es casual, cierto que allí hoy podemos encontrar un centro de interpretación que nos acerca a una realidad histórica del siglo XIII, que supuso un antes y un después en la historia medieval de España.

Se puede decir que después de cinco siglo de invasión, la guerra había sido una constante histórica y la suerte de las armas había sido muy variable dependiendo de un contexto u otro, en este escenario de belicosidad y enfrentamientos, las Navas vino a presentar un hito muy importante.

El escenario que nos encontramos en la postrimería de la batalla, podemos decir: que desde la conquista de Toledo a finales del siglo XI se venían produciendo una serie de enfrentamientos muy importantes de mayor o menor envergadura, dependiendo del momento entre cristianos y musulmanes en el ámbito en lo que hoy día es el territorio manchego. Justo antes que finalizara este siglo los Almohades emprendieron unas campañas que tuvieron enormes repercusiones sobre las fronteras del reino de León, fronteras Castellanas y del reino de Portugal, y en este contexto en que parecía que la avalancha almohade era imparable, es cuando se produjeron dos hechos inmediatos antes de la batalla de las Navas; uno fue en el año 1195 en la batalla de Alarcos en la que parecía que las fronteras de Castilla se derrumbaban y otro fue poco después en 1211 cuando los árabes conquistaron el castillo de Salvatierra entonces se pensó que las frontera occidentales de la cristiandad se vendrían abajo que de la misma forma que unos años antes se habían venido abajo las fronteras de la cristiandad en oriente, en Tierra Santa, por tanto se entraba en 1212 en una situación de verdadera angustia para los reinos cristianos o para la cristiandad en su conjunto. Es un momento que se vivió con verdadera ansiedad.

Los musulmanes no parecían tener mucho interés en continuar la conquista se asentaron en el sur de la península ibérica, llegaron incluso a algunos lugares del centro y del norte, pero quizás el mayor interés en recuperar el territorio estaba en manos y en el corazón de los cristianos. Los musulmanes habían renunciado hacia mucho a tener una posición efectiva más allá del norte del Tajo, del norte de Toledo o más allá de los Pirineos era absolutamente impensable. Donde por el contrario en las huestes cristianas si se había establecido una ideología verdaderamente reconquistadora, reivindicaban supuestos antiguos derechos de épocas visigodas. No hay en el mundo islámico una ideología a la reconquista, no hay un proyecto de incorporación de tierras cristianas al mundo islámico o por lo menos no los hay desde el siglo XI o incluso antes.

Como sucede siempre a lo largo de la historia de todas las batallas, esta estaba encabezada por personas destacamos a Alfonso VIII que no estuvo solo, contaba con la participación directa de otro dos reyes hispánicos, Sancho VII de Navarra y Pedro II de Aragón que establecieron una alianza y posiblemente, también conto con el apoyo del reino Portugal, pues hubo portugueses en la batalla y como una cierta neutralidad un poco sospechosa del Rey de León, aunque posiblemente también hubo tropas leonesas. Desde el punto de vista financiero, ideológico, organizativo con el Papa Inocencio III que predico una cruzada sobre todo por tierras francesas lo que permitió llegar recursos militares importantes procedentes de norte del los Pirineos.

En el lado islámico el gran protagonista va a ser Muhammad An-Nasir (Miramamolín para los cristianos) al que posiblemente ha maltratado la historia como consecuencia en su derrota en las Navas y sin embardo había manifestado anteriormente tener una habilidad militar importante conquisto para los almohades Mallorca, por ejemplo es unos de los grandes califas de la época. Ellos no recibieron ayuda importante

Era un imperio muy basto, contando con las aportaciones de tribus bereberes que habían aceptado el movimiento almohade, pero también contaron con grupos de tropas muy numerosas del cuerpo Andalusí, hay que pensar que el Califa contaba con tropas norteafricanas y musulmanas hispánicas Andalusíes.

¿Porque el escenario tuvo lugar en esta zona?: Hubo una razón, el ejercito cristiano se había refugiado en Toledo con una directriz muy clara, buscar al ejercito almohade, por tanto se dirigió siguiendo el camino de Toledo - Córdoba, y por su parte el Califa en cuando tuvo noticias de la concentración del ejercito enorme que se había concentrado en Toledo, se dispuso para hacer frente a esa posible invasión y estableció líneas de contención en algunos pasos de Sierra Morena , dado que en su avance hacia el sur el ejercito cristiano se dirigió a través de lo que conocemos los pasos de Losas, que desembocaban en lo que hoy día es el pueblo de Santa Elena fue allí donde los musulmanes establecieron su campamento. Por lo que se deduce que no fue una casualidad sino un lugar que estaba situado en el tránsito de Sierra Morena siguiendo el camino de las dos capitales citadas.

El espacio físico donde se encuentra el centro de interpretación ha cambiado físicamente, en los años 1940, hubo grandes repoblaciones forestales y ha habido un gran cambio en el paisaje y no fue el que contemplaron los cruzados cristianos o los musulmanes. Lo que está muy claro es que el escenario está localizado, los especialistas están muy seguros del lugar donde se produjo la batalla y el centro de interpretación muy cerca del campo.

El hito histórico, ha servido recrear en el plano de la literatura, los recuerdos de la misma fueron creciendo desde entonces, no solo en la literatura medieval sino en la literatura moderna y contemporánea. Hay otros episodios literarios que vienen a demostrar la importancia de la batalla. Hay algo que tenemos que destacar, es que desde el momento que se produjo la batalla se convirtió en un mito histórico, en un momento crucial, ha llegado a interpretarse que existe en las relaciones bélicas, entre cristianos y musulmanes en la Península Ibérica existe un silo histórico a partir de la batalla, de tal forma que esta había determinado el fin del imperio Almohade o mas allá el fin del Ándalus, en que el balance de fuerzas entre los dos bandos se rompe a favor de los cristianos.

El impacto que tuvo la batalla fue enorme no solo en la historiografía hispana, sino en los monasterios de toda Europa. Se recogió en los distintos anales y crónicas la noticia de la victoria de las Navas, realmente para la cristiandad fue un momento angustioso, porque en aquella época también se está viviendo la extensión de la herejía en el sur de Francia, y que se libero la cristiandad en el momento de la batalla. De hecho en la historiografía del siglo XX, se dice que esta batalla vino a salvar a Europa de caer en mano de otras civilizaciones, y hay autores que la colocan a la altura de Poitiers, a la altura de la batalla de Stanlingrado, o Waterloo que configuraron lo que es Europa. Puede ser exagerado, pero sin duda tuvo una importancia estratégica indudable la victoria cristiana.

Quedaba mucho por hacer, 280 años todavía para la conquista de Granada, existían todavía esos tira y aflojas, de hecho, no se había acabado con el imperio islámico, posiblemente ni siquiera vino a acabar con el imperio almohade, este entra en crisis diez años después y por causa que no tienen que ver con la batalla y por tanto se puede afirmar que lo que vino a resolver la batalla es un pleito territorial que duraba desde finales del siglo XI hasta 1212. Un enfrentamiento primero entres castellano y almorávides y después entre castellanos y almohades durante mas un siglo por el control del territorio entre el Tajo y Sierra Morena, lo que vino a resolver este pleito a favor de los cristianos que desde entonces dominaron el territorio al norte de Sierra Morena, no deja de ser significativo que desde entonces ninguna campaña musulmana llegara a ir más al norte.

En las Navas se enfrentaron dos tradiciones militares distintas, una es la castellana, la feudal o occidental que venía representada por caballero pesadamente armado, cuyos movimiento táctico era la carga de la caballería pesada y frente a esta nos encontramos la que presentaban los almohades, basada en una caballería ligera, este enfrentamiento entre caballería pesada u caballería ligera seria resuelto de distintas maneras en distintas batallas por ejemplo en Alarcos o en todas las grandes batallas que preceden a las de las Navas, la caballería ligera musulmana había demostrado ser extremadamente habilidosa a la hora de flanquear o atacar por la retaguardia a los cristianos mediantes movimientos envolventes mediante táctica de la huida sin gira, habían resultado ser muy valerosas, ese en las Navas los musulmanes intentaron hacer este tipo de táctica, pero se van a encontrar el problema del terreno. El campo de las Navas es un campo relativamente estrecho y además esta acotado por una serie de barrancos que impiden el flanqueo que era propio de la caballería ligera, por lo que estos no pudieron aplicar su táctica mas perfeccionada, por lo contrario los cristianos si pudieron aplicar la carga de la caballería pesada a tenor de los testimonios de la época se desarrollo perfectamente lo cual a partir de ahí, la derrota de la cabellaría musulmana fue total, peo no tanto por la validez intrínseca de la táctica, sino porque no era aplicable por la validez del terreno.
En conclusión con esta batalla que despues quedo consolidada con la del salado 1340, se puso fin a la hegemonia musulmana sobre la penisula Iberica, que entra en su declive definitivo .
Bibliografía: Francisco García. Profesor de Historia Medieval de la Universidad de Extremadura. Libro recomendado “Las Navas de Tolosa”.

Jose Antonio Pajuelo Jimenez - Pedro Luna reina

lunes, 2 de julio de 2012

FERNANDO CALVO

FERNANDO CALVO, ALBEYTAR PLACENTINO DEL SIGLO XVI.


La Albeitería brillo con esplendor al ser instituida, en el medievo, por Reyes Católicos, el Tribunal del Proto- albeyterato,, pues hasta entonces habíase producido una situación caótica, que fue motivo que la medicina de los animales estuviera en manos de los intrusos empíricos y rutinarios.

En el auge esplendoroso de esta nueva Institución, dióse a conocer la figura insigne de nuestro albéitar Fernando Calvo, máximo exponente de la ciencia albeiteresca del siglo XVI y principio del XVII.

Aunque sabemos que Calvo nació en Plasencia, pues el mismo lo dice en la portada de su “Libro de Albeyteria”, desconocemos la fecha exacta, a pesar de la rebusca en los archivos y libros parroquiales. Ciertos indicios nos hacen suponer que nació por el 18n de Enero de 1553. En cambio Díaz y Pérez en su “Diccionario de Autores , Artistas, y Extremeños Ilustres”, señala que nació por el año 1558, dato también muy inseguro que da lugar a dudas, si se tiene en cuenta otros muchos extremos erróneos citados por dicho autor con respecto a este ilustre albéitar.

Lo cierto es que ya en plena juventud su fama si hizo universal, con la publicación de su “Libro de Albeyteria”, cuya edición príncipe debió imprimirse en esta Ciudad de Plasencia en 1582, según reza el “Catalogo” del Marqués de Torrecilla, que a su vez dice que cita esta obra el “Catalogo” ingles de F.Huth, de obras de Hipología.

A pesar de estas citas y por no encontrarse ejemplares de esta edición, algunos bibliófilos, y entre ellos el gran erudito veterinario Sanz Egaña, consideran como la primera edición la de salamanca en 1587, la cual está dirigida a don Alonso de Zúñiga y Córdoba, Comendador de la Orden de la Caballería de Calatrava y Gentil Hombre de S.M. etc., dedicatoria que evidencia el mecenazgo de los Zúñigas placentinos, descendientes de nuestra querida Navarra, ejercían la intelectualidad local de aquella época.

Otras ediciones de esta obra se sucedieron rápidamente y fueron las siguientes: Alcalá de Henares 1602, Madrid 1657,1671 y 1675; Lisboa 1676 y Zaragoza1680, lo que denota la gran aceptación que tuvo entre los albéitares, sobreviviendo estas impresiones sobre el autor. Ejemplares de la misma se conservan en la copiosa colección dl citado seños Sanz Egaña y en la Biblioteca Nacional así como en la Facultad Veterinaria de Madrid.

Divide calvo su obra en cuatro libros; el primero y más extenso, trata de los animales y cualidades que deben tener los caballos, con nociones de Anatomía y Fisiología, de las enfermedades de los équidos y termina dando provechosos consejos a quien se dedica a la albeitería. Calvo cita con frecuencia a Galeno, a Guido y a los médicos españoles contemporáneos suyos: Mercado, Montaña y otros.

La erudición de Calvo alcanza gran relieve: le son familiares las obras de Aristóteles, de Plinio y de San Isidoro; en el exterior del caballo cita al italiano Grissone, el hipólogo más prestigioso de la época.

El libro segundo contiene un recetario, como dice el autor “es una colección de recetas y experiencias probadas”; es una colección de recetas para las enfermedades de los équidos, en número muy considerable, con formulas complicadas, según la moda y a veces un tanto absurdas.

Dedica Calvo su libro tercero a describir “las virtudes y cualidades de muchos arboles, plantas y hierbas aprovechadas para el uso de la albeitería”.

El libro representa un tratado completo de farmacología y contiene las descripciones de todas las plantas más usadas en la terapéutica animal.

El libro cuarto “contiene muchas y diversas preguntas como sus respuestas tocantes a Albeytería”. Es un amplio resumen de lo tratado en los libros anteriores, de tal manera escrito para que sirviera a los examinados ante el Tribunal Proto-albeyterato. Contiene gran número de preguntas y las respuestas son amplias y razonadas.

Es curiosa la terminación de su libro con su “Dialogo del Arte de herrar”, compuesto en octavas reales “porque con más facilidad le pueda el discípulo encomendar a la memoria”.

A través de esta obra es de admirar en Calvo sus conocimientos filosóficos, su competencia como clínico y farmacológico, siendo más mediano como poeta.

La producción de Fernando Calvo corresponde a una vastísima formación cultural aceptada por la Real Academia como autoridad de escritor correcto, por lo que fue incluido en el “Catalogo de Autoridades de la Lengua”, acusando el enorme progreso adquirido en la Albeitería española en el transcurso del siglo XVI. Las obras de La Reyna, descubridor de la circulación sanguínea y la de nuestro ilustre paisano, el albéitar navarro López Zamora, están dedicadas preferentemente a cuestiones de patología equina; en cambio, calvo aparece en la suya como un biólogo que en la plenitud de nuestro Siglo de Oro en nada desmerece de los prestigios médicos de aquellos tiempos, adentrándose además en los temas filosóficos.

Otro Albeytar extremeño, Martin Arredondo en su “Recopilación de Albeyteria”, dice de Calvo lo que sigue:”El famoso comentador Hernán Calvo, honra de su patria, Plasencia, pues con varias y provechosas obras, epilogando la de Guido, Falcó y otros muchos filósofos, como se ve en su libro, allanó montes de dificultades, haciendo a los moderados ingenios que caminen por el conocimiento de este Arte como ppor floridos y apacibles valles…”

También se le atribuye como obra suya el haber epilogado y glosado el “Libro de Albeyteria” de Francisco de la Reyna, iniciador de las publicaciones de los albéitares españoles y precursor del conocimiento de la circulación de la sangre; pero parece extraño, que estando en pleno éxito las ediciones de sus libros, del que se agotaban rápidamente las tiradas, y siendo un hombre maduro y leído, como se desprende de todo lo que venimos diciendo, glosara la obra de otro autor aunque este fuera de la categoría de La Reyna.

La obra original de nuestro notable antecesor, es sin disputa el mejor libro de albeitería que hasta hoy se registra en la historia de esta ciencia, tanto que es un libro clásico de toda Europa.

En contra de lo dicho por Díaz y Pérez, que le atribuye en haber estado en las Reales Caballerizas de S.M. y el haber ejercido en Madrid, el mayor merito de Calvo reside, precisamente, en que no formó parte del Tribunal Proto-albeiterato, ni visito las Reales Caballerizas, según se ha podido comprobar, sino que fue un notable ingenio que desarrollo su actividad en el ambiente rural, dejando abundantes pruebas de su cultura y práctica profesional en esta ciudad e Plasencia, donde nació y únicamente ejerció la Albeitería.

Jose Antonio Pajuelo Jimenez - Pedro Luna Reina







sábado, 28 de abril de 2012

V CENTENARIO DEL PUENTE NUEVO: "EL PUENTE DE LA ISLA"

 PUENTE DE LA ISLA
Este puente es conocido popularmente como El Puente Nuevo.
Es antiquísimo el puente emplazado en este sitio. En el año 1.338, existía un puente de mampostería que se le denominaba El Puente de Pascual el Clérigo, sin duda por el nombre de quien lo mando construir. En 1.498 una gran crecida lo destruyó.
         Destruido este puente, se mandó construir otro de madera, hasta que en el año de 1.500 se realizó el actual. Al cuidado de este puente de madera estaba un carpintero árabe llamado  Pedro Mohamed de Piedrahita. Este puente se le llamó “El  Puente de la Reina”, ya que fue por mediación de Isabel la Católica su construcción  en el citado año 1.498.
         Ante los problemas que causaban estos puentes de madera, así como lo costoso de su mantenimiento, se pensó en hacerle de piedra.
         El constructor del puente actual fue el maestro Rodrigo Alemán. Se termino de construir el día 6 de Abril del año de 1.512. (Por lo tanto duro su construcción 12 años).
         Es un puente de sillería, en disposición de doble vertiente, en el centro del puente se levanta un templete dedicado a la Santísima Virgen; Esta Virgen, que se venera bajo la advocación de Nuestra Señora de la Cabeza, aunque popularmente se la conoce como la Virgen de los Gitanos, debido a la gran devoción que los de esta raza tenían a la imagen.
          Solían las gitanas cortarse las trenzas de su pelo y ofrecérselas en  sacrificio,  para que se cumpliesen sus peticiones.                                     
         Esta imagen es una " odigitria " esto es, Virgen ofreciendo al Niño una paloma. La talla es de granito y está policromada.
         En la base del templete hay una inscripción que dice así:
         “Esta noble ciudad de Plasencia mandó hacer esta puente de la Isla, reynando el rey don Hernando y la reina doña Isabel, nuestros señores, y comenzose en el año del Señor de mil y quinientos, y acabóse en el de mil quinientos y doce y fue maestro della maestre Rodrigo Alemán”.
         Frente al templete, en el centro del puente, mirando hacia afuera hay un gran escudo de los Reyes Católicos.
         Para construir el nuevo puente, el Concejo Placentino realizó un reparto equitativo de impuestos especiales entre los pueblos de la comarca, con ninguno hubo problemas, pero cuando le llegó el turno al  Cabildo de la catedral  se negó a colaborar y entabló un pleito contra los ediles que decidieron emprender tan necesaria obra.  El pleito llegó hasta el Papa por un lado y por el otro a los Reyes Católicos y duró varios años. Los curas se negaron a pagar la parte proporcional que les correspondía, y llegaron a excomulgar a los Regidores de la ciudad, no dejándolos entrar en misa, ni recibir los Sacramentos. Los regidores prohibieron a los alguaciles de la catedral que llevasen vara de mando por la ciudad. En fin que los pleitos duraron más de seis años. (Con la Iglesia hemos topado Sancho).
         En el reparto que se realizó le correspondieron pagar a Tornavacas 70.000 maravedíes, a Jarandilla 150.000, Garganta la Olla 70.000, Pasaron 60.000, Torremenga 10.000, Valverde 200.000, Belvis150.000, Almaraz 70.000, Serrejón 70.000, Deleitosa 70.000, Jaraicejo 73.330, Moroy 60.000, Talaván 60.000, Las Corchuelas 20.000, Torrejon 23.333, Grimaldo 10.000.  Esto nos da una idea  de la importancia de algunos pueblos en esa época y que años después se fueron despoblando.

         En el año 1.892 se colocaron nuevas barandillas de piedra al puente. En el año 1.898 se volvió a restaurar. Fue el maestro cantero D. Cesáreo Domínguez el encargado de su ejecución, y se quejaba este maestro cantero de lo gastadas que estaban las letras góticas de la inscripción que recuerda su construcción.
         En la década de 1.990 se repara el templete central, se colocan postes de piedra para delimitar las aceras del puente y se hace de una sola dirección para los vehículos.
         Debajo de este puente, por la parte que mira hacia la isla, había un trozo de río al que se le conocía con el nombre del  “Charco de la Justicia”, no se sabe si por haber ejecutado alguna sentencia en este lugar, o por que otra causa.
         A la salida de este puente empezaba un camino que llegaba hasta el puente de Trujillo, en Plasencia se le conocía como “El Paseo de los Tristes”, ya que las personas que estaban de luto solían ir a pasear por el. Hoy ya no existe este paseo pues encima de él se ha realizado la continuación de la  carretera  del Valle, lo que en Plasencia se conoce como “La Variante Sur”.

Jose Antonio Pajuelo Jimenez - Pedro Luna Reina


miércoles, 21 de marzo de 2012

D.FRANCISCO JARRIN Y MORO. 1848.1912.

OBISPO JARRIN Y MORO

Don Francisco Jarrin, nació en Salamanca el 20 de Marzo de 1848. Estudio en aquel seminario la carrera eclesiástica, obteniendo el grado de doctor en Teología y en aquella Universidad la de Filosofía y Letras, facultad en la que era también doctor.
Fue coadjutor de Peñaranda y ecónomo de Ledesma, dirigiendo en el primero el colegio de san Miguel.
Hizo oposiciones y fue nombrado para la cátedra de Retorica y Poética del instituto de Gijón, del cual paso por concurso al de Cádiz; vino por permuta al de Ávila en el que fue profesor de Psicología, Lógica y Ética, explicando al mismo tiempo una clase en el seminario, y de allí pasó a Salamanca, en cuyo instituto regentó, durante mucho tiempo, la Cátedra de Retorica y de Ética.
En marzo de 1886, después de brillantes ejercicios, fue nombrado magistral de la Santa Iglesia Catedral.
Fue director del Boletín Eclesiástico, examinador sinodal, procurador del Ilmo. Cabildo en el Concilio Provincial de Valladolid, Secretario del Sínodo Diocesano.
Decano de la facultad de Teología, presidente de la Junta Diocesana por las bodas de oro de su Santidad León XIII, restaurador y presidente de la Academia de santo Tomás de Aquino.
Delegado de la Junta de Colegios Universitarios, Vocal de la Comisión Provincial de Monumentos y regente de la Escuela de Nobles y Bellas Artes de san Eloy. Todos estos y otros muchos cargos ejerció en Salamanca.Después de varios años de magistral, fue nombrado chantre.
Era académico correspondiente a la real Academia de la Historia.
Escribió las siguientes obras didácticas: Lecciones de Retorica y Poética por Jovellanos. Elementos de Retorica y Poética, Preceptiva Literaria, Religión y Moral. Publicó una antología de poetas españoles y varios opúsculos, obras científicas o literarias de poca extensión.
Fueron famosos sus sermones, siendo notables sus panegíricos o alabanzas del Beato Juan de Ávila, su oración fúnebre de Doyagüe y otras.
Pronunció 0 leyó numerosos discursos sobre materias profanas, entre ellos uno sobre las Bellas Artes y sobre las importancias de las bibliotecas.
Propuesto para Obispo de la diócesis de Plasencia, fue consagrado el dia 1 de Mayo de 1907, y hizo su entrada el 15 del mismo mes, le gustaba mucho nuestra ciudad, y solía pasar los veranos en la ciudad de Béjar, donde fundó un Centro Social, y contribuyendo con un importante donativo y suscribiéndose con una cantidad mensual para el sostenimiento del mismo.
Pero su labor se centro principalmente en un solo proyecto”la comarca de las Hurdes”
El 22 de Julio de 1912, hace una referencia en el periódico El Adelanto de Salamanca, del centenario de la batalla de Arapiles, refiere en el mismo: ¡ La ciudad de las lides pacificas celebra el centenario de la sangrienta lucha!. Salamanca olvida la victoria propia, y fija sus ojos en los memorables cerros. Cantos a los héroes y ruegos por los muertos. !Bien por ti ciudad bendita!. ¡Loor a los patriotas de hoy que ensalzan a los valientes de ayer!.
Como podemos resumir su vida
De los prelados ilustres y bienhechores que termino con el obispo Laso, vuelve abrirse para el bien de Plasencia y su comarca, con Don Francisco Jarrín y Moro. Hombre de gran talento y cultura que le hizo ocupar un lugar preeminente entre los intelectuales salmantinos; en Plasencia encontró un amplio campo en las que pudo desarrollar iniciativas beneficiosas y útiles: su inagotable caridad, que lo llevo a empresas hermosísimas de mejorar la vida de los hurdanos, derramando en aquella región a la que visito, sus dineros y sus favores, hallando en Plasencia medios para ejercerla, facilitando la vida al pueblo tan difícil en los principios del siglo XIX.

No podemos resumir su vida sin hablar de su secretario, ambos hicieron posible la labor educativa, humana y espiritual, en esa comarca extremeña conocida por las Hurdes.
Murio com 69 anos de edad. En visita pastoral en Ibahernando.

José Polo Benito
(Salamanca, 27 de enero de 1879 - Toledo, 22 de agosto de 1936)
Estudió en el Seminario de Salamanca los cuatro años de latín y 1º de Filosofía, continuó en Ciudad Rodrigo 2º y 3º de Filosofía y 1º de Teología. Volvió a Salamanca en 1897 para terminar los estudios, doctorándose en Teología y Cánones. Siendo todavía estudiante dirigió La Semana Católica.

Ordenado sacerdote en 1904, inició su actividad pastoral como coadjutor de Sancti-Spíritus (Salamanca). En 1905 fue nombrado catedrático de la Universidad Pontificia de Salamanca, y capellán de las religiosas franciscanas de la ciudad; en 1907, Secretario de cámara del Obispado; en 1908, canónigo y examinador sinodal. En 1911 marchó a Plasencia como maestre-escuela de la catedral de esta ciudad; en 1912, secretario del Gobierno Eclesiástico y administrador de los fondos de esta diócesis; en 1913, gobernador eclesiástico por vacancia de la sede en 1913, y en 1918, deán de la catedral. Dirigió la revista Las Hurdes, organizó el Congreso Nacional Hurdanófilo celebrado en Plasencia y fundó y dirigió el periódico Regional (1907-1914). Participó en el Congreso Eucarístico Internacional de Viena, en el Congreso Social de las Asociaciones del Norte, celebrado en Plasencia, en la Asamblea de la Buena Prensa, en Zaragoza, y en el Congreso de Previsión Social de Barcelona.

Fue un clérigo y escritor español, deán de las catedrales de Plasencia y Toledo, presidente y consejero de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Plasencia y promotor del viaje de Alfonso XIII a las Hurdes en 1922. Desarrollo una intensas actividad intelectual y periodística, y fue condecorado con la Cruz de Oro del Santo Sepulcro de Jerusalén.
El 25 de enero de 1923 fue nombrado deán de la catedral de Toledo, donde continuó su actividad pastoral y humanística. Ingresó como académico en la RAH el 5 de abril de 1925, y fue asimismo vicepresidente del Consejo del Patronato de Previsión del Instituto Nacional de Previsión, presidente de la Comisión Provincial de Monumentos, de la Esclavitud de Nuestra Señora del Sagrario y de la Dirección de Peregrinaciones a Roma y Oriente. Colaboró con asiduidad en los periódicos ABC y Mundo Católico, así como Prensa Asociada, y dirigió la revista Tierra santa y Roma. También escribió para La Razón de Buenos Aires y otros periódicos y revistas extranjeros. Se presentó a las elecciones de las Cortes Constituyentes en 1931.

Murió asesinado al comienzo de la Guerra Civil Española, fusilado en la Puerta del Cambrón de Toledo junto a un grupo de 80 personas, entre los cuales estaba al parecer Luis Moscardó, el hijo del coronel Moscardó, defensor del Alcázar de Toledo y Manuel Basarán del Águila. Fue beatificado junto con otros 497 mártires por el papa Benedicto XVI el 28 de octubre de 2007 en Roma.

Obras:
Fundador del periódico “REGIONAL” en Plasencia.
Director de la revista las “HURDES”.

El Hogar Jurdano:

Consejos para la construcción en las Hurdes de viviendas sanas y baratas. Este trabajo recibió el premio Legado Poel en el año 1919-1911, convocado por la sociedad Española de Higiene para aquellos artículos cuyo contenido incidiera favorablemente en el avance médico e Higiénico. En el expone la división de la Comarca hurdanas en concejos, con la población de derecho y el número de edificios habitados. Posteriormente refleja la realidad de hogar hurdano, la situación, las características, la dependencia, el abastecimiento de agua y los problemas derivados del secular atraso de que arrastraban. Y lo compara con el posible futuro hogar, tipificado en la salubridad, comodidad y economía; marcando las modificaciones que deberían realizarse en cuando al tipo del suelo, la exclusión del abono de las viviendas, la orientación, la construcción y los materiales empleados ( madera y pizarra).

Las Hurdes y la Esperanza de las Hurdes:

Lo publica en el Congreso Nacional de Educación Protectora de la Infancia Abandonada, donde expone las miserias de la comarca extremeña, cuyas gentes vivían en el “sello avergonzado de salvajismo”. Critica la versión tan sesgada que ofrecieron de ella Lope de Vega, Mandoz, Alonso Sánchez etc. El autor expone de manera objetiva la realidad de los diferentes pueblos de la citada comarca, el tipo medio hurdano, la alimentación y el trabajo, el carácter, la elevada mendicidad, y las altas tasas de mortalidad.
Posteriormente critica las deudas que la Diputación Provincial tenía con las nodrizas hurdanas, el elevado número de niños que salían a lactarse a esa comarca procedente de los hospicios de Plasencia y ciudad Rodrigo, el problema de las papeletas, por lo que unos individuaos se comprometían a cobrar el sueldo de las nodrizas, restándole un elevado porcentaje de su dinero entre el 10 y el 30 por ciento.
La carencia de educación de los niños acogidos y la buena labor desarrollada por el obispo Francisco Jarrin, mediante importantes donativos, creación de escuelas, la conservación de caminos y la atención a la mendicidad.
En su honor existe en Salamanca la Calle Deán Polo Benito
Los restos mortales de José Polo, sacerdote asesinado en 1936, fueron exhumados hace unos días - La lengua, cerebro y varios órganos internos se encuentran en buen estado de conservación.
 «Tras ser ametrallado, a José Polo no le asestaron el tiro de gracia. Su craneo no mostraba ningún agujero de bala. Su rostro, por el contrario, fue repetida y salvajemente golpeado cuando aún estaba con vida. La expresión que todavía refleja su cara es la del dolor, un dolor terrible y desgarrador». El que así se manifiesta es Jorge López Teulón, sacerdote y postulador de la causa de beatificación de los mártires de la archidiócesis de Toledo. A finales de septiembre, López Teulón, junto con el arzobispo de Toledo, el cardenal Antonio Cañizares y varios sacerdotes más, asistieron a la exhumación del antiguo deán de la catedral toledana, José Polo Benito, asesinado por odio a la fe el 22 de agosto de 1936.


Jose Antonio Pajuelo Jimenez - Pedro Luna Reina