El año 2008 es un año histórico para las poblaciones de la Vera y por ende también para Plasencia. Como es sabido, este año se conmemoran los 600 años del Real Monasterio de Yuste y 450 de la muerte del Emperador Carlos V. Además, se conmemora medio siglo de la restauración del Monasterio después de haber sido destruido tras la Guerra de la Independencia. Sin lugar a dudas, éstos son motivos suficientes para que nuestra comunidad extremeña, y en particular para que los pueblos y ciudades del Norte de Extremadura, se sientan orgullosos.
El Real Monasterio de Yuste es un valiosísimo testimonio histórico que representa hoy en día, sin que tengamos que hacer alardes del mismo, uno de los tesoros más importantes de nuestra herencia extremeña, puesto que éste no sólo es un testigo de nuestra historia, sino que también constituye un referente importante para la historia española, la historia europea y universal.
Con el inicio de la construcción de un pequeño cenobio entre el año 1408 y 1409, se pone la primera piedra de lo que hoy conocemos como el Monasterio de Yuste y se da inicio a esta página histórica trascendental para los ciudadanos de las poblaciones de nuestra comarca, ya que fueron nuestros ancestros, los vecinos de La Vera: Juan de Robledillo, Juan de Plasencia y Juan de Toledo, quienes con el consentimiento del Infante Don Fernando, hermano del Rey Don Enrique III, reciben el permiso oficial para comenzar con las obras de construcción de esta pequeña ermita. Sobre esta edificación, años más tarde, y gracias a la donación que hacen en 1453 los Condes de Zúñiga, señores de Plasencia, termina por construirse el Monasterio de Yuste.
Desde sus inicios, la historia del Monasterio ha estado siempre muy ligada a la Orden Jerónima, la cual todavía hoy habita esta edificación. La Orden de los Jerónimos es una institución religiosa que le ha dado, con su espiritual carisma y su entrega a los valores religiosos de la cristiandad, sentido y razón histórica al Monasterio. Y lo sigue haciendo todavía hoy, después de seis siglos. Su legado, su historia, van unidos de forma tan profunda a la historia del Monasterio, que resulta impensable la realidad de éste sin sus humildes ascetas.
Con la llegada del Emperador Carlos V de Alemania y 1 de España, el 3 de febrero de 1557 al Monasterio, éste adquiere, además, una relevancia europea cardinal, que trasciende nuestra región y le eleva a las Cortes de la más alta nobleza de aquel entonces en Europa. Como se sabe, Carlos V fue uno de los grandes hombres de la historia del siglo XVI. De ello da todavía fe un escudo que mandara colocar Felipe 11 en el mismo Monasterio con la siguiente inscripción: “En esta Santa Casa de San Jerónimo de Yuste se retira a acabar su vida el que toda la gastó en defensa de la fe y en conservación de la justicia. Carlos V el Emperador Rey de las Españas, Cristianísimo, invictísimo quien murió el 21 de septiembre de 1558”.
La presencia de este honorable huésped y Señor le confiere al Monasterio, además de su valor nobiliario, un valor político y sobre todo humano y cultural. Con su llegada, con su influencia, el Monasterio adquiere un estilo renacentista y otorga al ascetismo religioso una cierta pompa cortesana. La ampliación de sus aposentos y la adaptación de los mismos a la figura del Emperador hacen del Monasterio un lugar digno del arte y de la belleza, y lo enaltecen con la actitud de un hombre que encontrándose en el momento máximo de su poderío, siendo Dueño y Señor de las “Españas”, criado y educado en la suntuosidad de las Cortes Flamencas, se digne retirarse a un Monasterio para terminar allí sus días. Un hombre de tierras extrañas que al contacto con el alma española la llega a sentir tan hondamente que forja la suya para que sirva de ejemplo para el futuro.
Tras la muerte de Carlos y el traslado de sus restos mortales a El Escorial, según lo dispuesto en la real cédula de 25 de enero de 1547, el interés por el Monasterio decayó paulatinamente y fue empeorando hasta el siglo XIX, momento en el que la orden Jerónima se vio obligada a abandonarlo debido a la invasión francesa y las amenazas del ejército francés. Un devastador incendio y el desmoronamiento de varios techos lo dejaron casi completamente destruido. Posteriormente, con la desamortización eclesiástica, los bienes del Monasterio de Yuste fueron confiscados y presentados en pública subasta para su venta. Esto significó la ruina del Monasterio.
Afortunadamente, con el decreto del 3 de Junio de 1931 que declara el Monasterio de Yuste como “monumento histórico artístico”, el Monasterio vuelve a recuperar su importancia histórica. Los trabajos de renovación realizados por el honorable arquitecto Manuel González Valcárcel, a partir del año 1941, y que se extienden hasta finales de los años cincuenta, el Monasterio recupera su atractivo como centro religioso y patrimonio cultural. Con la finalización de las obras en 1958, la Comunidad Jerónima vuelve a ocupar sus instalaciones y a llenarlas de vida y darles el carácter humanístico y espiritual que le corresponden.
El Monasterio de Yuste, la Orden de los Jerónimos y la figura del Emperador Carlos y, han sido y siguen siendo hoy testigos históricos de nuestra historia extremeña. Una historia de la que nos debemos sentir orgullosos por su carácter nacional, europeo y universal. Y el valor histórico de todas estas epopeyas, hazañas y vivencias históricas no se pueden agotar ahí. Conscientes de su importancia, la Junta de Extremadura, a través de la creación de la Fundación de la Academia Europea de Yuste en 1992, se comprometió con la causa de mantener vivo este valiosísimo legado que nos ha dejado Yuste.
El objetivo primordial de la Fundación es darle al Real Monasterio Yuste el valor histórico que le pertenece y hacer que él y todo lo que significa se conviertan en un semillero de ideas y de valores, incubados durante siglos, y los trascienda más allá de sus fronteras. La Fundación nace con el deseo de revalorizar la estrecha vinculación del Monasterio de Yuste con la vida y muerte del emperador Carlos V. El valor simbólico del Monasterio y la significación histórica del último emperador de Europa le otorgan a la Fundación una sólida dimensión extremeña, española y europea. Si el Emperador cerró en Yuste, el 21 de septiembre de 1558, uno de los capítulos más relevantes del libro inacabado de la historia de Europa, la Fundación Academia Europea de Yuste, siglos después, aspira a revitalizar e irradiar desde Extremadura el europeísmo, el dinamismo y las expectativas que Carlos y atesoró en la paz de este monasterio extremeño.
La Fundación orienta sus intereses culturales y sociales hacia el conocimiento y difusión de las raíces histórico-culturales de los pueblos y naciones que conforman la Europa actual, afirmando su doble dimensión política y económica, y considerando que la ciudadanía común y la moneda única han introducido dos elementos motores de gran poder, que no lo serían, si no se consideraran junto a otros tan importantes como la cultura y la cohesión económica y social. Para alcanzar el reto de la vertebración europea, todos los objetivos de carácter económico y político tienen que ir acompañados al mismo tiempo del interés en profundizar en una identidad cultural europea, base indispensable para la consecución de una integración plena y con éxito, y del saber salvaguardar y proteger su riqueza y diversidad cultural. Con este objetivo, la Academia Europea de Yuste, tiene que tratar de fortalecer la investigación que tenga que ver con la cultura europea, con los principios y valores en los que se basa la Unión Europea, especialmente en los ámbitos históricos y culturales y en los que sustentan la Europa Social.
La Fundación Academia Europea de Yuste está convencida del valor histórico que representan estas fechas que se conmemoran en el año 2008. Esta es nuestra historia, la historia de Extremadura, la de Europa, una historia universal que nos honra y de la que no se deberían escatimar esfuerzos para darla a conocer. La nominación del Real Monasterio de Yuste como Patrimonio Cultural Europeo el día 19 de marzo de 2007 es una muestra de la importancia histórica y del significado que éste tiene para Europa. Ya en julio del 2003, la Junta de Extremadura había sido consciente de este hecho y por eso le concedió la Medalla de Honor de Extremadura.
Para la Fundación Academia Europea de Yuste es un honor poder contribuir y hacer parte de esta conmemoración en la que la Asociación Cultural Placentina “Pedro de Trejo”, fiel a sus principios de promover la historia y la cultura de nuestra región, desea enaltecer la memoria de sus hijos placentinos, ya que, el Real Monasterio de Yuste es una muestra del “protagonismo histórico de sus ancestros” y por eso se puede afirmar, sin más, que el Real Monasterio de Yuste también es patrimonio de Plasencia.
Antonio Ventura Díaz Díaz
Fundación Academia Europea de Yuste
Director Plasencia a 27 de marzo de 2008
Antonio Ventura Díaz Díaz
Fundación Academia Europea de Yuste
Director Plasencia a 27 de marzo de 2008
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