HERMANITA “LINA”
En el año 1.894 se termina de construir el asilo de los ancianos en el paraje de San Antón, y en 1.896 se trasladan los ancianos desde el antiguo asilo de la Puerta de Talavera hasta el recién construido. (Este nuevo asilo ha estado en funcionamiento unos 100 años, y hoy se dedica a colegio). La dirección del mismo ha estado en manos de religiosas, las popularmente conocidas como “Hermanitas de la Caridad o Hermanitas de los Pobres”.
En la década de 1.960 eran 14 hermanas las que atendían a unos 160 acogidos, los cuales se sustentaban de las subvenciones de la Caja de Ahorros, Ayuntamiento y limosnas de la población.
En Plasencia quedó una huella imborrable una de las hermanas del centro, se la conoció como “LA HERMANITA ALINA”. Esta monja llevo su amor a los pobres a tal extremo de que se acuñó en la ciudad la frase: “Pides más que la hermanita Alina”.
Sor Alina nació en San Hilario de Sacalm (Gerona), y su nombre de pila era María Ana Teresa Masnou Cuples, su padre era artesano, y tenía 11 hermanos más.
Estuvo en Madrid haciendo el noviciado, luego pasó por los asilos de Valladolid, Segovia, Cáceres y Reims (Francia), en 1.913 viene a Plasencia donde permanece hasta 1.949, año en que va a Madrid a operarse de la vista, pero uno de los ojos ya lo tenía perdido y nada se pudo hacer por él. Se le colocó un ojo de cristal, y con las gafas de concha muy abultadas, se la veía una mirada extraña a primera vista para el que no lo sabía.
Era de constitución débil y muy bajita, pero su fuerza interior la hacía estar todo el día subiendo y bajando casas para recoger limosnas para sus acogidos. No había evento en la ciudad donde no apareciera la Hermanita Alina a pedir. Los martes aparecía en la Plaza con dos o tres viejecitos y recorría todos los puestos del mercado llenando las cestas de todo tipo de frutas y verduras. Los demás días de la semana los repartía por las barriadas, no dejando casa, tienda, taller, almacén etc. que no visitara esta gran mujer, gracias a la cual muchos días comían los ancianos del asilo. Cuando llegaba la feria de Plasencia se la podía ver a la puerta del Hotel Alfonso VIII, o a la puerta del bar Mi Casa, que era donde se quedaban los toreros y las cuadrillas. Esperaba su salida para “sabletearlos”, cosa que la mayoría de ellos aceptaban de buena gana.
El día 21 de febrero de 1.959, el Capitán General de la Región Centro, Don Miguel Rodrigo Martínez, estaba pasando revista a las tropas del Cuartel de la Constancia, y Sor Alina que ve tanta gente pues allí va ella a pedir, ¿ y a quien mejor que al más gordo para sacarle los cuarto?, Pues se fue hacia él y poniéndose detrás empezó a tirarle de la guerrera hasta que el Capitán General se dio la vuelta y sorprendido se encontró con aquella monja tan pequeña. Con voz enojada le preguntó: ¿Que quiere hermana, no ve que estoy ocupado?”, y ella como siempre le contestó: “Dame algo para mis ancianitos”.
Sería la forma de decirlo, o la figura de la monja, pero el Capitán General cambió de cara y como no llevaba nada encima le pidió a su ayudante que la diese 500 pesetas (de las de entonces), y el la dijo: “Permítame darle un beso en la frente a quien ha sabido ejercer la caridad tan heroicamente”.
El día 19 de marzo de 1.960 se le concedió la medalla de la Cruz de la Beneficencia, que le fue impuesta por el gobernador de la provincia.
Esa medalla se la había solicitado la ciudad de Plasencia al gobierno, en agradecimiento a sus desvelos para con los más necesitados.
Ese mismo día por la tarde, se celebró una corrida de toros a beneficio del asilo, con lo recaudado se compró una cámara frigorífica para este centro.
El día 4 de noviembre de 1.975 murió Sor Alina, a la edad de 98 años. Cuentan que cuando ya estaba muy enferma solía decir: “No me puedo morir, pues hay una persona que me ha prometido un donativo de 100.000 ptas. cuando haga los 100 años”.
Se la enterró en el cementerio del asilo, junto a sus otras compañeras fallecidas. Sobre su tumba se puso una lápida que dice así: “S.R. Aline Michel 19-5-1878 - 4-11-1975”.
Años después sus restos se trasladaron al cementerio de la nueva Residencia de Ancianos de las Hermanitas de los Pobres.
En el año 1.894 se termina de construir el asilo de los ancianos en el paraje de San Antón, y en 1.896 se trasladan los ancianos desde el antiguo asilo de la Puerta de Talavera hasta el recién construido. (Este nuevo asilo ha estado en funcionamiento unos 100 años, y hoy se dedica a colegio). La dirección del mismo ha estado en manos de religiosas, las popularmente conocidas como “Hermanitas de la Caridad o Hermanitas de los Pobres”.
En la década de 1.960 eran 14 hermanas las que atendían a unos 160 acogidos, los cuales se sustentaban de las subvenciones de la Caja de Ahorros, Ayuntamiento y limosnas de la población.
En Plasencia quedó una huella imborrable una de las hermanas del centro, se la conoció como “LA HERMANITA ALINA”. Esta monja llevo su amor a los pobres a tal extremo de que se acuñó en la ciudad la frase: “Pides más que la hermanita Alina”.
Sor Alina nació en San Hilario de Sacalm (Gerona), y su nombre de pila era María Ana Teresa Masnou Cuples, su padre era artesano, y tenía 11 hermanos más.
Estuvo en Madrid haciendo el noviciado, luego pasó por los asilos de Valladolid, Segovia, Cáceres y Reims (Francia), en 1.913 viene a Plasencia donde permanece hasta 1.949, año en que va a Madrid a operarse de la vista, pero uno de los ojos ya lo tenía perdido y nada se pudo hacer por él. Se le colocó un ojo de cristal, y con las gafas de concha muy abultadas, se la veía una mirada extraña a primera vista para el que no lo sabía.
Era de constitución débil y muy bajita, pero su fuerza interior la hacía estar todo el día subiendo y bajando casas para recoger limosnas para sus acogidos. No había evento en la ciudad donde no apareciera la Hermanita Alina a pedir. Los martes aparecía en la Plaza con dos o tres viejecitos y recorría todos los puestos del mercado llenando las cestas de todo tipo de frutas y verduras. Los demás días de la semana los repartía por las barriadas, no dejando casa, tienda, taller, almacén etc. que no visitara esta gran mujer, gracias a la cual muchos días comían los ancianos del asilo. Cuando llegaba la feria de Plasencia se la podía ver a la puerta del Hotel Alfonso VIII, o a la puerta del bar Mi Casa, que era donde se quedaban los toreros y las cuadrillas. Esperaba su salida para “sabletearlos”, cosa que la mayoría de ellos aceptaban de buena gana.
El día 21 de febrero de 1.959, el Capitán General de la Región Centro, Don Miguel Rodrigo Martínez, estaba pasando revista a las tropas del Cuartel de la Constancia, y Sor Alina que ve tanta gente pues allí va ella a pedir, ¿ y a quien mejor que al más gordo para sacarle los cuarto?, Pues se fue hacia él y poniéndose detrás empezó a tirarle de la guerrera hasta que el Capitán General se dio la vuelta y sorprendido se encontró con aquella monja tan pequeña. Con voz enojada le preguntó: ¿Que quiere hermana, no ve que estoy ocupado?”, y ella como siempre le contestó: “Dame algo para mis ancianitos”.
Sería la forma de decirlo, o la figura de la monja, pero el Capitán General cambió de cara y como no llevaba nada encima le pidió a su ayudante que la diese 500 pesetas (de las de entonces), y el la dijo: “Permítame darle un beso en la frente a quien ha sabido ejercer la caridad tan heroicamente”.
El día 19 de marzo de 1.960 se le concedió la medalla de la Cruz de la Beneficencia, que le fue impuesta por el gobernador de la provincia.
Esa medalla se la había solicitado la ciudad de Plasencia al gobierno, en agradecimiento a sus desvelos para con los más necesitados.
Ese mismo día por la tarde, se celebró una corrida de toros a beneficio del asilo, con lo recaudado se compró una cámara frigorífica para este centro.
El día 4 de noviembre de 1.975 murió Sor Alina, a la edad de 98 años. Cuentan que cuando ya estaba muy enferma solía decir: “No me puedo morir, pues hay una persona que me ha prometido un donativo de 100.000 ptas. cuando haga los 100 años”.
Se la enterró en el cementerio del asilo, junto a sus otras compañeras fallecidas. Sobre su tumba se puso una lápida que dice así: “S.R. Aline Michel 19-5-1878 - 4-11-1975”.
Años después sus restos se trasladaron al cementerio de la nueva Residencia de Ancianos de las Hermanitas de los Pobres.
Jose Antonio Pajuelo Jimenez - Pedro Luna Reina
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